martes, 14 de mayo de 2024

CALOMARDE-BARRANCO DE LA HOZ-RUTA DE LAS BANDERAS (circular)

Día 11 de mayo de 2024

         Nueve meses después regresamos a Calomarde, esta vez en compañía de las gentes de Esbarre, para recorrer una ruta que nos han preparado y que promete no defraudar.
         Para comenzar, viaje por la autopista mudéjar, paradica en Santa Eulalia para dar descanso y gusto al cuerpo y, ¡hale!, el bus enfoca el morro hacia la sierra de Albarracín para apearnos en el lugar de inicio de la ruta.
            Como el día promete una "miaja de calor" nos ponemos gorra, gafas de sol y protector de ídem, todo ello acompañado por las prendas montañeras dignas de mostrar en  la "pasarela Gaudí", asunto que la supercámara de Ricardo recoge para goce de todos.
Todos preparados
        ¡Ah, la aventura nos llama con sus brazos abiertos y sus promesas de emoción! Nos lanzamos con valentía por el sendero que serpentea junto a las tranquilas aguas del río Blanco. 
        Al principio, el trayecto nos regala un agradable paseo, como un aperitivo antes del banquete de adrenalina que está por venir. 
        Pero antes, ¡ahí está, majestuoso y desafiante, el Moricacho! Una roca que desafía las leyes de la gravedad y parece estar al borde de separarse de la pared. Su grieta, una especie de portal a otro mundo, ha servido de refugio para los rebaños en tiempos inmemoriales, protegiéndolos del calor, del frío, de la lluvia y de cualquier otro capricho meteorológico. ¡Pero hoy, este venerable santuario pastoril se convierte en nuestro escenario! Una cueva que, en lugar de albergar ovejas, ahora acoge a intrépidos exploradores que desafían los límites de lo convencional, con la única misión de capturar la esencia de la aventura en unas cuantas instantáneas. ¡Y así, con un clic de cámara, la historia sigue su curso!
El Moricacho
En la cueva
        Después de despedirnos del Moricacho, continuamos nuestro periplo. A nuestra derecha, las imponentes paredes parecen albergar todo un vecindario de buitres, que con una mezcla de majestuosidad y pereza van desplegando sus alas para alcanzar nuevas alturas. Mientras tanto, a nuestra izquierda, una cabra nos dedica una mirada de complicidad, posando con toda la actitud sobre una roca, como si estuviera lista para su sesión fotográfica.
La cabra
        Poco más adelante alcanzamos una pequeña represa, llamada Presa de los Ahogados. Se llama así porque murieron dos personas, Joaquín Lozano y Pedro Lahuerta, ahogadas cuando, en agosto de 1876, intentaban cruzar el río, acompañados de una yegua (la yegua se salvó). Una placa recuerda ese hecho.
Presa de los Ahogados
            ¡Nos encontramos ante el clímax del "Barranco de la Hoz"! Aquí, nos topamos con escaleras majestuosas, puentes metálicos que desafían la gravedad y vistas panorámicas del río que te dejan sin aliento. Y no olvidemos el "puente natural de la Toba", un monumento de la naturaleza bajo el cual cruzamos con la elegancia de un explorador intrépido. No podemos negarlo, esta es la parte más alucinante de toda la ruta. Imagínate tratando de abrirte paso entre estas paredes sin estos artilugios ingeniosos; acabarías más empapado que una esponja en el río Blanco. ¡Pero gracias a estos equipos de "última generación", nuestra travesía adquiere un aura de aventura que roza lo mítico!
Puente de la Toba
        En la lucha de las emociones, la adrenalina y las cámaras fotográficas se enfrentan en una cruel batalla. La excitación de la adrenalina choca con la precisión y la capacidad de capturar momentos únicos de las cámaras. Es un duelo entre la intensidad del momento presente y la habilidad de inmortalizarlo para la posteridad.
Escaleras por aquí
Escaleras por allá
Algún puente
       Unos mozos tan enormes que podrían hacer sombra a un edificio de tres plantas, preguntándome con una inocencia, casi conmovedora, si esa nube ominosa que nos acecha planea empaparnos. ––"No preocuparse"–– les digo con la seguridad de un profeta del clima, "la AEMET juró y perjuró que no lloverá hasta la tarde". Y en ese preciso momento, como si la nube misma estuviera esperando mis palabras para desafiar a la meteorología, ¡comienza a llover!
        Poco a poco, las paredes se van alejando la una de la otra y el paisaje (y el cielo) se va abriendo para dar cobijo a las ruinas de viejos molinos como el de "Enmedio" y el de las "Pisadas". En este último, en ruina total, escasamente se pueden adivinar los elementos, como las muelas, etc. Dicen que el nombre le viene por las pisadas que se recogen en una leyenda en las que los protagonistas son un pastor, sus cabras y el diablo (si quieres conocer la leyenda, clica aquí).
Molino de las Pisadas
        Hacemos una breve pausa en este punto estratégico del recorrido, aunque "breve" es un término relativo cuando las vistas son tan increíbles y la compañía tan amena. 
        Con el río como nuestro fiel guía y el buen humor en nuestras mochilas, atravesamos prados que parecen sacados de un cuento de hadas, hasta llegar a una balsa y estación de bombeo que nos recuerda que, incluso en medio de la naturaleza, la ingeniería humana puede hacer su aparición estelar. 
        Posteriormente, tomamos una pista que nos conduce directamente a la Fuente del Berro, y una zona de esparcimiento.
Fuente del Berro
        Dejamos caer los traseros en los bancos de madera y de nuestras mochilas emerge una selección de tentempiés que haría ruborizar a cualquier gourmet. Entre todas las opciones, el plátano se erige como el rey indiscutible del descanso, dispuesto a revitalizarnos con su energía natural. Es el momento de reponer fuerzas, y qué mejor manera de hacerlo que rindiendo homenaje al humilde pero poderoso fruto canario.
Reponiendo fuerzas
        Sí, muy bien lo de los bancos, pero aún queda tajo que cortar (caminar), así que seguimos por la pista de Frías, para atajar una de sus curvas, a la altura de la Fuente Valdeloshuertos y, como en el juego de la oca: "de fuente a fuente y tiro porque..." En esta de la Toba, en su balsa, las ranas se encuentran en los momentos más álgidos de sus tareas reproductoras, el croar, las delata. También, en las aguas de la balsa, se reflejan los cuerpos del aguerrido batallón que hoy patean estas tierras. 
        Pero no somos los únicos que andamos por aquí: cerca, a nuestra derecha, entre los pinos, caminan los andadores que hoy celebran la Marcha Senderista de Frías de Albarracín.
Escuchando a las ranas en la Fuente de la Toba
        Un fuerte quiebro hacia la derecha nos lleva cruzar la carretera A-1704. Aquí nos reagrupamos y, bajo una ligera y corta lluvia, tomamos el camino de "La Ruta de las Banderas", abierta en el año 2019 con el fin de regresar a Calomarde sin tener que hacerlo por el mismo recorrido hecho hasta aquí.
Por la Ruta de las Banderas
        Poco a poco,  el sendero va picando para arriba, lo que nos permite divisar desde lo alto la localidad de Frías de Albarracín. Pero nosotros tiramos hacia el "Mirador de la Vega" en el que, además de disfrutar del paisaje, echar unas fotos: primero ellas, luego ellos y finalmente la acostumbrada fotografía del grupo ––¡y yo con estos pelos!––
Ellos
Ellas
        Seguimos el camino, ahora cruzamos la misma carretera de antes, para encarar una subida que transita por un amplio campo abierto poblado de sabinas rastreras que me recuerda a la Sierra de Javalambre.
Sabinas rastreras
        Chino chano, alcanzamos el Alto de Banderas (1584 m.). Un vistazo a las sucesivas sierras que conforman la de Albarracín y descendemos unos metros, para volver a ascender, en esta ocasión, al Alto López (1566 m.). 
En el Alto López
        Un suave bajada nos deja en un mirador natural (1510 m.) que se alza sobre Calomarde (1300 m.), ofreciéndonos una magnificas vistas sobre el pueblo y la vereda del Río Blanco.
Vista sobre Calomarde
        Pero, ––¿por dónde hay que bajar?––. Los siguientes 200 metros de descenso los realizamos, "en picado", no sé si campo a través, no sé si por terreno de cabras, pero en unos minutos, además de detenernos a observar una mariposa graelsia (graellsia isababellae) estamos entrando en Calomarde por su plaza de toros, o tentadero, en el que prueban la bravura de los toros, pero lo que no cabe duda es de la bravura de estas gentes de Esbarre a las que nos se les pone nada por delante para pasar un buen día.
Graelsia
Hacia el final
        Entrando en el pueblo nos detenemos ante la Iglesia de San Pedro Apóstol, de estilo Neoclásico, de la primera mitad del siglo XVII, construida en mampostería. En la fachada oriental nos llama la atención la existencia de uno de los sillares en el que figura una inscripción romana de finales del siglo I.
Iglesia
Sillar (S.I)
        Solo queda acicalarnos lo justo para no asustar a la clientela de "La Posada de Calomarde"! Ahora toca hacer una pequeña inversión en nuestra apariencia, que aunque no llegue al nivel de la realeza, al menos nos libere de parecer un náufrago recién rescatado. Así que con algo de dignidad (o lo que quede de ella después de llevar un plátano como único sustento toda la mañana), nos dirigimos al "santuario de las birras frías y de bocatas escondidos en la mochila". ¡Que se prepare el mundo, que aquí llegamos nosotros con nuestras excentricidades y nuestra hambre de justicia (y bocatas)!
        Camino de Zaragoza, a pocos kilómetros de salir, nos detenemos unos minutos en la "Cascada de Calomarde" (Batida o del Molino Viejo), que aunque muchos ya la conocemos, vale la pena visitarla para disfrutar de su salto de agua de unos 20 metros de alto, en el transcurso del río de la Fuente del Berro (o Blanco), afluente del río Guadalaviar.
Cascada
        Regresamos al autobús, arranca y...zzz. Madrugón, cansancio, movimiento y Morfeo se han confabulado para hacer de mí un eterno soñador.
            Hasta pronto

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Track 
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viernes, 3 de mayo de 2024

ILLUECA-PICO LA LEZNA-BREA-ILLUECA

Día 2 de mayo de 2024
        Un par de días a orillas del Río Aranda ofrecen una experiencia rica en variedad. Desde la admiración y el descanso en el Castillo-Palacio del Papa Luna hasta perderse por las encantadoras calles y callejones de Illueca, hay mucho por descubrir. Además, no se puede dejar de lado la oportunidad de adquirir calzado local y, por supuesto, aprovechar los momentos libres para ascender a alguna de las lomas que abrazan al Valle del Aranda.
Illueca
        Camino de Illueca hacemos un alto en Rueda de Jalón, con la intención de visitar los "Ojos del Pontil", un espacio natural formado por un conjunto de manantiales con un flujo constante de agua a 22,4 grados, el más interesante ejemplo del sistema hidrológico subterráneo del Moncayo. Forman un pequeño humedal de rica flora acuática frecuentado por una gran variedad de aves.
Ojos del Pontil
        Dado que la Sierra de la Virgen, coronada con el Pico Cabrera, la Peña del Café y la Peña Guzman, ya la habíamos recorrido en un par de ocasiones, decidimos subir algún otro pico en la otra margen del Valle del Aranda, concretamente el Pico La Lezna, cuya toponimia viene dada del instrumento, semejante a un destornillador pequeño acabado en "punta" y con mango de madera, que sirve para perforar el cuero o la madera: los zapateros usan la lezna para coser y, no olvidemos, estamos en una zona en la que el calzado ha tenido mucha importancia en el desarrollo de sus pueblos.
Al fondo, el pico La Lezna
        Nos acercamos hasta la ermita de San Idelfonso (605 m.), ubicada en lo más alto de Illueca, punto en el que iniciar la ruta de hoy. La mañana ha salido fría y ventosa, por lo que nos abrigamos más de lo que en estas fechas sería lógico.
Ermita de San Idelfonso
        El inicio del camino transita entre campos de almendros, cuyos frutos anuncian una respetable cosecha. Bajo los árboles, los ababoles nos dicen, así, con sordina,  que estamos en primavera. En el cielo, algunos ejemplares de buitres, luchan ferozmente contra el cierzo y, aquí abajo Maite y yo comenzamos a atacar las primeras cuestas.
Ababoles al viento
        A medida que ascendemos en altitud, los campos cultivados van cediendo su lugar a una vegetación más propia del monte bajo: tomillo, aliaga, salvia, entre otros.
¿Acabarán en turrón?
        Abajo van quedando Illueca y su palacio se van alejando bajo nosotros. El camino nos lleva por una de las numerosas pistas que se extienden a lo largo de la sierra. En lo alto, divisamos el vértice geodésico de la cumbre de La Lezna. Dudamos entre seguir por una de estas pistas o enfrentar los últimos metros de la ascensión directamente "a las bravas". ¿Cuál es nuestra decisión? ¡A las bravas!
¡A las bravas!
        Con paso lento, pero firme, vamos ganando altura. La cima se vislumbra en el horizonte, aunque como dice el refrán: "tras una cima, siempre hay otra cima".
        Ahora sí, ahora ya vemos nuestro objetivo, para que, tras una hora de ascenso y habiendo superado 345 m. de desnivel, alcanzar la cumbre del Pico La Lezna, de 950 m (aunque en el vértice geodésico marca 945 m.). La Lezna ejerce de mojonera de los términos de Brea de Aragón, Illueca y Mesones de Isuela.
Cima de La Lezna
        El viento que sopla en esta humilde loma, no da más que para echar un par de fotos y admirar la panorámica que, en sus 360º, nos muestra buena parte de las sierras y picos de la Cordillera Ibérica: Vicort, Algairén, la Virgen, Nava Alta, Moncayo, Peñas de Herrera, etc. Al norte vemos el valle por el que fluyen las aguas del Isuela regando tierras de Mesones. En el sur, observamos con toda la claridad, el Valle del Aranda y las localidades que baña el río, como Brea de Aragón, Illueca, Gotor, Jarque y Aranda (las últimas dos de apellido moncaino).
Sierra de Vicort
Sierra del Moncayo
Valle del Aranda
        Por no volver por el mismo camino, el descenso lo hacemos más largo, tomando alguna de las pistas que descienden hacia Brea de Aragón, cuyo trazado, al igual que en la subida, los hace con un considerable desnivel.
        En el recorrido se observa la dureza de estas tierras con sus barrancos esculpidos por el agua y el viento. Nos llama la atención una construcción que encontramos en el camino: Se trata de la base helitransportada contra incendios, todavía en construcción.
Caminos inciertos
        Pronto estamos encaramados sobre los tejados, algunos en mal estado, de las casas de Brea de Aragón, pero no nos adentramos en sus calles, optamos por circunvalar la localidad, por el norte, para, junto al campo de fútbol, tomar la Vía Verde del Aranda, bonita senda que ya recorrimos a principios del 2022.
        En las aguas del río, Maite avista algunos cangrejos ibéricos. Remontamos el curso fluvial, deslizándonos entre las sombras proyectadas por la exuberante vegetación ribereña. El aire fresco nos envuelve con el melodioso trinar de los pájaros, tejiendo un concierto natural donde los machos buscan seducir a sus parejas, exhibiendo sus encantos para conquistar el favor de aquella que será su compañera en el milagro más sublime de la naturaleza: el nacimiento de nueva vida.
Vía verde del Aranda
Un remanso de paz
      
No tardamos en alcanzar la villa de Illueca, solo nos queda ascender por sus calles hasta el punto de salida, la ermita de San Idelfonso, y dar por concluida esta ruta que nos ha regalado una buena y ventosa mañana.
        Por la tarde, visitaremos el castillo-palacio de los  condes de Argillo o de Luna, cuya construcción sobresale, en lo alto de un cerro rocoso. Es uno de los edificios más importantes de Aragón. En este castillo, mudéjar, con influjos renacentistas, es donde nació, en 1328, Pedro Martínez de Luna y Gotor, futuro Papa Benedicto XIII, más conocido como el "Papa Luna", uno de los personajes más importantes del medievo europeo.
Castillo-palacio de los condes de Arguillo
Escaleras
Imagen renacentista
Techumbre del Salón Dorado
        Después de la visita, el coche nos devuelve a Zaragoza, y con él regresamos a la realidad que nos espera. Es una realidad marcada por las "fake news". Al llegar a casa, nos enfrentamos de nuevo a la rutina diaria, pero nuestras mentes siguen atrapadas en esa danza confusa de información y desinformación. Nos preguntamos qué es real y qué es fabricado, qué es verdad y qué es mentira, en un mundo donde la línea entre ambos parece cada vez más difusa.
        Pero, bueno, mientras las fuerzas no nos abandonen, esta Vieja Mochila seguirá caminando por descubrir si es cierto que tras "esta cima, hay otra cima".
            Hasta pronto

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ENLACES:


Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 10 Km.
Desnivel positivo,  465 m
Desnivel negativo, 465 m.


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