lunes, 23 de septiembre de 2013

BORREGUIL DE LA CUCA

El vuelo del buitre sobre nosotros.
No hace falta romperse la mollera para acercarse a algún que otro pico y hacer un poco de ejercicio; desconectar con las noticias de cada día; ver, allá abajo, la profundidad de los valles; allá arriba el vuelo majestuoso de rapaces y carroñeras; en el horizonte, ciento y una montaña habitada por sarrios, corzos y marmotas, que al paso del humano, sueltan un chillido ensordecedor avisando a sus parientes del peligro de tan agresivo ser. Aunque no sea más que para pasar el día, ¡hay que ir!.


Cima del Borregui de la Cuca.
Ya en la primavera pasada, el grupo Esbarre programó esta bonita excursión que hubo que recortarla por la impresionante nevada que estaba cayendo (Relato).
El Borreguil (no tiene nada que ver con ninguna sede parlamentaria) de la Cuca (2096 m.), es un pico, hermano del de El Águila (1972 m.).
Hoy, desde Canfranc Estación, salimos media docena de "jóvenes promesas", concretamente desde la cafetería en la que nos hemos tomado un ligero desayuno.


La cabeza del grupo.

Ya, saliendo de Zaragoza, la luna (casi llena), nos anuncia que va a ser un día espléndido el de hoy. Así es, algunas nubes (altocúmulos) que dan una pincelada blanca a un cielo azul, alegran los rostros de lo que, por un bosque de abetos, pinos y alerces, caminamos por una suave y cómoda senda.
Maite, que parece ir dopada, marca un ritmo impropio de su acostumbrada marcha diesel. Eso sí, Luis (Estalentao 71), como de costumbre, le cubre las espaldas.



En la Fuente del Burro
Estamos ascendiendo por el barranco de Estibiellas, ahora ya van apareciendo las hayas, agradecemos la sombra que nos regalan.
Una ligera parada en la Fuente del Burro para descanso de nuestros cuerpos y para hidratarnos (esta vez es agua).
Seguimos por el bosque en un continuo y agradable zig-zag. Pasamos uno de los varios desvíos que se encuentran en esta ruta, vemos el que nos sirvió de descenso en Mayo y que pasa por encima de una protección antialudes.

Piedad mira hacia la cascada, casi seca.
Estos diques tienen una longitud creciente en sentido ascendente. El superior, y de mayores dimensiones, se destruyó por el alud de 1986. Los diques son de mampostería de piedra, Se puede transitar por la parte superior de los mismos, en los tres inferiores. Desde la parte superior de los diques tenemos muy buenas vistas del canal de aludes de Estibiellas. Como ya he dicho, este canal sufrió en el año 1986 un gran alud de nieve polvo que eliminó la masa de pinar establecido y donde prospera actualmente el bosque descrito.
Muro protector de la senda.

Poco a poco, y sin darnos cuenta, vamos ganando altura por la senda (también protegida con mampostería), que de alguna manera también cumple la función de mantener la ladera libre de erosión. Tan solo algún atajo rompe la uniformidad del camino y aquí llamo la atención de los "piernasfuertes", para que respeten el monte y transiten por las sendas marcadas. Hay una frase popular que dice algo así: ¡el atajo cuesta trabajo", al menos a quienes tienen que mantener los caminos.


A nuestra izquierda, bajo la Punta de Tortiellas (2359 m.), vemos la lazada  que sube (o baja, depende), hacia el Paso de los Sarrios.
El camino se empina un poco pero sigue siendo cómodo. Llegamos al cruce con la senda que lleva al pico del Águila y el collado que a él conduce.
Nosotros tomamos la senda hacia la izquierda y antes de seguir, hacemos una parada para "cargar combustible". Y como no, para echar un vistazo hacia el imponente Collarada (2886 m.)  y la Pala de Ip (2779).

Ante el árbol muerto, José Luis (o sea, yo), Luis (Estalentao 71), Piedad, Mª Jesús, Maite y agachado, José Luis Martín (el hortelano)
Collarada.
En la cima del Borreguil de la Cuca.
En cuatro zancadas, llegamos a la cima del Borreguil de la Cuca, cima que prácticamente pasa desapercibida pero que una vez encaramados en ella, los 360 º de paisaje te sujetan al suelo y no te dejan abandonar el lugar sin echar la vista alrededor del mirador. Picos tan míticos como el Aspe, el Sombrero, Tuca Blanca, La Zapatilla, el Middi D´Ossau, Anayet (visitado hace 6 días)..., abajo el ibón colmatado de Tortiellas y el tejado de la histórica estación de Canfranc.
Una moza, que "sola anda por la montaña", nos retrata a los seis jóvenes (de espíritu).
Mirando el Anayet y el Vertice. ¡Allí estuvimos hace 6 días!

Comienza el descenso.
Con las mochilas cargadas de energía y de viandas, abandonamos el lugar para, una vez en la sombra, aligerarlas de peso. Antes, en el Collado de Estibiellas, Luis nos dice que la ruta prevista en Mayo, bajaba por la otra vertiente. Nosotros lo hacemos por parte de la que hemos subido.
Efectivamente, encontramos un sitio acogedor en el que, a la sombra, dejamos caer nuestras posaderas sobre el suelo para dar cuenta de la intendencia gastronómica.

Sendero del Corzo
Variados bocadillos, tomate de la huerta de los de Alberite y vino de Longares, caen en nuestros cuerpos de mil maravillas. Seguimos bajando, unos jóvenes nos preguntan por la fuente del Centenario y les contestamos- "estar, está pero verla, no la hemos visto"-. Pues nada, nos despedimos y seguimos bajando hasta un cruce en el que un cartel nos dice que es el camino de los Ayerbe y que más abajo otro nos indica que también vamos por la GR 1.3 (Sendero del Corzo). Es una senda que nos lleva por un denso bosque de hayas en el que tan apenas entra la luz.

Se lo han ganado.
Intento fotografiar al personal, pero la oscuridad me lo impide. Estalentao 71, baja como un sarrio e incluso, lo perdemos de vista. Tras una buena carrera, lo alcanzo y esperamos al resto para, una vez en Canfranc, tomar unas birras que bien ganadas están. Corrijo, Los dos José Luis, tomamos café, somos los conductores y hay que volver a casa.
Otra más sin ningún percance. Y es que la montaña hay que disfrutarla con mucha precaución que si nos rompemos algún hueso, no podremos disfrutar de un "gran equipo médico dirigido por un eminente traumatólogo americano" y pagado por los contribuyentes  de siempre. Eso solo le ocurre a la nobleza. Dejo, para quien quiera leerlo, un articulo de David Torres. Yo me despido, hasta pronto.

Más fotos, aquí.

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