martes, 29 de marzo de 2022

PICO LA COCHA (Circular desde Paracuellos de la Ribera)

 Día 28 de marzo de 2022
Paracuellos de la Ribera
        Era el 19 de febrero, los amigos de Esbarre programaron esta ruta, pero nosotros dos estábamos tomando el sol en la costa de ídem; así que, por aquello de no perder comba, hoy cogemos el buga y nos vamos a la ribera de Jalón, allí donde sus aguas se enfrentan sin tregua con grandes rocas, esculpiendo hermosas hoces. Estamos en Paracuellos de la Ribera.
        Intento aparcar en el pueblo, pero sus estrechas calles nos escupen a la entrada (460 m.), lugar en el que nos ponemos las botas y, sin más contemplaciones, comenzamos la ruta, abandonando la población por la calle de Las Peñas, para tomar la GR-90.2, un ramal de la GR-90, senda que recorre la cordillera Ibérica.
Hacia allá
        Durante unos tres kilómetros caminamos por un cómodo camino (de la Umbría lo llaman) que discurre, de este a oeste, por la margen derecha del río Jalón. 
        Por la otra orilla observamos la carretera y la vía del ferrocarril de Madrid a Zaragoza; en este lado los campos de cerezos nos ofrecen el espectáculo de la floración, más humilde que los del Jerte y Japón, pero, por eso, no menos digno.
        Nubes y umbría, no dejan que el sol caliente nuestros cuerpos, pues los 3ºC, no son suficientes para las necesidades caloríficas de un servidor.
Cerezos en...
...flor
Abajo va quedando Embid de la Ribera
        El camino nos deja junto a la estación de Embid de la Ribera; a nuestra derecha un puente salva las vías, pero nosotros giramos hacia la izquierda, en dirección sur, para tomar una senda que asciende hasta el corral de La Umbría (540 m.), que rodeamos para buscar nuestro camino, cuya traza encontramos escondida bajo la vegetación.
        El sendero, poco a poco, se va volviendo escaso de amabilidad para con estos dos "jóvenes"; vamos, que se empina "p´arriba", pero Maite pone en marcha su motor diesel y, chino chano, vamos ganando altura.

Corral de la Umbría
Tren con destino a la capital
        Abajo va quedando la ribera del Jalón. Embid de la Ribera, con su iglesia de Nuestra Señora de los Dones, se le va viendo más pequeño. Por la vía del ferrocarril, que se adentra en las hoces, un tren, a paso lento, va camino de la capital del Reino.
        A nuestra derecha, salvando vertiginosas paredes, varios ejemplares de cabra montes se dirigen a ¡vaya usted a saber!, con una facilidad que para nosotros quisiéramos; se las ve con la barriga a punto de parir algún cabrito (que nadie se dé por aludido). Sobre lo alto de esas mismas rocas, varios buitres leonados esperan que suba la temperatura para meterse en una térmica y elevarse, con su bello planeo, al cielo.
Esperando la térmica
Están como cabras
Una pausa
        ¿Nosotros?: ¡uf!, tirando hacia arriba, sin prisa pero, sin pausa, hasta alcanzar una especie de mirador (900 m.) que no ofrece más vistas que las que vamos divisando en el ascenso; lástima que, el de hoy sea un día muy brumoso y el paisaje quede algo escondido. 
        Aquí giramos hacia el este, la senda va suavizando su trazado. Nos asomamos hacia el norte para divisar la vega de Jalón. Allá abajo vemos el pueblo que nos ha despedido y nos recibirá: Paracuellos de la Ribera; siguiendo el curso, Sabiñán, famoso por su oliva bovina; en Morés, el Jalón se desvía camino del Ebro, pero para eso aún le queda un buen trecho.
Mirando al norte
Sierra de Vicor
        Una pequeña subida nos acerca al Puntal de la Cocha (aunque son dos: norte y sur) (1024 m.); no nos detenemos pues tenemos "hora de caducidad".
        La senda se torna en pista, desde donde ya vemos el vértice geodésico de nuestra cima de hoy; así que allá vamos.
        Dejamos la pista para acceder a lo alto del pico de La Cocha (1040 m.), todo un mirador que nos ofrece una panorámica de 360 grados; lástima que la bruma nos impida ver todo lo que quisiéramos. Pero sí que vemos sierras como la de Vicor, con el cerro de Santa Brígida y su bosque de antenas en primer plano; o la de Morata y su atalaya; o la de Armantes con Calatayud a sus pies; o la de la Virgen y algunas otras cuyo nombre ignoro o no me atrevo a nominar. La vista del Moncayo quedará para otra ocasión, habita dormitando tras la bruma.
En la cima de La Cocha
Vista de Calatayud (zoom)
Chinebro (enebro) en el barranco
        Volvemos a la pista para iniciar un cómodo y agradable descenso hasta la confluencia con el Barranco del Val. Aquí desaparece la pista y, tras encontrar una escondida senda, vamos bajando por un agreste entorno, humedecido por varios manantiales, que la sierra de La Cocha, a través de los poros de su verde piel, empapa el suelo que pisamos.
        El sendero desemboca en una pista, una derivación de la GR-90.2. Unos metros más adelante, el entorno se va humanizando: cabañas, balsas, campos de almendros, olivos, cerezos... 
        Giramos en dirección norte para tomar el camino de Torre Judío, que poco a poco nos va acercando al final de nuestra ruta, en Paracuellos de la Ribera. Recorremos sus empinadas y estrechas calles, pasando ante su sugerente iglesia, gótico-mudéjar, de San Pedro Apóstol. Muy cerca, en la plaza en la que se encuentra el ayuntamiento, hayamos la fuente pública renacentista y su pilón adosado, ambos construidos por el morisco Gabriel Meçot.
Ayuntamiento
Una de las calles de Paracuellos de la Ribera
Iglesia
Convento en Gotor
        Finalizado el recorrido, solo resta coger el buga y trasladarnos al convento de Nuestra Señora de la Consolación, en la villa de Gotor, mejor dicho, a sus ruinas renacentistas del siglo XVI. Afortunadamente, sus fuertes muros sostienen una impresionante nave que refleja lo grandioso que debió ser este templo.
        Pero no hemos venido por el arte renacentista, ni por indagar en la historia de este santo lugar. Unas escaleras de lo que debió ser las dependencias de los frailes dominicos, nos abren las puertas de un popular comedor en el que, Maite y un servidor, quedamos plenamente satisfechos con las viandas que nos han servido.
        Vuelta a casa y... hasta pronto.


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Datos técnicos
Recorrido
Recorrido:
Distancia, 11,5 Km.
Desnivel positivo, 675 m.
Desnivel negativo, 675 m.

martes, 22 de marzo de 2022

2ª MARCHA SENDERISTA POPULAR DE BELCHITE


 Día 20 de marzo de 2022
Vamos llegando (al chocolate)
        Tres años y tres días nos separan de aquella jornada en la que las mozas y mozos de Senderistas de Belchite se estrenaban en esta difícil y grata tarea de organizar un encuentro de gentes que amamos más los caminos que las suelas del calzado y, lo aseguro, estos dos años en que la pandemia ha guardado en la nevera actos como estos, no han hecho mella en el ánimo de estas gentes belchitanas.
        En esta ocasión, de la cuadrilla de amigos que acudimos en el 2019, solo Maite y yo transitamos por las rectas que nos acercan a este pueblo que, como el ave Fénix, con el esfuerzo de aquellas y estas gentes, renació de sus cenizas. Una triste historia que ya comentaba en la crónica de la "1ª Marcha Senderista Popular de Belchite"
Primeros pasos
        Y, cómo no, la plaza del Ayuntamiento nos recibe con un sabroso y calentito chocolate que hace las delicias de los que somos "lamineros", los demás, como diría aquella famosa alcaldesa de la capital del reino: "relaxing cup of café con leche in plaza ..."; todo ello acompañado con un variado surtido repostero.
        Las campanas de la iglesia parroquial de San Martín Obispo dan las ocho, trescientos animosos senderistas arrancamos a mover las tabas por las calles de Belchite, calles que pronto abandonamos.
El terreno se encuentra húmedo, las recientes lluvias, poco a poco, van calmando la sed de una tierra que lleva tiempo sedienta. Almendros, vides y olivos nos recuerdan que estamos en una comarca en la que el aceite y el vino adquieren esa categoría de: ––¡leches, qué bueno está!––.
Entre olivares
Antiguo trazado ferrocarril
        Volviendo a épocas históricas, por unos momentos, el camino discurre por la que fue traza de las vías del Ferrocarril Minero de Utrillas, que unía la cuenca minera con Zaragoza.
        Dejamos las vías y con el "lomo gacho", pasamos bajo el antiguo "Camino Real", hoy carretera que lleva a Cariñena, también tierra de buen vino.
        El camino dibuja una larga recta en la que se aprecia claramente la larga fila de senderistas; también se ve, allí arriba, el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo que alcanzamos tras superar un buen repecho. Este templo constituye uno de los santuarios barrocos más importantes de Aragón. Es un conjunto de edificaciones, tanto de raíz civil como religiosa, que enlazan el renacimiento con el barroco, creando una armonía visual y de gran monumentalidad, principalmente su torre cuadrangular mudéjar, construida en el siglo XVI, de cuatro cuerpos, el último de los cuales tiene forma octogonal con chapitel piramidal.
Vamos llegando al Santuario de Nuestra Señora del Pueyo
Por el pinar
        ¡Ah, amigos!, pero no todo es barroco ni mudéjar; a las puertas del templo, los amigos de la organización, nos premian con el primer avituallamiento que, no sé, me da a mí que, excluyendo la cuestecica, todavía no nos lo hemos ganado, así que, mochila en lomo, seguimos el recorrido (por cierto muy bien señalizado).
        Descendemos unos metros por un pinar para adentrarnos en barranco de Marañán. Sumergidos en su seco cauce, el sendero nos lleva por su serpenteante discurrir de riscos calcáreos en el que tan solo se atreven a asomar algunas plantas como el chinebro (enebro) y algún pino de fuerte semblante.
Barranco de Marañán
A por el bocata
        Abandonamos el barranco atacando el segundo repecho de la jornada que nos encarama a un gran llano en el que se aprecia un cuadro de contrastes: el verde de la mies, el ocre del barbecho, el colorido del erial y, allí a lo lejos... el segundo avituallamiento. 
        Ahora sí, ahora ya toca probar ese bocadillo de jamón de tocino fallecido, con el pan entomatado y regado con el rico aceite de Belchite. Todo un lujo acompañado con unas olivas y un trago de vino de la tierra que ¡vaya usted a buscar algo mejor!. Además, el sol se suma al fiestorro y al personal se le ve con más ánimo.
        Seguimos la ruta que se adentra el barranco del Pinar, barranco que dejamos para seguir paralelos a la acequia de Belchite; sus aguas riegan huertos en los que los frutales hacen honor a la fecha de hoy, en que comienza la primavera, ofreciéndonos un bello y florido espectáculo.
Flor estampa de primavera de...
...cuerpo suave y delicado, eres una...
...flor cubierta por cortinas de seda
Vista de Almonacid de la Cuba
        Frente a nosotros van apareciendo algunas edificaciones de Almonacid de la Cuba, que no llegaremos a visitar. No importa, Maite y yo dimos un garbeo por sus calles cuando hicimos la ruta desde Belchite por el Malpasillo, disfrutando de la amabilidad de los lugareños y admirando su iglesia de Santa María y la ermita de Los Dolores.
        En las afueras, junto a las piscinas, otro avituallamiento nos ofrece frutas, queso, maíz, agua, zumo de uva fermentado... Valdría la pena apuntarse a estas marchas, aunque solo fuera por los populares avituallamientos que ofrecen a los participantes (no es nuestro caso), eso sí, hay que ganarse el premio.
Por el barranco, cerca del Aguasvivas
        En este punto, la ruta se divide en dos: la larga y la mediana. Aunque dudamos, nosotros dos cogemos la mediana que es por la que habíamos optado al inscribirnos, algo más corta, pero luego me contarían que el desnivel... 
        El sendero se adentra en un espeso bosque que, tras pasar por una fuente, nos desciende hasta un barranco que, unos metros más abajo, desemboca en el río Aguasvivas. 
        A partir de aquí, entre acequias, almendros y cultivos, el camino se adentra en pleno monte de erial, en el que atacamos otro buen repecho carente de senda, pero sin posibilidad alguna de despiste por la perfecta señalización de la ruta. 
Campos floridos
        Encaramados en lo más alto, ya se divisa Belchite, aunque todavía hemos de descender unos metros entre campos y pinar y alcanzar el "penúltimo avituallamiento". Aquí, Maite y una moza de la organización, se reconocen. Ambas son de origen lecerano y, a estas alturas, no viene nada mal una "charradica": ––que si conoces a fulana, que si ahora vivo aquí, que si estuvimos en Jaén y probamos aquel aceite, que si este o aquel son el mejor, que si son diferentes...––.
        Nos despedimos y seguimos la ruta que, poco a poco, va tocando a su final, no sin antes detenernos, ya en Belchite, en el, más que avituallamiento, premio de consolación. Aquí han cambiado el zumo de uva por el de cebada y lúpulo, acompañado de unas buenas rebanadas de pan de hogaza untado con aceite puro  de oliva, más virgen que la del Pueyo.
Cabaña en primavera
        Unos metros más y alcanzamos la meta en una animada plaza del Ayuntamiento con las terrazas de los bares al completo, en espera de que lleguen los últimos para pasar al pabellón y dar buena cuenta de una bien merecida comida.
        Espero que no haya pandemias, ni crisis, ni actos perversos de gobernantes descerebrados, que impidan a estas gentes de "Senderistas de Belchite" seguir ofreciéndonos marchas como estas para gastar calcetín, disfrutar de la compañía de amigos senderistas y si hace falta, detenemos en los avituallamientos que, más que eso, son un buen escaparate de las cosas buenas del Campo de Belchite.
        Nosotros volvemos a casa, aquí quedan los olivos, viejos los unos y cargados de esperanza los otros; quedan bajo la luz que las próximas lluvias apagarán. Queda, también, un paisaje cargado de contrastes, duro como la roca, pero agradecido con quienes le miman. Y queda la huella de las gentes que amamos, unas veces sin rumbo y otras con la mirada puesta en el final del camino, esta afición por salir a patear los senderos.
        Hasta pronto.


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Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 18,2 Km
Desnivel positivo, 365 m
Desnivel negativo, 365 m.

martes, 1 de marzo de 2022

SIERRA DE MIJAS (Circular)

Paseando por Úbeda
        Una escapada por el sur de este bello país en el que tuve, hace muchos años, la suerte de nacer, nos acerca a la costa malagueña, tierra nutrida de contrastes, tanto en lo referente a su geografía como a sus gentes. Aquí se funde el mar con la montaña, el flamenco con el rock, la riqueza de unos con la miseria de otros, el sol con el viento y allá, a lo lejos, en el horizonte, vuelan aves y esperanzas, sueños y lágrimas de los que hacia acá quieren llegar.
        En el viaje realizamos escala en dos ciudades que teníamos apuntadas en la "libretica de cosas pendientes": se trata de Úbeda y Baeza, pueblos que cuentan con un espléndido patrimonio monumental del renacimiento.
Palacio de Jabalquinto en Baeza
Baeza. Fuente de Santa María
Jaen, un mar de olivos
        De camino al sur, Maite, Concha y yo, que somos los viajeros de turno, sentíamos una especie de goce visual cuando el buga, allá en tierras de Jaén, volaba sobre un mar de viejos olivos (dicen que 60 millones en la provincia). Más tarde, nuestros paladares probarían el sabor de ese oro líquido, como así lo llaman por estas tierras.
        Antonio Machado, que impartió clases de francés el instituto de Baeza, de 1912 a 1919, entre paseo y paseo por los senderos que unen la localidad con Úbeda, escribía:
¡Viejos olivos sedientos 
bajo el claro sol del día, 
olivares polvorientos 
del campo de Andahicía! 
¡El campo andaluz, peinado 
por el sol canicular, 
de loma en loma rayado 
de olivar y de olivar! 
Son las tierras 
soleadas, 
anchas lomas, lueñes sierras 
de olivares recamadas.
  Día 25 de febrero de 2022
Vista de Mijas
        La mañana ha salido muy nublada, el Calamorro  y el Cerro del Moro, picos que se alzan sobre Benalmádena, se esconden bajo una pesada nube. Como este y algún otro monte ya lo subimos en otra ocasión, allá en el 2015, Maite y yo no acercamos a Mijas, un bello pueblo famoso por los burros*, emplazado a 424 metros sobre un Mediterráneo del que tan solo lo separan escasos 5 kilómetros. En sus calles, de indiscutible trazo musulmán, se levantan viviendas (y garitos turísticos) de blancas fachadas plagadas de  coloridas macetas. Varios miradores nos asoman hacia el mar, allá de azulada agua y acá de ladrillos y más ladrillos. 
Sierra de Mijas, con una de sus "mordidas"
        Al otro lado, hacia el interior se eleva una serie de picos que, como el Cerro del Moro  y el Calamorro, también se esconden a lo largo de la "Sierra de Mijas". Esta sierra está compuesta de rocas de dolomías, de naturaleza calcárea, de las que se extrae un excelente material de construcción, por lo que se han sacado cantidades ingentes de material, testificado por las heridas que se observan en sus enormes canteras, algunas de ellas en periodo de restauración.
        Como no hace día de playa, ––¡hale Maite, vamos arriba!. Así que aparcamos el buga en las cercanías del barrio de Las Terrazas de Mijas (420 m.) para iniciar el ascenso por un sendero que se abre paso entre una vegetación compuesta por pino carrasco, encinas y algunos arbustos como romeros, jaras, aliagas e, incluso, algunos palmitos.
Vamos "p´arriba"
        Conforme vamos ganando altura el paisaje hacia la costa de Fuengirola se va abriendo, lástima que las nubes no nos dejan ver más allá. Más cerca, el conjunto del pueblo de Mijas, nos enseña su blanco semblante.
        Cruzamos una carretera que asciende hacia unas instalaciones de comunicación repleta de antenas, pero que ni vemos ni veremos.
        Llegados a la cota 800, tomamos la GR-249, un bonito sendero que se adentra en una espesa niebla que nos impide vislumbrar más paisaje que el terreno que nos rodea. Afortunadamente, vamos equipados con navegador, aunque la traza de la senda no lleva a engaños. No así una joven, de habla inglesa, que nos encontramos y nos pregunta si por aquí se va a Alahurin De la Torre (sin palabras), población muy conocida por albergar una cárcel muy visitada por el famoseo de la Costa del sol.
Niebla en el camino
Una pequeña trepadica
        Tras varias lazadas, alcanzamos el collado de Las Tres Caleras (855 m). A partir de aquí, el camino discurre por un cordal que en sus primeros metros, unas rocas nos exigen utilizar las manos para salvar una pequeña trepada que nos deja ante una mesa informativa explicativa de lo que desde aquí se ¿divisa?. De no haber nubes, aquí,  en el Cerro Valcázar (900 m.),  el paisaje se nos abriría sobre la Hoya de Málaga, el Valle del Guadalhorce y el Mar de Alborán, así como la cuerda que une esta parte de la sierra con el Cerro del Moro y el Calamorro. ¡Qué le vamos a hacer, así es de caprichosa la naturaleza!, nos conformamos con la fotografía del panel.
Mesa informativa: lo que veríamos y...
...lo que vemos
Acebo
        El cordal inicia un ligero descenso hasta alcanzar el collado de La Media Luna. 
        Dejamos dicho cordal para atacar una fuerte bajada por un sendero en el que la humedad depositada en las piedras nos exigen algo de cautela; esa misma humedad lava la densa vegetación que, en esta vertiente de la sierra, aporta un paisaje más atrayente: asoma alguna otra planta como el acebo y los troncos de los árboles se engalanan con vestidos de la colección "liquen".
        Así, entre esta variada vegetación, alcanzamos un camino que une, ahora sí, Alhaurín De la Torre con Mijas, hacia donde echamos nuestros pasos.
Pino del Puerto de las Grajas
    El camino se viste de amabilidad, no tardamos en alcanzar el "Pino del Puerto de las Grajas", catalogado por el ayuntamiento de Mijas como singular, no solo por su porte, que lo tiene,  sino también por ejercer de hito en un cruce de caminos que los de la zona llaman comúnmente "el pino".
        Seguimos descendiendo, a nuestra derecha va apareciendo una de aquellas canteras, esta denominada de los Arenales. Una especie de circo muestra buena mordida a la montaña, pero que al menos, se han realizado trabajos para integrar en el paisaje, esta enorme herida abierta en la sierra de Mijas. Para todo esto, en cada una de las terrazas han plantado árboles hasta la cantidad de 7000 ejemplares y unos 8000 arbustos. Esta labor ha llevado a la cantera de Los Arenales a recibir el premio a la mejor restauración, un galardón que se acentúa al tratarse de la primera recuperación en piedra caliza que se efectúa en Andalucía.
Cantera de Los Arenales
Entre la Niebla: Fuengirola
        La blancura del pueblo de Mijas y Fuengirola, a cada paso, se ve más cerca. Abandonamos la comodidad del camino para descender algo más bruscamente por un sendero, maltratado por las ruedas de los "tráileros", que discurre por un cortafuegos.
    Alcanzamos la carretera que sube desde Benalmádena, por la que retrocedemos unos metros para cerrar esta ruta circular de una agradable mañana, con unas nubes que nos han hurtado grandes vistas, nubes que la piel de la península Ibérica espera rieguen huertas y páramos.
            Hasta pronto

        *Cuando hablo de burros, no me refiero a esos que se pelean entre ellos por discutir quien es más corrupto de entre la fauna del "Penoso Politiqueo", ni tampoco me refiero a los que invaden naciones, como Ucrania, a base de matar indiscriminadamente a niños, mujeres, ancianos y hombres, cuyo pecado es vivir en sus país (son más humanos los cuadrúpedos de Mijas).

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Enlaces a fotografías:

Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 9 Km.
Desnivel positivo, 550 m.
Desnivel negativo, 550 m.