viernes, 29 de mayo de 2020

BULGARIA - TREKKING POR LAS MONTAÑAS DE RILA Y PIRIN

Introducción
Todo parece volver a la normalidad, los días van pasando a velocidades de vértigo, estamos en pleno verano y las maletas estivales son víctimas de la presión que ejerce un cuerpo sobre otro. Las calles de Zaragoza, quedan desiertas. Poblaciones de la costa cercana, se convierten por unas semanas en la capital de "Oregón" (Aragón). Nosotros, los autodenominados "Estalentaos": maletas, petates y mochilas los cargamos en dirección a la península de los Balcanes, concretamente a Bulgaria. 
Curioso país, desconocido para mí, con una extraña lengua (cirílico) que dificulta el presente relato que un servidor va a intentar hacerlo digerible. Para ello, lo voy a ir publicando por etapas, siendo lo más fiel posible a lo que mis ojos han visto alimentados por la información que voy consultando.
Mapa de Bulgaria.
Bulgaria se encuentra en una encrucijada de culturas, cuenta con fronteras de cinco países diferentes: Turquía, Grecia, República de Macedonia, Serbia y Rumanía. Al Norte, su frontera viene delimitada por el Danubio, y al Este, por el Mar Negro. Esta posición geográfica la ha colocado en el centro de las numerosas disputas fronterizas típicas de los Balcanes a lo largo de su historia, y la sitúa, además, en el punto de contacto entre Europa y Asia, especialmente con Turquía.
En el siglo VII, los eslavos, apoyándose en la tribu de los búlgaros de origen centro asiático, establecieron el primer reino búlgaro. 
Artillero otomano.
Tras un período en el que fue uno de los más importantes poderes en el sudeste de Europa, sucumbió al imperio bizantino a principios del siglo XI. Aunque hubo varias revueltas, hasta el año 1185 no se estableció el Segundo Imperio Búlgaro, bajo la dinastía de los Asen con capital en Veliko Tarnovo. A finales del siglo XIV, la división del imperio en varios reinos permitió su ocupación por el Imperio Otomano. Éste ocupó toda la zona hasta finales del siglo XIX, en que le fue concedida la independencia a Bulgaria como consecuencia de la Guerra Turco-Rusa de 1877-1878. En los años previos, se habían dado diversas revueltas y levantamientos, el más importante de los cuales fue protagonizado por líderes nacionalistas de Koprivshtitsa. Bulgaria participó en las dos Guerras balcánicas y en la I Guerra Mundial, perdiendo en ambas ocasiones partes importantes de su territorio. En la II Guerra Mundial, participó en el Eje junto a Alemania e Italia, aunque luchó contra la primera, tras la entrada del ejército soviético en septiembre de 1944. Bulgaria se convirtió en una república popular de corte comunista en 1946, y permaneció como tal hasta 1990. En la actualidad, forma parte de la OTAN y, desde el 1 de enero de 2007, de la Unión Europea. Aunque es conocida por su reciente pasado comunista o por su nivel de desarrollo en comparación con Europa, en realidad es un país que tiene mucho que ofrecer en términos de su historia, gastronomía (lo certifico) y naturaleza. Por otro lado, sus constantes esfuerzos de modernización y su reciente incorporación a la Unión Europea, hacen que en estos momentos se pueda observar un país que cambia prácticamente día a día, con enormes contrastes entre unas zonas y otras. Seguro que en esta agitada historia, se pueden añadir muchísimos más detalles, pero hay otras páginas más aplicadas que esta para ello.
Geográficamente y en rasgos generales, Bulgaria se encuentra dividida en: la costa del Mar Negro. En esta zona se encuentra la tercera ciudad en importancia de Bulgaria (Burgas), así como Vrna, Balchiik, Albena y Neessebar. 
Rodopes y Tracia ocupan el Sur y Sudeste del país.
Al sur de la Cordillera Balcánica, las llanuras en las que se encuentra la capital Sofía y el Valle de Tracia
En el extremo norte, el Danubio ejerce de frontera con Rumanía y en el sur, emergen de la tierra las Montañas de Rila y Pirin. Y es precisamente en estos dos macizos, en los que nuestros cuerpos han disfrutado de unos de sus mayores placeres: "gastar tabas por el monte". ¡Ahí va!
–––––––––––––––––––––––
 
Por un problema técnico, todas las fotografías de este trekking, quedaron borradas. He recuperado algunas. En desagravio dejo el reportaje en 
Del mismo modo, puedes ver un pase de diapositivas en
––––––––––––––––––––––––– 
 Día 2 de agosto de 2014
            Los de Zaragoza vamos acudiendo a la estación del tren con rigurosa puntualidad, la misma que nos deja en Barcelona donde ya se encuentra el destacamento que, en coche, ha llegado desde el Alto Aragón.
          Todos "escoscadicos" y con muda del día, nos colocamos en la fila de facturación del vuelo con destino a Sofía, que con más de una hora de retraso abren el garito.
          Parece ser, por lo que nos cuentan, que a la gestora (Iberia) no le constaba dicho vuelo. ¡Horror!. Un miembro del grupo, se queda dormido en el suelo junto a una columna, ponemos una gorra a su lado y, palabra, una niña le echa dinero (que, lógicamente, devolvemos). El retraso se arrastra hasta la salida del avión, dentro del cual, en tierra, permanecemos una hora de espera. Me viene a la mente aquel anuncio de hace muchos años en el que un niño de la mano de papá, le dice -¡con Iberia ya habríamos llegado!- Sin palabras me quedo.
            En tanto tiempo de espera, no es difícil entablar relaciones momentáneas con otros afectados y una feliz pareja, nos cuentan, van a por una niña de adopción. La maleta más grande es para la niña.

         
Nelly
Por fin llegamos a Sofía, una simpática joven nos recibe en el aeropuerto. Se trata de Nelly, nuestro ángel de la guarda hasta que volvamos a despedirla en este mismo lugar.
         A la una de la madrugada llegamos al hotel y como el horario de cena "es de ayer", nos dejan una mesa para que nos sirvamos nosotros mismos.
            Con la comida en una mano y la bebida en la otra, atendemos el plan que Neli, ahora ejerciendo de guía, nos tiene preparado para la primera jornada de trekking.
             Tomamos posesión de nuestras habitaciones y...zzzzzzzzzz. Buenas noches.



Día 3 de agosto de 2014
        
Preparados para el primer asalto
    Como no es caso de andar por el monte con una fuerte carga de desnutrición, el bufet libre es asaltado por "os estalentaos" como si de la conquista de una fortaleza se tratara.
          En la puerta nos espera quien va a llevar nuestro equipaje y en algunas ocasiones a nosotros mismos, de un punto a otro. Se trata de Dimitar (nosotros le llamaremos Dimitri), tan buen bailarín como conductor.
         Viajamos hacia las montañas de Rila, nombre de origen tracio y que significa, más o menos, "montaña bien regada", y efectivamente, más adelante veremos el porque del nombre.

        Salimos de Sofía por anchas avenidas y edificios de tiempos soviéticos. Adivinamos algunas joyas que a la vuelta visitaremos.
          
Traslado
Autovía, carreteras, baches, otra vez baches, obras, etc., nos demuestran que este es un país con mucho futuro por delante.
           Pasamos por un pueblo-balneario. Se trata de Sapareva Banya, popular sobre todo por sus aguas minerales: en la ciudad brota el agua mineral más caliente de Europa, con 103°C. Aquí se encuentra el géiser, único, en Bulgaria,  por su esencia.
            Tras pasar por Panichishte, el microbús nos deja en un lugar llamado Zeleni Preslap a 1600 m.

          Lola, que como sabemos se accidentó en semana santa, todavía en fase de recuperación, se va con Dimitri a esperarnos al final de la etapa. Hasta luego Lola.
       
Barranco de Skakavitsa
          Calzadas las botas, encremados hasta las cejas y bien dirigidos por Neli en cabeza y Benito en la retaguardia, en una bonita mañana, comenzamos a caminar por una pista engalanada por espectaculares pinos y abetos.
         A nuestra izquierda, las aguas del barranco Skakavitsa, suenan como suenan las secciones de viento en las grandes orquestas y, además, nos indica que debemos abandonar la pista y adentrarnos en una empinada senda que, adornada de múltiples variedades de flores, nos va acercando al refugio del mismo nombre (me niego volver a escribir tan complicado nombre) que el barranco.
Entre coníferas.
El gato bailón.
        El aterrizaje en el refugio, no puede ser más espectacular. En la puerta, un grupo de paisanos entonan bellas melodías búlgaras acompañados de una acordeón y de un instrumento de percusión parecido a una copa del revés.
         Una tras otra, canciones populares bañan el aire de semicorcheas y fusas. Un gato sentado en una silla, mueve el rabo al son de la música y nosotros movemos el cuerpo entero rumbo a la hermosa cascada  de Skakavitsa.

Refugio
Cascada de Skakavitsa.
Entre rocas, agua y flores.
Despensa
            Tras salvar unos 200 metros de desnivel, el salto de agua de unos 80 m. de caída, sirve de decoración para ciento y una fotos. Por resbaladizas piedras (lo he comprobado), nos adentramos bajo sus aguas que con fuerza golpean los escalones graníticos por los que descienden.
          Pero el ruido del salto, con su bravura, no mitiga el que en lo más adentro de nuestras entrañas nos suenan, con sordina, las trompetas gástricas,
por lo que volvemos al refugio y tras sacar el contenido de nuestras mochilas, damos cuenta de la mitad, la otra mitad hay que guardarla para mañana.
          Quesos, embutidos variados, salsas de diversos sabores, chocolates...etc., remojados con buen vino y rica cerveza, cubren una larga mesa que su soledad nos ha regalado.
        
Cruzando el río Skakavitsa.
Y como queda mucho camino, mochilas al hombro y a caminar. 

        Cruzamos el río Ska...(ya sabemos: el nombre) e iniciamos una fuerte subida por senda provista de la consabida colección de flores y un batallón de mosquitos que se afanan en absorber la sangre más apetitosa de los 16 humanos que por sus campos andan.
              El abeto sigue siendo el rey del entorno hasta la cota de 2000 metros, en el que el prado alpino cubre el suelo.
            Unas instalaciones de esquí, nos indican el collado Viek Rislki Ezera (otro nombre que se las trae) y allá abajo divisamos el refugio del mismo nombre (2100 m.).

          
Collado Viek Rislki Ezera
La jornada va tocando a su fin. Con alegría de colegiales descendemos por una empedrada senda. Un miembro se adelanta al resto, es Luis, abajo se adivina el semblante de Lola que ha llegado en telesilla. En su encuentro, la saludamos todos y pronto, tomamos posesión de nuestras habitaciones en este refugio-albergue, el primero que he conocido en que te facilitan toallas para la ducha ¡que lujo!.
           Cenamos los productos búlgaros que en los restantes días van a ser los protagonistas: shopska salata (¿y ahora qué, a que no sabes que es esto?: ¡ensalada!), musaka y el rey: ¡yoghurt!. En Bulgaria se descubrió el yoghurt  ¡y mira tú, si lo probaremos!.
Refugio Viek Rislki Ezera
             Nos vamos a dormir. Buenas noches.

Mapa de la etapa.
Perfil: Distancia, 8,6 Km. - Desnivel acumulado de subida, 847 m. - De bajada,  340 m.

Día 4 de agosto de 2014 (Los Siete Lagos de Rila)
         
Intentaré suplir a Luis.
Poco más de las siete de la mañana, todos "escoscados", desayunados y con las mochilas al hombro nos despedimos de Lola que no sé como ha pasado la noche, pero Luis, hoy se queda con ella, "il en est de l'amour". Ante la ausencia del video-realizador, asumo la función de grabar con la cámara los momentos más estelares de "os estalentaos" (¡vaya responsabilidad!).
         Salimos en la misma dirección por la que ayer llegamos, solo que ahora vamos en dirección sur.
       El suelo granítico de esta montaña, esconde una de las maravillas que el ojo humano puede observar:

         
Hacia los Siete Lagos
Conforme vamos ganando altura, el suelo de estas montañas, nos va mostrando, uno a uno, siete lagos de origen glaciar.
        Los Siete Lagos de Rila se encuentran en la parte Damgskiya de la montaña de Rila noroeste. Están situados en los peldaños de un gran circo, rodeado de los picos Suhi Chal, Otovishki y Haramiya. Cada uno de los lagos tiene su propio nombre, inspirado por su forma y características. 
       El lago más alto es "Salzata" (gotas de llanto). Se llama así por sus aguas cristalinas. Se sitúa a una altitud de 2535 metros, debajo del pico Otovishki. Le sigue "Okoto" (el ojo) de forma ovalada y de color azul profundo.

Vista de algunos de los Siete Lagos de Rila
Un espectáculo maravilloso
Salvando el lago Bliznaka
Gemelos

        Debajo de él, está “Babreka” (el riñón). El lago siguiente es “Bliznaka” (el gemelo): tiene la forma de un reloj de arena. Debajo de la ruta se encuentran los lagos "Trilistnika” (el trébol) y Ribnoto (de pesca), junto a cuya orilla se encuentra el refugio en el que hemos pasado la noche.". El lago más bajo, a unos 2095 metros sobre el nivel del mar, “Dolnoto” (el bajo) pone inicio al río Dzherman. Todos los lagos están conectados por estrechos barrancos.
Bello cuadro
Desde la atalaya
      Sí, sí, pero la función no es gratis y si la quieres ver, hay que sacar localidad de palco alto. Pues eso, que atravesando "la boira" (niebla), vamos ganando altura metro a metro. El paso es lento pero firme, Nelly nos va describiendo cada uno de los lagos que vamos descubriendo. Las cámaras de fotos echan humo y la humedad y desnivel, arrancan de nuestros poros ese fresco sudor de mañana que ¡todavía se puede soportar!. Todo un espectáculo que a estas alturas nos encoge el alma, poco a poco, lo vamos disfrurando.
       Pronto adivinamos el primero de nuestros objetivos, el Pico Ezerni que con sus 2500 m. espera a ser conquistado por estos "jóvenes muchachos".
                       Las nubes dejan ver, en alguno de sus claros, los lagos que allá abajo van quedando.
Cruce de caminos en el collado Razdela
             Descendemos unos metros, la senda transcurre por terreno de prado alpino y engañosamente llana pues vamos ganado metros entre la niebla. 
                 Sin darnos cuenta, hemos ascendido 100 metros más, cuando, entre la niebla, un artilugio metálico nos indica un cruce de caminos coincidente en un collado que creo que se llama Razdela (una vez más, disculpas por los nombres). Estamos en una zona que suele ser víctima de las nieblas y vientos, por lo que unas campanas avisan de su presencia, ¿estaremos en el mar?. Unas aletas, movidas por el viento golpean las campanas, aunque hoy no es el caso -¡marineroooo, viento en calma!-

Cresteando.
        A partir de aquí, la senda se convierte en una larga culebra que anda por lo alto de una cresta a veces, o cordal en otras.
       Subimos un poco, bajamos otro poco, pasamos por el Pico Dodov (2630) y otra vez "p´abajo".
        La senda va girando al Este, a nuestra derecha, 1500 metros abajo, vemos el Monasterio de Rila que días más adelante visitaremos.
        Y de frente, la cumbre de la jornada: el Pico Malyovitsa, de 2729 metros, que alcanzamos en pocos minutos.

En el pico Pico Malyovitsa
Capturando la belleza de las montañas de Rila
      Nelly, muy prudente ella, tenía dudas de que pudiéramos llegar hasta aquí, la mañana estaba cerrada pero, en argot alpino, una ventana se nos ha abierto y ¡zas!, que hemos tocado cima.
      El descenso, en principio suave, lo hacemos sobre bloques de granito. Alguien del grupo recuerda el descenso de Mulleres por el Ibón de Cregüeña, allá en el lejano Pirineo.
        Una terraza, nos da un respiro, pero al final, otra bajada entre bloque y ¡otra terraza! y ¡más bloques!. Las piernas me tiemblan más que a la Gospe cuando escucha ¡podemos!.
Prudente descenso.
Unas birras en el refugio Malyovitsa, con Luis y Lola incorporados
      Y con el símil marinero, alguien grita: tierra no, ¡aguaaaaaa!
       Se trata del Lago Elenski, de aguas cristalinas y de rasgo acogedor. ¿por qué?. Pues porque sacamos de nuestras mochilas el resto de comida que ayer por la mañana cargamos y no dejamos ni una miga, ni una gota.
      Javier Lacadena, hunde sus robustas piernas en el húmedo y frío medio. Dice que va bien "pa las tabas". ¡Pues prepáralas!, que llevamos tropecientos metros de desnivel y aun nos quedan por bajar, cerca de 800. Ya nos había dicho Nelly que hoy es el día fuerte y esta chica ¡no miente!.
            Pues nada, recogida de material, cordones apretados y...

¿Es por aquí?
...p´abajo. La música es la misma que la de antes de llegar al lago: terraza, bloques, terraza, bloques...
Eso sí, nos vamos tragando el desnivel a pasos agigantados.
        Poco a poco, la senda suaviza su trazado, el pino y el abeto comienzan a aparecer. El suelo comienza a florecer, el río, a nuestra derecha, nos regala su clásico sonido al salvar, roca tras roca, el desnivel de su curso. Vamos, como lo hemos hecho nosotros, solo que el sonido era otro: ¡cagüenla!.
        Al fondo, un edificación. Es el refugio de Malyovitsa (1960 m.) en el que paramos a realizar un ligero descanso.

          ¡Sorpresa!. Hasta aquí han subido Lola y Luis a recibirnos, les saludamos con la camaradería que nos distingue. Lola dice que la pierna va bien. Sacamos unas latas de birra y emprendemos el descenso que, aunque bastante suave, se hace interminable tras tan larga y dura jornada.
          Llegamos al centro alpino de Malyovitsa. Varias edificaciones de montaña se esconden entre los abetos que pueblan la zona.
             Nosotros nos dirigimos a uno de ellos en el que pasaremos la noche. Dimitri nos espera con el equipaje que subimos a las habitaciones para, tras cenar..., "a ñoñon". Zzzzzzzzzzzz


Mapa de la etapa.
Recorrido.- Distancia: 18,3 Km - Desnivel acumulado de ascenso: 1075 m., de descenso: 1453 m.
 

Día 5 de agosto de 2014  
En la puerta del refugio (preparados)
          El desayuno, como es costumbre: los unos por necesidad y los otros por pura gula, nos comemos todo.
           Hoy, la jornada comienza con un transfer conducido con gran habilidad por Dimitri (¡el rey de las curvas!). En el camino, nos detenemos en un supermercado a comprar la comida para hoy, y como vamos escasos de vino, en la sección de bebidas, en un ejercicio de solidaridad para con la bota, adquirimos un par de briks de buen tinto de la tierra. 
        Tras más de una hora y media, estamos en Borovets (1430m.), población en la que el deporte de invierno es su mayor atracción.
Puente sobre el río Bistritsa
        Recuperadas las "garrillas" de nuestro tute de ayer, nos despedimos de Lola (hoy se queda con la buena compañía de Piedad) y echamos a andar cruzando el puente sobre el río Bistritsa, cuyo curso vamos a seguir, aguas arriba, durante un buen rato.
       A lo mejor me repito, pero tengo que mencionar al agua. Vayas por donde vayas, el agua fluye entre piedras y raíces, baña bosques y praderas, esculpe caprichosas formas en la piel y entrañas de la tierra, alimenta a las plantas y humedece el ambiente para que, junto a una buena temperatura, ayude a que los hongos salgan por troncos y tierra para alimentar (o envenenar) a quien los ingiera.
El agua fluye por todas partes

Entre pinos.

        Una larga, pero bonita pista, de manera suave, nos va ayudando a tragar kilómetros de distancia y metros de desnivel. A nuestra derecha asoman las instalaciones de esquí, a la izquierda varios picos que no voy a nombrar, pero que la cercanía de ellos los hace espectaculares a la vista.
          Llegando a una instalación de un arrastre, a 2140 m. de altura, abandonamos la pista para adentrarnos en una senda por la que, como no, el agua se empeña en llevar el mismo trayecto que nosotros y en probar la permeabilidad de nuestras botas. En el cielo, aparecen las primeras nubes.
Vadeando el río.
Ganando altura
        La senda acuática desemboca en un prado adornado por pequeños pinos.
         De nuevo, hemos de cruzar el río (ese de nombre complicado) y ante la ausencia de puente, lo vadeamos, bastón en mano, haciendo gala de nuestra destreza en estos menesteres y probando, de nuevo, el "guarretex" de nuestro calzado.
        ¡Menos cachondeo!, que el camino se empina y las nubes amenazan con mojarnos algo más que los pies. 
         Nos parece mentira que no haya nadie por estos parajes tan asombrosos. Nelly nos comenta que los lunes y martes no funcionan los remontes y ese es el motivo de que el personal no suba, mañana. será otra cosa.
El lago nos mira.
            Metros (muchos) más arriba, junto a un lago, encontramos una serie de edificaciones, algunas en construcción. La más antigua, alberga el Refugio de Musala. El sitio está en expansión, ya que con los remontes y una pequeña caminata, se puede acceder sin ningún esfuerzo hasta una cota de 2400 m. (nosotros ya llevamos un millar a patita.).
             Un bonito lago sirve de centro a un futuro complejo invernal y desde sus orillas se divisa nuestro objetivo para mañana: el pico Musala de 2925 m. de altura.
                Comemos en el exterior del refugio cuando comienza a llover, el café lo tomamos dentro del garito.
Presente del futuro.
Con Maite, antes de llegar al refugio
        Seguimos, queda mucho trecho. Impermeables, capas, paraguas y cualquiera de los plásticos que algunos portan en la mochila, cubren nuestros cuerpos para mantenerlos secos en la subida que ahora atacamos.
        En estas alturas, que nadie espere encontrarse sendas alfombradas por verde césped, ni escaleras mecánicas que te colocan en la "planta de corsetería" de los "almacenes pinpanpún". Los mojados bloques de granito se hacen cargo de gastar las suelas de las botas y evitamos pisar los mas pulidos, no vaya a ser que un pequeño resbalón de al traste con la expedición.
            Parece que hay ganas de llegar a nuestro próximo refugio, el Ledeno Ezero (Dejo foto del cartel por si alguien quiere probar a traducir) que a sus 2720 metros de altitud (eso se entiende) y en un país en el que el único helicóptero que vimos está en un museo, pocas comodidades se pueden pedir. Las literas y la amabilidad de la guardesa, compensan todas las carencias del garito, no todo van a ser hoteles de **** estrellas. Realmente este tiene muchas más, mirando al cielo, ¡todas!.
        ¿Que si nos duchamos?, pues no. ¿Que si fuimos a la toilette?, pues sí, era tan amplia como la montaña.

Llegada al refugio Ledeno Ezero.
           Por no mentir, un pirado, a escondidas, se metió en el lago Ledeno, ¡en este ganado, estamos de todo!. Y digo de todo, porque hasta un par de "ovejas estalentadas", descarriadas, impacientes, van y se suben al Musala sin esperar a mañana, que es cuando lo haremos el resto de ganado. ¿ya sabes por qué nos llaman "estalentaos"?.
        Algunos salen al exterior a ver unos rebecos (sarrios, se llaman en el Pirineo aragonés), que andan por las cercanías, cuando la jefa del garito toca a fajina. 

          En la mesa hay buen ambiente "de invierno", la sopa nos sentará bien. Llegan las ovejas descarriadas.
Esa bota ––¡aprieta fuerte!
La gallina clueca.
           Tras la cena, el animador del grupo prepara un "show vespertino": La última adquisición, Toño, ejerce de gallina clueca y empolla dos huevos. Finalmente, dos pollitas ven la luz: Maribel y Sara, ¡que imagen más emocionante!. ¡No!, no es mal de altura, ¿sabes por qué nos llaman "estalentaos".
            A los pies de las literas, tres mantas. Dirás ––¡que exageración!–– Pues no, algunos valientes nos pusimos solo una y amanecimos con todo el equipaje encima. Un termómetro, en la puerta, marca 4ºC y...llueve.
          Mañana subiremos el Musala. Zzzzzzzzzzzz...

Mapa del recorrido
Perfil.- Distancia: 10,8 Km. - Desnivel acumulado de subida: 1327 m. - De bajada. 18 m.

Día 6 de agosto de 2014
Hacia el Musala

           La mañana es fría y con lluvia, el cielo...¡bueno!, el cielo está cubierto por densas nubes que vaticinan que el día va  a estar pasado por agua. Nuestros guías Benito y Neli, que han debido reunirse clandestinamente, deciden con buen criterio, variar el itinerario de la jornada. Lo previsto era subir al Pico Musala por la cara sur y descender por la cara norte hasta Treshtenik, pero ante las previsiones meteorológicas, se decide ascender el pico y bajar por el mismo recorrido que nos trajo hasta aquí.
           Desayunamos, como es habitual, con buena gana. Dejamos las mochilas en el refugio, bien vigiladas por la pareja que ayer... (ovejas escarriadas).
            Nos colocamos las prendas impermeables y todos p´arriba. Los menos de doscientos metros que nos separan del pico, los hacemos sin darnos cuenta y en menos de cuarenta minutos, bien mojados, hacemos cima en el Pico Musala (2925 m.), el de mayor altura de la Península Balcánica.
Estación meteorológica del Musala.
           En su cumbre se encuentra una importante instalación meteorológica. La estación fue proyectada por los arquitectos Panaiot Kálchev y Guencho Skordev y la construcción fue realizada gracias a donaciones de turistas y ciudadanos. Desde aquel momento, sin parar e independientemente de las condiciones atmosféricas en la estación, generaciones de meteorólogos realizan observaciones del tiempo. Los valiosos datos meteorológicos ocupan un importante lugar en las investigaciones de las variaciones y cambios del clima regional y global.
En la cima del Musala
Benito, Nelly y yo
Con Maite.
Toño, Luis Lasala, Nelly y Luis Casao
Té en las alturas.
 
De bajada
      Ya sabemos que el Musala no llega a los 3000 m., pero hay que subirlo y bajarlo. Pero de momento, no hay prisa, sacamos nuestras fotos con los teléfonos (la cámara se ha quedado en la mochila para no mojarse) y además, no todos los picos albergan un garito en el que el guarda de la estación nos sirva un té calentito. Nos sabe "rico, rico", y a algunos nos viene a la memoria, el que nos servían en las alturas del Himalaya, junto a uno de los lagos de Gokio o en el campo base del Everest.

De compras

           Calientes y secos, iniciamos el descenso con cuidado, la roca está mojada y resbala algo.
       Al pasar por el refugio de Ledeno Ezero, recogemos las mochilas y sus vigilantes, y seguimos descendiendo. En el siguiente refugio, el de Musala, paramos a echar un tentempié en el exterior (ayer lo hicimos subiendo). Se nota que hoy funciona la telecabina, hay algo más de personal. 
        Comienza a diluviar y nos refugiamos en el interior. Ante el complicado clima del día, se decide acercarnos hasta las instalaciones para bajar en el telecabina. Así lo hacemos.
En el "restaurante"
       Un tenderete en el que un buen hombre vende productos de la tierra, es asaltado por algún estalentao, al que, afortunadamente, de pronto le acude un poco de conocimiento y recuerda que vamos con mochila y que su capacidad tiene un límite y además, quedan muchos días por delante. 
         El lugar es espectacular, es un mirador hacia todo el macizo que ayer subimos y hoy bajamos, y para celebrarlo, sacamos el resto de artillería comestible de los rincones de las mochilas y ¡a comeeeeeer!
 
Al fondo, el Musala.
¡Estalentaos!
     Ya no llueve, empero, por dentro, nos mojamos del rico vino que la guardesa del refugio nos sirvió la noche pasada. Una vez más, Nelly saca una larga tela que la venimos usando de mantel y sobre ella (la tela), depositamos ricos fiambres, quesos variados, patés no se sabe de qué, chocolates...
          A alguno se nos va "la olla" y nos subimos a unas piedras (¿será para sentirnos más altos?- no sé).
     Recogemos la mesa y terminamos el descenso montados en las telecabinas que nos dejan en Borovets, lugar desde el que ayer iniciamos el ataque al Musala.

Bansko
      No ha salido como esperábamos pero "doña prudencia" es la que manda en la montaña y hay que obedecerla. No obstante y como siempre, la jornada está siendo entretenida y el buen humor no desaparece del grupo que ahora, monta en el microbús que Dimitri ha tenido a bien acercarnos, y un transfer de un par de horas nos deja en Bansko, ciudad turística al norte de la Montaña Pirin y que va a ser nuestro centro de operaciones por unos días.

          En uno de los balcones del hotel en el que nos alojaremos, dos bellas mujeres nos saludan y nos dan la bienvenida, ¡son Lola y Piedad! de las que nos habíamos separado un par de días antes.
Lavadora

         Nos cuentan que han hecho turismo por la ciudad, que han estado en un balneario y allí han conocido a Darina, una mujer búlgara que trabaja en la ciudad navarra de Tudela y se encuentra de vacaciones con su esposo y sus dos preciosas hijas.
         Tomamos posesión de las habitaciones y, tras asearnos, damos un paseo por la ciudad.    

          Cerca del alojamiento, nos llama la atención una especie de fuente o molino o ¡que se yo!. Nelly nos explica que es una lavadora y que no es de adorno. Días después vimos como unas mujeres lavaban alfombras en la "lavadora automática".
Detalle del "motor de la Candy"
Con las lugareñas de Bansko

Mehana exterior del hotel.
         Volvemos a cenar en la Mehana del hotel. ¿Que qué es una mehana? A "meyhane" es un restaurante tradicional o bar en Irán, Turquía y los Balkanes. La palabra "meyhane" se compone de dos palabras persas: mey (vino) y hane (casa). La palabra derivó en los idiomas serbio y búlgaro como "mehana"·. Los restaurantes mehana utilizaban para servir principalmente vino junto al messe (aperitivos variados) hasta finales del siglo XIX, cuando la rakia se convirtió en la bebida nacional de Bulgaria (casi oficial). En Bulgaria se refiere a un restaurante de comida, con decoración tradicional y acompañamiento de músicos. En nuestra mehana exterior (en la interior cenaremos otro día), el menú lo comemos con agrado y somos víctimas de los músicos. El clarinete suena de primera, mezcla canciones tradicionales con el más puro estilo jazzístico. Dimitri se anima y comienza a mover el esqueleto con un movimiento de cuerpo, que para sí quisiéramos algunos, Nelly se suma y el resto, que no tenemos ni idea del baile, nos soltamos el pelo y ejercemos de "estalentaos bailarines". Bueno, al final no lo hacíamos nada mal: es como bailar una sardana al ritmo de jota.
       Y, lógicamente, la suma de montaña, viaje, paseo, cena, vino y rakia nos dejan en la cama como bebés tras la teta, así debe de ser: ¡Buenas nooch...! zzzzzzzzzzzzzz.
Mapa del recorrido.
Perfil.- Distancia: 13.1 Km. Desnivel acumulado de ascenso: 303 m. - De descenso: 1660 m.
Nota.- Puesto que parte del recorrido lo hemos hecho en medios mecánicos, hay que descontar: 4,5 Km de distancia y 1000 m. de bajada.

Día 7 de Agosto de 2014
                  El desayuno que nos preparan en el hotel es...!interesante!. Cuando vuelva a casa, me peso, lo prometo. Dicen que en un trekking de estas características se pierde peso, "no sé yo".
                 La fecha de hoy, está marcada en el programa como "de descanso y relax"; de "dura jornada de visitas culturales y gastronómicas", la denominaría yo.
                Todos escoscados y con muda de festivo, salimos de paseo por las calles de Bansko. Hoy, Nelly va a ejercer de "guía cultural" y es que además de montañera está licenciada en historia, ¡vaya lujo de moza que hemos contratado!
Cartel del  Festival Internacional de Jazz
               La ciudad de Bansko, un centro espiritual, revolucionario y cultural durante el Renacimiento Búlgaro en los siglos XVIII y XIX, es hoy un famoso centro vacacional de montaña. Situada en el Suroeste de Bulgaria, en las faldas de la montaña Pirin, la ciudad está rodeada de decenas de fuentes de aguas termales. Bansko es el punto de partida hacia una única pista de esquí de 16 kilómetros, iluminada por la noche, y con una cobertura de nieve garantizada. 
      Estos días se está celebrando el Festival Internacional de Jazz en el que, desde 1998, participan figuras de fama mundial.
Templo de la Santísima Trinidad

         Desde cualquier punto de la ciudad, se divisa el campanario con reloj del templo de la Santísima Trinidad. La escalera de madera que lleva al desván es coetánea de esta impresionante torre. Fue construida en 1850 y el mecanismo del reloj fue montado en 1865. La iglesia es aún más antigua y ha dado el nombre al complejo. Fue consagrada en 1835, al cabo de dos años de obras. El de la Santísima Trinidad, en Bansko, es uno de los templos cristianos ortodoxos más grandes de los Balcanes. El significado de este hecho es reforzado por las circunstancias en que apareció la iglesia.
Galería del templo
           En aquella época Bulgaria estaba bajo el dominio otomano. La edificación de templos cristianos estaba permitida sólo en sitios donde antes habían existido edificios de culto, templos y santuarios, y sólo bajo la condición de que el punto más alto del nuevo edificio no superase la altura de una persona a lomo de caballo.
Otra galería
         Rodeada por una valla y un jardín lleno de flores, presenta en todo el contorno una agradable galería con soportales pintada de blanco y azul. El interior, de tres naves, es impresionante. Observamos el iconostasio de nogal labrado y las pinturas que cubren los muros, auténticas obras maestras realizadas por Veljan Ognev en el s. XVIII. Del mismo siglo son los iconos, obra de Dimitar y Simeon Molerov.
Casa de Neofit Rilski
         Abandonamos la iglesia, una puerta contigua nos deja en la casa-museo del fundador de la educación laica de Bulgaria y primer enciclopedista búlgaro Neofit Rilski (1793 - 1881). 
         Se encuentra situada en un patio grande rodeado de muros de piedra y una pesada puerta de madera. El edificio es una típica representación de la casa fortificada de Bansko. Se le otorgó el estatuto de monumento arquitectónico con el número 87 del Diario Oficial del Estado del año 1967. En la planta baja hay un escondite, un lugar para amasar y locales agrícolas.
         En la segunda planta están la sala, la escuela religiosa y el vestíbulo. Una gran galería conecta, a través de una terraza exterior, con los antiguos edificios de la granja.
           
Vista desde la casa.
Nicola Popetrov Benin, nombre secular de Neofit Rilski, nació en 1793 en Bansko. Cursó estudios de iconografía con el fundador de la Escuela de Arte de Bansko Tomá Vishanov-Mólera. Pintó en el Monasterio de Rila, donde pronto se convirtió en monje y más tarde, en superior del monasterio. Dedicó su vida entera a la ciencia, la cultura y la educación y es el autor de la primera gramática búlgara. Entre los objetos expuestos ocupan un lugar especial la “Gramática búlgara” de 1835, partes de un diccionario griego-búlgaro y libros de su biblioteca personal.
           La Casa-Museo de “Neofit Rilski” se inauguró en mayo de 1981, con motivo del aniversario de los 100 años de la muerte de Neofit Rilski.
Recepción en la iglesia de Dobarsko
        Paseando por las calles de Bansko, regresamos a la puerta del hotel en el que Dimitri nos espera para, en un corto viaje hacia el norte, dejarnos en Dobarsko.
        Cuentan que Dobarsko fue fundada por soldados del zar búlgaro Samuil del ejército  de ciegos (solo veían por un ojo, nos cuenta Nelly). Después de la Batalla de Belasitsa, en 1014, los soldados llegaron a la zona por el camino del Monasterio de Rila  y descubrieron un manantial sagrado que supuestamente les curó. 
           Nos adentramos en el recinto de la iglesia y en sus jardines, un grupo de mujeres nos esperan para recibirnos.
Las voces búlgaras
      En un espléndido día, una a una, nos dan la bienvenida, nos regalan unas hojas y un ramillete de flores. Nelly nos explica que son para desearnos prosperidad, fertilidad (sería un milagro) y no sé cuantas cosas más.
      Luego, entonan varias canciones tradicionales búlgaras, todas ellas relacionadas con el amor, la pareja, bodas, etc., vamos, ¡que nos cogen "años tarde"!. (Dejo, en este enlace un video de una de las canciones).
    Claro, y como no hay boda que se precie, y no posea unos padrinos, pues que van las buenas mujeres y nombran a dos de nosotros, o sea a ...
Los búlgaros Maite y Fernando
           ...Fernando y Maite. Poco a poco les van vistiendo. A él, sobre pantalón "nortface", le colocan una blanca camisa adornada por bonito bordado, chaleco y faja rojos; finalmente, un sombrero que le aporta un aire caucasiano.  En su mano izquierda, la bandera de la prosperidad y a la derecha, una botella de rakia, ¡eso es un buen padrino búlgaro!.
          A ella, una listada y larga falda, una camisa y chaleco parecidos al de Fernando, un pañuelo sobre los hombros y otro cubriéndole la cabeza. ¡Esta no es "mi Maite" ¡Vivan los padrinos!
Por si acaso, me coloco en medio
Baile búlgaro
         Y como en toda boda, finalizamos con un típico baile. Comienzan los padrinos y, poco a poco, nos vamos sumando el resto de "estalentaos" y todo sea dicho, "se nota que habíamos practicado la noche anterior". Las buenas mujeres, nos piden algo del folklore de nuestra tierra y va "el Chema" y entona una de esas jotas que, lejos de tu pueblo, te ponen la piel de gallina (de gallina de verdad, no como la de la clueca de Ledeno Ezero).   
          Terminamos, Maribel y yo, bailando algo parecido a una jota aragonesa y que las señoras agradecen con un aplauso. Hacía más de cuarenta años que nadie me aplaudía tras el baile que practiqué en mi juventud.
Baile aragonés
Jesús en el ¿cohete?
       Terminada la juerga, pasamos a la Iglesia de Theodore Tiro y Theodore Stratelates, pequeña construcción, parte de ella excavada en la tierra. Su construcción data sobre el año 1614, sus pinturas del 1672. A la izquierda de la puerta unas pinturas de los constructores Stanko y Smilen nos anuncian, lo que adentro nos vamos a encontrar.     
        La iglesia es conocida por su abundancia de frescos e iconos originales, algunos de los cuales, tan originales como retratar a Jesús en una especie de nave espacial (cuentan que algún programa de parapsicología se ha realizado en el lugar). Una pequeña esvástica y una cruz en la pared oriental, son los únicos elementos en el exterior que muestran que el pequeño edificio de piedra es un templo religioso. Los frescos fueron limpiados y restaurados parcialmente en 1974-1978 y la iglesia es un monumento nacional de la cultura, así como uno de los 100 lugares de interés turístico nacional. En su exterior, se encuentra la fuente milagrosa de la que hacía referencia arriba.
Mucha flor
          Mucha boda, mucho baile, iglesia, astronautas...y sin comer.
        Nos llevan a una casa típica (preparada al uso) para que pasemos a acallar los jugos gástricos que ya llevan tiempo interpretando una gran sonata.
         Ensaladas, carne guisada y una especie de pasta con forma de rosca rellena de queso (Banitsa). Vinos, cervezas y rakia han regado el contundente menú y de paso, han dejado a los estalentaos (dentro del microbús), con los ojos más cerrados que el "túnel de Canfranc".

Casa en Bansko
        La tarde la tenemos libre (por fin) en Bansko y la empleamos para pasear por la ciudad disfrutando de sus estrechas calles, los muros que rodean a las casas, y de sus amables gentes que no dudan en compartir cualquier cosa con nosotros.
        Aprovechamos, también, para realizar algunas compras de regalos para la familia y, como no, para sentarnos en una terraza y tomarnos unas cervezas.
        La cena la hacemos en la mehana del hotel, los músicos vuelven a amenizar la velada (el clarinete se vuelve loco) y las pizzas que nos sirven, nos dejan un poco afectados, lo que ayuda a que pronto estemos soñando con los angelitos (digo yo, que si tienen alas, no necesitarán cohetes, ¿o sí?. 
Aquí hay muchos años.
          Una jornada, cultural, gastronómica, con poco desnivel, recorrido insignificante, día espléndido; decían que "de descanso", pero hemos terminado más cansados que cualquier otro día de trekking. 
           Buenas noches.



Día 8 de Agosto de 2014

Fuente en el refugio de Virhen
             Hoy volvemos a la normalidad, si es así como se debe describir a trasladarnos con el microbús al Refugio de Virhen (1970 m.), para una vez calzados y preparados, ascender al pico del mismo nombre. 

           Solo son 25 minutos de viaje por una carretera de esas que le gustan a Dimitri, es decir con ciento y una curvas. Eso sí, el paisaje es espectacular, grandes pinos y abetos a un lado del valle, al otro el río Banderitsa deja correr sus aguas que caen con fuerza desde lagos más altos.
         En una fuente cargamos las cantimploras de fresca agua, hace calor y conviene ir bien hidratados.
Preparados, aquí quedan Luis Casao y Lola
Entre gencianas

         Uno a uno, nos despedimos de Lola a la que se suma Luis Casao (buena compañía) que, con envidia y resignación, se quedan en los alrededores del refugio. Todos tenemos grandes deseos de que Lola se recupere del todo y pueda compartir con nosotros esas cuestas. Hablando de cuestas comenzamos a caminar por una de ellas, lo hacemos por una senda que, entre muchas plantas, destacan las gencianas, 
       Nelly nos lleva a un paso suave (calienta-piernas) intentando en algún caso, no desviarse del trazado que, en alguna ocasión, es algo confuso. Tras  ella, Maite y el resto agradecemos el ritmo marcado.

Fábrica de granito
Para los que vamos al monte, cuando subimos un pico, sabemos que no todas las sendas son verdes y floridas: finas pedreras en zonas calizas, y bloques  en las graníticas,  se atacan con sumo cuidado para no aterrizar en pista indeseada. Este último caso va a ser compañía de viaje para hoy.
           Tras cruzar un pequeño barranco, en un cruce, tomamos la senda de la derecha. Al ser circular la etapa de hoy, bajaremos por la que dejamos a la izquierda.
            Por un rato, abandonamos las piedras y de nuevo, la genciana parece querer acompañarnos hasta que las circunstancias se lo permitan.
Por la cresta
          Hasta ahora hemos llevado nuestros pasos en dirección norte-nordeste, pero cuando estamos a unos 2350 m., giramos en dirección noroeste, por una bonita y aireada cresta (no confundir con la del gallo que fecundó a la "clueca de Ledeno Ezero"). Nos detenemos a cargar combustible al cuerpo en forma de barritas de chocolate y otras guarrerías de las que solemos alimentarnos en estos parajes. Mil metros abajo, se adivina el valle del
Banderitsa, que alberga el refugio desde el que hemos partido, ¡allí están Lola y Luis!, al otro lado se divisan unas instalaciones de esquí.
Sobre el valle del Banderitsa
Por encima de la olla

         Y delante de nosotros, imponente, el Pico Virhen que con sus 2914 m. es el más alto de la Montaña  Pirin y segundo de la Península Balcánica, tras el Musala.
        Bajo su pared E., con una caída de 520 m., una olla alberga algunos neveros que se resisten a licuarse.
        Coincidimos con una pareja con dos niños, que van a ser compañeros de viaje casi todo el día. Con admiración y envidia, observamos a los dos pequeños que suben sin mochila en la espalda y con poco lastre de edad en sus cuerpos. Benito, en recuerdo de lo que fue, le da la mano al mas pequeño, ¡bonita estampa!
El que tuvo, retuvo
Bajo las paredes del Virhen
Comienza la juerga
         Y mira tú, que entre unas y otras cosas, pues que estamos ganando altura sin darnos cuenta.  
         El Virhen es testigo mudo de ello, su pared nos parece cada vez más baja, aunque mirando arriba, las diminutas siluetas de algunos montañeros que ya se acercan a la cima, nos delatan que aun queda trecho que subir. También nuestros huesos comparten sensaciones, pues la senda se pone mas vertical y hay que esforzarse en salvar una pequeña, pero desagradable pedrera que, a 2540 m, se suaviza un poco, mostrándonos un collado desde el que atacaremos el pico. Se trata de un lugar llamado (prepárate José Luis) "Premkata Virhen Kutelo".
Abajo se ve el coll Premkata Virhen Kutelo
      Nos detenemos a coger fuerzas, recoger los bastones, protegerme la uña del meñique derecho que se ha afectado en el camino y mirar p´arriba.
        Pero antes echamos un vistazo alrededor. Hacia el norte, se adivina una senda que cresteando,  lleva a varios picos de unos 2800 m., bajo uno de ellos, nos indica Nelly, una cadena ayuda a salvar un paso llamado "el del Caballo".
       Blancas nubes se dibujan en esa dirección, formando caprichosas formas en un cielo completamente azul.
       Ya repuestos del esfuerzo realizado y preparados para el que viene, comenzamos a ascender por la cara norte los 250 m de desnivel que nos quedan.
Maribel como siempre: alegre
        Las manos han relevado a los bastones y el personal ataca la subida con verdadera destreza. Nos cruzamos con un grupo de Valencia del que ya teníamos conocimiento que andaba por aquí. Este tramo está bastante frecuentado, incluso nos cruzamos con un individuo con cuerpo de armario, sandalias por calzado, vaso de vino en una mano y mochila en la otra, con pinta de ir "cocido", ¡horror!, vamos, una persona con mucho conocimiento ¡no lo usa!.
       Pero "os estalentaos", que tenemos más conocimiento, pasamos de estos personajes y seguimos trepando. Poco a poco, la cosa se va suavizando y ya nos encontramos a la altura en la que andaban aquellas siluetas que desde más abajo divisamos.
¡Venga, que ya queda poco!
Ya llegamos a la cumbre, ¡ánimo!

         Atrás, Benito ha encordado, por prudencia, a aquellos miembros del grupo que suelen "mirar hacia abajo desde muy arriba". Luego confiesan que "no es p´a tanto".
         Algunas nubes se esfuerzan en subir más deprisa que nosotros para aguarnos el tema, más no lo consiguen (de momento), pues hacemos cima en el Virhen (2914 m.) con buen tiempo y mejor cara.
      Una cumbre más que estos "jóvenes" hemos conquistado.
       Miro hacia abajo y confirmo que la subida que hemos dejado atrás, ¡leches!, se las trae.
"Os Estalentaos" (y un intruso) en la cumbre del Virhen
Con Maite en la cima.

        Como siempre que alcanzamos una cima, y siendo conscientes de nuestras edades, nos embarga una emoción muy especial. Lo mismo sea el Kala Patthar (5545 m.) que el Moncayo (2315 m.), arranca de nosotros esa sensación de que el esfuerzo realizado, que bien ha valido la pena,  queda enormemente compensado por la paz que en las alturas aspiran nuestros poros. Algunos dirigentes mundiales, deberían de tomar ejemplo y cargarse el alma de estos pacíficos aires.
         Las cámaras echan humo, apetece quedarse aquí más tiempo, pero queda mucho trecho por descender, así que "p´abajo"
Descenso
               Como la idea es comer en el refugio de Virhen, con Lola y Luis, comenzamos a bajar. Lo hacemos en dirección sur, los primeros 300 m., descendemos por una pedrera de granito, mucho más cómoda que la de subida.
           Los niños y sus padres, van a nuestro lado, los peques se caen varias veces pero, "redios", son de goma. Seguro que yo lo hago solo una vez y hay que avisar a rescate.
          Abajo, vemos un collado, parece ser que se llama Kabata, Nelly comenta que en invierno sopla mucho viento y que las cornisas de nieve suelen gastar malas pasadas a los practicantes de esquí de travesía.
En el collado Habata

        En el collado, giramos en dirección E. Tenemos dos motivos para bajar a buen ritmo, el primero se trata de que las nubes están, cada vez, más cargadas y el segundo, es que tenemos más hambre que el "zapatero de Tarzán" y las "chuches" no son lo bastante contundentes como para apaciguar la rebeldía de nuestros estómagos.
          Comienza a gotear, ya vamos divisando el refugio. Un rebeco (sarrio), anda solo y con dificultad por un barranco. Luego nos enteramos de que le acaban de poner un localizador y que anda algo aturdido, se le pasará.
Antes de la lluvia
           Poco a poco, deja de gotear, ahora llueve algo más. La cercanía del refugio es patente y algún que otro árbol nos protege, por lo que no llegamos a  colocarnos las prendas impermeabilizantes.  
      Luis Casao y Lola han salido a nuestro encuentro. Luis Lasala, se lanza en tumba abierta en los brazos de Lola (cose d'amore), los demás hacemos lo mismo (per amicizia), con la moza a la que le sobra cariño para repartir.
         La ruta ha cerrado el círculo en el mismo punto que lo comenzamos y ya estamos en el refugio.
Afuera llueve a cántaros, aquí no
       Deja de gotear, ¡ahora diluvia!, por lo que damos cuenta de la comida, dentro del refugio. Afuera la tormenta se hace dueña del paisaje, un rayo ha caído cerca. Dentro, el garito está abarrotado, estamos mucho personal, eso sí, secos. ¡Hemos tenido mucha suerte!
        Por "las mismas curvas" de subida, Dimitri nos devuelve a Bansko. Algunos (pocos), se apuntan a una sesión de sauna, el resto, una vez acicalados y perfumados con "maderas de oriente", nos vamos al centro pues a las 19 horas comienza el Festival Internacional de Jazz, es al aire libre y queremos ver alguna actuación. Solo que a esa hora en punto, se vuelve a abrir el cielo y a descargar toda el agua, de la que sus nubes eran propietarias. Dicen (nos lo traducen) que el radar anuncia mejoría para las 20 h. y que comenzará a esas horas. ¿Qué se puede hacer mientras tanto?, pues sentarse en una terraza cubierta y con una cerveza en la mano, esperar que "escampe".
               
Jazz
No se como ha sido, pero Benito, Javier Lacadena, Fernando y yo, nos encontramos sentados en sillas secas junto a las autoridades y en localidad privilegiada. Tras las palabras (que no entendemos) de autoridades y organizadores, comienza la actuación. A nuestro lado, unas muchachas nos escuchan hablar en castellano, una de ellas, búlgara, trabaja hace años en Valladolid.
         Comienza la actuación con Camellia Todorova, una mujer búlgara con una voz impresionante y de reconocida fama internacional.
               A las nueve de la noche estamos cenando en la mehana del hotel, esta vez en el interior ya que, afuera está todo mojado. Vuelve a sonar la música en la mehana, mismo clarinete, mismas canciones. Como dicen en nuestra tierra: ¡lo poco gusta, lo mucho cansa!, y cansado se ve al personal. A los de la sauna, el sudor los ha dejado sin un gramo de sales en su cuerpo y al resto, al resto se nos cierran los ojos al mismo ritmo que nos marca la percusión de la banda y el clarinetzzzzzz. 
              Buenas noches.
Mapa del recorrido.
Perfil.- Distancia: 7,6 Km. - Desnivel acumulado de ascenso: 1004 m. , de descenso: 1004 m.

  

Día 9 de agosto de 2014
El Pino Baikushev..
         Vuelta a la normalidad, solo que hoy abandonamos Bansko para dirigirnos a tierras del sur.
           Por el momento, repetimos la jugada de hace dos días. Dimitri nos traslada, de nuevo, al refugio de Virhen, esta vez en el camino nos detenemos a ver un pino. Se trata del "Pino de los Balcanes"(Pinus heldreichii). Al arbolito le llaman "Baikushev", tiene 24 m de alto, 2,2 m en diámetro y se calcula que anda por los 1.300 años de antigüedad. Independientemente de sus medidas, solo de ver sus enormes ramas, te hace pequeño. Nos comenta Nelly, que este es un ejemplar único.
          Se nota que es sábado, el parking del refugio está a tope, Dimitri se impone ante un conductor que, aprovechando la maniobra del bus, intenta colarse en el hueco, ¡"listillo", ––Dimitri es mucho Dimitri!.
Camino del sur
        En el lugar, se vuelve a quedar Lola a la que despedimos.   

        Partimos de la fuente. Hacia el Virhen suben, o lo intentan, una procesión de gente. Nosotros nos dirigimos hacia el sur, por la orilla izquierda del río Banderitsa, sus aguas, transparentes, nos refrescan la vista. Un par de mozas, muy monas ellas, que siguen nuestros pasos, nos adelantan. Calzan blancas zapatillas con detalles magenta, visten blancas camisetas, se dirigen..., no tienen ni idea de por donde se sube al Virhen. Preguntan a Nelly y "media vuelta, que no es por aquí". ––Que no se vaya equipado, mal; que no se lleve mochila con el material, mal; pero que, además en la montaña, no se sepa por donde se anda, ¡peor!––. Por cierto, no han sido las únicas personas en confundir el camino por empeñarse en seguir tras el paso de "Os Estalentaos".
Río Banderitsa
Entre flores
           La etapa de hoy es travesera, o sea, que comenzamos en un punto y terminaremos en otro. 
          En principio, la senda es tan agradable como el día que tenemos; el cielo está azul; el suelo verde salpicado por las flores que la naturaleza nos regala. Los miembros del grupo andamos tan frescos como el primer día y pensando que van quedando pocas jornadas hay que aprovechar el tiempo.
            Esta parte de la montaña, pese a ser fin de semana, se ve más tranquila que lo que hemos dejado atrás; un grupo nos va adelantando, en él se ve que algunos andan justos de compresión, pues se detienen varias veces a "cargar pulmón".
Malditas peñas
         Pronto dejamos el verde prado para adentrarnos en terreno menos blando, vamos ganado altura y alguna que otra cuesta, nos arranca las primeras gotas de sudor.
        Cuando llevamos cerca de 300 m. de desnivel, un bonito lago, el Muratovo nos enseña el espejo de sus aguas. En honor a Fernando, lo bautizamos  con su apellido "Morata" y no es que el nombre sea muy parecido, pero ¡así somos nosotros!.
        El sitio, nos invita a quedarnos un rato, echar un trago de agua y disparar las cámaras.
         Ya repuestos, miramos hacia adelante y el paisaje cambia, el agua transparente, se torna en...
En el lago Muratovo
...pura y dura piedra que intentamos salvar por entre ellas cuando se puede o saltando de una a otra cuando no.
Más granito
          Y no sé que tienen estos bloques, que conservan el calor recibido del sol para regalarlo a los que pisamos sobre ellos.
          Volvemos a mirar "p´arriba" y ya se adivina el collado que en el día de hoy, ejercerá de cumbre.
       A la derecha, sobre nosotros, el pico Muratovo ("pico del Morata") de 2669 m., vigila nuestras andanzas.
         Llegamos al collado, que a sus 2501 m., nos abre un paisaje completamente diferente al que hasta ahora habíamos disfrutado.
       Es lo que tiene la montaña, que cuando crees que ya has visto todo, se abren las cortinas y un nuevo decorado adorna el escenario de la naturaleza.
En el collado
Esto tiene otra pinta

           El paisaje alpino que hasta la fecha hemos  transitado; ahora se torna en el, más familiar, paisaje mediterráneo. Estamos pasando la barrera que nos lleva hacia el sur de Bulgaria (o norte de Grecia, como se quiera) y además del paisaje, encontramos las primeras unidades de ganado vacuno que hasta la fecha no hemos podido divisar.
          Descendemos por una suave pradera que nos recuerda en algún momento a Agua Tuertas (Pirineo aragonés).
¡Esas miradas!
Agua
          Las vacas (y algún toro) nos miran con extrañeza, no se si es por nuestro aspecto o por nuestro idioma.
        Las nubes, en lo alto, viajan a velocidades no deseadas, una rana búlgara, pequeña ella, se deja fotografiar sin pedir nada a cambio. Tras la sesión, desaparece por el foro de tan impresionante teatro.
      
Hay que seguir
Nelly señala una gran roca que se encuentra en medio de la pradera. Allí nos dirigimos, ha decidido que pararemos a comer en la piedra. Y así es, de su mochila saca el largo mantel de siempre, los demás vaciamos los últimos alimentos de las mochilas. Y como todavía queda vino, "la bota va que arde".
        Las nubes que antes nombraba, se están poniendo furas. El cielo se ve algo oscuro y como no es cosa de mojarse, engullimos los alimentos con algo más de soltura y nos colocamos ropa impermeable. El modelo de polainas de Fernando, triunfan en lo más alto de esta pasarela.
            No hay como ser previsor ante la amenaza de lluvia. No hay como ponerse protección, sacar paraguas, etc., pàra que no caiga ni una gota. Si no lo hubiéramos hecho..."el diluvio" hubiera caido sobre nosotros.
Tan solo ha refrescado un poco y no tardamos en despojarnos de prendas sobrantes.
              Llevamos caminados varios kilómetros desde el collado y no hemos descendido ni un metro, ¿será que no hay bajada?
De bajada

           Pues sí que la hay, un bosque de pinos y espectaculares abetos. albergan otro de helechos por el que, en algún momento, se esconde la senda que desciende algunos metros y que sobre ella, una alfombra de hojas, acolchan el terreno que pisamos (y resbalamos).
          También vemos, por primera vez, un arbol que nos es muy familiar, el haya. 
        El cruce de un puente sobre un caudaloso río, sirve de escenario para tirar unas fotos a los que por él cruzan.

Bella estampa
Vado en la pista
          La senda desemboca en una confusa y llana pista. Como toda pista que se precie, se hace interminable. De vez en cuando, alguna obra civil rompe la monotonía del camino.
         Una barrera, custodiada por un guarda, nos indica que estamos abandonando el Parque nacional de Pirin. La pista comienza a estar asfaltada y aunque, la naturaleza no cambia, entre sus abetos comienzan a verse edificaciones de todo tipo, sin ninguna disciplina ni respeto con el medio en el que se encuentran.
         Y más abajo, Lola, sentada en una piedra, espera nuestra llegada.
         Cansados, sudados y empolvados, nos cambiamos de calzado y de "ropas no deseadas", subimos al bus y poco más abajo, nos detenemos en un lugar muy acogedor para, bajo un gran pino y sobre un gran mesa, tomarnos unas frias cervezas que un buen señor nos sirve. Para postre, Nelly nos guarda un par de buenas "dinias" (sandías) que previamente cortadas y peladas, las tomamos con las ganas de los que han pasado el día, digo los días, sin probar mucha fruta.
             De nuevo en el bus de Dimitri, nos desplazamos hasta Melnik en un viaje que durará un par de horas.
          Consecuencia: tras una larga jornada, semejante viaje, junto con la sandia y cerveza, deja al conjunto de estalentaos, más dormidos que "un diputado en el pleno".
Melnik.
Casa en Melnik
           Al abrir los ojos, grandes viñas indican que llegamos pronto a Melnik. Así es, pronto Dimitri intenta llegar a la puerta del alojamiento por unas arenosas calles cuyo suelo delata el terreno de la zona. Una ducha y a la calle.   

        Nos cuenta Nelly, que Melnik es una de las ciudades-museo de Bulgaria. Se situa al suroeste de la Montaña de Pirin y muy cerca de Grecia. El clima de Melnik es más caluroso y seco que en las zonas que hemos recorrido hasta la fecha.
         La ciudad es una mezcla de naturaleza (con grandes plataneros de paseo), junto a un río seco en el que a un lado y otro se encuentran las casas y sobre estas, unos cerros de piedra arenisca, amenazando con caer sobre la población. Las casas están pintadas en blanco, una encima de otra, con quicios de las ventanas en color pardo y patios tranquilos, abundantes de vegetación.
Platanero de paseo
Puente
Museo del vino.
           Melnik no es sólo historia y arquitectura, es vino también. Bodegas originales están excavadas en acumulaciones de arenas, que rodean toda la ciudad, y donde se cultivan, producen y maduran los famosos vinos de Melnik. ––Tengo que confesar que el vino me ha gustado más que la ciudad en sí.–– 
       El turismo, que seguro propicia beneficios económicos en la zona, también ha cargado las calles y edificios de muchos establecimientos que, en algunos casos, no guardan el mismo estilo que las casas en los que están ubicados. En los alrededores, existen varias casas que conservan un buen pedazo de la historia de Melnik, pero eso es otra historia...para la próxima entrega, o sea, mañana.
           Cenamos en un ajardinado patio del hotel y esta vez, cambiamos músicos por "partido de fútbol en un gran televisor" ––es lo que decia del turismo––.
             Y nada más, nos vamos a dormir que el día ha sido largo.
             Buenas noches.

Mapa del recorrido.
Perfil.- Distancia; 16,3 Km. - Desnivel acumulado de ascenso: 570 m. - De descenso: 1264 m.



Día 10 de agosto de 2014
Saliendo de Melnik
          Tras recoger el equipaje, desayunamos y comenzamos una jornada de lo más variada.   
      Algunos, la mayoría, cambiamos las pesadas mochilas por ligeras bolsas en las que tan solo llevamos agua. No va a llover, no hará frío, todo lo contrario, estamos en una zona calurosa y ya por la mañana comenzamos a sentir en nuestras carnes, la chicharrina a la que ya estamos acostumbrados en nuestra tierra.
         Cargado el equipaje en el remolque de Dimitri, iniciamos la marcha, ¡hoy nos acompaña Lola!.  
          Las calles y caminos urbanos de Melnik, son de arena y bajo nuestros pies quedan las huellas que no tardarán en quedar borradas.
Ruinas de Santa Bárbara.
        Una cuesta nos deja en las ruinas de una iglesia, la de Santa Bárbara, que fue asolada durante el gran incendio en 1912 cuando toda la ciudad desapareció bajo las llamas. Nos cuenta Nelly, que en la actualidad se realizan en ella algún que otro concierto.
        Casi enfrente, entramos, previo pago de las entradas, en la "Casa Kordopulov".
        En las inmediaciones se encuentran otras como la Pashova, la Tsintsarova y Bolyarska. 
           Pero la más impresionante de estas casas es esta, la casa Kordopulov, construida en 1754, además es el mayor edificio de viviendas en la península de los Balcanes de la época del renacimiento. 
Entrando en la casa de Kordopulov
        Fue comprada por Manolis Kordopulos, comerciante de vino, tabaco y seda (el hombre más rico de Melnik). Hay una leyenda de que la casa es víctima de una maldición, porque todos los hombres que vivían en la casa de Kordopulov fallecían antes de los 40 años La casa fascina por su arquitectura, las magníficas tallas de madera y adornos elaborados en armarios y techos. Las veinticuatro ventanas con vidrios de colores veneciano en la sala de recepción parecen lanzar su mirada a toda la ciudad en un círculo completo.
Sala de recepción
Rincón
         En la cocina, detrás de un armario, camuflado de forma muy ingeniosa, hay un estrecho escondite. Nos cuenta la guía de la casa, que allí solía encontrar refugio el revolucionario Yáne Sandánski, conocido participante en las luchas emancipadoras de los búlgaros de la zona contra los turcos, a finales del siglo XIX y principios del XX, quien fue íntimo amigo del dueño de la casa, Manól Kordopúlov, el último heredero que se conoce de esta familia. 
             Lo más impresionante en la casa del Kordopulov es la bodega, la más grande de Melnik, excavada en la roca. Esta bodega alberga una buena colección de barriles, de los cuales el mayor tiene una capacidad de 40000 litros de vino (a nosotros, nos durarían 20000 días).
¿Va un trago?
Vista de Melnik
           Dentro de la bodega, como estrellas, brillan cientos de monedas de todo el mundo que los visitantes colocan en una húmeda pared para desear buena suerte (si se caen al suelo, date por j...). La suerte la tienen los dueños que, aparte de las monedas, poseen una joya de casa. Finalmente. nos sirven una copa del vino de la bodega. A mí, me sabe muy diferente al que estoy acostumbrado, confieso que no soy una persona muy entendida en la materia.
         Abandonamos  "la chabola" y por una cuesta, bajamos a un camino que coincide con el lecho seco de un barranco. Nos protegemos ante posibles agresiones de los mosquitos que campan por esta zona.
Hacia las Pirámides de Melnik
          El paisaje se asemeja a algunos rincones del Valle del Ebro (Aguarales de Valpalmas, Monegros, Bardenas...). 
       Vamos a conocer "Las Pirámides de Melnik". Estas pirámides rocosas se han formado a consecuencia de la erosión de rocas areniscas. En ese lugar durante el verano hace mucho calor. En invierno hace bastante frío. Cuando llueve, "llueve a cántaros". Las condiciones climáticas han formado esas impresionantes pirámides. Las más altas y las más impresionantes se encuentran cerca de Rozhen, en la proximidad de la aldea de Karlanovo.
Impresionantes formas.
Caprichos de la naturaleza
Ojito, que esto resbala
            La pirámide más alta tiene 100 metros de altura. Una pequeña travesía recorre buena parte de las pirámides. Vamos caminando y parando en algún que otro mirador, a disfrutar de estas curiosas formaciones. El sendero es cómodo, aunque un paso lo hacemos con cuidado, pues el terreno está descarnado y no es cosa de andar midiendo paredes.
      Anda que te anda, china chana, desde uno de los miradores, abajo, vemos una edificación, se trata del Monasterio de Rozhen. Pues, mira tú que allá vamos, cogemos los bártulos y nos disponemos a conquistarlo.
Vista del Monasterio de Rozhem
Patio del monasterio
         Aunque se desconoce la fecha de construcción del monasterio, su nombre fue mencionado por primera vez en un manuscrito griego que se remonta al siglo XIII. La región Melnik era gobernada por un déspota, un sobrino del rey búlgaro Caloyan (1197-1297).  Es el único monasterio en Bulgaria, que fue restaurado en los primeros siglos de la dominación otomana y ha sobrevivido hasta nuestros días.
           Más tarde es mencionado en un manuscrito del abad Cosme. En 1551, el complejo del monasterio original había sido destruido por el fuego y saqueado varias veces, por lo que el aspecto actual de este antiguo claustro santo remonta al siglo XVI. La iglesia principal, el comedor y varios edificios residenciales se remontan a la misma época.
Capilla
Ante los iconostasios de la entrada a la iglesia
        Tras la última reconstrucción, en el siglo XVIII, fue cuando desempeñó su principal función como un centro espiritual regional, además poseía numerosas tierras en los alrededores.
         En su interior, destacan sus iconostasios tallados y frescos increíbles. El atrio de la iglesia principal se enriquece con frescos del período más antiguo (siglo XVI) y la mayoría de ellos representan escenas que ilustran la vida del Cristo Pantocrator después de la Resurrección.
San Luis Bautista en acción
           Según una inscripción, la imagen del Cristo Pantocrátor, junto con los doce apóstoles que se halla encima de la puerta de entrada de la iglesia principal de la Santa Virgen, fue pintada en 1597.
          En la parte norte-occidental de la iglesia se encuentra la capilla  de los "Santos Cosme y Damian ", ricamente decorada con pinturas murales de siglo XVIII.
         Frente a la iglesia, en la que se está celebrando un bautizo, se encuentra una construcción de dos plantas, en la que se hallan, las habitaciones, las bodegas del abad y las celdas de los monjes. También se encuentra el comedor de los monjes, con una larga mesa con unos originales murales  de fragmentos de la escena "La última cena".
Comedor

Monasterio de Rila
         En los jardines exteriores, el calor aprieta de lo lindo. En el parking, se encuentra Dimitri con su microbús y el remolque con nuestros equipajes. 
         Nos cambiamos de modelitos, montamos y nos vamos por una retorcida carretera, rumbo a otro Monasterio, el de Rila.  Un par de horas de viaje en dirección norte, nos separan.
         Poco antes de llegar, nos detenemos en un restaurante que, en su exterior, nos brinda los alimentos que, creo yo, nos hemos ganado. Y es que esto de los monasterio y otras maravillas de la historia, ¡cansa!. El sitio es agradable, la cerveza también. Un río lleva sus agua cerca de nosotros y su sonido se mezcla con el de cucharas y tenedores, afanados en coger el bocado más apetitoso.
Detalle del Monasterio de Rila

Patio
          Con el postre en la boca todavía, estamos entrando en el monasterio. En su exterior, los mercaderes se reparten los espacios para asaltar al turista. La iglesia ortodoxa comparte las formas de ingresar cuartos, de la misma manera que el resto de religiones.
       El Monasterio de Rila se encuentra a 1.147 metros de altitud en el corazón de los bosques de coníferas de la montaña de Rila.
      El conjunto del edificio, incluidos viviendas y edificios agrícolas, ocupan cerca de 9000 metros cuadrados.
Murales por todas partes
Más iconstasios
            El Monasterio de Rila tiene una arquitectura única. En el exterior parece una fortaleza. Sus paredes de piedra de 24 metros, forman un pentágono irregular.  
          Cuando entramos en el patio del monasterio por una de las dos puertas de hierro quedamos sorprendidos por su arquitectura: Arcos y columnatas, cubiertas, escaleras de madera, terrazas talladas, las celdas monásticas, torre de Hreliova y en el centro, la iglesia principal "La Natividad de la Virgen" conviven en el recinto monástico. La torre fue creada por el señor feudal local de Hrelio en 1335. Un campanario se añadió a la torre en 1844.
Balcones
           La iglesia principal fue construida en este mismo tiempo. Su arquitecto fue el maestro Peter Ivanovich, que trabajó en ella entre 1834 y 1837. El templo cuenta con cinco cúpulas, tres altares y dos capillas. Tal vez lo más importante en la iglesia es el iconostasio de una impresionante talla de madera. Las pinturas murales fueron terminadas en 1846 por muchos maestros de Bulgaria, pero sólo Zahary y Zagraph firmaron sus pinturas. En la iglesia hay un montón de iconos creados entre los siglos XIV y XIX.
 
Atendiendo a Nelly
          El Monasterio de Rila fue fundado en la primera mitad del siglo X. En toda su existencia, ha sido muchas veces destruido y reconstruido. El aspecto actual, corresponde hacia la mitad del siglo XX.
           Se considera que el creador del Monasterio de Rila es el primer ermitaño búlgaro Ivan Rilsky, que a principios del siglo X, eligió vivir de esta manera como un método de perfección espiritual y una forma de expresar su protesta contra la supresión de la alta moral. Fue testigo de la caída del primer reino búlgaro en la época del rey Pedro I y fue entonces cuando "Ivan Rilsky se convirtió en el santo" más respetado en el cristianismo ortodoxo en ese momento. A principios del segundo reino búlgaro, las reliquias de San Ivan Rilsky fueron trasladadas a la, por entonces, capital del país Veliko Tarnovo como la reliquia más importante para los búlgaros.
Con Maite en una de las puertas
            La entrada a la iglesia es libre, y al igual que en el resto de iglesias ortodoxas, los fieles más devotos pagan una cantidad voluntaria por una vela para encenderla y ofrecerla. 
       Nelly, nos explica algunos detalles del interior que no me atrevo a exponer por no hacer de estas páginas una guía turística, en la red existe un montón de información. A lo que sí me atrevo, es a contar que en extramuros, una panadería vende una especie de rosquillas contundentes, que compro y reparto entre el personal del grupo.
            Vuelta al auto de Dimitri y "carretera y manta", que nos vamos hacia la capital, Sofía.
Los girasoles.
          Otras dos horas de viaje nos separan del destino. Carretera y autopista nos llevan por una llanura que al E. la cierra la Montaña de Rila. Los campos están repletos de varios cultivos, entre los que el maíz y el girasol predominan sobre el resto. A nuestra derecha, un tren se empeña en llegar antes que nosotros, finalmente se pierde entre dos colinas. 
           La entrada a Sofía es lenta, el tráfico denso impide a Dimitri, hacer gala de su pedal. Algunos robustos edificios delatan un pasado cercano en el que lo ostentoso privaba sobre la sencillez. De pasada, vemos la catedral y alguna otra joya que mañana visitaremos. Varias hábiles maniobras por parte de Dimitri, nos dejan en la misma puerta de hotel. Tras tomar posesión de las habitaciones, unos se van a cenar a la ciudad, otros que consideramos que "el depósito está lleno", compramos algo de fruta y yogurth y los disfrutamos en una verde plaza. Y como estamos más cansados que cualquier otro día de trekking, nos retiramos a descansar. "Mañana será otro día". Buenas noches.
Recorrido Pirámides
Perfil pirámides: Distancia. 3,7 Km.   Desnivel subida: 290 m. - De bajada. 87 m.




Día 11 de agosto de 2014

Un día en Sofía
Vestidos de paisanos
          Pues sí, ya tenemos las botas, bastones, "goretexes, gepeses" y demás utensilios montañeros, recogidos en los petates. Todo lo que había que andar, subir y bajar, ya está hecho, no obstante queda una dura jornada cultural, de esas que te dejan baldado.
        Más escoscados que otros días, "como señores", desayunamos en el bufett del hotel. Viendo cómo han quedado las mesas diríase que vamos a "atacar un tresmil". -Les recuerdo que: - mañana volamos y "el sobrepeso, se paga".
           Como si de colegiales se tratara, salimos agrupados en dirección a la Catedral de Alexander Nevski, se encuentra a cinco minutos de "la posada". Una recta calle nos deja ver, al final, las inconfundibles cúpulas doradas, Nelly nos dice que cuando salgamos en el avión, las veremos brillando sobre el resto de la ciudad.
Catedral
Interior
           La catedral es el edificio más emblemático e identificativo de Sofía y principal centro religioso de una capital en la que conviven cuatro religiones.
        Se trata de una catedral, relativamente joven, que comenzó a levantarse a finales del siglo XIX para concluir la edificación en los principios del XX.
           Es el resultado de la estrecha relación entre Rusia y el pueblo búlgaro a lo largo de la historia, ya que su construcción se hizo para conmemorar a los rusos caídos y la ayuda que prestó el zar Alejandro II de Rusia en la Guerra búlgaro-otomana a finales del siglo XIX,  que desembocaría en la posterior independencia de Bulgaria del Imperio Otomano.
Cúpula
         La construcción del templo corrió a cargo del arquitecto ruso Pomerantsev y se inspiró en un estilo neobizantino, muy de moda en Rusia en ese período.
         Cuenta con unas dimensiones de 72 metros de largo, 42 de ancho y 52 metros de alto lo que la convierte en una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo. Su sobrio interior está decorado con frescos, su cripta cuenta con una colección de arte antiguo búlgaro desde los siglos IV al siglo XIX y posee, además, una de las mayores y mejores colecciones de iconos ortodoxos.
            El templo lleva el nombre de Alexander Nevski (1220 al 1263), gobernante del principado ruso de Novgorod, figura clave en la historia medieval rusa por su defensa del Cristianismo Ortodoxo frente a los ataques de los católicos teutones y tártaros. Por todo ello, su figura es venerada como un santo en el mundo de la Iglesia ortodoxa. 
Vista general de la Catedral.
 
 
        Aunque al entrar, lo que más llama la atención es una enorme lámpara colgada del techo bajo la cúpula es el resto lo que más admiración me produce, principalmente    el  interior que está decorado con mármol italiano en varios colores, ónice brasileño, alabastro y otros materiales de lujo. Alrededor de la cúpula central, hay una oración  inscrita con letras de oro fino. Se escucha (que no se entiende), la oracion que un sacerdote, tras el retablo principal, está recitando, algunos fieles le atienden, el resto, entre los que nos encontramos (turistas), oímos, vemos, callamos y...salimos.
          Abandonamos la Catedral y salimos de vuelta al hotel, Dimitri nos espera para trasladarnos al barrio residencial de Boyana que, situado a los pies del Monte Vitosha, alberga una pequeña joya, la "Iglesia de Boyana ".
Santa Sofia
           
De camino, antes de coger el bus,
nos detenemos en la Basílica de Santa Sofía, Su fundación se remonta al siglo VI con la construcción de la iglesia primitiva sobre el emplazamiento de otras dos iglesias anteriores del siglo IV. En este lugar se encontraba la necrópolis romana de la ciudad de Serdica.
          Durante el Segundo Imperio Búlgaro, la iglesia fue sede del obispado, tomando en esta época la ciudad el nombre de Sofía. Dice Nelly, que es la única iglesia que tiene su campana fuera del templo, concretamente en un árbol junto a su fachada principal.
              En el exterior de la iglesia se encuentra el Monumento al Soldado Desconocido en honor a los soldados fallecidos en la Primera Guerra Mundial.
Exterior de la iglesia de Boyana
              En Boyana, un parque con grandes ejemplares de árboles, una fuente de agua fresca y un kiosco (con quiosquero poco colaborador con quienes están intentando observar las primeras guías en castellano a fin de decidir su compra), son la antesala de una pequeña iglesia a la que accedemos en dos grupos. (uno detrás del otro). Las visitas al interior del templo están restringidas y se hacen tan solo acompañados de una guía.
         La Iglesia de Boyana es uno de los tesoros históricos de Bulgaria y ha sido declarada en 1979, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Interior de la Iglesia de Boyana.
         Se trata de una pequeña iglesia ortodoxa medieval construida en el siglo XI que es célebre por los frescos que decoran las paredes interiores del templo y que, con toda seguridad, se trata del ejemplo más completo de arte medieval de Europa Oriental que se conservan en la actualidad.   
         A diferencia de los cientos de iconos que hasta ahora hemos visto, los de esta iglesia muestran unas caras muy expresivas
       Nos cuenta la guía que el origen de los frescos se remonta al año 1279, en ellos se plasman escenas de la sociedad de la época y están contabilizadas 240 figuras humanas, entre ellas las más logradas son los retratos del Zar Constantino y su esposa la Zarina Irina y el Zar Kaloyan. Se desconoce el autor de la obra pero se supone que procedía de la escuela de Veliko Tarnovo, al norte de Bulgaria. 
Nave de la iglesia de Boyana
En los jardines de Boyana
Entrando en el Museo Nacional de Historia
        Otra cosa espectacular que nos llama la atención es comprobar como aparte de los frescos del siglo XIII, la iglesia fue decorada posteriormente, con otras pinturas en los siglos XIV, XVI y XVII.
           En definitiva, una pequeña sorpresa en un gran entorno.
         En la misma zona de Boyana, visitamos el Museo Nacional de Historia, ubicado en un moderno edificio que fue residencia del gobierno hasta el año 1998 y que desde el 2000, alberga la sede del museo.
             En la entrada, vemos varios vehículos bélicos y un helicóptero que en su época debió de ser el terror del enemigo, va armado hasta "los dientes" aunque, supongo, se encuentra inutilizado.
          En un impresionante hall, nos recibe la guía del museo, una simpática señora, traducida y magistralmente complementada por Nelly. 
Tesoro de Panagyurishte.
           Realizamos una interesante visita de sala en sala, en un recorrido cronológico de la historia del país balcánico, desde la prehistoria hasta 1945. Huesos, piedras, monedas, armas, joyas, vestimentas, etc. miles de objetos que, algunos de ellos, nos van siendo explicados por la guía. Destaca el tesoro tracio de Panagyurishte, en oro macizo.
         Una vez terminado el agotador recorrido, pasamos a la recreación de lo que fue el aula de un colegio. En la clase, hacemos gala del niño que todos llevamos dentro y nos sentamos en los pupitres. Nelly ejerce de maestra, Toño, el diablo de Jaulín, es castigado con los brazos en cruz. ¡P´a qué!
Los alumnos
Castigado
Parque
      Con la lección aprendida, la cabeza llena y la tripa vacía, volvemos al centro de Sofía a comer. Lo hacemos en un especie de pizzería en la que damos cuenta de ensaladas, pasta, helado, cervezas, café y como no, alguna copita de rakia.
           Y ahora llega lo más duro de "la etapa de hoy".
           Con un sol que, sin ninguna piedad, castiga nuestras azoteas comenzamos un recorrido por el centro de la ciudad en la que Nelly, nos irá contando un poco de la historia de cada uno de los edificios, plazas, monumentos, etc.
         Tras pasar por delante de la Universidad, la Cámara de los diputados y la estatua de Alexander II. Nos detenemos frente a la Iglesia de San Nicolás que, aunque provista de algunos andamios, deja entrever la hermosura de su construcción.
San Nicolás
Un momento refrescante
        Construida en 1912 por trabajadores rusos emigrados a Bulgaria, se levantó para ser la iglesia de la comunidad rusa de Sofía. Hoy en día la Iglesia de San Nicolás es una de las iglesias ortodoxas más bellas de la capital.
             El templo se encuentra en el centro de la ciudad, en la confluencia de la calle Benkovski con el concurrido bulevar Tzar Osvboditel.
          Con un estilo inspirado en las iglesias rusas del siglo XVII, destacan las cinco cúpulas exteriores revestidas de oro. Su interior está decorado con pinturas e iconos.
Teatro Nacional
       Seguimos recorriendo avenidas, pasamos frente al antiguo Palacio Real, hoy convertido en Galería de Arte Nacional de Bulgaria.
       Teatro Nacional, Presidencia del Gobierno, Museo arqueológico, Iglesia de Santa Domínica, Palacio de Justicia y alguna que otra joya, incluida una fuente de agua fresca, son algunos de los monumentos que visten esta ciudad y que para no hacer pesado el relato, te invito a que veas las fotografías de unos días de los que dejan huella en los que visitamos ese sorprendente país.

Museo etnográfico (antiguo Palacio Real)
Bello jardín
           Agotados de la visita urbano-cultural, nos dirigimos al  bulevar popular "Vitosha". Su nombre le viene porque mirando al fondo de la vía se aprecia perfectamente el monte del mismo nombre. Aquí se sitúa la zona más comercial, y al ser peatonal la convierte en un lugar agradable para pasear y relajarse. 
        Cada cual, nos vamos por nuestra cuenta a asaltar las tiendas que ofrecen los artículos que andamos buscando. Maite adquiere una crema de rosas búlgaras para Mónica. Una cerveza, da por concluida la carrera de las compras. "Pasa un tranvía". Volvemos al hotel en el que, tras reagruparnos,  nos vamos a cenar a un cercano chiringuito. 
Feliz cumpleaños
        Es nuestra última noche en Bulgaria y, como cada año, la cena de hoy, aunque sencilla, tiene un significado especial. Además, Javier Lamiquiz ha cumplido taitantos años ¡Felicidades Javier!.
     Desde que realizamos el Trekking por el Alto Atlas en Marruecos, hemos consolidado este grupo que cada año, y tras realizar alguna que otra travesía en nuestro país, viajamos a fin de conocer tierras, gentes y montañas más lejanas: Nepal, en donde conocimos una cultura totalmente diferente y aprendimos a sentir lo del "mal de altura"; Eslovaquia con sus Altos Tatras y su "birra". Y este año, Bulgaria, ese pequeño y desconocido país en el que sus montañas, sus lagos y sus gentes nos han sorprendido.
Un año más y van...
       Siempre, en la cena de la última noche, tenemos por costumbre, celebrar el haber terminado, más viejos pero "sanos" y sin incidentes, Siempre valoramos el esfuerzo de guías, porteadores, conductores, etc. y junto a ellos,  brindamos con el deseo de seguir  todo el tiempo que nuestras piernas nos lo permitan.
         En esta ocasión, Luis Casao y Maite, en nombre de todos, agradecen a Nelly su esfuerzo y paciencia, le comentan que "no solo ha sido nuestra guía montañera y cultural, sino que ha sido como una hija". Le hacen entrega de una insignia de Esbarre (club al que pertenecemos la mayoría), así como un "Brachirulo" y una caja de garrapiñadas.
Luis Casao dirigiéndose a Nelly
Nelly con "brachirulo" y Dimitri con "cachirulo"
Nelly
           Ahora es Nelly la que nos agradece con bonitas palabras el comportamiento de todos y todas, valorando la unidad de este grupo de "Os Estalentaos". A Dimitri, le coloco un cahirulo que, todo sea dicho, le sienta divinamente. Finalmente, Lola agradece el esfuerzo y la paciencia que hemos tenido con ella (¿?), al resto, no sé, pero a mí se me ponen los ojos vidriosos.
         Así somos "Os estalentaos", lo mismo subimos un pico murmurando ¡cagüen riau!, que echamos la lágrima.
        Acabamos en el único bar que encontramos por la zona, en el que nos sirvan algo más que agua y... buenas noches.
 

Día 12 de agosto de 2014 (Último y... nos vamos a casa)
De paseo
       Ya comentaba en anteriores capítulos que en Sofía conviven cuatro religiones: la mayoritaria ortodoxa, la católica, la musulmana y la judía. Pues bien, en un palmo de suelo se encuentran, una  iglesia católica, una mezquita, una sinagoga y, lógicamente, varias iglesias ortodoxas.
       Frente al mercado en que hemos comprado, tenemos la Mezquita de Banya Bashi. El templo fue construido a finales del siglo XVI durante el período de dominación otomana, lo que la hace una de las mezquitas más antiguas de Europa El templo es famoso por su gran cúpula (de 15 metros de diámetro) y por su minarete que puede ser visto desde algunas calles próximas.
Mezquita de Banya Bashi
Sinagoga
      Cerca, muy cerca, separada por una calle (y varios vehículos de gendarmes),  se encuentra la Sinagoga de Sofía. Es la tercera más grande en Europa, después de las sinagogas de Budapest y Amsterdam. Diseñada por el arquitecto austríaco Grunander en un estilo morisco-español, el templo se asemeja a la Sinagoga de Viena destruida por los nazis. Fue inaugurada el 9 de septiembre de 1909 y a la ceremonia asistieron personalidades como el Rey Ferdinando y la Reina Eleonora.
       Algunos entramos y echamos un vistazo al interior, algo más austero que lo hasta ahora visto.
Interior de la sinagoga
Hacia el aeropuerto
          De nuevo, nos reagrupamos en la puerta del hotel para que Dimitri nos lleve al aeropuerto. En el camino, volvemos a echar un vistazo a las calles de Sofía y a la Montaña Vitosha.
        Ya en el aeropuerto, nos despedimos de Nelly y También a ella se le ponen los ojos..., cuando en voz baja (por fin), le cantamos aquello de: "Adiós con el corazón que con el alma no...". Me queda la duda si el brillo de los ojos es por la emoción o por lo fatal que interpretamos la canción.
         Aquí queda Bulgaria, nosotros nos vamos a casa.
Adios con el corazón que con el alma no...
          El resto del día, ya se sabe, aeropuerto, controles, facturación, ¡retraso!, etc.
         El avión despega y desde lo alto se ve Sofía, efectivamente,  "brillan las cúpulas de la Catedral Alexander Nevski".
        A las 23:30, vía Barcelona, hemos llegado a Zaragoza, pero el tiempo del viaje todavía no ha borrado, la magia de los días que han quedado atrás: la montaña, la convivencia, aquellas mujeres que con sus voces búlgaras nos invitaban a escenificar una boda en la que Fernando y Maite ejercían de padrinos, el Musala cubierto de boira, los niños que subían al Virhen, Neli, Dimitri, Bansko, y como no "Os Estalentaos".
         Y el año que viene...
         Hasta pronto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario