viernes, 23 de julio de 2021

ALPES, UNOS DÍAS POR EL VALLE DE CHAMONIX, A LA SOMBRA DEL MONT BLANC

Del día 1 al 11 de julio de 2021
Grupo Esbarre (2008)
        De vuelta a casa, parte de mí, mira al futuro y la otra echa un vistazo a los recuerdos de momentos recientes, momentoscomo los vividos estos últimos días en los Alpes franceses.
        Se trataba de un proyecto del año pasado que la Covid nos obligó a guardarlo para mejores días que, como estos, nos permitieran viajar hacia nuestros sueños.
        En el año 2008, junto a más de veinte amigos de Esbarre, viajamos hasta Le Tour, un pequeño pueblecito alpino del Valle de Chamonix, para realizar el Tour del Mont Blanc. Fue una primera y grata experiencia de realizar un trekking bajo esas imponentes montañas y sus glaciares.
Con Maite en el 2017
        Maite no nos había acompañado, con otras dos esbarristas prefirió conquistar tierras y aguas de los lagos del norte italianos (la creme de la creme), plan que tampoco estaba mal.
        Llegó el año 2017, le había prometido que repetiría, esta vez con ella, el Tour del Mont Blanc. Y así fue, esta vez el grupo lo componíamos tan solo ella y yo. Quizá fuera esa la causa de que, careciendo de más compañía, necesitáramos establecer contactos con gentes con las que coincidíamos en la ruta. Prueba de ello es que conociéramos a Sofia y Yas, una pareja japonesa de la que tenemos buenos recuerdos.
        Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, sucedió que surgió el flechazo entre nosotros y las montañas, los glaciares, los ríos, los lagos y, como no, de las gentes mochileras que gastan suela, bajo la mirada del macizo del Mont Blanc.
Avignon. Palacio de los Papas
        Cansados de estar atados a la dichosa pandemia, con más ganas de viajar que Phileas Fogg, cogimos el buga y, ¡hale, carretera y manta!.
            De camino a Los Alpes, pasamos un día en Avignon, esa ciudad de la Provenza, villa del río y del viento, sometida por las murallas que la comprimen y guardan, que en el siglo XIV llegó a ser una segunda Roma. Ciudad de asilo, que atraería a extranjeros, negociantes, exiliados, banqueros, artistas y religiosos de toda Europa. Y también, ciudad de la farándula.
        Seguimos viaje; kilómetro tras kilómetro entramos en la región de la Alta Saboya. A los pies de los Alpes hicimos una parada de unas pocas horas en Annecy, la que llaman "la Venecia de los Alpes", por los canales que bañan su Vieille.  A las orillas del lago homónimo, del que dicen tener unas de las aguas más limpias del mundo, el espectacular paisaje que reflejan sus aguas nos invitaron a respirar de otra manera, más profunda, más pausada.
Annecy
Desde al balcón
        Largos túneles y espectaculares viaductos, nos llevaron por la autopista que llaman "La Route Blanche", vía que nos condujo hasta nuestro destino, Chamonix, más concretamente al norte de la ciudad, a Les Praz.
        Antes de la pandemia teníamos reservada habitación en el "Centro Vacacional Les Econtres", encuadrado en toda una red de alojamientos franceses de tipo, más o menos, social (VTF). Lógicamente, nos habían conservado dicha reserva para esta ocasión. 
        Una vez en la habitación, ¡maravilla!, en un gran ventanal de acceso al balcón, como si se tratara de un gran póster, el macizo del Mont-Blanc sería la primera imagen en el despertar de cada una de las mañanas de nuestros días, aquí en Chamonix.
Macizo del Mont Blanc
Glaciar de Bossons
        Lo sabíamos, las webs del tiempo no auguraban días muy poco luminosos para los planes que llevábamos preparados: glaciares, como Bossons, Argentière, Tour, Bossons; Aiguille de Midi, Montevers y Mar de Glace, Balcones norte y sur del valle, Lac Blanc, etc., lugares que, con alguna excepción, cada día se escondían bajo las nubes.
        Afortunadamente, de entre las variadas actividades que en Les Econtres realizan para los alojados, había varios días de senderismo, guía incluido. Resultado de esto es que salimos varios días en grupo y fue una buena experiencia, tanto por recorrer otros senderos, como por compartir jornadas con otras gentes. Además, éramos los únicos españoles del centro y de los pocos en el resto del valle, pues, salvo en una ocasión en una tienda de Chamonix, en ningún momento, nuestros oídos escucharon palabra alguna de la lengua de Cervantes. Supongo que sería por el tema de la Covid, pero percibimos menos turismo internacional que en otras ocasiones. La comunicación fue fácil, el esfuerzo de Maite en practicar la lengua de Balzac, merece calificarlo como excepcional.
Gores de Diosaz
        Como decía, conocimos algunos rincones del Valle de Chamonix. como las Gorges du Diosaz, un impresionante desfiladero en el que la roca se deja querer por el agua; hicimos una ruta circular por Chailloux para, entre bosques y floridos prados, admirar el impresionante glaciar de Bossons; no sin dificultad, ascendimos hasta el Lac Pormeraz, en cuyas aguas se reflejaban las montañas que lo rodean; la ruta por el Col des Possetes nos mostró, entre nubes, el glaciar de Tour, glaciar que Maite y yo, con la excusa de subir hasta el refugio de Alberto 1º, en el único día soleado, pudimos realizar.
        De vuelta a casa, una jornada en Carcassonne. Nos cautivó con sus dos históricas ciudades, La Bastide y La Cite, ejemplo de fortalezas con sus murallas y el Château Comtal, un castillo del siglo XII. 
        En fin, veremos como transcurre este complicado verano en el que las fiestas y jolgorios parecen primar sobre el sentido común. Mientras tanto, te dejo, digo, te invito a pasar un rato conmigo en este viaje por tierras galas.
        Hasta pronto

ENLACES A LAS SALIDAS:

1 comentario:

  1. ohhh, la gran Maite, es una políglota, excepcional......
    Je sais, que elle parle trés

    ResponderEliminar