martes, 26 de diciembre de 2017

POR EL VALLE DE ORDESA (Y más)

Día 11 de Noviembre de 2017
      Volvemos a Ordesa, digo "volvemos" porque hace quince días, con Maite  y mi hija Mónica, acompañamos al colegio de Noah, nuestro nieto, en una excursión que resultó muy agradable, con un día espléndido en el que los chavales se lo pasaron "de aupa" subiendo (y bajando) a la Cola de Caballo. Son los chavales del CEP Gustavo Adolfo Becquer de Garrapinillos.
Los del "cole".
      Hoy, también con la compañía de Maite y su menisco, repetimos viaje con las gentes del Stadium Casablanca acomodados en un autobús con el cartel de "completo", encarando el rumbo en dirección norte por la ora autovía, ora carretera, ora desvío por obras... Y es que a nuestro paso por el puerto de Monrepos, se abre el telón que cubría mis ojos y veo el lento avance de unas interminables obras: máquinas por aquí, desmontes por allá, viaducto sin estrenar que ya es veterano en tierras de Guara y, más al norte, las nubes cubren las cotas más altas de la impresionante cadena de "Los Pirineos", destino de este entusiasta batallón.
La expedición.
        Habitual parada en Fiscal para cumplir con las diversas necesidades que exigen del ser humano alguna que otra atención, y de nuevo al bus. Las curvas siguientes se encargan de agitar las cocteleras humanas que observan cómo Sarvisé y Broto duermen en brazos de Morfeo.
      La "boss" Carmen, micrófono en mano, nos comenta que, consultado el guarda del refugio de Góriz, desaconseja recorrer la ruta prevista de las fajas de Racón y Canarellos por lo que nos ofrece una especie de "self service" montañero: unos quedamos en tierra para subir hasta la pradera de Ordesa por el sendero alto de Turieto (allí decidiremos) y el resto del personal sigue motorizado hasta el parking, para recorrer el camino de ida y vuelta a la Cola de Caballo.
Sobre el puente de la Canaleta.
       Los de "a pie", perfectamente dirigidos por "el chaval" Félix tomamos la senda que arranca bajo el Puente de los Navarros. Pronto alcanzamos a cruzar otro puente, el de la Canaleta, bajo cuyas aguas cristalinas el río Arazas se deja abrazar por su padre, el Ara, para, juntos, recorrer el viejo Sobrarbe.          No se ha conformado el río con pasar, muchos años ha debido de trabajar para esculpir la roca y crear esta obra de arte que reposa bajo nuestros pies.
      Pero, muchachos, hay que seguir "p´alante" y tanto lo hacemos que algunos, distraídos en profundas conversaciones, pasamos de largo el desvío que indica el camino correcto. Nada, marcha atrás y (otra vez) "p´alante".
Dulce final del Arazas.

Maite y Carmen por el Turieto.
       A partir de aquí la senda se adentra en un espeso bosque poblado primero de pinos, y más adelante van apareciendo las hayas, en estas fechas ya desnudas de su bellos vestidos que, en este cálido año, han mudado con rapidez. Duendes, hadas, brujas... se han retirado a tierras más cálidas pues pronto las nieves cubrirán estos lugares de leyendas como la de "Las Tres Sorores" que... 
     "Corría el siglo V cuando el caudillo visigodo Eurico arrasó una aldea cristiana del Pirineo. Ese día, tres hermanas huérfanas de madre que iban a casarse pudieron esconderse en el bosque, mientras el resto de habitantes eran asesinados o se convertían en esclavos.
        Cuando regresaron al pueblo solo encontraron desolación, muerte y un herido visigodo al que curaron a cambio de la promesa de que liberarían a los prisioneros, entre los cuales se encontraban sus futuros esposos.

       Llevado al campamento, una vez recuperado, las tres hermanas conservaron la vida en señal de gratitud. 

       Los días transcurrieron sin noticias de sus amados hasta que decidieron recordar al soldado su compromiso, pero éste les dijo que sus novios, tras renegar de su fe, se habían casado con tres godas y que en ese momento se encontraba en una misión. En realidad, los tres permanecían retenidos.
       Con el paso del tiempo, mermado el dolor, una de las hermanas se casó con el joven salvado y las otras con sendos guerreros; pero algo ocurrió la noche de bodas: el espectro del padre se les apareció y las jóvenes huyeron del campamento a las montañas, instalándose de penitentes en tres barracas.

      De repente, una terrible avalancha de nieve sepultó las chozas de las tres desdichadas y un espantoso terremoto levantó, sobre ese lugar que ocupaban, tres sombríos montes: las Tres Sorores, como recuerdo de aquella triple apostasía y en respuesta a una maldición".
Caminar del Otoño.
         Es tan solo leyenda pero...¿quién sabe?.
    No sé si será alguna reencarnación de una de las hermanas, pero una joven moza del grupo anda con los talones más encallecidos que los morros del Eurico y toca ponerle unos protectores anti-callo para que pueda, a duras penas, seguir caminando.
       Frente a nosotros, en la vertiente opuesta del valle, comenzamos a divisar los perfiles inconfundibles del Tozal del Mallo y Mondarruego, más adelante Gallinero y Descargador. 
          En la ladera que recorremos algunos árboles no han podido resistir las embestidas de los desprendimientos invernales y yacen en este sobrecogedor bosque.
Duermen las hadas...
Las alfombras del camino.
         Más adelante, el sendero se encuentra con su hermano menor, el Turieto Bajo, por el que recorremos unos metros hasta el Puente de Cazadores, lugar en el que nos detenemos a echar al cuerpo alguna ración reconstituyente y a decidir qué hacemos con estos cuerpos serranos.
          Nos informan de que las fajas que se cuelgan en las paredes que acogen Ordesa están transitables, tan solo debemos de ser precavidos con el viento.                    Como decía al principio, hoy es día de "self service", así que los unos deciden tirar valle arriba tras los que han subido en bus y el resto nos vamos a ver como nos acoge la Faja de Racón.
Senda de Cotatuero.
      Arrancamos desde las cercanías de la pradera-parking-restaurante-toilettes.. de Ordesa, aguas arriba del Arazas hasta el desvío que nos lleva por la margen derecha del barranco de Cotatuero.     
            El sendero es una auténtica maravilla para los ojos, el recorrido por el bosque de Baliazá nos instruye sobre la transformación estacional de la naturaleza.           Las hayas enseñan los últimos colores ocres de las hojas que se resisten a caer, las aguas de Cotatuero entonan un leve rumor dirigido por las primeras nieves que, allá arriba, tiñen de blanco las orillas de la su cascada ante la que reposamos unos minutos. Nos fotografiamos sobre el puente que nos llevaría a la Faja de Canarellos y cambiamos impresiones con una agente medioambiental que nos cuenta que nuestro sendero está en buen estado y tan solo el viento que sopla arriba podría obstaculizarnos el camino.
Los de la Faja.
Buena compañía.
Cascada de Cotatuero.
Ganando altura.
           Para alcanzar el comienzo de la faja aún debemos de ganar altura, unos 180 metros que nos dejan bajo las impresionantes paredes del Gallinero.
         A partir de aquí nuestros pasos recorren un vertiginoso sendero que se cuelga sobre uno de los valles más impresionantes del Pirineo. Frente a nosotros, sobre el camino que nos ha traído (Turieto) asoma la blanca cima de Punta Acuta y el mirador de la Senda de Cazadores.
         A los miembros del grupo que no conocían esta "alturas" se les ve anodadados habiéndose dejado guiar en estos paraísos colgados sobre un vacío que procuraremos no medir. Aunque en alguno de los pasos hay quien decide ir por aquí, otros por allá, unos por debajo de las rocas, los otros por encima de ellas; pero no hay nada que una pequeña "trepadica" no pueda solucionar.
Faja de Racón.
¡Ah pues!
¡Agárrate fuerte!
Restaurante Carriata.
      El "paseíto" del vértigo concluye en el cruce que sube al Tozal del Mallo que, frente a nosotros, se alza majestuoso mostrando su incomparable perfil.
         Estamos bajo el Circo de Carriata, un buen lugar para dar rienda suelta a los más grandes placeres del yantar montañero. En pocos segundos cada cual extrae de la mochila los más variados productos gastronómicos, lástima que el amigo Toño y su bota de vino, anden por la Cola de Caballo.
          El descenso de unos 500 metros por la margen izquierda del barranco de Carriata lo realizamos "charrando" de estos y aquellos proyectos de aventuras, de viajes, de..., por lo que la bajada por el bosque se nos hace corta.                                        Ciertamente, el sendero es muy agradable de caminar, describe un zigzag muy fácil por un bello bosque que, además, en estas fechas se encuentra cubierto por una rojiza alfombra de hojas.
Descenso hacia el final.
               Abajo, ya se escucha el rumor de las aguas del Arazas y el rugir de algúnos coches que abandonan el más hermoso de los valles.
              Pronto estamos en el bar de la Pradera, por aquí andan los diferentes componentes del "self service" del Stadium. Los de la "faja" hemos llegado con el tiempo justo para cambiarnos de "calcero", "regar un olivo" y ¡al bus! que el chofer tiene "fecha (hora) de caducidad". Bueno, ahora que no nos oye nadie, Maite y un servidor nos tomamos una caña para celebrar que su menisco se ha portado como debe de ser.
           Ha resultado una buena jornada pues no estaba nada seguro que el tiempo nos iba a respetar pero, afortunadamente, algunos meteorólogos han errado en sus previsiones y el dios Kairos se ha mostrado benevolente con las gentes del Stadium.
             Por esta vez no concluyo con "hasta pronto", pues cuando escribo ya ha pasado el fin de semana y el domingo también nos metimos caña al cuerpo en una caminata que resumiré abajo.
De momento dejo unos interesantes enlaces:




DATOS TÉCNICOS
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...y más

               Como decía arriba, el día siguiente, 12 de Noviembre, algunos nos hemos apuntado con los amigos del Nordic Walking CAI a recorrer el camino de ida y vuelta que va desde el centro de Garrapinillos hasta la Balsa de Larralde.
Balsa de Larralde.

            Los que nos estrenamos en este menester de la marcha nórdica lo tomamos con entusiasmo, intentando adaptar nuestros torpes pasos a una técnica que une salud, deporte y ocio y, en este caso, unos buenos compañeros de camino.
             El Canal Imperial de Aragón, obra de D. Ramón Pignatelli, nos ha guiado hasta la balsa en la que, desde un observatorio, observamos las variadas especies de aves acuáticas entre las que, en esta época, destacan los patos que en nuestra presencia inician un vuelo que captan algunas cámaras.
           En fin, un par de días de lo más completo en los que las piernas han resistido los embates de esta agradecida afición de darle al calcetín, en un día de esos que como decimos aquí, los de Zaragoza, ¡vaya "ciercera" que hace!.
             Ahora sí, hasta pronto.
             Dejo un magnífico reportaje del amigo del grupo de Nordic Walking CAI, Ignacio Herrero:

Iglesia de Garrapinillos.

Primeros pasos.

Estos no son del Nordic...

... estos sí.

Imagen otoñal.

Contra el cierzo

Tierras del Castellar.

¡Juventud combatiente!

Campos de Zaragoza.

Tecnología hidráulica.

El camino...

.. de D. Ramón.

Depósito

Viejo puente.

Hermosa estampa...

.. la del canal...

... y sus caminos.

Hacia la Balsa...

... de Larralde.

Pasarela para...

... los caminantes.

Balsa de Larralde.

Desconocido humedal.

En el observatorio.

Patos.

El Canal Imperial de Aragón.

De vuelta a por la...

¡Birra!