lunes, 5 de diciembre de 2022

POR LA RAMBLA DE BARRACHINA AL EMBALSE DEL ARQUILLO (Crónica de un ausente)

Día 3 de diciembre de 2022
        Hay momentos en que la salud acerca el otoño hasta tu portal, ves el suelo alfombrado de las hojas que el bosque ha puesto a tus pies, pero miras arriba y la ausencia del follaje te deja ver la luz que alumbra el sendero por el que transitas con tus amigos.
        Que mi ausencia no empañe esos momentos que la salud me ha hurtado, momentos que las imágenes regaladas por buenas y sanas gentes me trasladan a esas tierras turolenses que, desde casa, me llevan por la senda de la ausencia y por el rumbo del viaje incompleto en una jornada cautiva de caminos, Son esas imágenes las que cuelgo en las paredes de mi imaginación como cuadros en el aire.
        ¡Ea, pues!, dejo aquí esas imágenes, obras de Maite, José Antonio Atrian, Ricardo..., de esta jornada, cuya primera parte ya conocía, caminos que discurren por la Rambla de Barrachina, la que llaman el "Gran Cañón de Teruel", cuyo paisaje se asemeja a aquel otro cañón, allá en "yankilandia".
        Me cuenta Maite que tras pasar por un sabinar "muy chulo", se adentraron en el cauce del río Guadalaviar para disfrutar de ese paisaje ribereño, de sus cascadas y de sus estrechos equipados con pasarelas y puentes.
        Una escalera de más de trescientos escalones, los dejaba en la presa del embalse del Arquillo, para, finalizar la jornada en un garito del barrio de San Blas, en el que daban rienda suelta a la acostumbrada sesión de rehidratación.
        ¡Ahí va!:

        Hasta otra

sábado, 5 de noviembre de 2022

PUNTA CUCURAZA, MIRADOR PEÑA MEDIO Y "BARUCA D´ESBARRE"(Circular desde Panticosa)

 Día 5 de noviembre de 2022
Destino
        Que a nadie le extrañe que, año tras año, en estas fechas, la "gambada* d´Esbarre" transite por los caminos y veredas de algún santo lugar en el que cuchara, plato y tenedor (y algún destilado) nos recuerden que un año más, estos rodamientos siguen bien engrasados.
        Son las siete de la mañana, le ha costado, pero pareces ser que el "veroño" va muriendo y nos presenta una mañana otoñal, propia de estas fechas, que adivina por las indumentarias que los cuarenta mozos y mozas que accedemos al bus lucimos hoy; gripes y otros asuntos derivados de la salud propia o ajena (o falta de ella) ha dejado en tierra a ilustres esbarristas, a los que les deseo que pronto vuelvan a la normalidad.
Embalse e Búbal
        En el camino, el albor de la mañana nos descubre la cara y cruz del paisaje: luchando contra esta dura sequía, la mies ya va pintando de verde los campos de la Hoya de Huesca, pero más arriba, embalses como los de Arguis y Búbal nos producen una buena dosis de tristeza, sobre todo tras haber concluido el que sería mes más lluvioso del año.
        El café y demás menesteres matinales, los ejecutamos en el acostumbrado garito de Senegüé, para seguir el camino que nos deja en la villa de Panticosa, pueblo que me produce algo de tristeza cada vez que lo veo: el ladrillo y el hierro se van apoderando de uno de los más bellos rincones del Pirineo. Sirva como ejemplo el Puente Viejo, cuya fotografía he de recortar para no mostrar coches, autocaravanas, hierros (no forja), cables, etc. No hay que preocuparse: en compensación, también andan exportando hierros a las hermosas montañas que rodean este rincón de nuestra geografía (estamos en la era de las pasarelas y las tirolinas). Es mi opinión que, seguro, no coincide con otras muchas.
Fotografía castrada del Puente Viejo
Entre robles
        ¡Hale!, ahora que ya me he desahogado, a lo que vamos. Abrigadicos (ya teníamos ganas) arrancamos a caminar por las empinadas calles de Panticosa (1184 m.) en dirección norte. Cruzada la carretera que sube al balneario tomamos una pista que transita entre explotaciones ganaderas, guardadas por algunos canes que, mejor, no encerrarse con ellos. Pronto hacemos una parada, hemos de desprendernos de alguna ropa, pues cuestas y sol se alían para calentar al personal.
        En el "esbarre", ** por el que luego bajaremos, tomamos una bonita senda que se adentra en un bosque en el que predomina el roble, árbol que se resiste a mostrarnos el "estriptis foliar" propio de estas fechas. Un letrero dice: "Fuente Arrafal" (1410 m.); cual zahorí me detengo en busca del preciado líquido, pero ¡na de na!, ausencia total.
Aparece la primera nieve
        Seguimos ascendiendo, Maite y yo nos rezagamos del grupo, pero hemos de aligerar el paso, pues tras nosotros un ganado de ovejas nos va empujando. Afortunadamente, el pastor las desvía por otro camino y como estos zagales de Esbarre son buena gente, han esperado a ser alcanzados.
        China chano, seguimos subiendo hasta desviarnos unos metros, en dirección sur, para asomarnos al mirador de Peña Medio (1555 m.). Aquí se nos abre el paisaje, pero para describirlo esperemos a subir un poco más, y alcanzar la cima puntera que nos espera allá arriba.
        Retrocedemos unos metros para retomar el sendero que habíamos dejado, cuyo trazado, blanqueado por la nieve caída ayer, discurre paralelo al barranco del Monde. 
Vista de Panticosa desde el mirador de Peña Medio
Pisando nieve
Con los Luño Brothers
        Unos metros más y alcanzamos un collado (Cerro O Monde, 1787 m.), punto que sin ser pico, es el más alto de la jornada. Aquí dejamos nuestra ruta para desviarnos a la izquierda y transitar por un cordal en el que la nieve caída ayer dificulta pone a prueba la destreza y el canguelo de algunos: ¡todos aprobados!
        Ya estamos en el objetivo del día, la Punta Cucuraza (1765 m.) y su mirador,  humilde en altura, pero enorme en las vistas que nos ofrece sobre el valle de Tena, como el embalse del Bubal necesitado de más aportación hídrica; más cerca, bajo nosotros duerme su sueño otoñal Panticosa; pero, amigos, mirando a uno y otro lado emergen, como fantasmas, las cimas vestidas de blanco, de las sierras de Tendeñera y Partacua; más lejos, las bicéfalas Foratata y Middi d´Ossau, así como la piramidal Anayet parecen elevar plegarias a lo más alto del cielo.
Sierra de la Partacua
Middi d´Ossau y Peña Foratata (dos montañas bicéfalas)
Los de Esbarre
¡Hale!, a levantar la garra
        Pero hoy tenemos obligaciones a menor cota, así que "foto de grupo y  media vuelta", para volver al Cerro O Monde y tomar la pista que une Lanuza y el mirador de Sierra Plana. Esta pista la recorremos durante 1,5 kilómetros, aproximadamente, para abandonarla por una senda que discurre entre robles, hayas, fresnos y boj. Pese a que hemos de salvar algún árbol caído es un agradable descenso que tomamos con alegría, pues abajo Panticosa se va viendo más cerca. Algunos rincones nos enseñan esos colores mágicos que el otoño pinta de oro.
Llegados al punto en el que cerramos el círculo que hemos iniciado en la subida, solo queda un tramo que cubrir para alcanzar el bus, pero aquí no termina la juerga, hay que acicalarse para, en Gavín, asistir a la... 

¡Gambada d´Esbarre!
Preparados para mover el diente
        Ya lo anunciaba en la introducción, cada mes de noviembre los "bosses" de Esbarre nos preparan unos momentos de jarana gastronómica, son momentos de echar un vistazo a las salidas al monte del último año y comprobar que, pese a las dificultades, esto marcha. En los postres echamos de menos al griposo animador Julián, aunque hay que reconocer que Fernando y Ricardo no lo hacen nada mal, máxime cuando el segundo comenta que gracias a todos nosotros Esbarre sigue vivo. Pero que sería de este grupo sin un puñado de personas que se rompen los sesos para elaborar un calendario a gusto de todos; que antes de cada salida ya han mamado, palmo a palmo, el recorrido; que, como todos, también tienen otras obligaciones personales; que soportan con diplomacia los humores de cada cual; y que aúnan experiencia y mucho ánimo para preparar el calendario del 2023 (¡toma jabón!)
        Tras todo esto, Javier se torna en "niño de San Idelfonso", aunque cambiando bombo por ordenata, para proceder al acostumbrado sorteo de material de montaña, material que Carmen reparte entre los agraciados. ¿Que qué material se alojan en el interior de unas coquetas bolsas de papel?: no hay guantes de alta montaña, ni camisetas guays, ni buffes multicolores, ni bastones supertelescópicos, etc., que superen en importancia  a estos regalos, si te pilla un temporal por el monte. Sí, amigos,  que una buena dosis de embutidos y queso de Teruel  no te falten en la bolsa de primeros auxilios. Gracias, amigos
        Hasta otra

* Gambada, fiesta en aragonés
** Desvío en aragonés

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Datos técnicos 
(El track, pulsando en la palabra wikiloc del mapa)


lunes, 3 de octubre de 2022

TORRAZA DE ESCUER - PUNTAL DEL PUEYO - BARRANCO DE ARÁS (con sus rincones y paisajes)

Peña Foratata
        No amigos no, que no hemos abandonado, pero, para nosotros, este ha sido un verano especialmente atípico. Las extremas temperaturas, la cantidad de personal que la pandemia ha echado al monte y algo de dedicación a hijos, nietos y demás allegados, nos han llevado a moderar nuestras salidas al monte.
    Pero bueno, aunque no ha quedado reflejado en esta página, algo nos hemos movido. En el mes de agosto dimos algún paseo por la Bal d´Echo sin más finalidad que mantener las tabas engrasadas, A primeros de septiembre, junto con los mozos y mozas de Esbarre, realizamos una bonita ruta circular alrededor de la Peña Foratata, con salida y llegada en las "favelas" de Formigal. Una agradable ruta de la que dejo fotos en este rincón. 
Paisaje desde el Camí de Cavalls
        A mediados del mismo mes, Maite y yo, volamos a Menorca para recorrer el "Camí de Cavalls" en trece etapas, pero tras la tercera de ellas, volvimos precipitadamente a Zaragoza, pues aquí, a un servidor, las tripitas le gastaron una mala pasada (recuperado). ¡Volveremos!. Aun así dejo unas fotos de lo poco que recorrimos para dar gusto a quienes, desde aquí, disfrutáis con nosotros:
¡Volveremos!
         
Dicho esto, pasamos página.

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Día 1 de octubre de 2022
Ante la iglesia de San Esteban
        Y llega este mes en el que, una vez más y van..., toca marcar una rayita en el calendario de la vida. Es algo así como cuando se sube a una montaña y uno mira atrás para ver el camino recorrido a lo largo de tantos (montón) de años), con la intención de atacar con la máxima fuerza lo que queda hasta alcanzar la cima.
        La cima de hoy no es de gran porte, pero los paisajes y la compañía merecen reportar unas palabricas y algunas imágenes de una jornada que comienza allá al alba, montados en un moderno autobús que, tras parada cafetera y recogida de algunos esbarristas, que gustan de pernoctar en el alto Aragón, nos presentamos en la localidad de Escuer (838 m.), principio de la caminata de hoy.
Cruzando el barranco de Escuer
        Una vez disfrazados de "pinta montañera", iniciamos la marcha por la calle que nos muestra la iglesia de San Esteban. 
        Aunque la mañana es fresca, las primeras cuestas y los rayos del sol que logran atravesar las hojas de los robles, nos anuncian que "frío, lo que se dice frío, no vamos a pasar".
        El camino es llevadero hasta cruzar el barranco de Escuer; a partir de aquí la cosa se empina, pero el buen ritmo que marcan los "bosses", mantiene el grupo unido (más o menos).
        Casi sin darnos cuenta, hemos superado cerca de 300 metros cuando alcanzamos la imponente Torraza de Escuer Viejo. Aquí paramos unos minutos para contemplar esta fortificación del siglo XV, única construcción, que se mantiene en pie, del viejo pueblo que, a partir del año 1929, a instancias del maestro y el cura, comenzó a trasladarse al que hemos dejado allá abajo. Cuentan que, faltaría más, los unos estaban de acuerdo, los otros no y, cuando quisieron bajar las campanas, estacazo va, estacazo viene. La benemérita se encargó de "poner paz".
El sol asoma en la Torraza de Escuer Viejo
Un alto bajo la Torraza
Juan de Fabo
        Dejamos la Torraza, adentrándonos en un sendero que se abre paso por un pinar aterrazado a base de muros de piedra seca. 
        Si antes fueron los robles, después los pinos, ahora, poco a poco, va apareciendo el haya, esperando que pasen los días y pinten de oro este bello rincón en el que una fuente seca se aloja en un rincón que llaman "Juan de Fabo" 1327 m.)  (fabo, en aragonés significa haya y juan proviene de fuande, fuente).
        El personal se ve animando, sobre todo cuando hacemos una parada para echar un tentempié, mayormente de origen canario. 
        Ora por pista, ora por sendero, seguimos subiendo hasta alcanzar el otro Juan, el de Sierra (1475 m.).
En el Puntal del Pueyo (foto de Ricardo)
        El camino se ha vuelto más amable, las cuestas son menos cuestas y en un "santiamén" alcanzamos la Plana Vaqueriza (1570 m.), un agradable lugar que, convertido en improvisado restaurante de campaña, acoge a algunos miembros (me niego a escribir "miembras") de la expedición, que nos esperarán a los que hemos decidido alcanzar el Puntal del Pueyo (1620 m.). Este alto nos ofrece una buena panorámica hacia montañas y sierras tan conocidas como Tendeñera, Collarada, Güe, Oroel, Guara... En fin, un buen lugar para disfrutar de vistas, pero abajo, en la Vaqueriza, nos espera la fajina, pues las cornetas ya hace un rato que han sonado. Entre bocado y bocado, aparece un ciclista de esos que llamo "iberdrola", cuyas máquinas son asistidas por energía extrahumana (¿llegaremos a ver patinetes eléctricos por las sendas del Pirineo?)
Restaurante con vistas
Un retrato del grupo, antes de seguir el camino
Quitameriendas
        Algunos se han apuntado a la siesta; verdaderamente hace un día espléndido y el lugar, adornado con la flor que aquí llaman "quitameriendas" (colchicum montanum), invita a quedarse un buen rato, pero hay que seguir la ruta; afortunadamente, a partir de ahora será en descenso.
        Hay quien se entretiene cogiendo arañones (endrinas) para elaborar pacharán, el resto siguen bajando hasta enlazar con la GR.15, camino de Yosa de Sobremonte. Me he quedado a esperar a los de los arañones y, créanme, la espera es de aupa.
        Estos pueblos del Sobremonte (Arás, Betés y Yosa) me encantan. Yosa se encuentra a 1247 metros, lo que permite asomarse hacia el pico Erata y el valle tensino del río Gállego. Arropada por las calles empedradas, fachadas, también de piedra y las características chimeneas troncocónicas, se alza la iglesia parroquial dedicada a San Úrbez.
Casa Basajarau
                Frente a la iglesia se encuentra una muy cuidada "Casa Basajarau", antiguo horno del pueblo, hoy transformado en alojamiento rural, casa que toma el nombre del Señor de los Bosques, 
protector de los rebaños e inventor de la agricultura y la ganadería (el personaje es común en la mitología vasca y aragonesa). 
        Cuidando las flores del establecimiento hay una señora, la llamo ––¡Belén!––. Pues sí, Belén regenta el bonito y rústico garito y, además, se trata de una sobrina de Maite.
        En esta ocasión no podemos charlar con la sobrina, así que alcanzamos el muro que delimita el camposanto para retomar la GR.15, que desciende por el precioso bosque de Yosa hacia el barranco de Atrás.
Barranco de Arás
     Desde esta senda apreciamos la majestuosidad orográfica que conforman los barrancos de Galín de Tena o Puyuelo el barranco de Sorasfachas o Selba  y el barranco de Aso; todos ellos desembocan en el Barranco de Arás, en el que pervive el recuerdo de la tragedia de 1996.
        Con la habilidad demostrada en el de Aso, cruzamos este de Arás. Los diques de contención de las aguas generan espectaculares saltos, pese a que este año ha sido hidrológicamente pobre.
        Seguimos el camino que ahora nos deja sobre el mirador de Las Señoritas de Arás o Chimeneas de las Hadas, un grupo de tres chimeneas, una de ellas de gran tamaño; los restos de la segunda, tras perder la roca que forma el sombrero, está desapareciendo por la erosión; la tercera, más pequeña, se encuentra en periodo de formación. De las Señoritas de Arás, también conocidas como "el cura y la casera", pues cuentan que fue un hechizo el que transformó al párroco del pueblo y su criada en piedra tras mantener un encuentro amoroso.
Las Señoritas de Arás
Memorial
        Dejamos al cura y la casera con lo sus quehaceres, para seguir descendiendo por la margen izquierda del barranco de Arás que, ya en la N-260, cruzamos para alcanzar el bus que nos espera en el Memorial del que fue Camping Las Nieves.  A los demás, no sé, pero a mí se me pone un nudo en la garganta, con solo pensar en lo ocurrido aquí.  
    Si la parada cafetera de la mañana es un acto costumbrista, este del final: "una necesidad"; hay que hidratarse, recuperar electrolitos y para ello, lo dicen los expertos, la cerveza ¡ayuda!; pero, bueno, tampoco hay que pasarse ¡eh!.
        Hasta pronto


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Datos técnicos 
(el track, pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)