viernes, 28 de julio de 2023

TRAMACASTILLA-BARRANCO HONDO

Día 27 de julio de 2023
Río Guadalaviar
        En la provincia de Teruel no existen esas altas cumbres del norte de Arag
ón, pero de lo que sí pueden presumir nuestros hermanos bajo-aragoneses es de tener en sus entrañas grandes y hermosas hoces, barrancos, cortados, estrechos en los que cuando te adentras en ellos, uno se siente como un gusano deambulando en las grietas, esculpidas por la fuerza del agua en la roca.
        Aprovechando nuestra huida del calor zaragozano, por unos días, lo hacemos, comenzando por un sencillo recorrido, mojándonos los pinreles en las frías aguas del "Barranco Hondo" horadado por el río Guadalaviar.
Barranco Hondo
        Da gusto salir a la calle, por la mañana, y sentir el frescor del que carecemos en Zaragoza. También da gusto coger el buga y atacar las interminables curvas que, desde Griegos, a través del puerto de Calamocha, nos acerca a Tramacastilla.
        Antes de comenzar, intentamos adquirir algún producto alimenticio para pasar la mañana, pero “na de na”, horarios y fiestas mantienen los establecimientos más cerrados que la azotea del algún mandamás. Decidimos probar en Noguera de Albarracín y, ¡premio!, en el único bar nos preparan un par de ricos bocatas (para llevar).
Así que con la mochila, ya no tan ligera de equipaje, nos acercamos al área recreativa Argalla, a unos pocos metros de Tramacastilla, en dirección a Villar del Cobo, lugar en el que comenzamos a caminar.
Entre manzanos
        La idea es hacer el recorrido circular, aunque luego se verá que no nos sale así, para lo que comenzamos tomando el PR-TE.1 en dirección a Guadalaviar, población que no sé si da nombre al río que va a sentir nuestra presencia, o es al contrario. Es igual, los primeros metros los recorremos por pista; a nuestra derecha, el camino lo delimitan algunos manzanos con el fruto inmaduro (me recuerda a lo de los mandamases).
        La pista pretende adentrarse, por un pinar, en un quiebro con un buen desnivel, pero como a nosotros nos va más el frescor del río, tomamos un sendero que nos acerque a las aguas del Guadalaviar.
Pasado el arroyo de Calomarde, nuestros pasos van sobre el hormigón que reviste una acequia, algo así como las levadas de Madeira.
Por las paredes 
        Pronto estamos vadeando las aguas del Guadalaviar, por un paso en el que Maite decide probar la estanqueidad de una de sus botas (prueba superada). Hemos pasado al margen izquierdo.
        La senda, algo aérea, se eleva sobre las paredes que encañonan el río; allá abajo queda la huella de una obra de arte creada por años y años de trabajo de un río que quiso seguir su camino. 
        Eso ocurre abajo, arriba los buitres describen los característicos círculos con ese volar sin batir las alas, como queriendo alcanzar el sol que se muestra más altivo que nunca.
A por el río
Ruinas del molino
        Poco a poco, la senda va perdiendo altura. Llegamos a las ruinas de un viejo molino, ruinas que nos transportan a un pasado no muy lejano de idas y venidas de caballerías cargadas con sacos del grano de la mies para convertirlos en harina. También eran utilizados como batanes, serrerías, martinetes o, como pasó en este "Molino del Barranco Hondo", reconvertido en fábrica de luz, a partir del siglo XX, para abastecer a Tramacastilla, Villar del Cobo y Griegos. 
        Pero para mover molinos, a las orillas del río, se necesita desviar el agua, para lo que hubieron de construirse azudes.
Azud en el Estrecho del Molino Viejo
        
Poco más adelante, el sonido del agua delata que estamos alcanzando el azud, que en su día desviaba el agua hacia el molino. Es un rincón agradable, el río cae con fuerza; aguas arriba, las paredes del cañón se acercan entre sí, tanto que mirando hacia arriba, el cielo se ausenta en algún tramo. A este rincón le llaman “Estrecho del Molino Viejo”.
        Es un buen lugar para relajarnos y echar un bocado. Hemos traído bañadores con la intención de darnos un chapuzón en estas cristalinas aguas. Pero ¡leches!, está fría de narices, así que no nos mojamos más arriba de la rodilla, no vaya a ser que…
Mojándonos 
Fría no, lo siguiente
Aguas bravas
Hay que seguir
        Cámaras en mano, inmortalizamos el momento pasado en este rincón y, ¡hale!, nos echamos las mochilas a la espalda y nos disponemos a iniciar el regreso.
    
        Sobre la cascada, un puente nos facilita cruzar el río a su margen derecha. El sendero se abre paso entre la vegetación, para desembocar en una explanada, frente al molino por el que antes hemos pasado.
        La pista que en la subida hemos querido evitar, ahora hemos de tomarla en sentido contrario. Poco a poco vamos ascendiendo, paralelos al Barranco Sancha. Aquí se concentra casi todo el desnivel de la jornada.

Es la hora del almuerzo
        Llegados a lo más alto, la pista gira 90 grados para descender hasta la ribera del Guadalaviar. Aquí tomamos el camino que, en línea recta, se abre paso entre cultivos. Un par de caballos, entre bocado y bocado de fresca hierba, nos miran con extrañeza, debemos de ser los primeros humanos que, en la jornada de hoy, ven pasar.
        Desembocamos en el lugar de inicio. Lo que iba a ser una ruta circular la hemos dejado algo capada, pero el paseo ha valido la pena. 
        Ahora nos vamos a Villar del Cobo, allí nos vamos a uno de esos establecimientos “multiservicio”. Con unas birras en la mesa, sacamos la artillería de Noguera y le damos al bigote. Ciertamente, el jamón de esta tierra está exquisito.
        No se trata de que hayamos batido récords de distancias y desniveles, pero de vez en cuando adentrarse en estos estrechos te introducen en un mundo mágico. Creo que habrá que hacerlo en algún otro de los de por aquí.
        Hasta pronto

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Datos técnicos

(El track, pulsando sobre la palabra Wikiloc del mapa)



miércoles, 19 de julio de 2023

VIAJE AL LAGO MAGGIORE (Italia)



El Lago Maggiore, siempre protagonista
        Si metemos en una coctelera, unas gotas de turismo, otra de cultura y unos toques de montaña, nos sale un coctel al que le bautizamos como “Viaje al Lago Maggiore”, un proyecto que quedó aparcado el pasado año por razones ya descritas en estas páginas.
        Pueblos, ríos, puertos, senderos, bosques y una ración del deseo viajero, de querer mamar otras tierras, de ver pasar el tiempo con otros ojos que los de la cotidianidad.
        Más que de una crónica montañera se trate, que también habrá algo de ello, podría calificarla en esta ocasión como  "diario de un bello viaje", aquel que nos debíamos.


Días del 24 al 26 de junio de 2023 (Arlés)
Anfiteatro romano de Arlés
        Camino de Italia, como la distancia a recorrer es kilométrica, realizamos una jornada en la localidad francesa de Arlés, allá en la Provenza. 
        Se trata de una pequeña ciudad bañada por el Ródano, que muestra con orgullo los recuerdos de su lejano esplendor.
    Es un placer perdernos por sus estrechas calles y por las orillas de un río, en el que suben y bajan algunos barcos, en los que los pescadores echan la caña y el engaño: y es un placer tomar un café por la mañana o una "bière" por la tarde en la plaza de la République, en alguno de los cafés inmortalizados en los lienzos de Van Gogh.
        Esta antigua ciudad romana posee numerosos monumentos de aquella época: Teatro, anfiteatro y varios templos. Además, fue una importante ciudad medieval. A finales del siglo XIX y principios del XX fue ciudad de veraneo y descanso de algunos de los pintores más importantes de la historia. Grandes del impresionismo y las vanguardias, como Van Gogh, Renoir, Matisse, o Picasso, vivieron o pasaron por Arlés. 
Teatro romano
Café Van Gogh


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Día 26 de junio de 2023 (hacia destino)
Lago Maggiore
      Proseguimos el viaje, unas veces por autopista y otras por carreteras, como la que se adentra en los Ecrins. Disfrutamos del paisaje, bueno, Maite más que yo, pues con el volante en la mano…
        Más tarde que pronto, vamos llegando al Lago Maggiore que, como diría nuestro amigo Toño, es algo así como la balsa de Jaulín, pero a lo bestia, pues tiene una superficie de más de 200 kilómetros cuadrados y se extiende desde el norte de las regiones de Lombardía y Piamonte hasta penetrar en el sur de Suiza. Es de origen glaciar y está perimetrado, en su zona norte, por los Alpes Lepontinos, con cimas cercanas a los 2.000 metros de altitud, no muy lejos del Monte Rosa. Pese a todo, su altura sobre el nivel del mar es de unos 200 metros, más o menos como el Ebro a su paso por mi ciudad, pero con alguna “gotas” más de H₂O.
        Todo muy “guay”, pero nosotros nos alejamos de la orilla para alojarnos 600 metros más arriba, en un tranquilo pueblecito, Trarego. Aquí, a las vistas sobre el lago, se une el canto de los pájaros tan solo acallados por el tañido del “campanille” de San Martino. El pueblo se caracteriza por calles estrechas y escaleras pavimentadas de piedra que crean rincones sugerentes, casas antiguas y villas.
En Trarego
Antiguo Hotel Miramonti de Trarego


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Día 27 de junio de 2023 (islas Borromeas)
Isola Madre
        De la estrecha carretera que separa Trarego de la que rodea el lago no quiero ni contarlo, pero hay que recorrerla en días como este en el que nos acercamos a Stresa.
        Aquí abordamos un barco para recorrer las llamadas “Islas Borromeas”: Isola Madre, Isola dei Pescatori e Isola Bella.
        La primera en la que desembarcamos, la más grande, es la Isola Madre. Recorremos su jardín botánico al aire libre de ocho hectáreas que rodean el palacio, construido en el siglo XVI, y su pinacoteca, con obras maestras italianas del siglo XIX.
        Construido en cinco niveles, constituye un auténtico oasis vegetal de estilo inglés en el que, además de contemplar miles de variedades de flora exótica, paseamos entre pavos reales, faisanes, papagayos y loros de vívidos colores. De entre los pavos, llama la atención un ejemplar totalmente blanco del que cuentan que, históricamente, han simbolizado la pureza, la eternidad y el amor incondicional.
        Tras la visita, uno se siente estúpido pensando en el esfuerzo que le cuesta mantener vivos media docena de geranios.
Fuente en los jardines de Isola Madre
Pavo real blanco

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Isola dei Pescatori
        Abandonamos la Madre para navegar hasta la Isola dei Pescatori, la única que nunca perteneció a los Borromeo. Se trata de un antiguo pueblo de pescadores con calles estrechas y empedradas de lo más pintorescas, con flores en las ventanas y balcones donde sus habitantes ponen a secar el pescado al sol. Un lugar ideal para degustar las variedades recién pescadas en el lago y cocinadas mayoritariamente a la parrilla, visitar las tiendas de artesanía y disfrutar del panorama sobre el lago Mayor desde su espléndido mirador. Sí, todo muy idílico, pero la realidad es que somos unos más de los que atestamos esas calles, comemos malamente, pero bien pagado, en un garito y ¿pasear por sus calles?. ––Maite, vámonos de aquí, que no cabemos––. Estoy seguro de que en fechas en las que, supongo, no haya turismo, Pescatori será un bonito pueblecito.
Por las calles de Pescatori

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Palacio Borromeo en la Isola Bella
        De nuevo embarcamos, ahora en dirección a la Isola Bella, una bella joya cuyo nombre se debe a la mujer de Carlo III Borromeo, Isabella d’Adda. Su monumental palacio barroco, construido en 1632 y sometido a continuas reformas y ampliaciones hasta el siglo XIX, es mucho más imponente a nivel arquitectónico que el de la Isola Madre.
        Estamos ante un verdadero palacio real en miniatura, con salones y habitaciones tan recargadas que incluso críticos de arte italianos han preferido emplear el término kitsch para referirse a él.
        Abrumador sería el mejor adjetivo para describir el jardín y las diez terrazas sobrepuestas, con juegos de agua y estatuas del artista Carlo Simonetta. Pirámides de esculturas y flores cuyo poder de atracción logró conquistar la admiración de Napoléon Bonaparte y su esposa Josefina. 
Salón de la música
Jardín
Una joya
Jardín de las diez terrazas
        Culminamos la visita recorriendo la gruta que se encuentra bajo el palacio, decorada con espectaculares mosaicos a todo color y con profusión de detalles.
    Regresamos a tierra firme. Ciertamente, las Borromeas nos han impresionado, tanto por la arquitectura de los palacios, y lo que en ellos se encierra, así como por esos espectaculares jardines, ¿cómo estarán mis geranios?

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Día 28 de junio de 2023
Cascada del río Piumesc
        El viaje y la visita Multi-isleña de ayer, créeme, nos agotan más que subir algún tresmil, por lo que hoy nos lo tomamos con tranquilidad. El repiqueteo del "campanile" nos invita a quitarnos las legañas, desayunar tranquilamente y ver que se cuece por las sendas que arrancan desde nuestra puerta.
    Para comenzar, nos echamos a la espalda unas mini-mochilas para darnos un garbeo por una ruta circular que aúna un precioso bosque, en el que predomina claramente el castaño, la cascada de agua del río Piumesc y la memoria de los que lucharon por la libertad del pueblo italiano, que aquí sí, aquí parece que lo de la memoria va en serio.

Memorial a los guerrilleros
         La ruta es sencilla, arranca del final del pueblo de Trarego por una agradable senda que en principio atraviesa un puente de piedra, puente que aunque le dicen romano, a mí me parece que es de origen medieval. En el camino predomina el sonido del silencio, tan solo roto por nuestros pasos sobre las hojas y por los cánticos de los pájaros  desde lo más alto de los castaños. 
            Este tramo discurre en descenso, atravesando una pequeña cascada del Piumesec, aunque esta no es la más espectacular.
        Tomamos un desvío para visitar un monumento dedicado, como decía, a los guerrilleros antifascistas que lucharon y murieron en estos montes.
Por el bosque
        Aquí termina el sendero, volvemos a la bifurcación y seguimos bajando un poco para volver al pueblo. Pronto se pasa la cascada del mismo río Piumesc, un salto de 60 metros cuya caída rompe el silencio que hasta ahora nos ha acompañado. Aquí nos detenemos un rato para disfrutar del momento.
        Todo lo que habíamos descendido, ahora se torna en un agradable ascenso por el bosque, hasta que van apareciendo prados, huertas, viviendas y el "campanile" de Trarego

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Por el "Borgo"
        Pese a encontrarnos en el norte de Italia, no olvidamos una de la más importante de nuestras costumbres hispanas, la siesta. 
        En el "campanile" suenan seis toques, una buena hora para descender a la orilla del Llago Maggiore y vistar Cannobio, la última población antes de cruzar la frontera con Suiza.
        Nos dejamos perder por el centro de la ciudad, llamado "Borgo", un entorno intemporal de casas antiguas, tramos de escaleras y callejuelas que conducen hacia la orilla del lago. Estas calles estrechas y cerradas, fueron diseñadas para proteger a los habitantes de las incursiones hostiles desde el lago.

A las orillas del lago

        Casi sin querer, nos encontramos en la Piazza Vittorio Emanuele III. Esta plaza es el lugar de encuentro de la ciudad, sobre todo en estas fechas que la invadimos bastantes turistas. Los edificios de colores que vemos a la orilla del lago, con sus pórticos pintorescos, boutiques y bares, datan de los siglos XVIII y XIX.
        Cannobio es también conocida por su Lido, una amplia playa, muy bien equipada, que es un imán para los bañistas, así como para la realización de deportes acuáticos.
        Subimos a la parte alta, al llamado "Barrio Antiguo", pasando por la Colegiata de San Vittore. Tras la iglesia, se encuentra un "campanile", de aquí arranca una animosa y curiosa calle, eje de algunas otras, todas ellas adornadlas con mandalas.
En el Barrio Antiguo



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Día 29 de junio de 2023 (Montes Ologno y Carza)
En la cima del monte Carza
        Antes de que se nos oxiden las tabas y estos cuerpos salerosos se malacostumbren en demasía a la birra italiana que, por cierto, se paga bien pagada, nos echamos las mochilas a la espalda y nos vamos a hacer una ruta circular por los "montes Ologno y Carza" de 1132 m. y 1116 m. respectivamente.
        Arrancamos a caminar en la misma puerta de nuestro alojamiento, en dirección al fondo del pueblo (W), pero antes de llegar, tomamos un sendero, a nuestra derecha, que se dirige en dirección norte. Como todos de esta zona, este discurre bajo un denso bosque de castaños, principalmente en sus primeros metros en los que se salva un buen desnivel.
Hayedo camino del Ologno
        Poco a poco, el bosque va dando paso a algunos alpes (prados en el que pacer el ganado), como el Ritu (954 m), el Nasma (997 m.) y el Lemanno (1050 m.)
        Tras cruzar una pista asfaltada, el sendero vuelve a picar "p´arriba" hasta, a través de un hermoso hayedo, encaramarnos a la cima del monte Ologno. Pese a encontrarnos en alto, la espesura del bosque impide ver más paisaje que el que nos rodea.
        Un pequeño descenso, casi inapreciable, nos acerca al "Yellow Big Bench" (gran banco amarillo). Nos subimos al "banquico" en el que nos sentimos más pequeños de los que ya somos, máxime ante el paisaje que se divisa desde este altero en el que se nos abre buena parte del gran lago.
Vistas desde el Gran Banco Amarillo
        Un pequeño descenso y un posterior ascenso nos acerca a la segunda de las cimas, el monte Carza. Al igual que en el banco amarillo, aquí también se disfruta de espectaculares vistas.
        Toca descender, así que, como lo hiciere Don Quijote, tomamos las de Villadiego para detenernos en una especie de capilla que se encuentra bajo la cruz del Carza.
        El sendero se va tornando en pista de tierra; aquí comenzamos a ver a algunas gentes que suben, pues por esta vertiente se puede llegar en coche por una carretera, vía que, más abajo, tomamos nosotros, para no dejarla hasta la localidad de Cheglio, muy cercana a nuestro destino: la terraza de nuestro apartamento en el que ¿tomar una birra italiana?, ¡no, unas Ámbar acarreadas de Zaragoza!.
Vistas desde el Monte Carza


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Día 30 de junio de 2023
Vista de Canneroi Riviera
        Como se prevé un día lluvioso, nos lo tomamos de descanso. Pero aquí, como en el resto del planeta, el tiempo está loco y lo de la lluvia nada de nada.
    Por la tarde, de nuevo nos bajamos a las orillas del Maggiore y nos damos un garbeo por la población de Cannero Riviera, muy conocida por el cultivo de cítricos.
        Nos dejamos perder entre sus estrechas calles de trazado medieval, plagadas de casas del siglo XVIII. Perdidos, también, descubrimos la "cascada del río Cannero", un espectacular desfiladero ubicado en la propia población. 
        Dejamos el salto para acercarnos a la iglesia de San Giorgio ubicada sobre la "Grotta de Cannero" una especie de copia de la de Lourdes, sin más interés que el de hallarse cerca del lago.
        Aunque no accedemos a él, una isla en el centro de la Riviera Cannero acoge las ruinas (ahora en restauración) de su castillo construido entre los siglos XI y XII. Esta fortaleza, a lo largo de su historia, ha sido motivo de disputas entre familias, e incluso refugio de contrabandistas y pescadores, además de hogar de falsificadores.

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Día 1 de julio de 2023 (Carmine Superior)
Descenso hacia Carmine
        Hoy toca darle al calcetín, para lo que, a petición de Maite, he preparado una ruta circular con el propósito  de alcanzar un pequeño pueblecito, Carmine Superior, con sus casas colgadas sobre la ladera que se deja caer sobre el Lago Maggiore.
        Con el buga nos acercamos al cercano pueblo de Viggiona, lugar en el que comenzamos el recorrido circular que he marcado en el sentido contrario a las saetas del reloj, ¡error!. El poco más de un kilómetro que nos separa de Carmine es un descenso de un desnivel de 400 metros que en circunstancias normales sería algo penosos, pero, amigos, ayer y esta pasada noche ha llovido y la humedad del hermoso barranco por el que discurrimos, con sus rocas y raíces, convierten la bajada en una especie de seudo-tobogán.
En Carmine Superior
        No importa, pues llegados a Carmine recuperamos el ánimo, máxime al alcanzar sus primeras casas en las que las flores pasan a ser un motivo más de alivio. El origen de este pueblecito es medieval. Quizá sea el motivo por el que se respira tanta tranquilidad, que solo se puede acceder a pie. Tiene un pequeño número de casas de piedra que se encuentra alrededor de la iglesia de San Gottardo (XIV). 
        Aquí nos detenemos un buen rato, pues desde el muro que sustenta la iglesia, el paisaje sobre el Lago Maggiore y las montañas que lo rodean son espectaculares. Aunque el templo se encuentra cerrado, podemos ver, a través de una verja, las pinturas que decoran sus paredes y techumbre, lo mismo que en la fachada exterior.
Interior de San Gottardo
Pinturas en la fachada
Balcón con vistas
Una de las calles de Carmine Superior
        Carmine Superior se encuentra en un afloramiento rocoso con vistas a la orilla oeste del lago Maggiore y ofrece una maravillosa vista del lago y las montañas que se elevan detrás de Lombardía.
        En las afueras del pueblo, las terrazas hechas de muros de piedra seca son testimonio restante de los antiguos viñedos, que fueron el último bastión en el terreno inclinado frente al bosque.
        Es, entre estos muros, por donde tomamos el sendero para proseguir el camino. Aunque vamos a retornar a Viggiona, el hecho de que el mismo desnivel lo recorramos en poco menos de cuatro kilómetros, lo hace más llevadero. Además, transitamos bajo la sombra de un bosque de, como casi todos de por esta zona, castaños. Chino, chano, vamos avanzando; pasamos ante una fuente, la Fontana di Prevet.
Camino de regreso
Iglesia y campanile de San Maurizio en Viggiona
        Ya se ve el "campanile de Viggiona", pero antes pasamos ante la iglesia vieja y el cementerio. Y es que Viggiona tiene dos iglesias dedicadas a un mismo santo, San Maurizio. La vieja fue construida en el románico tardío y consagrada en 1492; la nueva, de gran porte, se encuentra junto al campanile y data de finales del XVII. El estilo barroco que enriquece el edificio es un claro testimonio de una población que en 1600 crecía y ansiaba un templo nuevo y más grande. Hoy, el número de habitantes ha disminuido, la iglesia monumental parece, quizás, sobredimensionada.
        Decididamente, nos ha salido una ruta que, aunque algo penosa en un principio, alcanzar ese pequeño pueblecito, encaramado sobre la roca y caminar por un agradable bosque, compensa cualquier esfuerzo.


Día 2 de julio de 2023
        Toca preparar las maletas, una ración de vagueo y un garbeo por los jardines de Villa Taranto. Por su belleza y riqueza de especies, es considerado el arboreto más importante de Italia.
        En 1931, el escocés Neil Boyd McEacharn, hijo de una rica familia de armadores y apasionado de la botánica, compró la propiedad de lo que se conoció como la villa "La Crocetta" construida en 1870.
        McEacharn inmediatamente comenzó la renovación de la villa, que pasó a llamarse Villa Taranto, El jardín formal se transformó en un césped con una fuente central. Con el tiempo, McEacharn compró varias parcelas de tierra alrededor de la propiedad y amplió el parque a su tamaño actual de 16 hectáreas.
        Paseando entre los jardines, no dejamos de asombrarnos ante esa verbena de colores florales y de los grandes ejemplares de coníferas y otros árboles. Creo que lo mejor es mostrarlos.
Fontana de los Amorcillos
Ninfea ecuatorial
Explosión floral
Loto
Flor de loto
Flor de loto abierta
Jardín
Liatris care
Junto al invernadero
       
 Solo queda, tomarnos la última birra "made in Italia", asomarnos al balcón y observar cómo la luna se esconde tras las nubes y el campanile de Trarego y...  "Ciao Italia".
Made in Italia
 "Ciao Italia"

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Día 3 y 4 de julio de 2023 (regresando)
Plaza de la Comédie
        Hoy salimos de vuelta hacia casa, no sin antes hacer una parada en Montpellier, ciudad en la que en cada rincón se siente la presencia de la juventud, la multiculturidad y la cultura. Será por eso que ha sido elegida como "Capital europea de la Cultura 2028", un pequeño handicap para nuestra visita, pues son varios los monumentos, plazas y rincones que se encuentran en obras.
    Aun con todo, no paramos de ir de aquí para allí. Nada más dejar el equipaje en el alojamiento, nos vamos hacia el centro, comenzando por la Plaza de la Comédie, también llamada «plaza del huevo» por su forma ovala. El centro de la ciudad constituye uno de los más amplios espacios peatonales de Europa, dominado por la Ópera Comédie. Pero como había dicho, las vallas de las obras no nos dejan disfrutar de la plaza. Aun así podemos admirar la Fuente de las Tres Gracias, diosas emblemáticas de Montpellier.
Ópera Comédie
Uno de los tranvías
        Algo que caracteriza y llama la atención son los tranvías, auténticas obras de arte andantes. Son cuatro líneas (qué envidia):
        En 2000, con la línea 1, los diseñadores Garouste y Bonetti anunciaron con sus golondrinas la renovación del transporte en Montpellier. 
        Inaugurada en 2006, la línea 2, con sus flores multicolores, es un testimonio de la belleza estival del paisaje mediterráneo.
        En 2012, Christian Lacroix diseñó las líneas 3 y 4 con un diseño muy contemporáneo.  Pulpos, peces y estrellas de mar decoran la línea 3, mientras que grabados antiguos de color dorado decoran la línea 4.
        Cuando caminamos por alguna de estas ciudades europeas, algunas con menos de la mitad de habitantes que la nuestra, en la que la creación de una única línea generó tanto rechazo por parte de "algunas mentes", hoy en el poder, nos preguntamos el porqué de esa cerrazón al implante de un medio de transporte rápido, limpio, cómodo y, como en Montpellier, artístico.
Línea 3
Catedral De San Pedro
        Una vez descansados, volvemos al centro para visitar la Catedral De San Pedro, de estilo gótico. 
        Su mayor característica visual en el exterior es el extraño porche sostenido por dos gruesos pilares terminados en punta frente a la entrada principal. Parecen elementos pertenecientes más a un castillo de Disney que a un templo católico. 
        En el interior, además del altar mayor, se encuentra un gran órgano encargado al mayor fabricante de la época, Jean-François L’Epine en 1778.
Órgano
Arco del Triunfo
        Salimos de la catedral y vemos, adosada a esta, la Escuela de Sanidad que ocupa los antiguos pisos privados del obispo. 
        Intentamos visitar parque de Peyrou, pero se encuentra vallado y cerrado al público. Es una pena no poder darnos un paseo y disfrutar de un amplio mirador, abierto en todas direcciones, que alberga una estatua ecuestre de Luis XIV y que su arquitecto, Jean Giral, finalizó en 1774. Fuera del vallado, tenemos el arco del triunfo y la torre de agua, diseñada en el siglo XVII, que prolonga el acueducto, ambos constituyen modelos de arquitectura neo-clásica. 
        Arco del Triunfo, más iglesias y sobre todo las calles del centro histórico, abarrotadas de juventud, por la que una vez más nos dejamos perder, ejercen de colofón a este viaje del que, como en otros, otras tierras, otras gentes, otros paisajes... se nos quedan alojados en la vieja mochila de los recuerdos.
Mañana, igual que las golondrinas en primavera, volveremos a casa, allá en Zaragoza. Un largo viaje carretero para reencontrarnos con esa cotidianidad que orgullosamente disfrutamos. Cuando recuerde aquellos jardines borromeos, saldré al balcón, regaré mis macetas para multiplicar la savia vital; sus flores pintarán de colores el mundo de la clorofila para fusionar lo humano y lo vegetal.
"Au revoir mes amis"