martes, 21 de marzo de 2017

ARAGÜES DEL PUERTO A HECHO POR LA GR.15

Día 18 de Marzo de 2017
Preparados.

"Quereria estar rio d'estos mons,
brincar entre las penas y cantar,
acarinar los chuncos de las marguins"

     No necesitan traducción estos breves versos extraídos de un bonito poema de Mariví Nicolás. Es la lengua que las gentes de los Valles Occidentales de Aragón han ido pasando de generación en generación, conservando sus raíces, hasta nuestros días.
    Y "Puen d'a Reina" (Puente la Reina en aragonés), es ese punto en el que, cada ocasión que visitamos estos valles, nos detenemos a cumplir con las necesidades de nuestros órganos vitales.
Arquitectura del Val d´Echo.
     Hoy caminamos con los zagales y zagalas del Stadium Casablanca, que se han empeñado, y lo conseguirán, en recorrer, "ora por aquí, ora por allá", el tramo aragonés de la GR.15. Esta senda que une, y "no separa" como algunos quisieran, Navarra, Aragón y Cataluña; al recorrer la zona prepirenaica atraviesa genuinos pueblos de montaña donde el tiempo parece haberse detenido y en los que es posible admirar interesantes muestras de arquitectura popular en un escenario de gran belleza y valor natural.
     Nuestro punto de partida es Aragüés del Puerto, localidad bañada por el río Osia, ahora tranquilo pero cuando su cauce se vuelve bravo muestra toda su energía.
Aragüés del Puerto.
    Atravesamos las calles empinadas y angostas, en algunas de ellas encontramos casales del siglo XVI. A nuestra izquierda dejamos la iglesia parroquial, con doble história, pues en el año 1610, un terrible incendió asoló la localidad de Aragüés del Puerto y destruyó por completo su antigua iglesia de El Salvador. A mediados de ese siglo se comenzó a reconstruir el templo, y las obras concluyeron en el año 1704. Hoy está dedicada a Ntra. Sra. del Rosario y está formada por tres naves separadas por pilares cruciformes. A los pies del templo se encuentra un coro elevado y la torre campanario.
Torre.
       Abandonamos la localidad, un florido almendro adorna el paso de este animoso grupo que comanda, con alegre ritmo, el "boss Félix".      A nuestras espaldas queda el Bisaurín (2670 m.), el más alto de esta zona del Pirineo, en cuyas faldas, cuenta una leyenda, habitaba la Mora (hada aragonesa) de Jasa y, cuenta también, que un caballero intentó apresarla persiguiéndole sobre su caballo, pero no pudo de lo rápida que era. Entonces el caballero la vio sentada en una piedra, como si estuviera descansando, y de que aquella piedra empezó a surgir el agua antes de que la figura desapareciera. Fue el origen de una fuente, la de la Zamputia, en Jasa, a la que se le atribuyen propiedades curativas para enfermedades del hígado y del riñón.
Bisaurín.
Caminante, se hace camino...
      Pero estas gentes del "Stadium" tienen un hígado a prueba de bombas y, el riñón más fuerte que una roca, pues lo aprietan y suben las primeras cuestas como si de un paseo se tratara.
         Una vez alcanzado el cuello Chilica descendemos hasta el barranco Bagües, a nuestro paso unos equinos observan el alegre caminar de estos zagales.
        No dejamos esta ribera hasta llegar a la ermita de  Catarecha, hace un buen día y es momento de realizar una breve parada. La marcha de hoy es un sube y baja continuo que nos exige conservar las fuerzas hasta el final. Esta ermita es parte del antiguo poblado de Catarecha. Reconstruida en 1659, es un modesto edificio de mampostería de una sola nave, coro alto a los pies, y pavimento de guijarros.
Ermita de Catarecha.
Urdués.
     Abandonamos ermita y barranco, de nuevo vamos subiendo. En el camino, los pinos son víctimas de la temida procesionaria. Sus gusanos andan enfilados, bajo nuestros pies, en busca de una cálida tierra donde crear el capullo para convertirse en mariposa.
      Las nuestras, las mariposas, que lucen coloridas pieles, digo camisetas, enfilan la procesionaria humana, hacia Urdués.
     Sobre el resto de populares casas, en las afueras del pueblo, destaca su iglesia de origen románico (s. XII) dedicada a S. Martín. De la fábrica románica, edificada con sillares de pequeño tamaño, se conserva una mínima parte de los muros de la nave y el ábside semicircular.
S. Martín de Urdués.
      A comienzos del siglo XVII se labró la portada de influencia escurialense y fue probablemente entonces cuando se levantó la estrecha torre-campanario y se añadieron dos capillas en el lado sur para ampliar la nave románica. En el exterior aparecen empotradas algunas estelas con cruces y círculos. 
       Una fuente de frías aguas apacigua la sed del personal. Recuerdo una de las primeras entradas que publiqué en esta "Viejamochila" (está aquí): Describía lo que un lugareño de Urdués nos contaba: "-los que beben de esa agua fallecen, a lo que alguiencontestó, creo que fue Maite - ¡los que no la beben acaban igual!".
Entre muros de piedra seca.
         De nuevo estamos caminando, ahora por una pista, ¡cómo no!, "p´arriba", con tal ritmo que la cabecera del grupo se pasa de revoluciones y de camino.             Hay que coger un sendero a nuestra izquierda desde el que divisamos una granja con sus vacas, perfectamente alineadas, con la cabeza hacia el heno y sus nalgas hacia nosotros, disparando el gas metano hacia nuestras proximidades. El efecto invernadero, no solo nos lo producen estos herbívoros, la "cuestecica también sube la temperatura corporal".
         Afortunadamente, el barranco de las Piezas y la collada de San Lorenz, nos muestran, a lo lejos, nuestro destino, Siresa, y, aquí abajo Hecho (Echo en aragonés), pero para alcanzar la que da nombre al valle, aún tenemos que transitar el incómodo barranco de Don Juan.
Ermita de Escaués.
        Antes de entrar en Hecho nos detenemos a esperar a los rezagados en la ermita de Escaués para, una vez reunidos, cruzar uno de los pueblos, para mí, más hermosos del Pirineo.
      Aunque tan solo vamos a atravesar la villa, el que más y el que menos, ya hemos recorrido en alguna ocasión sus calles y no podemos retrasar la marcha. Sus casa disponen de elementos tan propios como las grandes balconadas que se abren en ricas fachadas de piedra, con interesantes detalles en los accesos y vanos, pendientes techumbres de pizarra, coronadas por las típicas chimeneas de la zona, de formas troncocónicas y varios metros de altura.
S. Martín de Echo.
         Y como no podía ser de otro modo, Hecho cuenta con una bonita Iglesia Parroquial románica, dedicada a San Martín. Sus orígenes se remontan entre los siglos XI o XII.
       Hecho tiene un especial interés en conservar las tradiciones populares y culturales de la zona, tanto es así que podemos escuchar a sus gentes hablar en su dialecto, el “cheso", una de las variantes de la lengua aragonesa más vivas y utilizadas en la actualidad. ¿Quién no ha oído "S´ha feito de nuey", bella canción de amor compuesta por Chusé Lera y que nuestro "Boss Félix" tan bien entona en algunas ocasiones? (Antes de seguir, recomiendo escucharla. La dejo aquí abajo.).

       Pero, amigos, aún queda el último tramo que nos dejará en Siresa. Algo más de una hora en la que algunos comienzan a mostrar sus carencias.
    -¡Hale! zagales, acometamos esta calurosa senda, que en su primera parte, discurrirá por el
barranco de Larrigato.
       Como todo camino que transita estos suelos, recorrerlos resulta incómodo, tanto que hay quien olvida que los humanos ya hace siglos que caminamos erguidos y se empeña en certificar la veracidad de la "ley gravitatoria", cayendo sobre tan agresivo suelo. Resultado: "nada que nuestro equipo médico habitual no consiga remediar".
         Reanudamos el camino, que sigue ascendiendo hasta el cruce que, al Oeste, se dirige hacia Ansó y Valdespetal. Desde este punto se observa el estrechamiento del valle que dirige su trazado hacia Oza, escoltado por la sierra de Agüerri con su pico de 2448 m. que ascendimos este pasado otoño Maite y un servidor, relatándolo aquí.
Siresa
          A partir de aquí abandonamos la GR.15 para bajar por la PR-HU.18. El descenso se desarrolla en un cómodo zigzag, bajo la sombra de un denso pinar.        A nuestra izquierda se escuchan las aguas del barranco del Hospital que nos indican que ya estamos llegando a Siresa y que nuestra sed va a ser apaciguada por unas birras que nos servirán en el bar del pueblo. 
     Nos acomodamos en las mesas que nos han preparado en el exterior para dar buena cuenta de los más variados y exquisitos manjares que las mochilas escondían.
        Hay que agradecer a las gentes de este establecimiento, a las que en el camino les hemos anunciado nuestra llegada, la buena disposición para que nos hayamos encontrados cómodos.
S. Pedro de Siresa.
      Comidos, bebidos, aseados..., nos acercamos a visitar una de las joyas de la corona: San Pedro de Siresa. Además, entre nuestras filas contamos con la presencia de José Antonio Mateos, profesor de historia de la Universidad de Zaragoza, que, ejerciendo de guía, nos habla de la historia de este monasterio, del que en la actualidad sólo podemos contemplar la iglesia. Fue construido el año 833, cuando el conde carolingio Aznar Galíndez se estableció en esta zona, en los inicios de los nuevos condados aragoneses. Se convirtió en cuna del reino de Aragón y recibió el favor de sus monarcas. En 1072 se estableció una comunidad de monjes agustinianos. Cinco años más tarde Sancho Ramírez lo designa como capilla real. El futuro rey Alfonso I el batallador, vivió su niñez en este monasterio, motivo por el cual posteriormente recibió muchos favores cuando éste fue rey.
Talla del Cristo crucificado.
     El templo actual tiene una única nave con planta de cruz latina. Se cree que originariamente tenía dos naves laterales, tal y como especifica la liturgia carolingia. Los grandes arcos ciegos que se pueden ver desde el exterior podrían ser los arcos formeros que separaban las naves. Probablemente fue en el siglo XIII cuando se eliminaron las naves laterales, durante unas obras de restauración que se realizaron, debido al mal estado en que se encontraba el cenobio.
      Me llama la atención, una talla policromada de un Cristo crucificado del siglo XIII, con  su expresión serena, sus cabellos y el curioso ombligo en forma de espiral.
       Ante la puerta lateral del templo se encuentra la talla románica de la Virgen de Siresa. Es del siglo XIII, con la imagen de María con el niño sentado a su regazo. 
Virgen de Siresa.

      Ha sido, la de hoy, una agradable caminata por una senda, la GR.15, algo exigente, principalmente en sus últimos kilómetros en los que el calor y el cansancio se ha dibujado en algún que otro rostro, pero a estas alturas, todo el mundo se ha recuperado y si alguien no lo ha conseguido, el viaje de regreso se encarga de ello, pues también en autobús viaja Morfeo.

"Quereria estar zielo, y que la luna
me dase un beso cada nuei en bier-me,
chugar con las estrelas y luzers,
apoyar a lo sol cuando s'aduerme."
Hasta pronto.

MIS CLICS







DATOS TÉCNICOS:
Recorrido

Perfil:
Distancia = 14,6 Km.
Desnivel acumulado + = 807 m.
Desnivel acumulado - = 822 m.

jueves, 16 de marzo de 2017

PERALTA DE LA SAL Y BARRANCO DE GABASA

Día 12 de Marzo de 2017
La cuadrilla.
      Como contaba en la anterior entrada de estas páginas, los del Nordic Walking CAI nos sacan de las sábanas, poco arrugadas esta noche, para regalarnos una jornada muy variada. Senderismo, cultura y gastronomía unidos en una coctelera que, bien agitada, nos proporcionará un buen trago.
      Con un personal de lo más variado, arranca el bus hacia tierras de La Litera, concretamente a Peralta de la Sal.
       La mañana nos anuncia que en el resto del día vamos a disfrutar de un buen tiempo. Testifican mis palabras los campos de la Hoya de Huesca que lucen un verde como hacía tiempo que no se veía.
Playa fósil.
      Antes de  llegar a Peralta nos detenemos a recoger a Luis Fuster de quien tendremos la suerte de gozar de su compañía en toda la jornada ejerciendo de cicerone.
     Para empezar, nos vamos de playa. No llevamos toalla, no lucimos biquinis, calzamos botas por chancletas. Se trata de una playa fósil,  una roca vertical de la era terciaria en la que pueden observarse las rizaduras producidas por el oleaje en la ribera del antiguo lago del Oligoceno. Nos cuenta Luis que la extracción de piedra para la construcción hizo aflorar la capa rocosa en la que, además de observar las rizaduras efectuadas por el oleaje (ripplemarks en términos geológicos), se pueden distinguir las pisadas de varias aves que dejaron la huella de su paso por aquellos parajes hace unos 30 millones de años.
El Centenario.
      Devueltos a la posmodernidad, nos acercamos a otro histórico lugar: el "Bar Centenario", fundado en 1948. Al introducirnos en él, la imaginación nos lleva a aquella época en la que se respiraba olor a faria, juegos de guiñote y tute, tertulias de lo más variado del temario rural, café de puchero... Empero hoy somos las gentes de la capital de Aragón quienes asaltamos "el Centenario" y nos tomamos el café elaborado con  una moderna cafetera; algunos se hacen con unos bocadillos de medio metro que no tengo ni repajolera idea de donde los van a meter.
       Con el deber matutino cumplido, comenzamos a caminar por las calles de Peralta en dirección al primero de nuestros destinos: "El Salinar de Peralta" que nos será debidamente explicado por Luis Fuster.
Aprendiendo la lección en el Salinar.
     Créanme, no se deja, nuestro guía, ni un detalle en su extensa explicación; cuenta que la sal es imprescindible para la vida, es necesaria para el desarrollo de funciones vitales, y tanto el hombre como los animales han necesitado obtenerla ya sea de forma natural o artificial. Su producción y su posterior consumo, han servido para potenciar las actividades sociales y económicas, además de la fuerte carga simbólica que arrastra consigo respecto a lo cultural o creencias en todo el mundo. Cuenta, también Luis, que este producto se ha utilizado como elemento de trueque o de intercambio e incluso como unidad monetaria (sal-ario).
Las Salinas de Peralta.
Una "cuestecica".
      Con la lección aprendida, damos una vuelta por la salina construida en un barranco en el que un pozo alimentaba de agua a la instalación para, a través de diferentes canalizaciones, llevar el agua a las diferentes eras evaporadoras construidas en aterrazamientos bien dispuestos. Parece ser que la antigüedad de la salina data de tiempos romanos y, aunque ahora se encuentra parada, un proyecto relacionado con los baños podrían ser el futuro de este sorprendente lugar.
          Dejamos el salinar par subir una senda que a los menos habituados a esto de "darle al calcetín", se les hace duro.
        Nos detenemos a contemplar el paisaje que nos rodea, los almendros lucen su florido vestido, el romero también nos regala su mejor versión, la mies muestra el mejor de sus colores primaverales... pero hay que seguir el camino que "pica p´arriba" y hay quien no ha asimilado el maxi-bocata.
¡Qué buenas almendras dará!
Ermita de Vilet.
      Poco a poco, el personal va llegando a la ermita románica de Vilet, antiguo cenobio benedictino, perteneciente al término de Gabasa cuyos romeros la visitan cada mes de Mayo.
      Se aprecia que ha sido objeto de varias reconstrucciones, algunas de ellas de dudosa ejecución. Lo que ha llegado hasta nosotros es el crucero con sus brazos de una iglesia con planta de cruz latina, a la que le faltan el ábside y la nave. Esto explica la diferente calidad de la piedra en los puntos (el ábside y la nave) donde se supone que había un muro provisional que desaparecería al concluir el edificio. De lo que queda, solamente cabe lamentar que no se terminara, porque hubiera sido espectacular.
Detalle de un capitel.

En Gabasa.
    A lo nuestro, ahora descendemos sobre nuestros pasos para, por una carretera, alcanzar Gabasa, localidad que más conocida que por su iglesia, casas, calles, etc., se la conoce por su espectacular barranco.
     El paisaje cambia por completo, nos adentramos en el Barranco de Gabasa, el agua cobra protagonismo en este trocito de paraíso. Cascadas, remansos que reflejan como espejos el entorno, una vegetación exuberante, silencio tan solo roto por los de nuestra exclamativa admiración... Difícil de describir con palabras tanta belleza, quizás las fotografía que puedes ver haciendo clic aquí, se aproximen un poco (también dejo aquí, las diapositivas).
Peña del Mediodía.
        La senda dibuja un agradable pasillo, atravesamos un puente medieval que salva el tajo que las aguas han abierto en la Peña del Mediodía. Esta peña recibe su nombre por el hecho de que a las 12 (hora solar) su pared está completamente sin sombras.
Remanso
Cascada
Castell de la Mora.
       Paulatinamente, el barranco se va abriendo y mostrándonos el paisaje más lejano en el que predomina la silueta del "Castell de la Mora" del que solo queda su torre.
       La senda se convierte en pista, una balsa de riego alimenta los cultivos de la val y, casi sin darnos cuenta (algunos), estamos llegando a Peralta, cerrando una suave y bonita caminata por uno de los parajes más sorprendentes de la litera.
     Una vez "escoscadicos", subimos las escaleras del "Centenario" que, aparte de las cervezas que nos sirven, nos tienen preparada una mesa en la que una vez sentados, nos sirven una abundante y rica fideuá, así como un pollo del que no quedan más que los huesos; todo ello regado con un buen "Somontano". -¿Nos lo hemos ganado?
Santuario.
     Nada mejor para la digestión que una visita cultural, concretamente al santuario y templo de San José de Calasanz nacido en Peralta de la Sal, pedagogo y fundador de la primera escuela gratuita de Europa (supongo que no concertada).
   Tras visitar el santuario y su capilla, nos acercamos a visitar el Templo Parroquial, edificio barroco del s. XVII dedicado a Ntra. Sra., de la Asunción. Consta de tres naves con esbeltas yeserías en bóvedas y cúpula, bella fachada y robusto campanario de base cuadrada y dos cuerpos octogonales. Guarda la piedra que da nombre al pueblo de Peralta y la pila donde fue bautizado S. José de Calasanz. 
Detalle de las bóvedas del templo.

Puerta en Calasanz.
          Montamos en el autobús y nos acercamos a la cercana localidad de Calasanz. Recorremos sus empedradas calles admirando sus callizos, alguna de sus nobles casas y conservadas puertas. No en vano Yaya Chias (Antonia Sopeña Laplana) escribió este romance:
"Calasanz e un llugá chico
y está mol mal situat,
de puro fiero é bonico
y paréis que está penchat.

Las casas mol ronigadas
posé tienen dos mil ans!
com están tan foradadas
ye crían els torrodans.

No digam que siga rico,
pero pobre tampoc l'é,
lo que está mes abundante
son las pedras p'els carrés..."

        Y nada, de nuevo con las nalgas acariciando el asiento del bus, volvemos a Zaragoza, patria del cierzo que a la llegada, acaricia nuestros rostros con poca compasión.
         Un fin de semana de lo más completo por tierras de la Cuenca Minera y La Litera: 33 Kilómetros de Chorredero, hoces, barrancos, ríos, pantano, pueblos, ermitas, santuario, templo, santos y pecadores..., buenas viandas y mejores compañeros de viaje.
       No puedo ni debo terminar esta página sin agradecer a Luis Fuster el esfuerzo que ha realizado para contarnos y guiarnos por la historia y realidades de esta sorprendente tierra.
       Hasta pronto.

MIS CLICS







Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia, 12,8 Km.
Desnivel acumulado + = 320 m.
Desnivel acumulado - = 320 m.

lunes, 13 de marzo de 2017

POR EL ALTO MARTÍN GR 262

Día 11 de Marzo de 2017
          -Me duelen los huesos, las articulaciones andan algo oxidadas... ¡hasta el alma llorisquea, quejosa de tanta inactividad!. 
         Dos meses, para estos "cuerpos salerosos" (el de Maite y mío), están algo así como en parada anti-biológica, tan solo interrumpida por un bonito paseo por la costa levantina en compañía de nuestros amigos María Ángeles y Alfredo.
Batallón Esbarre
   De tal sequía, tal remojada.           Afortunadamente, los amigos de Esbarre y los del Nordik Walking CAI han planificado, cada uno de ellos, un par de salidas de esas que te devuelven a la fortuna del contacto con la naturaleza.
    En un moderno autobús, capitaneado por el "chofeur" Alberto atravesamos las cercanías del viejo Belchite, monumento a la desolación, camino de Montalbán en donde hacemos una parada. Aquí, los unos tomamos un café, otros dan cuenta de un inmerecido bocadillo. Vamos, que las buenas costumbres no se pierden.
        De nuevo, montados en el bus, nos dirigimos hacia el comienzo de nuestra marcha de hoy, no sin antes intentar cruzar la pequeña y coqueta población de Las Parras de Martín escondida bajo las faldas de la Sierra de San Just. Pero...

          -¡Ay!, ¿atravesará nuestro carro las estrechas calles del pueblo?...
          -¡Pues no!,
         -Ansí que "muchachos", habrá que alcanzar el principio de la ruta, "El Chorredero", ¡a patita!. Un buitre, de entre todos los buitres, es testigo de la propina que nos han deparado las estrechas calles o el ancho carro.
-¿Ande van esos????
       De la Sierra de San Just manan, gota a gota, las aguas del río Martín, y es aquí, en "El Chorredero", donde pone su cuentakilómetros a cero, para que a lo largo de su camino nos enseñe algunos bellos rincones, protagonizados por el lento y arduo trabajo que sus aguas van excavando en la roca.
      Pero, todavía es un río "nonato" y no ha recibido el bautismo definitivo. Le llaman, aquí, Las Parras y antes de cambiar de nombre nos va a enseñar lo que es capaz de esculpir.
     Una senda que zigzaguea, jalonada con varias cuevas, nos sube hasta el comienzo de la GR 262 y que llevamos intención de recorrer, en cómodos plazos, en toda su longitud.
El chopo cabecero y ¿el cabezudo?.
    Sobre nuestros pasos descendemos la ribera, adornada por las cristalinas aguas y un ejemplar de árbol que protagoniza esta y otras veredas de la zona; se trata del "chopo cabecero". Generación tras generación, esta variedad de olmos negros, se plantaban no muy distanciados, introduciéndose en cada hoyo un vigoroso tallo obtenido de otro chopo cabecero escamondado ese mismo invierno.    A los cinco años, aproximadamente, se despuntaba el arbolillo a unos dos metros de altura, adquiriendo desde entonces los rasgos propios del chopo cabecero. Cuando las vigas (ramas) alcanzaban un diámetro de 20 cm. se obtenía la primera cosecha de madera.
Río de las Parras.
       Volvemos a atravesar Las Parras de Martín para, por una cómoda senda, alcanzar el paraje del Hocino de las Palomas. Parece ser que el nombre de Las Palomas se debe a unas piedras que hay en el fondo de la cueva que se asemejan a estos animales pues no creo que ningún ser vivo se cobije en la cueva ya que cae agua constantemente por todas partes. ¿Y hocino?, dice el diccionario que se trata de una hoz pequeña de segar, pero me inclino porque se trata de un paso estrecho, también llamado hoz, entre montañas.
     Entre juncales, estrechos pasos, escaleras, pasarelas... alcanzamos una profunda garganta labrada por el río, que asomado a nuestros pies, arranca de nuestras cámaras mil y un disparos para completar esas colecciones de imágenes que nuestra retina no es capaz de conservar por sí misma. Quizás este pase de diapositivas refleje la realidad con más claridad que mis palabras.
Cueva del Hocino de las Palomas.
Cascada del Hocino del Pajazo.
       Ahora regresamos unos metros para dirigirnos, aguas abajo, hasta lo más alto de otro hocino: El Pajazo. Estamos en un mirador en el que se contempla la cascada del río, con más de 15 metros de caída.
        Este es un buen lugar para un pequeño descanso y para calentar las cámaras fotográficas, pues el paraje bien vale la pena para ambos menesteres.
       Seguimos nuestro caminar por el sendero y aparece el embalse de Las Parras, de reciente construcción y bajo cuyas aguas quedó sumergida la aldea del Pajazo, dependiente de Las Parras de Martín.
Embalse de Las Parras.
        Una serpenteante y agotadora pista que rodea todo el entorno del pantano, nos lleva hasta su dique por el que cruzamos para descender hasta su desagüe. Aquí, las obras han dado al traste con la señalización del sendero pero los de "Esbarre" solo nos perdemos cuando se nos va "la olla".
       Y ¡ocurre el alumbramiento!. Ya le han puesto nombre a estas aguas, de ahora en adelante lo llamarán "Río Martín".
      Parece que en estas tierras les va el juego de palabras, pues delante de nosotros ya adivinamos el pueblo llamado Martín del Río, bañado por el Río Martín que... 
-¡uf qué jaleo!.
Antes de llegar a esta localidad, giramos en dirección Este, para dirigirnos camino de Montalbán.
Martín del Río.

Río Martín.
     Realizamos un pequeño descanso que, ¡caray!, nos lo hemos ganado. Además hay quien empieza a flojear y este, es un buen lugar para que el amigo Alberto recoja "víctimas".
          A partir de aquí el camino se torna algo monótono, discurre por la ribera del Martín entre choperas y campos cultivados.
        Las aguas del río las debemos vadear en varias ocasiones, no sin dificultad, pues a este recién creado sendero no se le equipó con unas pequeñas pasarelas que salvaran estos obstáculos. Supongo que el presupuesto no daría para más, solo había 11.942,70 € para la señalización, o sea los "cartelicos".
         Con un calor impropio de estas fechas y con los pinreles más húmedos que las palomas del hocino de su propio nombre, alcanzamos las proximidades de Montalbán, justo en un establecimiento hostelero en el que nos van a servir unos buenos manjares de la tierra y del cerdo.
        Aunque, en fechas anteriores, ya fue inaugurado del "Sendero del Río Martín", algunos miembros de esta charanga esbarrista lo celebran brindando con un chupito (o más) de aguardiente y...
      Mañana nos vamos con los amigos de Nordic Walking...Ciao
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El track para GPS, está aquí.
Datos técnicos:
Recorrido.

Perfil:
Distancia, 21 Km.
Desnivel + = 308 m.
Desnivel - = 451 m.