domingo, 14 de enero de 2024

POR TIERRAS D´USIETO (Lúsera, Sta. Mª de Belsué, Flumen...)

 Día 13 de enero de 2024
        Estrenamos año bisiesto (uno ya lleva 18), en compañía de las mozas y mozos de Esbarre, echando el cuerpo a esa prepirenaica sierra de Guara en la que se esconden los más insólitos rincones, las más variadas historias, las más extraordinarias leyendas, como aquella que ya he descrito en otras ocasiones, como hice, por ejemplo en esta entrada:
        Camino del norte, ¡cuántas veces hemos echado la vista a ese perfil del Fragineto y Tozal de Guara, evocando al gigante Guara, de cuerpo yacente! Fue víctima de su empecinamiento de no respetar, junto con Gabardón, el amor que existía entre la hija del segundo, Gabardiella, y el bello Gratal.
        Pero hoy todo es más hermoso, el autobús que nos lleva hacia el norte va cargado de vida, de esperanzas puestas en un tiempo que viene pleno de proyectos montañeros, para gozo de estas gentes ávidas de compartir momentos como los de la jornada que, en el albor del día, vamos a acometer.
        Ha amanecido, en el viaje, mis auriculares me regalan la sempiterna voz de Luciano Pavarotti; cuando suena "La Bohème" el autobús se para. Estamos en Huesca, aquí recogemos al que fuere comandante de la tropa, Jesús, y su costilleta Elena. Como no vamos lejos, esta parada la aprovechamos para tomar café, los unos, y otros productos, los otros.
        A nuestro paso por Árguis observamos su embalse cubierto de hielo, anuncio de que la mañana es más bien fría. El "chofeur" de gran carro, dando muestras de su habilidad, toma las curvas de Belsué como algunos no seríamos capaces de hacerlo en la vida. Nos deja en Lúsera
Preparados, a los piés de Lúsera
 
    Tapadicos hasta los ojos, comenzamos a caminar, hasta alcanzar Lúsera, pequeña localidad en la que el humo de una chimenea delata que esta aldea comienza a despertar de su letargo. Pasamos ante la iglesia dedicada a San Miguel, seguramente del XVII.
Caminando ante la iglesia
        Continuamos por un sendero, el GR.1, que, en dirección oeste, nos acerca hasta las ruinas de Santa Maria de Belsué. En medio de la profusión de piedras desplomadas, emerge lo que perdura de la antigua iglesia románica de Santa María, erigida en el siglo XI. A pesar de su estado lamentable, ostenta con orgullo el título de Monumento Histórico Artístico.
Santa Maria de Belsué
        Seguimos camino. En la senda, poco a poco, va apareciendo la nieve, lo que nos lleva a tomar las precauciones debidas.
¡Cuidadín, cuidadín!
        Descendemos hasta el río Flumen, que cruzamos por una helada pasarela de madera. El topónimo de este río nos lleva al latín "fluvius" (río), por lo que en broma le llamamos el "río río". Desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Guatizalema, nos regala rincones como los que, durante un rato, vamos a poder admirar.
El Rovira en la pasarela
El Flumen
        Abandonamos las aguas del Flumen, que no el rumor de sus pequeños saltos, para ir ascendiendo hasta alcanzar la Pardina Ascaso, unas edificaciones que a uno le hace reflexionar en como ha cambiado todo: un edificio principal de tres plantas (incluyendo planta baja y falsa), con un tejado a cuatro aguas ya arruinado. Anexo al edificio un corral, un palomar, una era con pajar y un horno de pan. 
Pardina Ascaso
        Se adivina que los muros estuvieron encalados, algo que entonces era un signo de prosperidad. Para obtener la cal tuvieron además que construir un horno de cal, aunque según cuentan, la cal resultante no era de buena calidad. En la tiña observamos, que tiene incluso un primer piso, que se usaba como yerbero. En muchas zonas del Alto Aragón llaman tiña a los corrales. Si el corral tiene zona cubierta, dicha zona cubierta es la tiña y la zona descubierta es el corral (lo que en otras zonas llaman "sereno").
Restos de la tiña
Edificio principal
        El sendero abandona la GR.1, girando en dirección norte, siguiendo el curso del Flumen. Sobre sus aguas se reflejan los rayos del sol acariciando la piel del agua: pequeños saltos, como velos de cristal, se precipitan, uniendo lo terrenal con lo celestial. En los momentos que lo perdemos de vista, el rumor constante del río es como un poema que narra viejas historias.
Un remanso del río
        ––Disculpa, que estaba soñando––. Ahora toca vadear el Flumen y sustituirlo por el Barranco Barón, no menos bello que su amo.
Vadeando el Flumen
            El sendero va ganando altura, la nieve se va imponiendo. Atrás se escucha el rugido de algún animal, sonido desconocido en esta sierra ––¿serán osos?, ¿qué será?, no es la época de la berrea del ciervo, ni parece el guarrido del jabalí–– Por fin, cuando somos rebasados, descubrimos que son tres homínidos sobre sus moto-traileras con el cerebro poco desarrollado (se trata de una especie, cuya presencia resulta ser muy dañina para este entorno del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara).
        Seguimos caminando; más adelante encontramos a los individuos descritos, descansando (¿?), aunque más adelante volverán a darnos la tabarra.
La belleza del paisaje esconde el rugido de los animales
        El camino se adentra en un pinar; poco a poco, se va cubriendo de nieve, lo que embellece, más si cabe, la jornada. 
Con Javier, Maite y Toño
        Alcanzamos un cruce que más tarde cogeremos, ahora nos desviamos para acercarnos a visitar las ruinas de la Pardina d´Usieto, de la que dependían las ruinas de su capilla de la que tan solo queda parte del ábside, único resto de un templo de inicios del XII, olvidado en el rincón de la historia.
Restos del Ábside de la capilla d´Usieto
        Foto va, foto viene y nos acercamos hasta la zona de la pardina. En lo que queda de su muro, orientado a la solana, cada cual elegimos el lugar apropiado para aposentar las nalgas, abrir la mochila para extraer las más variadas viandas y proceder a recargar el gastro-depósito.
¿Restaurante d´Usieto?
        ¡Qué bien se está aquí!, sumergirse en el cálido abrazo del sol es verdaderamente placentero; sin embargo, queda camino que recorrer, las agujas del reloj son como delicados hilos que condicionan nuestra ruta, así que cargamos las mochilas al hombro, foto del grupo y ¡hale!
Batallón al completo (Foto de P. Rovira)
¡Hale!
        Retrocedemos  hasta el cruce que he mencionado, para ir descendiendo, en dirección este, hasta otro en el que un cartel señala el camino entre Ibirque y Lúsera. Lógicamente, tomamos el segundo de ellos, que discurre en dirección sur.
        El sendero va descendiendo, el piso es algo incómodo de transitar, pues la nieve y el barro nos obliga a tomar las máximas precauciones, para no "esbalizar" y manchar la culera de los "nortfeises". 
¡Prohibido "esbalizar"!
        Frente a nosotros, sin ningún rubor, van apareciendo, primero el Tozal de Guara  y después  Gabardiella, ambos vestidos con su velo blanco, como aquel que hubiera lucido el último en la boda imposible de la leyenda.
Tozal de Guara
Gabardiella
     
No sé si ha sido por mirar a la novia Gabardiella, no sé si por la nieve, no sé si por el barro o las piedras, pero alguien ha perdido la verticalidad y no han sido las nalgas las que han tomado contacto con el suelo, ha sido la nariz de Fernando. Afortunadamente, el equipo médico, dirigido por Maite, le ha atendido realizando una primera cura que al regreso, en Zaragoza, habrán de valorar en la clínica.
        Por debajo de Gabardiella, ya divisamos el humo de una chimenea de Lúsera. Estamos cerrando ese círculo, con eje en el Tozal de Usieto (o Lúsera), que nos ha regalado una travesía en la que hemos, no solo sufrido la amenaza de tres animales, sino que disfrutado del agua de ríos y barrancos con historia, de ruinas que nos cuentan de aquellos pobladores que hubieron de abandonar estas duras tierras, de senderos cubiertos de nieve y lo que es más importante: de la compañía de estos amigos que, un año más, en este 2024 esperamos seguir disfrutando.
Lúsera, desde los últimos metros de la travesía
        Solo nos queda asearnos "una miaja", subir al autobús y parar en Huesca para que se apee la pareja oscense y para que el camarero del bar de turno se asuste ante el pedido de birra, pedido que hace temblar al más repleto de los barriles.


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Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 12,3 km.
Desnivel positivo, 555 m.
Desnivel negativo, 555 m.
Track