sábado, 9 de octubre de 2021

CAMINO PRIMITIVO A SANTIAGO DE COMPOSTELA


        Que nadie crea que me he olvidado de esta Vieja Mochila, ni se piense que la historia que voy a contar ha producido en este humilde caminante metamorfosis alguna. Unas vacaciones "post-Camino" han retrasado un poquillo la publicación de esta aventurilla por tierras asturiana y gallegas.
        No podíamos esperar más. Los años nos van anunciando que tareas como esta, no debemos aplazarlas "in aeternum"; tarea más montañera, más cañera que las del resto de caminos que desembocan en la plaza del Obradoiro. Realmente, el Camino Primitivo, deberíamos haberlo recorrido el pasado 2020, pero la pandemia originada por el coronavirus, nos dejó en casa.
        Los que seguís las crónicas de esta Vieja Mochila, recordaréis que en el año 2019, recorrimos el "Camino del Norte", sin más espíritu que el darle faena a las tabas y sentir la experiencia de aquellos que van hacia Compostela por mil y un motivos.
Mochilas andantes
Haciendo amigos
               En aquella ocasión vimos como las gentes que caminaban junto a nosotros, eran algo así como una especie de caminante torre de Babel, con andantes mochilas de poetas de la libertad, excéntricos alemanes, franceses, italianos…, solitarios demócratas, corazones rotos, místicos energéticos; y de vez en cuando, gente que reza, que pide alcanzar el final del “Camino” para comenzar una “nueva vida”. 
        Ahora, de nuevo hemos caminado junto a esa especie de macedonia azucarada compuesta de peregrinos que nos ha exigido una pizca de tolerancia, comprensión y respeto por lo divino y amor por lo humano. Son sentimientos que se encuentran con mucha facilidad y que, puede ser, haya sido el principal motivo de enganche al Camino: esa atmósfera de libertad y cariño, tan difícil de encontrar en la vida real cotidiana. Quizá también hemos caminado por el aroma de esas montañas en las que, gentes de pueblos y aldeas, acogen al caminante, unas veces con admiración y otras con enormes deseos de contar el día a día de sus vidas.
Gastronomía gallega
        Pues sí, repetimos experiencia por todo esto y por muchas otras sensaciones difíciles de plasmar aquí y, quizá también, por la sabrosa gastronomía de estas tierras que se dejan alimentar por su huerta, por la mar y por sus montañas.
        ¿Y qué habríamos sido estos cuatro caminantes sin paisaje, sin esos bosques en los que se esconden sus mágicos seres, sin esos prados en los que pace el ganado, sin esas aldeas con las abuelas llamando a las gallinas, sin esas charradas con los lugareños, sin esos sonoros ríos dejándose caer entre robles, álamos y sauces, sin el cantar de los pájaros, sin esas ermitas sin ermitaño con larga vida de sus piedras?. ¿Y qué sería de este viejo caminante, sin unos buenos compañeros de viaje como Alfredo, María Ángeles y Maite?.
El paisaje que...
...nos acoge.
Por el Primitivo
        Creyentes o no, el “Camino” es una buena terapia para males de amores, para soledades irreparables, para decepciones existenciales y para, como en nuestro caso, para “pasarlo de cojón”, lo demás ¡allá cada cual!.
        Historias o leyendas, dicen que los huesos del apóstol (digo dicen) reposan en Compostela. Cuentan que murió en Jerusalén, también que está enterrado en Galicia, y que el santo, como los miles de inmigrantes que en la actualidad no consiguen alcanzar tierra, llegó a la península Ibérica a través del Mediterráneo.
        El monarca, Alfonso II el Casto (cuentan que no consumó), quiso trasladarse con su séquito a contemplar el pretendido hallazgo con sus propios ojos y ordenó levantar en el lugar un templete funerario que puso bajo la encomienda de una comunidad de monjes. 
El Casto Alfonso
        Eso es lo que se cuenta. Tal descubrimiento de la tumba, que se creía de Santiago, cabe advertirlo, no le venía nada mal al rey en un momento en el que necesitaba aplacar las revueltas internas y consolidar la guerra de reconquista que tenía abierta con los musulmanes.
        En consecuencia, los de dentro debían estar unidos y los de fuera tenían razones para preocuparse y dar por frustradas las expectativas de su invasión. Claro, esto sería por allá en el siglo IX, con lo que el viaje del “Casto” se consideró el primer caminante hacia el lugar y, ¡jo!, en el 2021, ¡hemos pisado sus huellas! 
        ¿Pero los restos de Compostela son los de Santiago?: Quizá nunca se llegue a saber a quién pertenecen en realidad los restos venerados cada año por los fieles en la catedral de Santiago de Compostela. Pero lo que es cierto es que pertenezcan a quien pertenezcan, la importancia de aquellos huesos y posteriores peregrinaciones han marcado la historia de Europa. La supuesta tumba del apóstol y todo lo que la rodea se han convertido en un fenómeno que supera incluso las connotaciones religiosas, como es nuestro caso. 
Como las aves
    
¡Uf!, cuántas cosas cuentan las leyendas; dentro de algún tiempo, alguien contará la de estos cuatro "iluminados" en sus aventuras por “estes camiños”. 
        Han sido días de ojos iluminados, de bellas sombras convertidas en flores, de ojos fascinados como las aves de estas y otras leyendas.
        Además, el hecho de que tan solo nos mojáramos un día en esas regiones tan lluviosas, no sé si es casualidad o consecuencia de "la mano del santo"; aunque algo tiene que ver el cambio climático.




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Camino Primitivo
A patita
        Se conoce como Camino de Primitivo a Santiago, la ruta que, desde Oviedo, emprendió, como decía arriba.  el rey asturiano Alfonso II en el siglo IX, con el fin de venerar los restos que se creía fueran del apóstol Santiago, cuya tumba había sido descubierta pocos años antes en Compostela. No sé, no sé, pero cuando discurríamos por algunos tramos del camino, así, con toda espontaneidad posible, me venía a la duda de cómo habría pateado esta ruta, rey alguno, si a caballo, si bajo palio, si en parihuela, ¡qué sé yo!
        Lo cierto es que, pese a ser una de las primeras peregrinaciones jacobeas documentadas de la historia, el Camino Primitivo resulta mucho menos conocido que otras vías de peregrinación como pueden ser el Camino Francés, la Ruta de la Plata o el llamado Camino de la Costa.
Salida de Oviedo
        En los primeros días de septiembre partíamos de la ciudad de Oviedo -sede de la corte asturiana en tiempo del "rey Casto", en dirección Oeste; Luego atravesamos los territorios de Grado, Salas, Tineo, Allande y Grandas de Salime. A partir de aquí, tras rebasar el conocido como Alto del Acebo ingresamos en tierras gallegas por la comarca de A Fonsagrada, iniciando un suave descenso que, tras atravesar la histórica ciudad de Lugo, nos dirigimos hacia Melide, donde, a tan solo tres jornadas de Compostela, entroncamos con el bullicioso Camino Francés.
        Como decía, es la ruta más dura, con largas etapas que alternan subidas y descensos, pasando por caminos y senderos típicos de montaña e interior, sin más problema que el esfuerzo personal, pues cuenta, además, con una buena señalización y discurre por pistas y senderos que atraviesan los verdes paisajes de esta hermosa tierra astur-galaica. 
Con La Regenta ante la Catedral de Oviedo
        Hemos realizado el camino en catorce etapas para recorrer sus 315 kilómetros, que sumados a los del Camino del Norte, suman alrededor de 801.
        Antes de echar el primer paso, pasamos una jornada en Oviedo, al que habíamos llegado tras un largo viaje en ferrocarril para, aunque ya lo habíamos hecho años atrás, visitar alguna de sus joyas como la catedral, de estilo gótico del Salvador. No nos faltó tiempo para subir al Monte Naranco y disfrutar de esa dos joyas del arte pre-románico, como son Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Aún tuvimos tiempo de acercarnos a la basílica de San Julián de los Prados, llamada también Santullano, una iglesia pre-románica, principal muestra del arte asturiano.
San Miguel de Lillo
Santa María del Naranco
San Julián de los Prados
Alfredo y Woody Allen
        No podíamos concluir esta jornada sin patear el "Oviedo antiguo", esa ciudad plagada de estatuas y de fuertes casonas y bellos palacios; plazas como la de Porlier con el Palacio del Conde de Toreno del siglo XVI; la de la catedral en la que se erige la figura de La Regenta; la popular de Trascorrales con la figura de La Lechera; la imponente de la Constitución en la que se encuentra el Ayuntamiento y un arco que debía ser la más importante para acceder a la ciudad; la de Riego, en honor al general que, con su sublevación, forzó el trienio liberal. Y así, un sinfín de rincones que recorrimos hasta que el ocaso del día nos invitó a probar unas gotas de sidra, como terapia para el sueño previo a nuestro discurrir por el Camino Primitivo.

        Uno a uno, en los enlaces de abajo, dejo reflejada cada una de las etapas, sintetizando lo más posible la grafía, regalándote las imágenes de cada una de ellas. Dejo también los datos técnicos enlazados con Wikiloc, página web que, como de costumbre, suele comerse algún que otro metro. No importa, pues lo importante es que aquí estamos.
        ¡Allá vamos!
Enlaces a las etapas:



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