martes, 14 de mayo de 2013

SORIA


Día 11 de Mayo de 2013
Geranio en Calatañazor

Una vez más, cumplimos con lo que para Maite y para mí comienza a ser una tradición: ir a la provincia de Soria, que la tenemos a un paso y que goza de tantos encantos.
Río Lobos
Dicen que la ciudad que más sorianos alberga es Zaragoza. No se si será verdad pero tengo familia y amigos de Soria y créanme, son buena gente.
Con Mª Ángeles y Alfredo, amigos de siempre, (a nuestra edad eso es mucho tiempo), comenzamos recorriendo el cañón del Río Lobos. Ya habíamos estado hace tres años, en otoño,  y da la sensación de ser la primera vez. Y es que este año, la generosidad con que la climatología ha regado la naturaleza, hace del paisaje un  cuadro multicolor que las modernas cámaras fotográficas, son incapaces de plasmar.

Reflejos
El paisaje que nos rodea es encantador: el bosque de ribera se cubre con olmos y fresnos, mientras que en las laderas más escarpadas aparecen las sabinas. La senda, de trazado inconfundible, sigue  su curso por el fondo del cañón, brindando continuas panorámicas sobre los cortados, en los que resulta habitual observar el vuelo majestuosos de los buitres leonados que nos hacen más ameno el camino.
Escuchando el concierto






El espectáculo de los nenúfares ocultando el hábitat de las ranas, nos hacen detenernos a escuchar el croar de estos animalitos que en época de anfibios amoríos, sueltan sus canciones en el, todavía, tranquilo paraje.
Poco a poco, el número de visitantes va creciendo y es que el lugar es atractivo.









Entre los árboles el pionero y emblemático es la sabina albar, conviviendo con el pino pudio, quejigo y encina.
Entre los matorrales asociados destacan el enebro, gayuba y aliaga acompañados por especies aromáticas del páramo, espliego, tomillos y salvias. En las riberas, además de los nombrados chopos y sauces, llaman la atención las grandes hojas flotantes de los nenúfares, lentejuelas y eneas.

Cruzando el río Lobos.
Debido a las recientes precipitaciones, los vadeos del río presentan alguna pequeña dificultad para su paso, que los intrépidos andarines atacan con gran decisión.
Nos detenemos una y otra vez a fotografiar el lugar y a los que por él paseamos.
Nos sobrevuela algún que otro buitre,  no se si por lucirse u oteando posible carroña.
Las aguas del Lobos llevan poco a poco hasta la ermita de San Bartolomé.





Ermita de San Bartolomé.
La ermita es un bello ejemplar del románico del siglo XIII. Vale la pena admirar algunos de sus enigmáticos canecillos y relieves: barriles de vino, caras, lobos, cruces patadas.... Un bello repertorio iconográfico, cuya más bella muestra es el rosetón de seis corazones entrelazados, que al parecer, presenta muchas similitudes con el símbolo judaico del Sello de Salomón, y que podría estar vinculado con la leyenda del Grial y con la orden de los caballeros Templarios. Sobre San Bartolomé se ha hablado demasiado, en demasiados ámbitos; se ha dicho que se encuentra casi a la misma distancia de los cabos de Creus y de Finisterre, que una de sus ventanas está orientada a la constelación de Sagitario la noche de San Juan y que un rayo de luna ilumina esa misma noche una losa con un extraño símbolo en el suelo. Elementos todos sugerentes, propicios a dejar volar la imaginación y a relacionarlos con la mítica Orden, pero que no arrojan luz sobre el verdadero misterio de la ermita, que no es otro que las razones de su ubicación.
Sin duda este misterio no puede comprenderse sin la cueva que se abre en la misma pared de enfrente, y en la que muy probablemente, se celebraban rituales de carácter pagano desde tiempos prehistóricos.
Nosotros que somos más terrenales, terminamos en una zona de recreo en la que damos cuenta de nuestras provisiones, acompañadas de unas cervezas que nos sirven en el abarrotado bar del sitio.
Castillo de Uxama.
Tras el café, nos dirigimos a El Burgo de Osma, donde tenemos reservadas un par de habitaciones.
Un aseo y pequeño descanso, y a disfrutar de los encantos de esta histórica ciudad y de su "jornada  de tapas micológicas".
El Burgo es una localidad formada por la unión de dos núcleos. El antiguo poblado de Uxama, se acurrucaba alrededor del viejo castillo, que todavía conserva una gallarda estampa en lo alto de un peñasco que preside la ciudad, y que data del siglo XI. Se dice que en este castillo resultó herido el príncipe Fernando de Aragón, que venía de incógnito camino de Castilla, para contraer matrimonio con Isabel (la realeza, siempre igual); al no reconocerlo uno de los vigías, le lanzó una flecha que a punto estuvo de matarle (falló). Desde la etapa visigoda, Uxama quedo abandonada y la población fue asentándose en la actual Osma, un rincón más abrigado y fértil que su vecina romana. 
Antigua Universidad del Burgo.
En la baja Edad Media, y ante el crecimiento de la población y sobre todo, de trasiego comercial, se fundó "El Burgo", que llegaría a crecer tanto como para eclipsar a la ciudad que la había fundado. Se construyeron poderosas murallas, que todavía hoy se conservan, y se levantó la catedral cuya torre oeste sigue constituyendo un faro para toda la comarca. Con el paso del tiempo el barrio de comerciantes que fue creciendo alrededor de la primitiva catedral románica fue extendiéndose hacia el norte y hacia el este, y hoy resulta un verdadero placer recorrer la porticada Calle Mayor, ver los palacios vetustos de hidalgos y nobles, o conocer el edificio de la antigua universidad, hoy convertido en un lujoso hotel.
Catedral.
Pero es sin duda su templo catedralicio, el que llama nuestra atención, pues en su interior se esconden auténticos tesoros que para si quisieran la mayoría de grandes capitales de provincias. La mayor parte del templo es de factura gótica. Un celebración nupcial, nos impide realizar una completa visita, no podemos ver el claustro, aunque Maite y yo, en el mes de Noviembre pasado, pudimos observar que lo más valioso del templo es la sala capitular, del siglo XIII, decorada con pinturas murales que aguantan bien el paso de los años, y que acoge en su centro el maravilloso sepulcro del fundador del templo, San Pedro de Osma. Uno no puede dejar de asombrarse ante los delicados relieves que describen la vida del santo, y que mantiene un estado de conservación asombroso, conservando casi por completo su vistosa policromía. Estamos ante una de las muestras más importantes de la escultura funeraria del románico europeo.
Calle Mayor
Tras un paseo por el río Ucero hasta el puente medieval y resto de visitas por El Burgo, pasamos a realizar la visita a algunos de los establecimientos de las jornadas ya nombradas. Las tapas son un delicia, todas de un realización diferente a las que solo dos componentes las une: las setas y el vino de la ribera del Duero.
Esta última actividad nos invita amablemente a terminar la jornada en el lecho que nos han reservado en la hospedería.
Buenas noches.

Día 12 de Mayo de 2013
Un buen desayuno y para aprovechar la espléndida mañana que la primavera ha teñido de multitud de colores, sin perder tiempo, nos vamos a "La Fuentona", lugar de nacimiento del río Abión.
Puente sobre el río Abión
El considerado Monumento Natural de la Fuentona es uno de los grandes secretos ocultos en Soria, quizás opacado por la fama del Cañón del río Lobos o la Laguna Negra.
Nos sorprende la imagen de esta laguna, donde la vegetación acuática campea a sus anchas y los reflejos del entorno crean un mundo paralelo, más increíble resulta conocer el universo que se oculta bajo ese pequeño ojo de manantial. Nos acercamos al panel informativo, situado en el sendero de llegada y leemos “En la Fuentona hay un mundo escondido”, y observando bien el croquis nos hacemos una idea de la prolongación de esta cavidad en el subsuelo, en forma de galerías que se conectan hasta alcanzar el nivel del agua del río subterráneo.
La Fuentona


En La Fuentona
Grandes truchas hacen ostentación de sus dotes natatorias y de lo acostumbradas que están a las visitas humanas. De momento estamos solos en el lugar, al que madruga...
El entorno está completamente rodeado de grandes sabinas, el "Sabinar de Calatañazor" se encuentra en las proximidades.






Atalaya




Tras disfrutar un buen rato de la imagen, iniciamos una pequeña ruta circular hasta las ruinas de una atalaya desde donde se divisa una buena vista del paisaje castellano con los nevados picos de Urbión al norte.











Calatañazor.
Finalmente nos dirigimos a Calatañazor, el pueblo más medieval de esta medieval provincia. Puertas de cuarterón con antiguos herrajes, tejados coronados por chimeneas cónicas cubiertas a teja partida, pavimento de canto rodado… En este marco Orson Welles rodó "Campanadas a medianoche".
Desde el castillo de Calatañazor, cubierto de andamios (trabajos de conservación), al final de la calle principal, empedrada, con soportales, puede contemplarse el "Valle de la Sangre". Es de suponer que el nombre se deba al color de las aguas del río cuando el sol, ya ocultándose, las refleja. Pero la imaginación popular sugiere otra cosa: la gran batalla que cristianos y moros libraron, al principio del siglo XI, al mando de Almanzor; la sangre empaparía el valle, y ya, para siempre, quedaría ligado a la leyenda, como el adagio "en Calatañazor perdió Almanzor el tambor". 
Al pie de un risco, excavado en la roca viva, se ven sepulturas rupestres antropoides, datadas sobre el siglo X.
La vista, desde aquí, se pierde en los campos de cereal del valle, y en la masa del más puro sabinar de la provincia de Soria.
Comemos (¡bien!) y nos vamos para Zaragoza con una ligera parada en Soria.
No ha sido un fin de semana de grandes esfuerzos físicos ni de altas cotas, pero ha dejado un poso de esos que al cabo de unos días, te transporta por esas bellas tierras de Soria.
Hasta otra.

Desnivel: Poco
Distancia: La necesaria
Sabor: Inigualable

                                                             Más fotos
                                          Fotos de Alfredo y Mª Ángeles

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