miércoles, 30 de diciembre de 2020

POR LOS CERROS DE LA ALMUNIA DE DOÑA GODINA

 Día 28 de diciembre de 2020
Sierra de Algairén
        "No hay mal (confinamiento) que por bien (descubrimiento) no venga". Pues sí, lo del confinamiento perimetral, en nuestro caso, limitado a la provincia de Zaragoza, nos sirve para descubrir algunas rutas que desconocíamos, lo que amortigua la envidia que nos produce saber de los amigos del norte, que nos cuentan de sus idas y venidas por los Pirineos, incluso hay quienes se saltan las normas cruzando la frontera hacia las Galias.
        Esta "pareja-burbuja", aprovechando que en martes ni... y que tampoco hay caza, nos acercamos a lo más occidental de la sierra de Algairén, allá donde nace (o muere) ese territorio tantas veces recorrido por nosotros.
Iglesia de la Asunción
        No nos cuesta mucho tiempo llegar a La Almunia de Doña Godina, capital de la comarca de Valdejalón, población de tierras fértiles y de una rica historia. De la dominación musulmana conserva su nombre Al-munia, que significa «huerto», y su apellido lo tomó de Doña Godina, una rica propietaria de Cabañas que en el siglo XII donó una huerta a la orden de San Juan de Jerusalén para instalar en la actual localidad un hospital, siendo este el germen de la nueva población.
        Además de la ermita románica de Cabañas, el principal legado de La Almunia es la iglesia barroca de la Asunción, no en sí por templo y su cúpula de zinc, sino por la torre de más de 40 metros de altura, construida entre los siglos XIV y XVI, siguiendo la estructura de alminar hispano-musulmán. En el cuerpo inferior presenta un exterior muy decorado con esquinillas, zigzags, y cruces de brazos múltiples formando rombos, siguiendo la tradición ornamental imperante en ese periodo. En el cuerpo superior octogonal se dispuso el cuerpo de campanas que abre al exterior mediante dos arcos apuntados por cada lado.
La Almunia de Doña Godina

Por el barranco de Valhigendo
        Pero no son las calles almunienses las que protagonizan los andares de esta pareja, el sur del municipio se arruga entre barrancos y cerros ofreciéndonos una agradable mañana para caminar por un recorrido dibujado en forma de lazada y de perfil de "sube y baja", o sea de los llamados "rompepiernas".
        Un camino asfaltado  casi entre su totalidad ––paseo de los cerezos le llaman–– nos deja en una zona (460 m.) en al que podemos aparcar el buga para comenzar a caminar.
        Ya a pie, el recorrido se inicia en dirección SO hasta un pinar en el que adivinamos la dirección (NO) que debemos tomar hasta alcanzar el barranco de Valhigendo. Lo remontamos por un bonito sendero; arriba el viento que ha traído la borrasca "Bella" se deja oír ––ya llegaremos y nos "joriaremos" de virus y otros bichos––.
En el Cerro Val de Fajas
        El barranco nos acerca hasta una pista que tomamos en dirección norte, pista que transformada en sendero nos deja en lo alto del "Cerro de Val de Fajas" (618 m.).
        ¡Leches, cómo sopla!, no importa, el paisaje que nos ofrece el lugar bien vale la pena: un manto de nubes, fundido con la nieve, cubre un macizo del Moncayo que aun así nos muestra algunos de sus "morrones" y formaciones como las Peñas de Herrera. Vemos, además, La Almunia de Doña Godina, las fértiles tierras de Valdejalón regando pueblos como Calatorao, Lucena, Berbedel, Épila, hasta que el río Jalón, algo así como este año, se esconde tras las murallas del castillo de Rueda.
Sierra del Moncayo
La vega del Jalón
La Cruz de Alberto
        Desandamos un tramo hasta alcanzar un agradable camino, el denominado "Sendero Botánico de Fontellas" dotado de un buen número de paneles informativos de la variada flora de esta sierra: romero, tomillo, apagafuegos (albada), salvia de Aragón (lavandúfila), ruda, retama, olivo borde y así un sinfín de plantas no muy vistosas en esta época invernal, pero "ya llegará la primavera". 
        La senda va ascendiendo suavemente hasta alcanzar el Mirador de la Cruz de Alberto (650 m.), del que no sé el porqué de su nombre, pero sí de las vistas que el lugar nos ofrece.
        Abandonamos el aireado mirador para descender fuertemente por una empinada senda que nos deja, primero, en la Fuente Vieja de Fontellas, que se aloja bajo un impresionante olivo borde, y luego en la Fuente Nueva, ubicada en un entorno de área recreativa en donde que se construyó una balsa y un abrevadero.
En la Fuente Vieja de Fontellas
        No es que uno sea mucho de belenes, pero el que han montado aquí es "de chapó": multitud de figuras, algunas tumbadas por el viento, representan varios ambientes como la herrería, la granja, el horno, no podía faltar el río ni el portal, etc. Vamos, que dan ganas de coger la pandereta, la zambomba y el tambor y cantar un villancico, pero dejemos que el día siga sin lluvia.
        En estas fechas, por esos caminos, no es difícil encontrarse con los llamados belenes montañeros, los hemos visto de distintas ejecuciones, pero "currados, lo que se dice currados" como este, pocos. Dejo algunas imágenes:


El rey caído

La mesa preparada
El pan nuestro de cada día
¿Pero no era en un portal?
La granja
Por el barranco de Fontellas
        El sendero desciende, entre pinos bajo los que nacen un buen número de setas, por el Barranco de Fontellas hasta alcanzar un cruce en el que giramos en dirección sur para acercarnos a unas formaciones rocosas que son utilizadas por los amigos de la escalada.
        Desandamos unos metros para tomar la Cañada Real de Morata de jalón a Alfamén, camino que, tras cruzar el Barranco de Valluengo (510 m.), abandonamos para  ascender por la Senda El Viti. Las piernas comienzan a sentir el "sube y baja" del perfil de caminos y senderos y... ¡lo que te rondaré morena!
    La Senda del Viti nos sube hasta un collado, aquí nos adentramos en territorio de Alpartir para, girando 90 grados a la derecha, seguir subiendo hasta alcanzar el Cerro de San Cristóbal (734 m.).
En el Cerro de San Cristóbal
En la Cueva del Tío Chirras
        De nuevo se abren las cortinas del gran escenario que nos muestra un hermoso paisaje: a la Sierra del Moncayo se suman las de la Virgen, coronada por el Pico Cabrera; la de Vicort, coronada por el Pico del Rayo y el antenado cerro de Santa Brígida; la de Algairén coronada por el pico de Valdemadera; y al norte, bajo nuestros pies, la gran extensión de la huerta de La Almunia, Alfamén y Cariñena, encerrada bajo los cientos de molinos aerogeneradores de La Muela.        
        Poco más podemos hacer aquí, el fuerte viento de "Bella" nos invita a descender por un sendero que zigzaguea, por la vertiente opuesta, de forma poco amable para con esta pareja, pasando por la Cueva del Tío Chirras.
        La senda se suaviza y nos permite ver algunos restos de hornos de piedra y las ruinas de la Ermita de San Clemente del siglo XVII. Nosotros, por aquello de no quedar, como la ermita, en ruinas, hacemos un descanso y pasamos al dulce momento de quitar lastre (gastronómico) a las mochilas.
Ermita de San Clemente
Naturaleza viva
        No tardamos en reanudar el camino, ahora pasamos ante una gran roca con un cartel que reza: "naturaleza viva"; un espino negro crece sobre ella, aferrándose a la vida.
        Pronto alcanzamos otras ruinas: las del Convento de San Cristóbal, construido en el siglo XV. 
        Nos desviamos por un sendero para acercarnos a ver la Ermita del Pilar (1652), un pozo de nieve y los Humilladeros, cavados en la roca de lo alto de un cerro. 
        En torno a estos edificios, los restos de los muros de piedra delatan la superficie que tuvo el convento, en torno a 7,75 ha.

Ábside del templo de San Cristóbal
Ermita del Pilar
Pozo de nieve
Humilladero
Descendiendo por el barranco de Fontellas
        Abandonamos este histórico lugar, teníamos previsto rodear la loma del Convento, pero la borrasca Bella nos invita a "tomar las de Villadiego" y cerrar el círculo bajando por la Senda el Viti hasta alcanzar el barranco de Fontellas que nos baja hasta el lugar de arranque, cerrando así el segundo de los círculos.
        Por este año despedimos las salidas al monte. Ha sido un año de proyectos truncados, de crueles y fríos datos, de ausencias indeseadas. Llega el último día de este año, después vendrá otro: otro que veo como el inicio de uno de esos senderos que, zigzagueando, ascienden hacia la cumbre; otro como esos ríos a los que se les ponen obstáculos, pero no por ello dejan de verter sus aguas al mar; otro como esos pajarillos que llegan en primavera cantando bellas melodías; y te veo a tí, recorriendo conmigo las, cada vez más, limpias sendas.

Feliz año nuevo

Goyoso año nuebo

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Datos técnicos
Recorrido
 (track)
Perfil:
Distancia, 11 Km.
Desniveles positivo y negativo, 640 m.

jueves, 17 de diciembre de 2020

ALCORNOCAL DE SESTRICA

 Día 14 de diciembre de 2020
Cerro de Santa Brígida
        El otoño se va con muy poco ruido, como si hubiera querido pasar por la puerta de mi casa en silencio, como si las hojas de las acacias que envejecen en la tierra no quisieran caer; pero sí, como la vida caen.
        Es lunes, la previsión meteorológica es esperanzadora, las ganas son inmensas, así que nos vamos al monte a dar un garbeo por la Comarca del Aranda.
        Camino de nuestro destino las nubes, silenciosas y vacías, hoy no cubren la Sierra de Algairén; ni la Vicora, que nos muestra el Pico del Rayo y el Pico de la Nevera (o Cerro de Santa Brígida como lo llaman los lugareños), ambos limpios tras la lluvia; tampoco cubren, esas nubes, la cima del Monte Cano (Moncayo), cubierto de nieve hace unos días, hoy carente de blancas canas.
Sestrica
Iglesia de San Miguel
        De sierra en sierra, hemos llegado a los pies de la que toma el nombre de La Virgen, concretamente al pueblo de Sestrica. Las gentes comienzan a despertar al son que marca el reloj de la torre de la iglesia barroca, del XVII, de San Miguel. Pero de Sestrica ya hablaré luego, pues es intención dar un garbeo por sus calles.
        Hoy es lunes, están montando el mercadillo semanal, junto a él aparcamos el buga y ¡hale!, sin más dilación, comenzamos a caminar. 
        El peirón de San Bartolomé nos indica el camino que hemos de llevar que, enseguida, nos deja en la ermita del mismo santo: un templo barroco del XVII, de una sola nave rectangular. Cuentan que el domingo de Quasimodo (se celebra el domingo siguiente al de resurrección), los sestricanos marchan en procesión hasta la ermita para, tras el rito correspondiente, acercarse al parque de La Hiedra a degustar la "culeca" (mona de pascua en Aragón).
En la ermita de San Bartolomé
Arco minero
        Tomamos el sendero que sale a la izquierda de la ermita, el PR-Z 72, que recorre la margen izquierda del barranco de las Umbrías; aquí el camino asciende suavemente. A nuestra izquierda, arriba, observamos una extraña construcción: es el llamado arco minero de Sestrica que, junto a alguna caseta derruida, son los últimos recuerdos de las minas de la CAM (Compañía Aragonesa de Minas). Se trata de uno de los pocos restos que se conservan del teleférico construido en 1921 que se utilizaba para transportar hierro extraído en las minas de Tierga.
        Entre almendros y olivos centenarios vamos ganando metros, ahora giramos hacia la derecha para alcanzar un refugio inaugurado en 2012. Aquí tomamos el camino, siempre el PR-Z 72, en dirección NO para adentrarnos en el "Alcornocal de Sestrica", un enclave botánico extraordinariamente singular por ser el único bosque de esta especie en Aragón.
Colores que se resisten
Por la PR-Z 72
        La senda va ascendiendo entre alcornoques; algunas plantas, como la jara y el brezo, completan este singular bosque. Arriba divisamos la cima del Pico Cabrera, al que accedimos en otra ocasión (crónica aquí); abajo, hacia el norte, divisamos la población de Illueca.
        Descendemos sobre nuestros pasos hasta el refugio, lugar inigualable para hacer un descanso, comer un par de mandarinas y echar un vistazo al garito muy bien provisto, con chimenea, hogar, mesa, etc. Lástima que por aquí pasen los pinta-paredes de interior, por lo que han instalado cámaras de vigilancia.
        En una de las paredes exteriores, en unos murales, "Gorky" nos pone al día del asunto del alcornocal.
Lecciones de Gorky
        Ahora tomamos dirección norte para, de camino a Sestrica, visitar el "Alcornoque del Prado", declarado árbol singular. Este impresionante ejemplar nace en casi una decena de pies para alcanzar los 10 metros de altura y una copa de 15 metros.
Ante el Alcornoque del Prado
Recolectando el fruto
        Unas fotos y seguimos el camino que, ahora, desciende por el barranco de Sestrica. Los olivareros están en plena faena de recolección. Soy profano en esto de la oliva, pero sé que cerca de aquí es famosa la "negral de Sabiñan", de sabor  semi-dulce, afrutado, jugoso y un verdadero placer para los paladares más exquisitos.
        El pueblo lo tenemos cerca, antes de llegar nos detenemos a echar un vistazo al Parque de la Hiedra (aquel de la culeca), construido en torno a una fuente. 
        En la ermita de San Bartolomé cerramos el círculo de la jornada, pero antes de retornar al coche, nos damos un garbeo por la población. A la derecha quedan los restos de un viejo molino de viento, nos cuentan que lo quieren restaurar.
Molino de viento
        Nada más acceder a sus calles, se adivina que Sestrica se acomoda alrededor de la Torre de los Urrea, edificación en mampostería que fue parte de la fortaleza de los Fernández Luna y posteriormente de los Urrea. Intentamos acercarnos y no somos capaces de encontrar su puerta: afortunadamente un lugareño nos acompaña al interior de una propiedad desde la que se contempla una de las paredes de esta magnífica torre ubicada en una propiedad privada, por lo que no es posible acceder a ella, aunque sí muestra su carácter señorial. 
Superando desniveles
Torre de los Urrea.
Bonito regalo
        Toca volver al coche, las calles ahora están en "posición de descenso".
        Las chimeneas de los hogares delatan el calor del fuego hogareño: quizás sean restos de arraigadas costumbres, que un día se condenaron en el fuego, quizás sean las esperanzas más gratas del momento, volando hacia el cielo.
        Unos gatos, blancos como la nieve, observan el paso de estos dos personajes con mochila. 
        Como el humo de las chimeneas de Sestrica, nosotros dos nos vamos del pueblo dejando una estela de sosegada paz. En el agua de la alberca de la Hiedra se refleja una nube que dibuja un futuro lleno de esperanza.
        Cerca están las fechas navideñas, en esta ocasión las cosas serán diferentes, pero entraremos en otro cargado de regalos; llegarán los "reyes magos" que si lo son, nos traerán: Melchor: la vacuna; Baltasar: un tesoro antiracial; Gaspar: sentido común para quienes gobiernas el mundo; ya se encargará el amigo Noel de todo lo demás. Del otro rey, mago de sus finanzas, no esperemos más regalo que su frase preferida: "no volverá a pasar más..." ¡y pasó!
        Hasta pronto

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Datos técnicos
Recorrido   (track)
Perfil:
Distancia, 11,3 Km
Desnivel positivo y negativo, 395 m.

viernes, 11 de diciembre de 2020

LA TORCA DE MORATA DE JALÓN Y EL MEANDRO DE CHODES (circular)

 Día 8 de diciembre de 2020
        Ya tenía ganas de compartir jornada con alguno de los grupos que nos acogen en su seno y recorrer alguno de esos bellos rincones que se esconden en la geografía de la provincia de Zaragoza, que es a lo máximo que podemos y debemos aspirar en la dura batalla contra la Covid-19. En este caso me refiero a los amigos del "CAI Nordic Walking", que con las medidas de seguridad correspondientes anti-covid, nos reunimos en Morata de Jalón para realizar un recorrido circular (con postre incluido).
        Hoy no toca paseo por las riberas del Canal Imperial de Aragón, ni tampoco por las de los ríos Ebro, Gállego o Huerva; hoy es el Jalón, ese río que nace en la castellana Sierra Ministra, río prisionero cuando discurre entre rocas labrando espectaculares hoces, pero cuando amplía objetivos riega una fértil vega. Según la copla de una afamada jota, es el río más besado ––le di un besito al Jalón pa´que al Ebro lo llevara y al pasar por Zaragoza...––.
Primeros pasos
        El exterior del Albergue de Morata, poco a poco, se va colmando de frescos ––como la mañana–– marchadores, zagales y zagalas que portan mascarillas con el logotipo del club ––qué nivel––.
        Los primeros pasos discurren por el camino del Baldío, por nuestra izquierda van y vienen algunos trenes que circulan por las vías que unían Zaragoza con Madrid y que hoy, engullidos por el AVE, no llegan más allá de Arcos de Jalón. 
        Frente a nosotros, una peña de figura hermosa y humilde nos llama la atención: se trata de la Peña de San Juan popularmente llamada "El Sillón del Rey" (nada que ver con el emérito).
El Sillón del Rey
Junto a uno de los olivos
        El sur de la "piedrecica" lo marca el barranco del Baldío, que cruzamos no sin admirar unos olivos centenarios trasplantados a este lugar cuando iban a comenzar las obras del embalse de Mularroya.
        Caminamos en sentido ascendente por un paisaje dominado por olivos, el camino transita bajo las paredes de la Peña del Reloj, antaño utilizada por los agricultores para conocer la hora por la posición del sol sobre ella, y en la cual podemos observar las blanquecinas manchas que dejan los excrementos de los buitres leonados, majestuosas aves que sobrevuelan sobre nosotros, aunque afortunadamente todavía no es la hora de su almuerzo ni, por el momento, somos carroña.
La Peña del Reloj
La Piedra Agujereada
        Un ligero zigzag nos desciende hasta el fondo de la Torca de Morata de Jalón, desde aquí ya se ve el orificio o "forau" del Arco de Piedra, que también llaman la "Piedra Agujereada" (me comentan que quien bautizó el lugar con tal nombre no ha sido galardonado con el premio Nobel). 
        Poco a poco, como si estuviera tronando, el personal nos vamos ubicando bajo la roca del orificio, ahora convertido en aireado plató de uno y mil poses fotográficos; la del "grupo enmascarado, no puede faltar; algo así como "la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones" ––¿no lo crees?: cuenta––.
Cuenta, cuenta
Bajo el Arco de Piedra
Cruzando sobre el Jalón
        Descendemos de la atracción del día y, tras cruzar un puente sobre el río, hacemos un descanso en una zona de parking de los escaladores provista de una especie de "foodtruck". Bueno lo del descanso es un decir, porque me "paice a mí" que para descansar hay que estar cansado, estado físico y mental que no tiene cabida en este grupo de animosos marchadores.
        Una vez "descansados" retomamos la "walking", ahora por una bonita senda que se abre paso entre el río Jalón y la Peña Coñeriza, esta última un verdadero paraíso para los escaladores, ya que sus paredes albergan más de 350 vías.
Por el meandro de Chodes
        En este tramo, el río dibuja un meandro con perfecta figura de herradura en el que el sendero se adentra entre roca y río, bajo las ramas de los chopos, ejemplares bien alimentados a través de sus raíces que buscan el agua bajo la tierra por la que caminamos,  raíces que asoman bajo nuestros pies y que hay que mirarlas con cariño, cosa que no ha hecho una de las componentes al caer de ––literalmente–– narices al suelo. ¡Ánimo zagala que pronto soldarás el tabique y quedarás como nueva!
        Esta hermosa parte de nuestro camino desemboca en las vías del tren, junto a las que seguimos bajo un túnel que nos deja cerca de... ––¿recuerdas el descanso?, pues allí––.
Vegetación de soto

Cruzando el túnel
Castillo de chodes
        Entre olivos, almendros y la custodia de su castillo, tomamos una pista que se dirige hacia el pueblo de Chodes. La fortaleza, o lo que queda de ella, que durante casi todo el recorrido nos ha estado observando, construida en el siglo XII, se encuentra situada en lo alto de la Peña Iodes, junto a la Peña de la Zorra, en lo que fue el antiguo emplazamiento de la localidad.
        El castillo de Chodes pasó por diversos propietarios como Jimeno de Urrea y Lope Ferrench de Luna, entre otros. Desde el siglo XV perteneció a los Martínez de Luna. Los vecinos de la antigua población, miraron abajo y pensaron que era mejor mudarse a las cercanías del río por aquello de tener más cerca el agua, pues los chodinos no ganaban para cántaros. Esto era allá por el siglo XVII, quedando el castillo a merced del abandono.
Peña La Zorra y castillo de Chodes
Plaza de Chodes
        El paso por la cantera de La Torcas, de la que se extrae yeso, nos anuncia que estamos a las puertas de Chodes. El núcleo de todo el casco urbano se aloja en torno a su singular plaza en forma de amplia circunferencia, con arcos de acceso bajo las propias viviendas Es, sin duda, la plaza más original de Aragón, en cuanto a arquitectura civil se refiere, con veinticuatro casas, casi todas iguales, dándole forma ochavada. En la misma disposición se encuentran los edificios de la casa consistorial y la iglesia parroquial de San Miguel, ambos edificios perfectamente integrados en la estructura de la plaza.
Panorámica de la plaza
Ayuntamiento
En el puente de Capurnos
        El grupo de marchadores, con cara de felicidad por lo visto en la plaza, toma el camino de los Llanos que se dirige hacia Morata. En este tramo pasamos por el inicio de la vía ferrata de Capurnos; algunos se fotografían asidos a las primeras grapas  ––me parece a mí que esta modalidad no va con lo de nordic walking––.
        El coqueto puente de Capurnos nos adentra en Morata de Jalón. Una vez en la localidad nos acercamos a visitar la plaza que alberga el palacio de los Condes de Argillo construido entre 1672 y 1676 por encargo de Francisco Sanz de Cortés, marqués de Villaverde y Conde de Morata y Argillo. Aunque en esta ocasión una carpa dificulta contemplar la belleza de la fachada principal, haberlo hecho en otras ocasiones me corrobora que estamos ante uno de los edificios más importantes de la arquitectura civil de Aragón, de estilo barroco.
Palacio de los Condes de Argillo
Detalle de la fachada
        Sobre un zócalo de piedra, el ladrillo es el principal material con que se construyó el palacio, cuya gran fachada consta de tres alturas, centrada por la portada principal en arco de medio punto, aun­que el elemento que le confiere una mayor personalidad es el alero: se trata de una galería de óculos que rematan la fachada y que está poblada de figuras en yeso que recuerdan a los masca­rones de proa o a las gárgolas medievales; son, como estas, fantásticas y variadas, aunque no tienen más función que la decorativa. En total hay 58 figuras, a cuál más interesante, curiosa o bella. 
¿Gustas?
        El personal marchador, marcha con celeridad inusitada hacia el Albergue de Morata, marcha en pos de aquel postre que comentaba al principio, marcha en busca de un soplo de buen gusto, de buen hacer, de... ¿que de qué?: En el exterior, bajo unas lonas, nos han preparado unas mesas separadas entre sí por la distancia de seguridad sanitaria; "los bosses del club" habían solicitado nos sirvieran tres tapas y una bebida a quien así lo hubiera solicitado, previo pago. Lo de las tapas tiene su explicación, ya que son maestros en la elaboración de tales exquisiteces, no en vano fueron premiados en el concurso de tapas del Zaragoza en el año 2019 por la mejor tapa mediterránea con su "Corroque, una delicia a base de corzo, castañas y frutos rojos. Las que nos sirven a nosotros no desmerecen nada en absoluto.
        Y como hace frío, tras terminar el último bocado... "cada mochuelo a su olivo".
        Hasta pronto
Datos técnicos (el track pulsando aquí)
Recorrido

Perfil:
Distancia, 9 Km.
Desniveles positivo y negativo, 198 m.