viernes, 29 de agosto de 2014

BULGARIA - TREKKING POR LAS MONTAÑAS DE RILA Y PIRIN (Capítulo VIII y último - Días 11 y 12 de Agosto)

Día 11 de Agosto de 2014


Un día en Sofía

Pues sí, ya tenemos las botas, bastones, "guarretexes, gepeses" y demás utensilios montañeros, recogidos en las maletas. Todo lo que había que andar, subir y bajar, ya está hecho, no obstante queda una dura jornada cultural, de esas que te dejan baldado.
Más escoscados que otros días, "como señores", desayunamos en el bufett del hotel. Viendo las mesas del personal, diríase que vamos a "atacar un tresmil". -Les recuerdo que: - mañana volamos y "el sobrepeso, se paga".
Catedral de Alexander Nevskique
Como si de colegiales se tratara, salimos agrupados en dirección a la Catedral de Alexander Nevski, se encuentra a cinco minutos de "la posada". Una recta calle nos deja ver, al final, las inconfundibles cúpulas doradas, Neli nos dice que cuando salgamos en el avión, las veremos brillando sobre el resto de la ciudad.
La catedral es el edificio más emblemático e identificativo de Sofía y principal centro religioso de una capital en la que conviven cuatro religiones.
Se trata de una catedral relativamente joven, comenzó a levantarse a finales del siglo XIX para concluir la edificación en los principios del XX.
Interior de la Catedral.
Es el resultado de la estrecha relación entre Rusia y el pueblo búlgaro a lo largo de la historia, ya que su construcción se hizo para conmemorar a los rusos caídos y la ayuda que prestó el zar Alejandro II de Rusia en la Guerra búlgaro-otomana a finales del siglo XIX, y que desembocaría en la posterior independencia de Bulgaria del Imperio Otomano.
La construcción del templo corrió a cargo del arquitecto ruso Pomerantsev y se inspiró en un estilo neobizantino, muy de moda en Rusia en ese período.
Velas en equilibrio.
Cuenta con unas dimensiones de 72 metros de largo, 42 de ancho y 52 metros de alto lo que la convierte en una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo. Su sobrio interior está decorado con frescos, su cripta cuenta con una colección de arte antiguo búlgaro desde los siglos IV al siglo XIX y posee, además, una de las mayores y mejores colecciones de iconos ortodoxos.
El templo lleva el nombre de Alexander Nevski (1220 al 1263), gobernante del principado ruso de Novgorod, figura clave en la historia medieval rusa por su defensa del Cristianismo Ortodoxo frente a los ataques de los católicos, teutones y tártaros. Por todo ello, su figura es venerada como un santo en el mundo de la Iglesia ortodoxa. 
Vista general de la Catedral.
Aunque al entrar, lo que más llama la atención es una enorme lámpara colgada del techo bajo la cúpula, es el resto lo que más admiración me produce,    principalmente    el  interior que está decorado con mármol italiano en varios colores, ónice brasileño, alabastro y otros materiales de lujo. Alrededor de la cúpula central, hay una oración  inscrita con letras de oro fino. Se escucha (que no se entiende), la oracion que un sacerdote, tras el retablo principal, está recitando, algunos fieles le atienden, el resto, entre los que nos encontramos (turistas), oímos, vemos, callamos y...salimos.
Abandonamos la Catedral y salimos de vuelta al hotel, Dimitri nos espera para trasladarnos al barrio residencial de Boyana, que situado a los pies del Monte Vitosha, alberga una pequeña joya, la "Iglesia de Boyana ".
Campana de la Basílica de Santa Sofía
De camino, antes de coger el bus, nos detenemos en la Basílica de Santa Sofía, Su fundación se remonta al siglo VI con la construcción de la iglesia primitiva sobre el emplazamiento de otras dos iglesias anteriores del siglo IV. En este lugar se encontraba la necrópolis romana de la ciudad de Serdica. 
Durante el Segundo Imperio Búlgaro, la iglesia fue sede del obispado, tomando en esta época la ciudad el nombre de Sofía. Dice Neli, que es la única iglesia que tiene su campana fuera del templo, concretamente en un árbol junto a su fachada principal.
En el exterior de la iglesia se encuentra el Monumento al Soldado Desconocido en honor a los soldados fallecidos en la Primera Guerra Mundial.
Jardines de Boyana.
En Boyana, un parque con grandes ejemplares de árboles, una fuente de agua fresca y un kiosco (con quiosquero poco colaborador con quienes están intentando observar las primeras guías en castellano a fin de decidir su compra), son la antesala de una pequeña iglesia a la que accedemos en dos grupos. (uno detrás del otro). Las visitas al interior del templo están restringidas y se hacen sólo acompañados de una guía.
La Iglesia de Boyana es uno de los tesoros históricos de Bulgaria y ha sido declarada en 1979, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Interior de la Iglesia de Boyana.
Se trata de una pequeña iglesia ortodoxa medieval construida en el siglo XI que es célebre por los frescos que decoran las paredes interiores del templo y que, con toda seguridad, son el ejemplo más completo de arte medieval de Europa Oriental que se conservan en la actualidad. A diferencia de los cientos de iconos que hasta ahora hemos visto, los de esta iglesia muestran unas caras muy expresivas
Nos cuenta la guía que el origen de los frescos se remonta al año 1279, en ellos se plasman escenas de la sociedad de la época y están contabilizadas 240 figuras humanas, entre ellas las más logradas son los retratos del Zar Constantino y su esposa la Zarina Irina y el Zar Kaloyan. Se desconoce el autor de la obra pero se supone que procedía de la escuela de Veliko Tarnovo, al norte de Bulgaria. 
Otra cosa espectacular que nos llama la atención es comprobar como aparte de los frescos del siglo XIII, la iglesia fue decorada posteriormente, con otras pinturas en los siglos XIV, XVI y XVII.
En definitiva, una pequeña sorpresa en un gran entorno.
Helicóptero de combate.
En la misma zona de Boyana, visitamos el Museo Nacional de Historia, ubicado en un moderno edificio que fue residencia del gobierno hasta el año 1998 y que desde el 2000, alberga la sede del museo.
En la entrada, vemos varios vehículos bélicos y un helicóptero que en su época debió de ser el terror del enemigo, va armado hasta "los dientes" aunque, supongo, se encuentra inutilizado.
En un impresionante hall, nos recibe la guía del museo, una simpática señora, traducida y complementada por Neli. 
La visita promete ser interesante.

Tesoro de Panagyurishte.
Realizamos una interesante visita de sala en sala, en un recorrido cronológico de la historia del país balcánico, desde la prehistoria hasta 1945. Huesos, piedras, monedas, armas, joyas, vestimentas, etc. miles de objetos que, algunos de ellos, nos van siendo explicados por la guía. Destaca el tesoro tracio de Panagyurishte, en oro macizo.
Una vez terminado el agotador recorrido, pasamos a la recreación de lo que fue el aula de un colegio. En la clase, hacemos gala del niño que todos llevamos dentro y nos sentamos en los pupitres. Neli ejerce de maestra, José Antonio, es castigado con los brazos en cruz. ¡Pa qué!
¿Párvulos?
Con la lección aprendida, la cabeza llena y la tripa vacía, volvemos al centro de Sofía a comer. Lo hacemos en un especie de pizzería en la que damos cuenta de ensaladas, pasta, helado, cervezas, café y como no, alguna copita de rakia.
Y ahora llega lo más duro de "la etapa de hoy".
Con un sol que sin ninguna piedad, castiga nuestras azoteas, comenzamos un recorrido por el centro de la ciudad en la que Neli, nos irá contando un poco de la historia de cada uno de los edificios, plazas, monumentos, etc.
Tras pasar por delante de la Universidad, la Cámara de los diputados y la estatua de Alexander II. Nos detenemos frente a la Iglesia de San Nicolás que aunque con algunos andamios, deja entrever, la hermosura de su construcción.
Iglesia de San Nicolás.
Construida en 1912 por trabajadores rusos emigrados a Bulgaria, se levantó para ser la iglesia de la comunidad rusa de Sofía. Hoy en día la Iglesia de San Nicolás es una de las iglesias ortodoxas más bellas de la capital.
El templo se encuentra en el centro de la ciudad, en la confluencia de la calle Benkovski con el concurrido bulevar Tzar Osvboditel.
Con un estilo inspirado en las iglesias rusas del siglo XVII, destacan las cinco cúpulas exteriores revestidas de oro. Su interior está decorado con pinturas e iconos.

Frente al antiguo Palacio Real
Seguimos recorriendo avenidas, pasamos frente al antiguo Palacio Real, hoy convertido en Galería de Arte Nacional de Bulgaria.
Teatro Nacional, Presidencia del Gobierno, Museo arqueológico, Iglesia de Santa Domínica, Palacio de Justicia y alguna que otra joya, incluida una fuente de agua fresca, son algunos de los monumentos que visten esta ciudad y que para no hacer pesado el relato, te invito a que veas las fotografías de unos días de los que dejan huella en los que visitamos ese sorprendente país.



Pasa un tranvía.
Agotados de la visita urbano-cultural, nos dirigimos al  bulevar popular "Vitosha". Su nombre le viene porque mirando al fondo de la vía, se ve perfectamente el monte del mismo nombre. Aquí se sitúa la zona más comercial, y al ser peatonal la convierte en un lugar agradable para pasear y relajarse. Cada cual, nos vamos por nuestra cuenta a asaltar las tiendas que ofrecen los artículos que andamos buscando. Maite adquiere una crema de rosas búlgaras para Mónica. Una cerveza, da por concluida la carrera de las compras. "Pasa un tranvía". Volvemos al hotel en el que, tras reagruparnos,  nos vamos a cenar a un cercano chiringuito. 
Feliz cumpleaños. ¡Sopla más fuerte!.
Es nuestra última noche en Bulgaria y como cada año, la cena de hoy, aunque sencilla, tiene un significado especial. Además, Javier Lamiqui ha cumplido taitantos años ¡Felicidades Javier!.
Desde que realizamos el Trekking por el Alto Atlas en Marruecos, hemos consolidado este grupo que cada año, y tras realizar alguna que otra travesía en nuestro país, nos vamos a conocer tierras, gentes y montañas más lejanas: Nepal, en donde conocimos una cultura totalmente diferente y aprendimos a sentir lo del "mal de altura"; Eslovaquia con sus Altos Tatras y su "birra". Y este año, Bulgaria, ese pequeño y desconocido país en el que sus montañas, sus lagos y sus gentes nos han sorprendido.
Colocación del "Brachirulo"
Siempre, en la cena de la última noche, tenemos por costumbre, celebrar el haber terminado, más viejos pero "sanos" y sin incidentes, Siempre valoramos el esfuerzo de guías, porteadores, conductores, etc. y junto a ellos,  brindamos con el deseo de seguir  todo el tiempo que nuestras piernas nos lo permitan.
En esta ocasión, Luis Casao y Maite, agradecen a Neli, le comentan que "no solo ha sido nuestra guía montañera y cultural, sino que ha sido como una hija". Le hacen entrega de una insignia de Esbarre (club al que pertenecemos la mayoría), así como un "Brachirulo" y una caja de garrapiñadas.
Dimitri, "El tío Jorge de Sofía"
Nos lo agradece con bonitas palabras valorando la unidad de este grupo de "estalentaos". A Dimitri, le coloco un cahirulo, que todo sea dicho, le sienta divinamente. Finalmente Lola, agradece el esfuerzo y la paciencia que hemos tenido con ella (¿?), al resto, no se, pero a mí se me ponen los ojos vidriosos.
Así somos "Os estalentaos", lo mismo subimos un pico murmurando ¡cagüen riau!, que echamos la lágrima.
Acabamos en el único bar que encontramos por la zona en el que nos sirvan, algo más que agua. y...Buenas noches.

Día 12 de Agosto de 2014 (Último y...nos vamos pa casa)
Estatua Santa de la Sabiduría.
Mezquita de de Banya Bashi.
Ya comentaba en anteriores capítulos que en Sofía conviven cuatro religiones: la mayoritaria ortodoxa, la católica, la musulmana y la judía. Pues bien, en un palmo de suelo se encuentran, una  iglesia católica, una mezquita, una sinagoga y, lógicamente, varias iglesias ortodoxas.
Frente al mercado en que hemos comprado, tenemos la Mezquita de Banya Bashi. El templo fue construido a finales del siglo XVI durante el período de dominación otomana, lo que la hace una de las mezquitas más antiguas de Europa El templo es famoso por su gran cúpula (de 15 metros de diámetro) y por su minarete que puede ser visto desde algunas calles próximas.



Sinagoga.
Cerca, muy cerca, separada por una calle (y varios vehículos de gendarmes),  se encuentra la Sinagoga de Sofía. Es la tercera más grande en Europa, después de las sinagogas de Budapest y Amsterdam. Diseñada por el arquitecto austríaco Grunander en un estilo morisco-español, el templo se asemeja a la Sinagoga de Viena destruida por los nazis. Fue inaugurada el 9 de septiembre de 1909 y a la ceremonia asistieron personalidades como el Rey Ferdinando y la Reina Eleonora.
Algunos entramos y echamos un vistazo al interior, algo más austero que lo hasta ahora visto.
Adiós con el corazón, que con el alma...
De nuevo, nos reagrupamos en la puerta del hotel para que Dimitri nos lleve al aeropuerto. En el camino, volvemos a echar un vistazo a las calles de Sofía y a la Montaña Vitosha.
Ya en el aeropuerto, nos despedimos de Neli y También a ella se le ponen los ojos..., cuando en voz baja (por fin), le cantamos aquello de -"Adiós con el corazón que con el alma no...". Me queda la duda si lo de los ojos es por la emoción o por lo fatal que interpretamos la canción.
El resto del día, ya se sabe, aeropuerto, controles, facturación, ¡retraso!, etc.
El avión despega y desde lo alto, se ve Sofía, efectivamente,  "brillan las cúpulas de la Catedral Alexander Nevski".
A las 23:30, vía Barcelona, hemos llegado a Zaragoza, pero el tiempo todavía no ha borrado, la magia de los días que han quedado atrás: la montaña, la convivencia, aquellas mujeres que con sus voces búlgaras nos invitaban a escenificar una boda en la que Fernando y Maite ejercían de padrinos, el Musala cubierto de boira, los niños que subían al Virhen, Neli, Dimitri, Bansko, y como no "Os Estalentaos".
Y el año que viene...
Hasta pronto.

Capítulos anteriores:Capítulo I
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
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miércoles, 27 de agosto de 2014

BULGARIA - TREKKING POR LAS MONTAÑAS DE RILA Y PIRIN (Capítulo VII- Día 10 de Agosto)

Día 10 de Agosto de 2014
 
Primeros pasos.
Tras recoger el equipaje, desayunamos y comenzamos una jornada de lo más variada. Algunos, la mayoría, cambiamos las pesadas mochilas por ligeras bolsas en las que tan solo llevamos agua. No va a llover, no hará frío, todo lo contrario, estamos en una zona calurosa y ya por la mañana comenzamos a sentir en nuestras carnes, la chicharrina a la que ya  estamos acostumbrados en nuestra tierra.
Cargado el equipaje en el remolque de Dimitri, iniciamos la marcha, ¡hoy nos acompaña Lola!. Las calles y caminos urbanos de Melnik, son de arena y bajo nuestros pies quedan las huellas que no tardarán en quedar borradas.
Iglesia de Santa bárbara.
Una cuesta nos deja en las ruinas de una iglesia, la de Santa Bárbara, que fue asolada durante el gran incendio en 1912 cuando toda la ciudad desapareció bajo las llamas. Nos cuenta Nely, que en la actualidad se realizan en ella algún que otro concierto.
Casi enfrente, entramos, previo pago de las entradas, en la "Casa Kordopulov".
En las inmediaciones se encuentran otras como la Pashova, la Tsintsarova y Bolyarska. 
Cristaleras.
 Pero la más impresionante de estas casas es la casa Kordopulov, construida en 1754, además es el mayor edificio de viviendas en la península de los Balcanes de la época del renacimiento. Fue comprada por Manolis Kordopulos, comerciante de vino, tabaco y seda (el hombre más rico de Melnik). Hay una leyenda de que la casa es víctima de una maldición, porque todos los hombres que vivían en la casa de Kordopulov fallecían antes de los 40 años La casa fascina por su arquitectura, las magníficas tallas de madera y adornos elaborados en armarios y techos. Las veinticuatro ventanas con vidrios de colores veneciano en la sala de recepción parecen lanzar su mirada a toda la ciudad en un círculo completo.
Comedor.
En la cocina, detrás de un armario, camuflado de forma muy ingeniosa, hay un estrecho escondite. Nos cuenta la guía de la casa, que allí solía encontrar refugio el revolucionario Yáne Sandánski, conocido participante en las luchas emancipadoras de los búlgaros de la zona, contra los turcos a finales del siglo XIX y principios del XX, quien fue íntimo amigo del dueño de la casa, Manól Kordopúlov, el último heredero que se conoce de esta familia. Lo más impresionante en la casa del Kordopulov es la bodega, la más grande de Melnik, excavada en la roca. Aunque no la medimos, ocupa 200 metros cuadrados que albergan una buena colección de barriles, de los cuales el mayor tiene una capacidad de 40000 litros de vino (a nosotros, nos durarían 20000 días).
Barril.
Dentro de la bodega, como estrellas, brillan cientos de monedas de todo el mundo que los visitantes colocan en una húmeda pared para desear buena suerte (si se caen al suelo, date por j...). La suerte la tienen los dueños que, aparte de las monedas, poseen una joya de casa. Finalmente. nos sirven una copa del vino de la bodega. A mí, me sabe muy diferente al que estoy acostumbrado, confieso que no soy una persona muy entendida en la materia.
Abandonamos  "la chabola" y por una cuesta, bajamos a un camino que coincide con el lecho seco de un barranco. Nos protegemos ante posibles agresiones de los mosquitos que campan por esta zona.
Paso con "buena protección".
El paisaje que se asemeja a algunos rincones del Valle del Ebro (Aguarales de Valpalmas, Monegros, Bardenas...). Vamos a conocer "Las Pirámides de Melnik". Estas pirámides rocosas se han formado a consecuencia de la erosión de rocas areniscas. En ese lugar durante el verano hace mucho calor. En invierno hace bastante frío. Cuando llueve, "llueve a cántaros". Las condiciones climáticas han formado esas impresionantes pirámides. Las más altas y las más impresionantes se encuentran cerca de Rozhen, en la proximidad de la aldea de Karlanovo.

Pirámides de melnik.
La pirámide más alta tiene 100 metros de altura. Un pequeño trekking recorre buena parte de las pirámides, vamos caminando y parando en algún que otro mirador, a disfrutar de estas curiosas formaciones. El sendero es cómodo, aunque un paso lo hacemos con cuidado, pues el terreno está descarnado y no es cosa de andar midiendo paredes.
Anda que te anda, china chana, desde uno de los miradores, abajo, vemos una edificación, se trata del Monasterio de Rozhen. Pues, mira tu que, cogemos los bártulos y nos vamos a su conquista.
Entrando en el Monasterio de Rozhen
                                               Aunque se desconoce la fecha de construcción del monasterio, su nombre fue mencionado por primera vez en un manuscrito griego que se remonta al siglo XIII. La región Melnik era gobernada por un déspota, un sobrino del rey búlgaro Caloyan (1197-1297).  Es el único monasterio en Bulgaria, que fue restaurado en los primeros siglos de la dominación otomana y ha sobrevivido hasta nuestros días.
Más tarde es mencionado en un manuscrito del abad Cosme. En 1551, el complejo del monasterio original había sido destruido por el fuego y saqueado varias veces, por lo que el aspecto actual de este antiguo claustro santo remonta al siglo XVI. La iglesia principal, el comedor y varios edificios residenciales se remontan a la misma época.
Iconos.
Tras la última reconstrucción en el siglo XVIII, fue cien años después, cuando desempeñó su principal función como un centro espiritual regional, además poseía numerosas tierras en los alrededores.
En su interior, destacan sus iconostasios tallados y frescos increíbles. El atrio de la iglesia principal se enriquece con frescos del período más antiguo (siglo XVI) y la mayoría de ellos representan escenas que ilustran la vida del Cristo Pantocrator después de la Resurrección.


Comedor.
Según una inscripción, la imagen del Cristo Pantocrátor, junto con los doce apóstoles que se halla encima de la puerta de entrada de la iglesia principal de la Santa Virgen, fue pintada en 1597.
En la parte norte-occidental de la iglesia se encuentra la capilla  de los "Santos Cosme y Damian ", ricamente decorada con pinturas murales de siglo XVIII.
Frente a la iglesia, en la que se está celebrando un bautizo, se encuentra una construcción de dos plantas, en la que se hallan, el comedor, las habitaciones, las bodegas del abad y las celdas de los monjes. También se encuentra el comedor de los monjes, con una larga mesa y unos originales murales  y fragmentos de la escena "La última cena".
Patio del Monasterio de Rozhen
 En los jardines exteriores, el calor aprieta de lo lindo. En el parking, se encuentra Dimitri con su microbús y el remolque con nuestros equipajes. Nos cambiamos de modelitos, montamos y nos vamos por una retorcida carretera, rumbo a otro Monasterio, el de Rila.  Un par de horas de viaje en dirección norte, nos separan.
Poco antes de llegar, nos detenemos en un restaurante que, en su exterior, nos brinda los alimentos que, creo yo, nos hemos ganado. Y es que esto de los monasterio y otras maravillas de la historia, ¡cansan!. El sitio es agradable, la cerveza también. Un río, lleva sus agua cerca de nosotros y su sonido se mezcla con el de cucharas y tenedores, afanados en coger el bocado más apetitoso.
Monasterio de Rila
Con el postre en la boca todavía, estamos entrando en el monasterio. En su exterior, los mercaderes se reparten los espacios para asaltar al turista. La iglesia ortodoxa comparte las formas de ingresar cuartos, de la misma manera que el resto de religiones.
El Monasterio de Rila se encuentra a 1.147 metros de altitud en el corazón de los bosques de coníferas de la montaña de Rila.
El conjunto del edificio, incluidos viviendas y edificios agrícolas, ocupan cerca de 9000 metros cuadrados.

Torre de Hreliova
El Monasterio de Rila tiene una arquitectura única. En el exterior, el monasterio parece una fortaleza. Sus paredes de piedra de 24 metros, forman un pentágono irregular. Cuando entramos en el patio del monasterio por una de las dos puertas de hierro, quedamos sorprendidos por su arquitectura: Arcos y columnatas, cubiertas escaleras de madera, terrazas talladas, las celdas monásticas, torre de Hreliova y en el centro, la iglesia principal "La Natividad de la Virgen" conviven en el recinto monástico. La torre fue creada por el señor feudal local de Hrelio en 1335. Un campanario se añadió a la torre en 1844. 
La iglesia principal "La Natividad de la Virgen" fue construida en este mismo tiempo. Su arquitecto fue el maestro Peter Ivanovich, que trabajó en ella entre 1834 y 1837. El templo cuenta con cinco cúpulas, tres altares y dos capillas. Tal vez lo más importante en la iglesia es el iconostasio de una impresionante talla de madera. Las pinturas murales fueron terminadas en 1846 por muchos maestros de Bulgaria, pero sólo Zahary y Zagraph firmaron sus pinturas. En la iglesia hay un montón de iconos creados en el XIV-XIX.
Iconostasio en el exterior.
El Monasterio de Rila fue fundado en la primera mitad del siglo X. En toda su existencia, ha sido muchas veces destruido y reconstruido. El aspecto actual, corresponde hacia la mitad del siglo XX.
Se considera que el creador del Monasterio de Rila es el primer ermitaño búlgaro Ivan Rilsky, que a principios del siglo X, eligió vivir de esta manera como un método de perfección espiritual y una forma de expresar su protesta contra la supresión de la alta moral. Fue testigo de la caída del primer reino búlgaro en la época del rey Pedro I y fue entonces cuando "Ivan Rilsky se convirtió en el santo" más respetado en el cristianismo ortodoxo en ese momento. A principios del segundo reino búlgaro, las reliquias de San Ivan Rilsky fueron trasladadas a la capital del país Veliko Tarnovo como la reliquia más importante para los búlgaros.
Ante una de sus puertas.
La entrada a la iglesia es libre, y al igual que en el resto de iglesias ortodoxas, los fieles más devotos pagan una cantidad voluntaria por una vela para encenderla y ofrecerla. Neli, nos explica algunos detalles del interior que no me atrevo a exponer por no hacer de estas páginas una guía turística, en la red, existe un montón de información. A lo que sí me atrevo, es a contar que en extramuros, una panadería vende una especie de rosquillas contundentes, que compro y reparto entre el personal del grupo.
Vuelta al auto de Dimitri y "carretera y manta", que nos vamos hacia la capital, Sofía.
Otra de las puertas del Monasterio de Rila.
Los girasoles.
Otras dos horas de viaje nos separan del destino. Carretera y autopista nos llevan por una llanura que al E. la cierra la Montaña de Rila. Los campos están repletos de varios cultivos, entre los que el maíz y el girasol predominan sobre el resto. A nuestra derecha, un tren se empeña en llegar antes que nosotros, finalmente se pierde entre dos colinas. La entrada a Sofía es lenta, el tráfico denso impide a Dimitri, hacer gala de su pedal. Algunos robustos edificios, delatan un pasado cercano en el que lo ostentoso privaba sobre la sencillez. De pasada, adivinamos  la catedral y alguna otra joya que mañana visitaremos. Varias hábiles maniobras por parte de Dimitri, nos dejan en la misma puerta de hotel. Tras tomar posesión de las habitaciones, unos se van a cenar a la ciudad, otros que consideramos que "el depósito está lleno", compramos algo de fruta y yogurth y los disfrutamos en una verde plaza. Y como estamos más cansados que cualquier otro día de trekking, nos retiramos a descansar. "Mañana será otro día". Buenas noches.

Capítulos anteriores;

Datos técnicos:
Recorrido Pirámides
Perfil pirámides: Distancia. 3,7 Km.   Desnivel subida: 290 m. - De bajada. 87 m.

martes, 26 de agosto de 2014

BULGARIA - TREKKING POR LAS MONTAÑAS DE RILA Y PIRIN (Capítulo VI - Día 9 de Agosto)

Día 9 de Agosto de 2014


El Pino Baikushev..
Vuelta a la normalidad, solo que hoy abandonamos Bansko para dirigirnos a tierras del sur.
Por el momento, repetimos la jugada de hace dos días. Dimitri nos traslada, de nuevo, al refugio de Virhen, aunque en el camino nos detenemos a ver un pino. Se trata del "Pino de los Balcanes"(Pinus heldreichii). Al arbolito le llaman "Baikushev", tiene 24 m de alto, 2,2 m en diámetro y se calcula que anda por los 1.300 años de antigüedad. Independientemente de sus medidas, solo de ver sus enormes ramas, te hace pequeño. Nos comenta Neli, que este es un ejemplar único.
Primeros pasos.
Se nota que es sábado, el parking del refugio está a tope, Dimitri se impone ante un conductor que, aprovechando la maniobra del bus, intenta colarse en el hueco, ¡"listillo",-Dimitri es mucho Dimitri!.
En el lugar, se vuelve a quedar Lola a la que despedimos. Partimos de la fuente. Hacia el Virhen sube o lo intenta, una procesión de gente. Nosotros nos dirigimos hacia el sur, por la orilla izquierda del río Banderitsa, sus aguas, transparentes, nos refrescan la vista. Un par de mozas muy monas que siguen nuestros pasos, nos adelantan. Calzan blancas zapatillas con detalles magenta, visten blancas camisetas, se dirigen..., no tienen ni idea de por donde se sube al Virhen. Preguntan a Neli y "media vuelta, que no es por aquí". -Que no se vaya equipado, mal; que no se lleve mochila con el material, mal; pero que además, en la montaña, no se sepa por donde se anda, ¡peor!-. Por cierto, no han sido las únicas en confundir el camino por seguir el paso de "os estalentaos".
Entre cardos.
La etapa de hoy es travesera, o sea, que comenzamos en un punto y terminaremos en otro. En principio, la senda es tan agradable como el día que tenemos; el cielo está azul; el suelo verde, salpicado por las flores que la naturaleza nos regala. Los miembros del grupo, andan tan frescos como el primer día y pensando que van quedando pocos días y que hay que aprovechar el tiempo.
Esta parte de la montaña, pese a ser fin de semana, se ve más tranquila que lo que hemos dejado atrás, un grupo nos va adelantando, en él se ve que algunos andan justos de compresión y se detienen varias veces a" cargar pulmón".
Río Banderitsa.



















Lago Muratovo.








Pronto dejamos el verde prado, para adentrarnos en terreno menos blando, vamos ganado altura y alguna que otra cuesta, nos arranca las primeras gotas de sudor.
Cuando llevamos cerca de 300 m. de desnivel, un bonito lago, el Muratovo nos enseña el espejo de sus aguas. En honor a Fernando, lo bautizamos "Morata" y no es que el nombre sea muy parecido, pero ¡así somos nosotros!.
El sitio, nos invita a quedarnos un rato, echar un trago de agua y disparar las cámaras.
Ya repuestos, miramos hacia adelante y el paisaje cambia, el agua transparente, se torna en...

...pura y dura piedra que intentamos salvar por entre ellas cuando se puede o saltando de una a otra cuando no.
Y no se que tienen estos bloques, que conservan el calor recibido del sol para regalarlo a los que pisamos sobre ellos.
Volvemos a mirar "p´arriba" y ya se adivina el collado que en el día de hoy, ejercerá de cumbre.
A la derecha, sobre nosotros, el Pico Muratovo ("Pico del Morata") de 2669 m., vigila nuestras andanzas.
Llegamos al collado, que a sus 2501 m., nos abre un paisaje completamente diferente al que hasta ahora habíamos disfrutado.
En el collado.
Bajando hacia..."el sur"
Es lo que tiene la montaña, que cuando crees que ya has visto todo, se abren las cortinas y un nuevo decorado adorna el escenario de la naturaleza.
El paisaje alpino que hasta la fecha hemos  transitado, se torna en el, más familiar, paisaje mediterráneo. Estamos pasando la barrera que nos lleva hacia el sur de Bulgaria (o norte de Grecia, como se quiera) y además del paisaje, encontramos las primeras unidades de ganado vacuno que hasta la fecha no hemos podido divisar.
Descendemos por una suave pradera que nos recuerda en algún momento a Agua Tuertas (Pirineo aragonés).
Ganado vacuno (¿raza parda?).
Las vacas (y algún toro) nos miran con extrañeza, no se si es por nuestro aspecto o por nuestro idioma.
Las nubes, en lo alto, viajan a velocidades no deseadas, una rana búlgara, pequeña ella, se deja fotografiar sin pedir nada a cambio. Tras la sesión, desaparece por el foro de tan impresionante teatro.
Neli señala una gran roca que se encuentra en medio de la pradera. Allí nos dirigimos, ha decidido que pararemos a comer en la piedra. Y así es, de su mochila saca el largo mantel de siempre y el resto, vaciamos los últimos alimentos de las mochilas. Y como todavía queda vino, "la bota va que arde".
Último modelo de traje de montaña.
Las nubes que antes nombraba, se están poniendo furas. El cielo se ve algo oscuro y como no es cosa de mojarse, engullimos los alimentos con algo más de soltura y nos colocamos ropa impermeable. El modelo de polainas de Fernando, triunfan en lo más alto de esta pasarela.
No hay como ser previsor ante la amenaza de lluvia. No hay como ponerse protección, sacar paraguas, etc., pàra que no caiga ni una gota. Si no lo hubiéramos hecho..."el diluvio" hubiera caido sobre nosotros.
Tan solo ha refrescado un poco y no tardamos en despojarnos de prendas sobrantes.
Llevamos andados varios kilómetros desde el collado y no hemos descendido ni un metro, ¿será que no hay bajada?
Entre helechos.
Pues sí que la hay, un bosque de pinos y espectaculares abetos. albergan otro de helechos por el que, en algún momento, se esconde la senda que desciende algunos metros y que sobre ella, una alfombra de hojas, acolchan el terreno que pisamos (y resbalamos).
También vemos, por primera vez, un arbol que nos es muy familiar, el haya. 
El cruce de un puente sobre un caudaloso río, sirve de escenario para tirar unas fotos a los que por él cruzan.

Sobre el puente.
La senda desemboca en una confusa y llana pista. Como toda pista que se precie, se hace interminable. De vez en cuando, alguna obra civil rompe la monotonía del camino.
Una barrera, custodiada por un guarda, nos indica que estamos abandonando el Parque nacional de Pirin. La pista comienza a estar asfaltada y aunque, la naturaleza no cambia, entre sus abetos comienzan a verse edificaciones de todo tipo, sin ninguna disciplina ni respeto con el medio en el que se encuentran.
Y más abajo, Lola, sentada en una piedra, espera nuestra llegada.

El abeto.
Cansados, sudados y empolvados, nos cambiamos de calzado y de "ropas no deseadas", subimos al bus y poco más abajo, nos detenemos en un lugar muy acogedor, para debajo de un gran pino y sobre un gran mesa, tomarnos unas cervezas que un buen señor nos sirve. Para postre, Neli nos guarda un par de buenas "dinias" (sandías) que previamente cortadas y peladas, las tomamos con las ganas de los que han pasado el día, digo los días, sin probar mucha fruta.
De nuevo en el bus de Dimitri, nos desplazamos hasta Melnik en un viaje que durará un par de horas.
Consecuentemente, tras una larga jornada, semejante viaje, junto con la sandia y cerveza, deja al conjunto de estalentaos, más dormidos que "un diputado en el pleno".
Melnik.
Vivienda en Melnik.
Al abrir los ojos, grandes viñas indican que llegamos pronto a Melnik. Así es, pronto Dimitri intenta llegar a la puerta del alojamiento por unas arenosas calles cuyo suelo delata el terreno de la zona. Una ducha y a la calle. Nos cuenta Neli, que Melnik es una de las ciudades-museo de Bulgaria. Se situa al suroeste de la Montaña de Pirin y muy cerca de Grecia. El clima de Melnik es más caluroso y seco que en las zonas que hemos recorrido hasta la fecha.
La ciudad es una mezcla de naturaleza (con grandes plataneros de paseo), junto a un río seco en el que a un lado y otro se encuentran las casas y sobre estas, unos cerros de piedra arenisca, amenazando con caer sobre la población. Las casas blancas, una encima de otra, con quicios de las ventanas en color pardo y patios tranquilos, abundantes de vegetación.
Vaya arbolito
 Melnik no es sólo historia y arquitectura, es vino también. Bodegas originales están excavadas en acumulaciones de arenas, que rodean toda la ciudad , y donde se cultivan, producen y maduran los famosos vinos de Melnik. Tengo que confesar que el vino me ha gustado más que la ciudad en sí. El turismo, que seguro propicia beneficios económicos en la zona, también ha cargado las calles y casas de muchos establecimientos que en muchos casos, no guardan el mismo estilo que las casas en los que están ubicados. En los alrededores, existen varias casas que conservan un buen pedazo de la historia de Melnik, pero eso es otra historia...para la próxima entrega.
Cenamos en un ajardinado patio del hotel y esta vez, cambiamos músicos por "partido de fútbol en un gran televisor", ¡es lo que decia del turismo!.
Y nada más, nos vamos a dormir que el día ha sido largo.
Buenas noches.





Capítulos anteriores:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V

Datos técnicos;
Mapa del recorrido.

Perfil.- Distancia; 16,3 Km. - Desnivel acumulado de ascenso: 570 m. - De descenso: 1264 m.