sábado, 24 de septiembre de 2016

PEÑA EZCAURRE Y PICO AGÜERRI (Esta vez sí)

Días 21 y 22 de Septiembre de 2016
          Como aquel que piensa que el mundo tiene los días contados, como si el pastel fuera a acabarse, como si quedaran las últimas entradas para el concierto; tres días más tarde volvemos a La Vall D´Echo, por ver si el Agüerri sigue en su sitio. Además, nos dan un par de días sin lluvia, de esos en los que el cielo, montañas, valles y collados, se ven; pues no solo de alcanzar las cimas vive el hombre, disfrutar de ellas complementa, en un alto porcentaje, el placer de un esfuerzo superado.                 Pues eso, que como no va a "plever", vamos a comenzar por una mole caliza que ni Maite ni un servidor conocemos, por..
Peña Ezcaurre.
Peña Ezcaurre.
San Pedro de Siresa.
        La borrasca de estos días se aleja y la noche despejada nos deja estos frescos amaneceres, avance de que el de hoy va a hacer un buen día.
       Cuartel general en Siresa, en el apartamento de Jesús, hermano de Maite un bonito pueblo, con coquetos rincones en los que sus casas de piedra albergan gentes de dura vida montañesa.
      Para quien no conozca esta población decir que destaca la enorme iglesia de San Pedro de estilo románico cuyos orígenes habría que buscarlos en el siglo IX, por entonces sede del Monasterio de Siresa.
      No menos historia (o leyenda) alberga el pico de hoy, día 21 de Septiembre, Peña Ezcaurre, pues se dice que el rey García Ximénez fue coronado en una cueva de esta montaña, aunque el populacho asegura que el tesoro de el amigo García y de otros cabecillas navarros permanece todavía oculto en una de sus oquedades kársticas. No sé cuanto de estas historietas son ciertas, pero sí que lo es que posee un gran tesoro con su imponente hayedo y su balcón mirando hacia Navarra, Francia y Aragón.
Primeros pasos.
    Dejamos el coche junto al Puerto de Navarra (o Argibiela a 1280 m.), justo en el acceso a la senda de la ascensión clásica, pero como la idea es hacer parte de la ruta de forma circular comenzamos a caminar por el sendero que lleva a Isaba, que dejaremos más adelante. El termómetro marca 5º C.
      Se ve que ha llovido, el suelo se encuentra embarrado y las vacas se han encargado del resto. Las hayas, enormes algunas, muestran su rostro fresco, pues tienen que asistir al concierto que nos ofrecen los pájaros que habitan en este mágico bosque. El palco lo decora el serbal de cazadores con sus rojos frutos prendidos de sus ramas.
Serbal de Cazadores.
Amanece.
     Este sendero no es muy frecuentado, en alguno de sus tramos desaparece bajo la espesa y mojada vegetación en la que sobresale la frambuesa que, por supuesto, probamos.
     En el collado de Abizondo (1.638 m.), límite superior en el que se desarrollan las hayas, adivinamos que no vamos solos, delante de nosotros se escuchan unas voces.
        A partir de ahora el desnivel se torna bastante empinado, algunos zigzags marcados sobre la roca caliza facilitan de alguna manera este fuerte ascenso. En la zona más alta van apareciendo algunas dolinas. No sé, pero cerca de la cumbre, por su profundidad, una de ellas debe de ser aquella de los tesoros, pero una vez asomados a ella,  vemos que tan solo alberga un depósito de nieve que dura todo el año. “Habrá que seguir buscando el tesoro”.
¿Buscando el tesoro?.
       Un bosque de monolitos que la gente caprichosa ha colocado, nos anuncian que ya estamos llegando a la cima de la Peña Ezcaurre (2049 m.).
        Allí nos juntamos con los que nos precedían, una pareja y su mascota. Y como se dice aquello de “que pequeño es el mundo”,  ya nos conocíamos de hace años por trabajar "sirviendo al mismo amo".
        Nos acercamos al balcón que, unos metros más adelante, nos enseña unas vistas que tan solo se pueden sentir subiendo aquí. Y digo sentir porque estás captando con la retina y procesando dentro de ti, otras montañas de reciente ascensión, desde los cuales veíamos este magnífico mirador.
Cima del Ezcaurre.
      Hacia el norte, en primera posición, el Maz que en el pasado otoño nos mostró una espectacular paleta de colores; al fondo la Mesa de los Tres Reyes y el Petrechema; un poco más al oeste el Anie e incluso el Ori; hacia el este, allá lejos asoma la característica cubeta del Castillo d´Acher, más cerca la Sierra de Quimboa y la de Alano; y en el sur, el Valle de Ansó labrado con mucha paciencia por el río Veral.
      Se está bien aquí, no apetece bajar, pero hay que hacerlo y con prudencia, pues ya nos hemos percatado de la inestabilidad del terreno cuando hemos subido.

Sentimientos de altura.
Anie, Tres Reyes, Petrechema...

       Poco a poco, con prudencia, vamos perdiendo altura hasta que la fuerte pendiente se suaviza. En el collado de Abizondo tomamos la ruta clásica (GR 11.4) que transita un espectacular bosque de hayas hasta el mismísimo punto en el que hemos dejado el coche.
        Vuelta a Siresa, que mañana…
Datos técnicos:
Recorrido

Perfil.
Distancia, 7,1 Km
Desnivel acumulado +: 784 m.
Desnivel acumulado -: 760 m.
Pico Agüerri.
Pico Agüerri.
      Esta montaña no se encuadra dentro del "famoseo pirenaico", ni posee el glamour que obstentan los tresmiles de esta cordillera, ni tampoco es tan frecuentada como algunas que la rodean; pero, ¡uff!, hay que subirla y bajarla y, ¡leches!, vamos cumpliendo años y las cuestas... ¡cuestan!. Además hemos planificado la jornada de forma circular para subir por el Barranco de Agüerri y Taxeras hasta la Foya de Secús y luego atacar el collado de Costatiza para desde su cara Norte, alcanzar la cima. El descenso lo realizaremos por el fuerte barranco de Secús.
       Echamos en falta la compañía del pasado sábado, pero hay que aprovechar las  magníficas condiciones meteorológicas que se presentan hoy, día 22 de Septiembre.
El turbo a tope.
       Es temprano, ya estamos en el refugio de Gabardito (1420 m.) y hoy sí, hoy entre el cielo y las montañas solo existe la esperanza de que vamos a alcanzar la cima del Agüerri que asoma a lo lejos. Además, con la experiencia acumulada, no equivocaremos el camino a seguir.
       Maite me precede y se nota que hoy lleva el turbo activado, pues en hora y media, tras haber superado una fuerte pendiente, ya dejamos el refugio de Taxeras (1780 m.) atrás, que aunque desde la senda no se ve, sabemos que está por encima de nosotros. 
         Hasta aquí, nada que señalar que no describiera en la anterior entrada, tan solo, repito, la ausencia de nuestros amigos, menores caudales en los barrancos, la diferencia climatológica y que la subida la realizamos por "el buen camino".
Barranco de Taxeras.
        Ahora el ascenso se encajona por el barranco de Taxeras, pero el trazado es bien visible y poco más adelante, por terreno quebrado, nos encontramos a mano izquierda el refugio de Secús (1890 metros) que si uno no se fija, pasa desapercibido.
      Unos metros más adelante, abandonamos la sombra que nos ha acompañado hasta aquí y paramos a quitarnos alguna prenda, echar un trago y descansar unos minutos, "¡que no somos máquinas!".
     Reanudada la marcha, seguimos subiendo, arriba ya vemos el collado de Secús y a su derecha la cara norte del espectacular Bisaurín (2670 m.).
Collado de Secús, a su derecha el Bisaurín.
       Poco a poco, el barranco se abre, dando paso a un húmedo y espectacular valle, la Foya (hoya) de Secús, rodeado de grandes paredes y una de ellas, que vemos al girar hacia el NO, es la que nos espera.
      Aquí no hay señal ni hito alguno que guíe nuestros pasos, es el GPS quien nos va llevando por una loma herbosa, que sube al collado que se encuentra entre el Güerri y el Costatiza, por fuerte pendiente que vamos salvando no sin esfuerzo. 
        La hierba va dando paso al material protagonista de la jornada: "la piedra".
       Poco a poco, las manos van tomando protagonismo, principalmente al atacar un terreno de roca erosionada que superamos tras unos cien metros de desnivel, de duro ascenso, que nos hace sudar y..."reflexionar".
Con pies y manos.
      Pero bueno amigos, ¡ya estamos arriba!, en el collado (2282 m.) desde el que vemos, tras un profundo barranco, el Castillo D´Acher. Observamos que ha subido gente, aquí estamos "más solos que la una", no vemos a nadie.
     Tenemos el Agüerri sobre nuestras cabezas, pero hemos de rodearlo por su cara norte que ahora sí, ahora un bosque de hitos de piedras, nos van indicando varias rutas, nosotros elegimos la más factibles para nuestras condiciones físicas, no sin  dejar de usar las manos en alguno de sus tramos.
      Alcanzamos un pequeño collado que separa el Agüerri y Cima Negra (2300 m.). Desde aquí con mejor terreno y tras salvar algunas rocas, por una cómoda cresta, alcanzamos la cumbre del Pico Agüerri  (2448 m.).
Los tres: Maite, yo y el "aizkolari".
Observando el Castillo D´Acher.
       Junto a piedra coronada por una figura de un aizkolari realizada con material de ferretería, Maite y yo celebramos haber subido "una cuestecica más".
      Los ojos se nos van a uno y otro lado y no voy a extenderme en otra descripción de las vistas, pero sí en  esas sensaciones que corren paralelas a la vida y que te obligan a esforzarte en alcanzar cimas para ya arriba, en la madurez, ver que a pesar de sentirte solo, estás acompañado de grandes personas y altas montañas.
    Nos sentamos, echamos un bocado, descansamos un rato y aunque la mañana anima a quedarse más tiempo, hay que despertar y comenzar el descenso que, en principio, realizamos por el mismo camino de subida hasta los pies de Cima Negra.
Cresta de descenso.
      Desde este punto caminamos, por una descendiente y fácil cresta, en dirección a Peña Agüerri (2283 m., no confundir con el pico), hasta el collado que separa a ambas alturas.
     Sin más referencia que el refugio de Agüerri, que vemos 500 metros más abajo,  comenzamos el fuerte  descenso, a saco, por la barranquera. 
       Son varias paredes de roca que hay que ir salvando, Han vuelto a desaparecer cualquiera de las marcas que nos facilitarían el itinerario y vamos eligiendo las zonas más factibles pese a lo cual y con la prudencia de que suelo hacer gala, una piedra no ha querido soportar mi peso y ¡zas!. Tranquilos, no ha sido nada más que el susto.
Abajo, el refugio de Gabardito.
       Con el cansancio visible en nuestros rostros, alcanzamos el refugio en el que paramos a reposar y dar cuenta de lo que nos queda de comida.
      Desde aquí, poco a poco, y siguiendo los hitos, ahora bien visibles, volveremos a bajar hasta el camino de ida, cerrando un espectacular  y solitario recorrido que nos ha dejado un buen recuerdo que habrá que guardar en la caja de los "que guay, pero espéranos tranquilo".
       Ya solo queda llegar al refugio de Gabardito, tomarnos unas cervecitas y juntar los vasos para celebrar que hemos subido y bajado, que no es menos importante, el Pico Agüerri sin más incidencias que el dolor de tabas.
Hasta pronto.

Datos técnicos.
Recorrido
Perfil.
Distancia: 12,8 Km.
Desnivel acumulado +: 1203 m.
Desnivel acumulado -: 1203 m.

lunes, 19 de septiembre de 2016

AGÜERRI (Intento)

Día 17 de Septiembre de 2016
         En tan solo un par de días, en estas latitudes hemos pasado del calor seco y sofocante,  a días más frescos y húmedos agradables de sentir, a pesar de ser obstáculo en algunas jornadas montañeras como las de hoy.
El tiempo ha cambiado.
         Y es que a pesar del "esfuerzo" de los de Esbarre por llevarnos al Turbón, la cosa no ha cuajado como se esperaba y la salida prevista se ha suspendido. Así que como teníamos las mochilas casi a punto, media docena de esforzados "jóvenes entrados en años" nos vamos a tierras  de la Val d´Echo a ver si somos capaces de subir al Pico Agüerri (2449 m.).

         Las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas pero, en este país en el que muchas cosas se nos ponen en contra, ya estamos acostumbrados a remar contra la corriente. ¡Pues allá que vamos!.
       Salimos de Zaragoza con la noche por montera, se ve que el día acorta. La ruta hasta Ayerbe la realizamos por el atajo del Gállego (Zuera, La Paul, Gurrea, Marracos, Piedratajada, Puendeluna, Ardisa, Biscarrués, Piedramorrera, Losanglis).
Atajo carretero.
       Un café en Puente la Reina de Jaca y, con más dudas que otra cosa, nos presentamos en el refugio de Gabardito en una fresca, casi fría, mañana.
       Con la esperanza de que el tiempo mejore, arrancamos a caminar, bajo enormes pinos y hayas, por el camino que lleva hacia el collado de "Lo Foratón".
¡Vamos p´allá!
       Pronto nos desviamos hacia la izquierda, un cartel anuncia "Agüerri". Efectivamente, a nuestra izquierda, bajo negras nubes, se adivina su encrestada faja. Sobre ellas deberíamos de ver Punta Valencia asomándose a la Boca del Infierno, pero nada, hoy no toca.
Faja de Agüerri, sobre ella...
             Una fina lluvia no deja de caer sobre nosotros, el viento sopla fuerte y la temperatura no es "pa echar cohetes", pero vamos a darle un margen de confianza al tiempo, a ver si se digna a mejorar.
             Hemos cruzado un barranco que baja de Agüerri el cual, gracias a las tormentas de hace un par de días, trae la suficiente agua como para tener que vadearlo por unas piedras.
Tiempo incierto.
          No tardamos en pasar por el cruce (este no está señalado) por el que pretendemos descender que queda a nuestra izquierda. Por la derecha discurren, plácidamente unas veces y en saltos otras, las aguas del Barranco de Taxeras que deberíamos haber cruzado.
Hay que taparse.
        Unos hitos que no sé quién leches los coloca, nos han desviado por la margen  derecha del cauce, por un sendero inexistente, que vamos inventando de hito en hito.
¡Que no es por ahííííí!
        Arriba la cosa sigue igual, las nubes nos impiden ver  los picos que nos rodean.
       Con la idea de ascender por el camino correcto decidimos cruzar a la margen opuesta, cosa nada sencilla por lo escarpado del terreno.
Hay que cruzar al otro lado...
...¿por dondeeee?
          Decidimos abortar la subida, el tiempo no aconseja avanzar más, además si conseguimos tocar cima ¿para qué?. Arriba las vistas serán las de "palmo y medio" y debe de correr un viento de esos que "tiran p´atrás".
            Unas fotos rápidas y "p´abajo", que el Agüerri seguro que no se mueve de su sitio.
Ya hemos cruzado
         Y nosotros, como en nuestra eterna campaña de elecciones..., ¡ya repetiremos!. Pues nada, que volvemos por el sendero correcto hasta el refugio forestal de Taxeras donde echamos un bocado.
A reponer...
         La vuelta, como dirían los meteorólogos, "tiempo variable aquí abajo", por arriba sigue todo igual, si acaso algo más negro.
Otro día será.
        Y como no hay "mal que por bien no venga", ya en el refugio de Gabardito, y aunque no lo hemos ganada, sacamos de las mochilas la metralla gastronómica (no todos, hay quien se pide unos huevos con...) y con unas cervezas pasamos a cumplir con nuestro abdomen interno.
         Afuera, con el sol asomando entre nubes, llueve horizontal.
        Señor Agüerri, ¡ya volveremos!.
        Hasta pronto.
Más fotos
Entre nubes, Peña Forca.

De subida.

Estas llevan el "goretex" incluido.

¿Resistirá el paraguas? ¿y la manga corta?

Barranco de Taxeras.
Salto en el barranco.
Esta no se ha puesto el "gore".
Boca del Infierno.
¡Hala, vamos p´allá!
¡Cuanta experiencia acumulada!
¿Donde está el paraguas? ¿y la manga corta?
Hasta pronto.

Más fotos, estas de José Mari, aquí.

lunes, 12 de septiembre de 2016

LA MESA DE LOS TRES REYES

Día 11 de Septiembre de 2016
       Este, la Mesa de los Tres Reyes, es un pico al que, ¡leches!, cuesta acercarse y que siga así, no vaya a ser que a algún iluminado le dé por hacer carretera y parking.
       Es, también, un pico controvertido por hallarse enclavado en los límites de Francia, Navarra y Aragón. En Navarra lo denominan "Hiru Erregen Mahaia", los de Aragón le llamamos "Meseta d´os Tres Reis" y "table des Trois Rois" le denominan los franceses.
La Mesa de los Tres Reyes y, a su derecha, el Pic de la Table.
          Y faltaría más, amigos que somos de adjudicarnos territorios, los navarros cuentan que es su pico más alto, los galos que es su "Pic du la Table" (denominación de la antecima oriental totalmente ubicada en sus huestes), y los de aquí... "Cagüen la leche, que lejos l´han puesto, ¡hala pues!, vamos p´arriba!". Y como no, cuando las cosas se ponen de estas formas nos inventamos una leyenda. 
        La última vez que anduvimos por "aquestas montañas", por el "¡hala pues!" ya contaba una de las versiones más extendidas, eso sí, lo hacía a mi manera:
          "Varias son las versiones que he leído, cada una de ellas en consonancia con la empatía que les une, de la leyenda que cuenta de los reyes de Aragón, Francia y Navarra, que se juntaban para dirimir cuestiones referentes a sus reinos y ver qué hacían con los musulmanes, sentándose cada uno en su territorio. ¡No sé, no sé!, sinceramente, no veo a ningún rey subiendo aquí, ya que hay que sudar y no es costumbre de la realeza tal estado de esfuerzo físico. Me imagino a los tres monarcas, allá arriba, pasando un rato con la baraja en la mano sin entenderse entre ellos, el navarro propondría darle al "mus", el galo al "rabino francés" y el de Aragón al "guiñote". Juego, el de tronos, muy desigual en la actualidad ya que los de Francia han decidido ser republicanos y por aquí, andamos sobrados de "monarchs & families".
           En aquella ocasión, en Junio del 2015, Maite y yo nos quedamos a un tris de tocar la cima (Lola y Luis sí lo hicieron) por lo que aplicamos esa regla fundamental que dice: -"!el monte no se mueve, ya volveremos"-.
En el 2015.
Por tierra seca.
           Y eso hacemos, aunque el recorrido bien podríamos decir que es el mismo que el anterior, hemos observado algunas cosas fundamentalmente diferentes: En aquella ocasión eran los últimos días de la primavera con el esplendor propio de un monte teñido de multitud de colores; quedaban, todavía, algunos neveros y el agua se sentía correr por los arroyuelos. Hoy el paisaje es muy diferente, estamos entrando en un otoño precedido de un estío que le ha dejado una herencia seca, muy seca, tanto que hacía mucho tiempo que no ocurría cosa igual. La ausencia de hierba fresca en el prado ha debido invitar al ganado a algún "mcdonals", pues se ve que por aquí el menú anda algo escaso.
El Sol alumbra el Maz.
           Y aquella nieve que nos dificultó tocar la cima, ha desaparecido por lo que nos ha resultado más factible, aunque más costoso, llegar a lo más alto de la Mesa de los Tres Reyes.
        Para evitar el calor, no tan fuerte como los pasados día, hacemos noche en Siresa para, una vez en Linza, salir temprano.
        Así procedemos, a nuestras espaldas van quedando el pico Maz (1945 m.), que ya subimos el pasado Otoño, con su característica forma piramidal y la mole de Peña Ezcaurre (2045 m). Delante, la vista del mallo de Acherito (2374 m) nos anima la mañana.
Peña Ezcaurre.
        Llegandos al Collado de Linza, el Sol, que nos saluda de cara, con dos... asoma por encima del Petrechema en un día de esos que invitan a salir al monte. Desde aquí, en la lejanía, contemplamos nuestra meta de hoy.
El Sol, el collado de Linza y...Maite.
          Y hablando de saludos, a uno y otro monte suben algunos grupos y el saludo de la mayoría de ellos, "epa", delata la gran afición de nuestros vecinos del norte por esta montaña.
¡Epa!
           Aquí se dividen los caminos, a la derecha suben las huestes que intentan alcanzar el Petrechema o alguno de sus allegados; nosotros tomamos el de la izquierda que comienza con un ligero descenso por la Hoya de la Solana, por aquí la senda es buena hasta que, pasada la Fuente del mismo nombre, deja de comportarse con esta pareja como debería, pues se adentra en la zona kárstica del Portillo de Larra que se extiende desde Belagua hasta estos parajes. Se trata de un paisaje singular que la naturaleza ha labrado sobre la roca caliza y que ha convertido el suelo en lo que parece un montón de piedras rotas y abiertas como cuchillos, muchas  de ellas completamente verticales. Nos asomamos a algunas simas y "mejor no medirlas". ¡Un paisaje lunar!.
Zona kárstica.
Vaya caminito.
      Cuando abandonamos el karst aparece el terreno de bloques desprendidos de las laderas del Budoguía (2366 m.). La única dificultad es la siembra de hitos de piedra que, más que orientar, te llevan por algunos tramos no muy recomendables.
¿Por "ande" se sube?
        No tardamos en caminar a media ladera por un terreno más llevadero lo que nos permite contemplar, a nuestra derecha, al personal que asciende por la cresta sur del Petrechema (2371 m.), separados de nosotros por la impresionante cresta presidida por el Mouscaté (2236 m.).

¡Ya vamos!
     Vamos viendo, algo arriba todavía, la Mesa de los tres Reyes, bajo ella, el Pic de la Table se asoma, ya en las Galias, como queriendo contemplar al personal que anda escalando las Agujas de Ansabère.
Pronto, no sin esfuerzo, alcanzamos el collado de Mesa-Budoguía. El viento (más bien es brisa lo que corre en estas cotas), nos alienta a emprender el último esfuerzo.
Ahora sí.
         Zigzag canchalero por sendero empinado y enseguida estamos en la base del pico con la duda de si tirar por donde lo hicimos (norte), o por donde no pudimos en el pasado (sur). Lo hacemos por la segunda de las caras para descubrir que fue la nieve la que nos impidió subir, obstruía el corredor de ascenso.
        Una larga pero fácil trepada nos deja en la cima de "La Mesa de los Tres Reyes" (2446 m.) con un pie en Navarra, otro en las Galias y los "cataplines" en el mismísimo Aragón.
En la cima.
         No solos, pero estamos en la cima... de la madurez, estamos en esta cumbre de leyenda disputada por necios guerreros del sinsentido, cumbre dominante en este rincón pirenaico en la que un horroroso castillo de hojalata y un no más agraciado santo, son incapaces de quitar un ápice de esa magia que acompaña a la montaña.
El Petrechema desde la Mesa.
          Y, ¿cómo no?, un vistazo a los alrededores y en el Norte, el pico Anie (2505 m.) nos recuerda su ascensión hace un porrón de años. Hacia el Oeste, se puede ver hasta el Orhi. Al Sur el Petrechema y sus agujas. Más allá se divisa el Middi de Ossau. Un poco más cerca, el último que subimos con los zagales de Esbarre, el Gaziès. Incluso el Tozal de Guara se deja ver a lo lejos. Bajo nuestros pies, el valle de Lescún y el Lac de Lhurs. Y no voy a describir todo, soy auténticamente incapaz de ello, pero sí de simplificarlo :¡cielo, tierra y aire...mucho aire!. Además, habiendo ascendido con quien sueñas subir todas las cimas, aunque las fuerzas flaqueen, todo parece más fácil.
El Anie.
Sin palabras.
En el centro el Pic Gaziès.
         Tengo que añadir que, lógicamente, los de los "cataplines" somos minoría en esta popular cumbre, son los del "¡epa!" quienes pueblan tan digno lugar.
Compañera de viajes...
       Un ligero bocado, un bocanada de aire, pilas cargadas y hay que bajar, no hemos hecho más que la mitad de la faena. Además hay que hacerlo con prudencia y sin más prisas que la de llegar abajo.
       En las piernas se notan las muchas jornadas de playa, levadas, etc., las tabas andan quejándose de tan largo descenso.
    No son las piernas quienes tienen la exclusiva del quejido, las interioridades abdominales interpretan unas sonoras batucadas brasileñas que nos acompañan hasta el refugio de Linza, en el que son acalladas en compañía de una jarra (Maite) y una cañita (el conductor) de fresca y merecida birrita.
       Dos vasos que chocan, dos miradas cruzadas, dos pensamientos unidos y una montaña subida y bajada. Así somos.
        Hasta pronto.

PD.- Sigue sin aparecer el equipaje de Madeira, ¿donde estará?

Datos técnicos:
Recorrido.

Perfil.
Distancia: 16,5 Km.
Desniveles acumulados:
Negativo, 1342 m.
Positivo, 1342 m.