lunes, 30 de septiembre de 2013

CAMINO NATURAL DE LA HOYA DE HUESCA


      Hace unos días, la sección de montaña del Stadium Casablanca presentaba, entre otras cosas, un calendario de etapas a realizar por el Camino Natural de la Hoya de Huesca. Organizado para que sus132 kilómetros se hagan en varias etapas, mezclando el senderismo con visitas a ermitas, monasterios, castillos, etc. Así se mezclan dos bonitas actividades a las que la mayoría de personas, se pueden apuntar.
Agüero y sus mallos.
     Ya hace poco más de un año que a iniciativa de la comarca, se puso en marcha esta ruta que discurre por las sierras exteriores o prepirenaicas y los somontanos de la comarca de la Hoya de Huesca.
     El Camino Natural comienza en Agüero y llega hasta el azud de Bierge, donde enlaza con el Camino Natural del Somontano de Barbastro, también a presentar cuando se complete este primero.
  Atraviesa los términos municipales de Agüero, Murillo de Gállego, Las Peñas de Riglos, Loarre, La Sotonera, Arguís, Nueno, Loporzano, Ibieca, Casbas de Huesca y Bierge.

Día 28 de Septiembre de 2013
Cartel de principio y final de etapa

Lugar de comienzo y final de la jornada.
     Hoy, más que una etapa, se trata de una especie de bautismo con la zona, en la que el camino tiene su comienzo. Lo del bautismo es en sentido figurado, el día amenazaba con mojarnos la azotea, pero quedó en eso, en una amenaza.
     Cerca de la Puerta del Carmen que con tanto valor defendieron los aragoneses, hace más de 200 años, sale el autobús cargado con 38 benditas almas, destino a Agüero, pintoresco pueblo de unos 180 habitantes, con sus calles de trazado medieval y protegido por los impresionantes "mallos".

La expedición.
Por las calles de Agüero.
    La autovía, la de Huesca, nos lleva en un  agradable viaje hasta Murillo de Gállego, como el trayecto es corto, la conversación es el entretenimiento más practicado por los viajeros. Tomamos "un café con leche" (famosa frase) en un establecimiento de la villa y en pocos minutos, ya con las botas bien atadas, comenzamos a patear las, todavía, húmedas calles de Agüero.
     Dirigen el cotarro "los jóvenes" de la sección de montaña y a marcha tranquila, tomamos el camino que nos lleva hasta San Felices.

Madroño.
   Pinos, carrascas, gabarda (tapaculos), madroños, alguna lavanda y romero, endrinas, entre otros, componen la vegetación que a uno y otro lado del camino, lucen con más intensidad que otros años sus variados tonos verdes. Pero la planta de más éxito es la zarzamora. Los andadores (no confundir con el aparato que el rey está usando para moverse por la suite del hospital), repito, los andadores nos afanamos a coger el sabroso fruto que la planta nos ofrece con tanto cariño, "la mora". La higuera, también es víctima de las ansias recolectoras del personal, solo que los frutos maduros se encuentran a una altura no alcanzable por estos individuos depredadores. El camino gira una y otra vez, el desnivel es ligero y el personal va animado.
San Felices.
     Llevamos poco más de una hora, cuando allá a lo lejos, una chimenea, dos abetos y una torre nos anuncian que llegamos a San Felices, pequeño pueblo que alberga una iglesia románica del s. XII, dedicada a Santa María, que fue reformada en los ss. XVI y XVII. La torre fue originalmente un torreón defensivo, situado en un promontorio rocoso, a modo de proa, en la confluencia de dos barrancos, el de Artaso y el de Novillano, dominando el camino de entrada a la villa y cubriendo las casas del pueblo que quedan a sus espaldas.
Hay quien no se ha dado cuenta de que, aparte de moras, hay una iglesia.

   El pueblo lo conforman 6 o 7 casas, varios corrales y parideras, un horno de cocer pan, una herrería y los huertos próximos.
     El Campo Santo, adosado a la iglesia, presenta un estado algo abandonado y son muchas las construcciones que están en ruinas.
     Pero el sitio tiene su encanto, incluso un perro se nos acerca a olfatear las mochilas por ver si de sus interiores, se pierde alguna vianda.



Perro platanero.
     El perro no, pero el resto de animales allí presentes, nos echamos al cuerpo alguna que otra pequeña ración de reconstituyente, tampoco hemos gastado muchas energías.
     Por el estrecho sendero, abierto entre zarzas, por el que hemos accedido al lugar, iniciamos la vuelta de regreso a Agüero pateando la misma pista que hemos caminado a la ida. Allí tomaremos el camino de la "Vuelta a los Mallos"
Antes, disparamos las cámaras de fotos a los grupos de unas y otros con el bello fondo de la población.


Las damas ante Agüero y al fondo "Os Infanzones"...

...y nosotros.

El "joven Félix", nos guía por la buena senda.

Tras varias dudas del camino a seguir. tomamos la senda correcta, abajo a nuestra izquierda vamos viendo el barranco de la Rabosera, a nuestra derecha se alza, imponente, la Peña Sola. mallo que con 907 m. alberga multitud de nidos de buitres. Nos sobrevuelas varios de ellos con su característico planeo en círculo, aprovechando las corrientes calientes de aire y oteando si alguno de nosotros tiene trazas de ser plato del día. Nada de eso, estamos muy vivos.

Subiendo la cuesta
Abajo vemos una pequeña central eléctrica, al fondo, en una curva, una antigua tejería y a nuestra derecha una cuesta que en fuerte desnivel, nos sube en un momento  más de 200 metros, todos llegamos a la coronación de este caminito con más brillo en la frente que el ferrari del Alonso antes de  competir.
El sitio se llama la Collada de Pedro, nos reagrupamos y ahora, por una senda que baja por el este de los mallos, descendemos camino de Agüero.
A nuestra derecha vemos Os Infantones, conjunto de conglomerados en el que destaca Peña  Rueba de 1161 m.
La entrada al pueblo la abordamos, si dejar de ver la iglesia románica de San Salvador. Se encuentra cerrada pero el exterior es impresionante. La portada del S-XII es lo más destacable, con una suntuosa decoración escultórica muy bien conservada, que incluye cuatro arquivoltas adornadas con ajedrezado jaqués y el Pantócrator rodeado de los tetramorfos-símbolos de los evangelistas. La torre es rectangular, de tres cuerpos, se levantó entre los siglos XVI y XVII, es el referente del paisaje de Agüero.


Portada de San Salvador.

Flores del bar.

Dejamos, por unos momentos, el arte románico y tras asearnos a pié de autobús, nos vamos al bar del pueblo. Unos, por miedo a una nubecita, que por el cielo de la Hoya campa, pasan al interior ubicado en la planta superior del edificio, otros nos quedamos en la florida terraza del establecimiento público, dando buena cuenta de lo que el perro de San Felices no ha podido probar. Como siempre, la cerveza, el vino y los cherrys, son los protagonistas de este ágape.
Recogemos los bártulos y levantamos la sesión que aún nos queda el postre.
Y, efectivamente, el postre es de lujo. Una pista (fuera de datos finales), nos lleva a la iglesia de Santiago (s. XII), una impresionante construcción que, por razones que se desconocen, no se llegó nunca a terminar, a excepción de la nave del crucero y los tres ábsides, llegando a nuestros días tal y como la encontramos. Algunos de los historiadores que he consultado, creen advertir detrás de semejante y colosal proyecto, la intención de retiro de un rey, Ramiro II, que se caracterizó por su acusada religiosidad, hasta el punto de llegar a ser conocido con el sobrenombre de el Monje. Otra hipótesis para explicar su construcción es acercar la orden de San Juan de la Peña a la capital, Zaragoza, antes había sido Huesca, para que los reyes aragoneses pudieran visitar el monasterio más fácilmente. 
Portada de Santiago.
        La portada (obra del Maestro de Agüero) representa en el tímpano una epifanía de los reyes magos. El tímpano está sujetado por dos canecillos, en los que se ven dos animales andrófagos de los que salen un hombre en el derecho y una mujer en el izquierdo. Las cuatro archivoltas presentes en la portada se sustentan en nueve capiteles, con variadas representaciones, fieras, caballeros cristianos y musulmanes luchando, y una bailarina en acrobática postura. 

Detalle de un capitel lateral.


      Bajo el alero del tejado de la portada hay seis canecillos, que debieran ser siete, al perderse uno para dar espacio a una columna estructural a la izquierda de la portada.
En el interior, Caco que ha conseguido las llaves del garito, nos explica, guía en mano, los detalles de tan colosal edificio de tres ábsides.





Pange Lingua Gloriosi...

     En las redes podemos encontrar múltiples páginas que describen, desde varios puntos de vista del historiador de turno, los detalles de esta, que los habitantes de Agüero llaman "la ermita de Santiago".

    Yo describo lo que vi. Unos mirando  las impresionantes medidas de las tres  naves, otros disparando los flases y alguno, no se si por efecto de las moras y higos o por alguna transformación espiritual, de pie y con el cuerpo en tensión, se puso a cantar el "pange lingua" en latín. A fecha de hoy, fuentes consultadas, me informan de que el individuo en cuestión, ha asistido a su puesto de trabajo en perfectas condiciones






Marca de cantero.
   
   

     Ya en el exterior, nos detenemos en la observación de las múltiples  marcas que encontramos en muchos sillares, que fueron adoptadas por los maestros y sus familias como una firma personal de su trabajo. Estas señales eran utilizadas para calcular con exactitud el trabajo de cada operario, aunque también se sabe que algunas de ellas servían para colocar las piezas en sus respectivos lugares o como guía para el corte de las piedras. De entre todas las marcas que aparecen en los muros de Santiago, una de las más repetidas y más elaboradas es la representación de una llave.



     Volvemos al autobús que nos regresa a casa. Ya cerca de la imperial Caesaragusta, una cortina de agua cae del cielo como si los ángeles hubieran roto a... La ciudad huele a fiestas, ya queda poco y la noria gigante que han colocado junto al Ebro gira como giran las manecillas del reloj que con gran rapidez se nos ha comido el tiempo. Esto me recuerda que hace un año, para estas fechas, algunos las celebramos por tierras nepalesas, cantando más de un jota por "ris" (montañas)  y "las" (collados) del Himalaya.  Ya tenemos un años más.
Hasta pronto

Trayecto realizado.

Perfil: 13,8 Km. Desnivel acumulado subida y bajada: 607 m.
MÁS FOTOS DE LA JORNADA

NOTA DE ÚLTIMA HORA: El último parte médico informa de que no se ha producido ningún problema gastrointestinal de los asistentes que en esta jornada se pusieron lasa botas de comer moras.
También me ha llegado la información de que en los últimos siete días, Juancar no ha sufrido ninguna lesión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario