sábado, 24 de septiembre de 2016

PEÑA EZCAURRE Y PICO AGÜERRI (Esta vez sí)

Días 21 y 22 de Septiembre de 2016
          Como aquel que piensa que el mundo tiene los días contados, como si el pastel fuera a acabarse, como si quedaran las últimas entradas para el concierto; tres días más tarde volvemos a La Vall D´Echo, por ver si el Agüerri sigue en su sitio. Además, nos dan un par de días sin lluvia, de esos en los que el cielo, montañas, valles y collados, se ven; pues no solo de alcanzar las cimas vive el hombre, disfrutar de ellas complementa, en un alto porcentaje, el placer de un esfuerzo superado.                 Pues eso, que como no va a "plever", vamos a comenzar por una mole caliza que ni Maite ni un servidor conocemos, por..
Peña Ezcaurre.
Peña Ezcaurre.
San Pedro de Siresa.
        La borrasca de estos días se aleja y la noche despejada nos deja estos frescos amaneceres, avance de que el de hoy va a hacer un buen día.
       Cuartel general en Siresa, en el apartamento de Jesús, hermano de Maite un bonito pueblo, con coquetos rincones en los que sus casas de piedra albergan gentes de dura vida montañesa.
      Para quien no conozca esta población decir que destaca la enorme iglesia de San Pedro de estilo románico cuyos orígenes habría que buscarlos en el siglo IX, por entonces sede del Monasterio de Siresa.
      No menos historia (o leyenda) alberga el pico de hoy, día 21 de Septiembre, Peña Ezcaurre, pues se dice que el rey García Ximénez fue coronado en una cueva de esta montaña, aunque el populacho asegura que el tesoro de el amigo García y de otros cabecillas navarros permanece todavía oculto en una de sus oquedades kársticas. No sé cuanto de estas historietas son ciertas, pero sí que lo es que posee un gran tesoro con su imponente hayedo y su balcón mirando hacia Navarra, Francia y Aragón.
Primeros pasos.
    Dejamos el coche junto al Puerto de Navarra (o Argibiela a 1280 m.), justo en el acceso a la senda de la ascensión clásica, pero como la idea es hacer parte de la ruta de forma circular comenzamos a caminar por el sendero que lleva a Isaba, que dejaremos más adelante. El termómetro marca 5º C.
      Se ve que ha llovido, el suelo se encuentra embarrado y las vacas se han encargado del resto. Las hayas, enormes algunas, muestran su rostro fresco, pues tienen que asistir al concierto que nos ofrecen los pájaros que habitan en este mágico bosque. El palco lo decora el serbal de cazadores con sus rojos frutos prendidos de sus ramas.
Serbal de Cazadores.
Amanece.
     Este sendero no es muy frecuentado, en alguno de sus tramos desaparece bajo la espesa y mojada vegetación en la que sobresale la frambuesa que, por supuesto, probamos.
     En el collado de Abizondo (1.638 m.), límite superior en el que se desarrollan las hayas, adivinamos que no vamos solos, delante de nosotros se escuchan unas voces.
        A partir de ahora el desnivel se torna bastante empinado, algunos zigzags marcados sobre la roca caliza facilitan de alguna manera este fuerte ascenso. En la zona más alta van apareciendo algunas dolinas. No sé, pero cerca de la cumbre, por su profundidad, una de ellas debe de ser aquella de los tesoros, pero una vez asomados a ella,  vemos que tan solo alberga un depósito de nieve que dura todo el año. “Habrá que seguir buscando el tesoro”.
¿Buscando el tesoro?.
       Un bosque de monolitos que la gente caprichosa ha colocado, nos anuncian que ya estamos llegando a la cima de la Peña Ezcaurre (2049 m.).
        Allí nos juntamos con los que nos precedían, una pareja y su mascota. Y como se dice aquello de “que pequeño es el mundo”,  ya nos conocíamos de hace años por trabajar "sirviendo al mismo amo".
        Nos acercamos al balcón que, unos metros más adelante, nos enseña unas vistas que tan solo se pueden sentir subiendo aquí. Y digo sentir porque estás captando con la retina y procesando dentro de ti, otras montañas de reciente ascensión, desde los cuales veíamos este magnífico mirador.
Cima del Ezcaurre.
      Hacia el norte, en primera posición, el Maz que en el pasado otoño nos mostró una espectacular paleta de colores; al fondo la Mesa de los Tres Reyes y el Petrechema; un poco más al oeste el Anie e incluso el Ori; hacia el este, allá lejos asoma la característica cubeta del Castillo d´Acher, más cerca la Sierra de Quimboa y la de Alano; y en el sur, el Valle de Ansó labrado con mucha paciencia por el río Veral.
      Se está bien aquí, no apetece bajar, pero hay que hacerlo y con prudencia, pues ya nos hemos percatado de la inestabilidad del terreno cuando hemos subido.

Sentimientos de altura.
Anie, Tres Reyes, Petrechema...

       Poco a poco, con prudencia, vamos perdiendo altura hasta que la fuerte pendiente se suaviza. En el collado de Abizondo tomamos la ruta clásica (GR 11.4) que transita un espectacular bosque de hayas hasta el mismísimo punto en el que hemos dejado el coche.
        Vuelta a Siresa, que mañana…
Datos técnicos:
Recorrido

Perfil.
Distancia, 7,1 Km
Desnivel acumulado +: 784 m.
Desnivel acumulado -: 760 m.
Pico Agüerri.
Pico Agüerri.
      Esta montaña no se encuadra dentro del "famoseo pirenaico", ni posee el glamour que obstentan los tresmiles de esta cordillera, ni tampoco es tan frecuentada como algunas que la rodean; pero, ¡uff!, hay que subirla y bajarla y, ¡leches!, vamos cumpliendo años y las cuestas... ¡cuestan!. Además hemos planificado la jornada de forma circular para subir por el Barranco de Agüerri y Taxeras hasta la Foya de Secús y luego atacar el collado de Costatiza para desde su cara Norte, alcanzar la cima. El descenso lo realizaremos por el fuerte barranco de Secús.
       Echamos en falta la compañía del pasado sábado, pero hay que aprovechar las  magníficas condiciones meteorológicas que se presentan hoy, día 22 de Septiembre.
El turbo a tope.
       Es temprano, ya estamos en el refugio de Gabardito (1420 m.) y hoy sí, hoy entre el cielo y las montañas solo existe la esperanza de que vamos a alcanzar la cima del Agüerri que asoma a lo lejos. Además, con la experiencia acumulada, no equivocaremos el camino a seguir.
       Maite me precede y se nota que hoy lleva el turbo activado, pues en hora y media, tras haber superado una fuerte pendiente, ya dejamos el refugio de Taxeras (1780 m.) atrás, que aunque desde la senda no se ve, sabemos que está por encima de nosotros. 
         Hasta aquí, nada que señalar que no describiera en la anterior entrada, tan solo, repito, la ausencia de nuestros amigos, menores caudales en los barrancos, la diferencia climatológica y que la subida la realizamos por "el buen camino".
Barranco de Taxeras.
        Ahora el ascenso se encajona por el barranco de Taxeras, pero el trazado es bien visible y poco más adelante, por terreno quebrado, nos encontramos a mano izquierda el refugio de Secús (1890 metros) que si uno no se fija, pasa desapercibido.
      Unos metros más adelante, abandonamos la sombra que nos ha acompañado hasta aquí y paramos a quitarnos alguna prenda, echar un trago y descansar unos minutos, "¡que no somos máquinas!".
     Reanudada la marcha, seguimos subiendo, arriba ya vemos el collado de Secús y a su derecha la cara norte del espectacular Bisaurín (2670 m.).
Collado de Secús, a su derecha el Bisaurín.
       Poco a poco, el barranco se abre, dando paso a un húmedo y espectacular valle, la Foya (hoya) de Secús, rodeado de grandes paredes y una de ellas, que vemos al girar hacia el NO, es la que nos espera.
      Aquí no hay señal ni hito alguno que guíe nuestros pasos, es el GPS quien nos va llevando por una loma herbosa, que sube al collado que se encuentra entre el Güerri y el Costatiza, por fuerte pendiente que vamos salvando no sin esfuerzo. 
        La hierba va dando paso al material protagonista de la jornada: "la piedra".
       Poco a poco, las manos van tomando protagonismo, principalmente al atacar un terreno de roca erosionada que superamos tras unos cien metros de desnivel, de duro ascenso, que nos hace sudar y..."reflexionar".
Con pies y manos.
      Pero bueno amigos, ¡ya estamos arriba!, en el collado (2282 m.) desde el que vemos, tras un profundo barranco, el Castillo D´Acher. Observamos que ha subido gente, aquí estamos "más solos que la una", no vemos a nadie.
     Tenemos el Agüerri sobre nuestras cabezas, pero hemos de rodearlo por su cara norte que ahora sí, ahora un bosque de hitos de piedras, nos van indicando varias rutas, nosotros elegimos la más factibles para nuestras condiciones físicas, no sin  dejar de usar las manos en alguno de sus tramos.
      Alcanzamos un pequeño collado que separa el Agüerri y Cima Negra (2300 m.). Desde aquí con mejor terreno y tras salvar algunas rocas, por una cómoda cresta, alcanzamos la cumbre del Pico Agüerri  (2448 m.).
Los tres: Maite, yo y el "aizkolari".
Observando el Castillo D´Acher.
       Junto a piedra coronada por una figura de un aizkolari realizada con material de ferretería, Maite y yo celebramos haber subido "una cuestecica más".
      Los ojos se nos van a uno y otro lado y no voy a extenderme en otra descripción de las vistas, pero sí en  esas sensaciones que corren paralelas a la vida y que te obligan a esforzarte en alcanzar cimas para ya arriba, en la madurez, ver que a pesar de sentirte solo, estás acompañado de grandes personas y altas montañas.
    Nos sentamos, echamos un bocado, descansamos un rato y aunque la mañana anima a quedarse más tiempo, hay que despertar y comenzar el descenso que, en principio, realizamos por el mismo camino de subida hasta los pies de Cima Negra.
Cresta de descenso.
      Desde este punto caminamos, por una descendiente y fácil cresta, en dirección a Peña Agüerri (2283 m., no confundir con el pico), hasta el collado que separa a ambas alturas.
     Sin más referencia que el refugio de Agüerri, que vemos 500 metros más abajo,  comenzamos el fuerte  descenso, a saco, por la barranquera. 
       Son varias paredes de roca que hay que ir salvando, Han vuelto a desaparecer cualquiera de las marcas que nos facilitarían el itinerario y vamos eligiendo las zonas más factibles pese a lo cual y con la prudencia de que suelo hacer gala, una piedra no ha querido soportar mi peso y ¡zas!. Tranquilos, no ha sido nada más que el susto.
Abajo, el refugio de Gabardito.
       Con el cansancio visible en nuestros rostros, alcanzamos el refugio en el que paramos a reposar y dar cuenta de lo que nos queda de comida.
      Desde aquí, poco a poco, y siguiendo los hitos, ahora bien visibles, volveremos a bajar hasta el camino de ida, cerrando un espectacular  y solitario recorrido que nos ha dejado un buen recuerdo que habrá que guardar en la caja de los "que guay, pero espéranos tranquilo".
       Ya solo queda llegar al refugio de Gabardito, tomarnos unas cervecitas y juntar los vasos para celebrar que hemos subido y bajado, que no es menos importante, el Pico Agüerri sin más incidencias que el dolor de tabas.
Hasta pronto.

Datos técnicos.
Recorrido
Perfil.
Distancia: 12,8 Km.
Desnivel acumulado +: 1203 m.
Desnivel acumulado -: 1203 m.

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