sábado, 22 de diciembre de 2012

FELIZ AÑO 2013

Ahora que tras 5125 años, (el pasado 21 de Diciembre se cumplió el ciclo maya, el 13er baktún), cuando algunos pájaros de mal agüero predecían grandes catástrofes e incluso el fin del mundo, hete aquí que seguimos vivos y coleando por esas sendas, que la "viejamochila",  en su corto trayecto, intenta recoger de la manera más amena posible.

Comenzamos un nuevo año en el que esperemos que la salud nos acompañe, lo del dinero no depende tanto de nosotros como de los poderes político-financieros a los que me permito dedicar la siguiente foto con mis deseos de que en el año que entra, reposen todos ellos en tan sugestivo recipiente nepalí.
Retrete, ecológicamente sostenible (de momento), del Himalaya nepalí

Al resto, a los que en la montaña no reconocemos los límites de esas fronteras que tanto pisamos y que algunos utilizan para dividir a los pueblos; a los que, pensando en el futuro, amamos y respetamos la naturaleza; a los que por luchas que a ellos ni les va ni les viene, se encuentran refugiados en los campamentos del mundo; a los voluntarios que en esos campamentos realizan una labor solidaria (a pesar de los recortes presupuestarios); a esos pequeños mocetes de alegre semblante y escasos recursos;  y lógicamente  a ti y a los tuyos, esta "viejamochila" os desea...
Mocetas sherpas de Khumjung
...





martes, 11 de diciembre de 2012

DE ALQUEZAR AL ABRIGO DE CHIMIACHAS

Día 9 de Diciembre de 2012


Sería de muy mal gusto, por mi parte, no recoger en estas páginas salidas como esta de Chimiachas, excursión eminentemente senderista que discurre entre barrancos y tozales desde los que se pueden
divisar: desde los acantilados del río Vero hasta las más altas cumbres del Pirineo, desde Guara hasta el Moncayo, desde la Peña Montañesa y Cotiella hasta la Brecha de Rolando...
Hoy salimos el mismo equipo de la última, al Pico Peiro, es decir, Maite, Atos y yo.
Si en la pasada salida, Atos disfrutó de la nieve, en esta va a tener la oportunidad de conocer un poco de prehistoria de sus y nuestros antepasados, ya que culminaremos la ida en una covacha con una pintura de un ciervo que pese a no ser bicho canino ni humano, bueno, es mamífero.
Desde el albergue de Alquezar, salimos por un camino que discurre por una pequeña y congelada acequia que ya hace unos años transitamos con los amigos de Esbarre y que más de uno midió en sus ansias de demostrar las habilidades del patinaje sobre hielo.
El camino hacia Chimiachas está perfectamente señalizado y no hay ni un solo cruce que ocasione dudas al caminante que por allí transite.





Andando y andando, encontramos varias recreaciones de casetas pastoriles de planta redonda. En algún tramo coincidimos con el Camino natural del Somontano de Barbastro.
Nos adentramos en el barranco de la Payuela en el que un puente nos conduce a las escaleras que nos acercan a las balsas de Basacol.








Estas reconstruidas balsas, hasta no hace muchos años abastecían a los habitantes de Alquezar, de sus aguas bebían animales y personas y se regaban los campos. Con canales de tejones se recogía el agua en las balsas y el guarda de riego, abría la salida para que llegara al abrevadero del pueblo y las mujeres la recogieran en cántaros para lavar y cocinar. Lógicamente, también las caballerías hacían uso del mismo pilón.
En una de las balsas puede verse una construcción inspirada en los tradicionales esconjuraderos.
Hoy, el agua procede de la fuente de la pequeña aldea de San Pelegrín.

Continuamos  en ascenso, a nuestra derecha las gargantas del Vero, maravillosos acantilados que el río ha tallado en esta parte de la geografía aragonesa.
Desde aquí contemplamos muy claramente, algunas de las montañas arriba nombradas.
Tras bordear la cara oeste del Cerro Quizans, una senda en inesperado y fuerte descenso y a través de un pequeño pinar, nos introduce en el encañonado barranco de Chimiachas.



En gran parte de su tramo, el barranco no recibe los rayos del sol, lo que propicia que el hielo nos haga ir con cuidado de no resbalar, no todos andamos como Atos, a cuatro patas.
Grandes cavidades se van abriendo ante nuestros ojos y por la orientación, ahora sur, del barranco el panorama se va aclarando y llegamos a nuestro destino.






 La covacha o abrigo de Chimiachas, alberga una pintura de un espectacular ciervo, gran representación del arte levantino prehistórico (8000-3000 a.c.).

Maravillosamente conservado, a pesar del tiempo pasado y muy poco afectado por la humedad, el ciervo de la pintura extiende las finas ventanas de su nariz en dirección Norte. El diseño es perfecto y las proporciones del animal cuidadosamente calculadas: la fineza de sus cuernos, el soberbio porte de su cabeza sobre su gran cuello, lo redondeado de su vientre y de su trasero, los detalles de su ojo…


Bajamos de la cueva por una escalera metálica  que puesta allí para facilitar el acceso, me hace coger a Atos en brazos ya que el artilugio se ha pensado para humanos y no para caninos.

Volvemos sobre nuestros pasos por el barranco que en algún momento hay que salvar por pasos alternativos, debido a su estrechez.





En la bajada, volvemos a mirar hacia el Tozal de Guara que sigue con nieve.
En la zona que estamos transitando, predomina el enebro, materia prima de una bebida por todos conocida y que mezclada con algún refresco, entra la mar de bien y sienta la mar de mal. El boj, como en otras ocasiones, no falta por aquí, de la misma manera que la carrasca y el pino.
Varios buitres sobrevuelan las paredes de los acantilados del Vero, en los que varias personas practican escalada.
Nos cruzamos con algunas familias que paseando, van a ver las más cercanas covachas de Quizans,  también albergan pinturas rupestres.
Poco a poco nos vamos acercando, de nuevo, a Alquezar, uno de los pueblos más bonitos que uno puede contemplar, máxime si lo hace desde este inmejorable balcón.
Atos está cansado, ya va teniendo años y como se empeña en multiplicar las distancia de los trayectos, al final se le nota cierta fatiga.
Como hoy también conduzco, dejamos la caña para casa.


Hasta otra.



Más imágenes, en el enlace  Fotos




sábado, 8 de diciembre de 2012

PICO PEIRO

Día 6 de Diciembre de 2012

Fiesta no religiosa la de hoy, aniversario de una de las  constituciones, también en este año se recuerda la de la Pepa. Nos levantamos con la grata noticia que a un individuo que fuera presidente de los patronos, aquel que dijo: "hay que trabajar más y cobrar menos", le han enchironado acusado de "trabajar poco y ganar mucho". La verdad es que, pienso: si a los que como él actúan los metieran en prisión, no habría suficiente sitio en las cárceles del país para todos.

Bueno, pero como es festivo, nos vamos a pasar la mañana al monte. En esta "gesta" participamos Maite, el montañero Atos y yo.
Atos
El paisaje de Pirineo ha cambiado, aquellos cálidos colores amarillo-rojizos que describía hace muy pocos días, se han tornado en el blanco inmaculado de la nieve recién caída, color este, que lucen las novias cuando ante el altar, juez, alcalde o concejal, da fe de su pureza. Además, si su pareja es rica, inteligente y guapa o guapo, diremos que ha dado en el "blanco" y por ser  día de boda, los invitados van de punta en "blanco".
En el camino, vemos el Tozal de Guara, luciendo  el mencionado color en su cumbre. Nosotros vamos más bajos y comentamos que de haber nieve, será en rincones umbríos y en poca cantidad.  El embalse de Arguis luce sus mejores galas, está a rebosar de agua. Tomamos la carretera que lleva a Bentué de Rasal y conforme vamos llegando a la pista en la que dejaremos el coche, nos damos cuenta de nuestra equivocación en cuanto a la cantidad de nieve: está precioso, casi tanto como aquella novia.
Maite y Atos
Nos calzamos la botas (Atos no las ha traído) y comenzamos a caminar por una pista que en pocos metros, nos deja en la senda que lleva al pico Peiro.
Los pinos están cargados de nieve, vamos subiendo por bosque de coníferas, boj, roble y hayas, a todos ellos la naturaleza los ha pintado de blanco.
Es una preciosa y sostenida subida, Atos disfruta de un medio poco habitual en la capital. 





En el bosque

En algunos pasos, hay que agacharse para poder pasar por debajo de las cargadas ramas del pino. A lo lejos se escuchan disparos de  cazadores.
El camino, al igual que el de la pasada entrada en estas páginas, también está amueblado con barandillas y cables. En algún momento se agradecen, pues dan sensación de seguridad en el lado de ladera que cae unos metros que mejor, no medir.
En el espectacular Hayedo de Peiro, un cruce señala el camino hacia Bolea, nosotros tiramos en dirección norte.
La novia de Peiro
Cuando el bosque desaparece, algún que otro pino lucha contra su destino y disfrazado de novia, nos recibe y anuncia que tengamos cuidado donde pisamos, el suelo está resbaladizo y ahora, la pendiente se empina y bajo el manto de nieve hay piedras traidoras. 









Maite en la cumbre




En poco tiempo, alcanzamos la cumbre en la que la panorámica es espectacular: una nube nos deja ver hacia el sur, el Moncayo, hacia el norte, toda la cordillera central de los Pirineos. Vemos las tres Marías con sus hermanas mayores presididas por el Monte Perdido, al este, Collarada, al oeste, lejos el Tozal de Guara y más cerca la Punta del Águila. Abajo, la carretera en obras por la que una procesión de gusanos de hojalata discurren, nos indica que la temporada de esquí ha comenzado y que todos caben y que si no es así, arrasaremos el monte y ganaremos espacio para que todos quepamos. 
Con Atos

Atos ha subido en un ir y volver incesante, revolcándose y lamiendo sin cesar  la nieve, calculamos que realiza nuestro trayecto multiplicado por cuatro.
En la cumbre, que tiene buena caída a uno y otro lado, lo sujeto más por miedo mío que por su seguridad, ya que sus cuatro patas lo mantienen bien sujeto. Además, no está federado en montaña.






El "muy perro"


El descenso lo hacemos por el collado que antes hemos evitado, las nubes han desaparecido y hace un día radiante y nuestra mascota sigue disfrutando de lo lindo.
Más abajo nos cruzamos con algún ejemplar macho de su especie con el que tienen más que ladridos.
Y lo que faltaba, poco más tarde una hembra en celo altera las hormonas de Atós y él, que es muy perro y que llevo atado, me baja como "idem por rastrojo".

Una buena mañana, la que hemos pasado y que termina con unas cañas en el bar de la esquina de nuestra calle, antes no ha podido ser porque hoy conduzco. (Esta última frase la voy a patentar y vender a la DGT)



Hasta otra

+ imágenes en el apartado Fotos

domingo, 2 de diciembre de 2012

OTOÑO EN EL PIRINEO

Ahora que ya va bajando el grado de euforia de las grandes gestas, va siendo hora de volver a la realidad cotidiana y nada mejor, que subir al Pirineo en la que creo que para mí, es la estación que más recoge la belleza de los colores cálidos en el marco del medio natural, el Otoño.
Mientras escribía (entre otras tareas) las entradas de Nepal, dos han sido las salidas que con Esbarre hemos realizado, la primera el 3 de Noviembre al pico del Zebollar y la segunda una travesía de Biescas a Panticosa por los PR-HU-78 y 92.

Día 3 de Noviembre de 2012

Con los "zapadores" de Esbarre (Foto de Ricardo Mateo)
En la primera, el tiempo nos amenaza con mojarnos, motivo este que anima a algunos a quedarse, calentitos, en la cama. Ellos se lo pierden, pues no caerá ni una gota.
La mañana comienza con los saludos que nos hacen el resto del grupo a los estalentaos. Luego en el autobús. les vamos contando nuestra experiencia por los caminos del Himalaya.
Recorremos la nueva carretera que desde Sabiñánigo, nos coloca en poco tiempo en Fiscal. Los pueblos y paisaje de estos valles son nuevos para nosotros, al menos desde este lado de la nueva obra.
Tras tomar café en Broto, el vehículo nos deja en Torla, donde nos calzamos las botas y comenzamos a subir por un camino de herradura cubierto por un espeso bosque de boj y Pino, el suelo está húmedo pero en subida las botas agarran bien. Pasamos un cartel que nos indica que por la izquierda iremos bien. Una pared rocosa que alguien ha tallado para dar paso al senderista, nos anima a asomarnos hacia el valle de Bujaruelo, estamos en el "estrecho dera Escala". Abajo divisamos el camino que lleva a San Nicolas,  transitan varios vehículos, pienso que van a por setas. Tras pasar el barranco de las Comas, nos adentramos en un bosque de hayas, por una senda que en fuertes lazadas nos quita el frío del cuerpo en un instante. Entre las hojas que la estación ha vertido sobre el suelo, algunas setas asoman pidiendo ser recogidas. Ni el ritmo de marcha, ni nuestros conocimiento micológicos, nos animan a coger ningún hongo. A nuestra derecha, el Tozal de Zebollar nos impide ver el valle de Bujaruelo, pero no el de Ordesa que desde este sitio presenta una estampa desconocida para la mayoría del público que, a millares, cada año lo visita.
El bosque que estamos ascendiendo es precioso: vamos pisando una alfombra de hojas que las hayas nos han vertido (aún quedan algunas en los árboles) y que junto a los pinos y boj, dan el colorido que todos los años nos traen a estas tierras.
Termina el bosque, estamos en la pradera, un pequeño esfuerzo y sin dejar la PR-HU-134, por ladera embarrada, cruzamos de nuevo el barranco de las Comas, esta vez más altos, en dirección contraria y con restos de nieve reciente. Pasamos el collado de  Plana Cuesta y ya tenemos a nuestra vista las antenas y la caseta de la estación meteorológica de la CHE que a 1942 metros es el punto más alto de la jornada. Nos echamos al cuerpo un tentempié rápido, la nubes amenazan y el motor del generador del garito no se lleva muy bien con la fragilidad de nuestros tímpanos.
Iniciamos el descenso por una poco señalizada senda, es la de la Artica Ciasta (o Fiasta), el paso de ganado  la ha dejado muy a punto para que nuestras botas midan la profundidad de esa mezcla de barro y excrementos que, en casa, habrá que trabajar.
Vemos una paridera y poco más abajo nos metemos en un bosque que no dejamos hasta el final. Un continuo zig-zag y piedras traidoras bajo las hojas, propician algún pequeño resbalón, pero la senda es preciosa y además nos deja junto al autobús y al establecimiento hotelero en el que sin prisa nos sirven cerveza para acompañar al bocadillo que hasta aquí hemos conservado.
Montamos de nuevo en el "carro" y para Zaragoza.
No he podido poner más fotos ya que todavía no han reparado mi cámara.







Día 24 de Noviembre

Camino amueblado
Hoy vamos más personal, no llueve y lo que es más importante, hay comida en Escarrilla. Es el día que el "señor Esbarre" nos regala una agradable velada tras la excursión. Pero para poder disfrutar de los manjares gastronómicos, primero hay que ganárselos.
Y eso hicimos, disfrutamos en el autobús de un video de nuestro paso por Nepal y sin parada alguna para el acostumbrado desayuno, comenzamos a transitar las solitarias calles de Biescas, Pasamos por un amueblado camino en dirección norte  para poco a poco adentrarnos en un bosque alfombrado de hojas,  es impresionante.

Cruzamos un puente sobre el barranco l´Asieso en el que un pozo, también recién amueblado, llama la atención de algunos viejomochileros. Hay quien intenta extraer agua, pero los muebles impiden realizar tal menester.
Intento convencerme, que estas inversiones en el monte, se harían antes de los recortes presupuestarios en sanidad, educación, cultura, etc.
Y es que los pozos de madera...





Seguimos. Definitivamente, dejamos el hormigón y  una bonita y cómoda senda, va dándonos ánimos para seguir avanzando.
Tras un brusco giro a la derecha, llegamos al Dolmen de Santa Elena, por aquí todo se llama igual: dolmen, castillo, ermita.... de la santa.
Tomamos unas mandarinas, sacamos fotos..., por cierto la losa superior no se caía, a uno todavía le dura el mal de altura.





Fresca mañana, fresca
                                                    

Como la etapa es larga y tenemos mesa reservada, esta vez pasamos de subir al fuerte y ermita de la susodicha y nos adentramos en   un precioso bosque de hayas, cuya desnudez dejan al descubierto algunos acebos que nos recuerdan que la navidad se acerca.
No hace excesivo frío, pero frío al fin y al cabo, aún  hay quien en un afán de exhibición montañera, deja sus brazos a merced del aire.







El camino transita por la márgen izquierda del río Gállego, por un cómodo sube y baja que tras  ocho kilómetros, nos deja a los pies de la presa del embalse de Bubal.

De la Fuen de Tripitituara, el agua se filtra hasta nuestro emplazamiento, creando una verde y pequeña cascada de agua que nos recuerda que aún nos queda un buen trecho.







A partir de ahora, el camino va subiendo, siempre por una espectacular senda. A María Jesús Escuer la fotografío junto a uno de los arboles que la inspiran,  en la ejecución de sus obras pictóricas, ellas reflejan (al menos a mí me lo parece) que el límite entre lo humano y la naturaleza, prácticamenente, desaparece.
Tras el "arbolito", un giro a la izquierda nos va elevando en dirección a Hoz de Jaca.
Hoy nos guía Javier Lacadena y se nota. Como buen himalayista que es, nos marca un cómodo paso que el personal agradece y que no estaría de más, adoptar más a menudo para así disfrutar de los momentos que el monte nos regala.
Además, hoy, la excursión invita a capturar con los sentidos y máquinas,  un paisaje que en esta estación, luce un aspecto de triste  y de encantadora belleza.












Poco a poco nos vamos acercando a Hoz de Jaca, situado a 1272 metros de altura, colgado sobre el pantano de Bubal. Desde este inmejorable mirador, podemos divisar las cumbres, poco nevadas, de la sierra de La Partacua, tambien es punto de partida a la zona de los Ibones de Asnos y Sabocos.
Interesante es la iglesia parroquial barroca de los Santos Reyes, de los siglos XVII y XVIII, compuesta por una nave terminada con una cabecera plana, techándose todo el conjunto con bóvedas de lunetas. También es interesante, el impresionante mirador del muro, balcón colgado sobre el embalse desde el que se divisa una hermosa vista del valle y sus pueblos de la orilla contraria: Piedrafita, Tramacastilla, Sandiniés...

Hay quien piensa que el punto mas alto de nuestra excursión, se encuentra en Hoz ¡falso!, tras el sube y baja del que hemos disfrutado al principio, aun nos quedan unos cuantos metros de ascenso que algunos afrontamos con buen humor: hoy, de verdad, nos espera un buen postre.







Por fin llega el descenso que nos lleva a Panticosa, Maite, que va como una moto, luce mejor semblante que en Gorak Shep.
El camino que sigue siendo bonito, lo bajamos a paso ligero, no por ello sin precaución, ya que las hojas esconden resbaladizas piedras que te pueden dar un pequeño susto.
En poco tiempo estamos en la zona de las sillas de las pistas, en Panticosa. Nos cambiamos de ropa y calzado y damos cuenta de unos cuantos litros de cerveza.
El autobús nos lleva a la cercana población de Escarrilla en la que celebramos, un año más, la fiesta de Esbarre con una buena comida, buen humor, el obsequio de un pañuelo del club, unas simpáticas palabras del "Boss Juli" y el sorteo de varios artículos de montaña.
Otro año más y van..., que los responsables de Esbarre nos dejan contentos, bueno no sé si los responsables, o el "peleón" que nos han servido en la mesa.
Ha sido un buen día. 
Hasta otra