lunes, 16 de mayo de 2016

FAJA DE LA PARDINA

Día 14 de Mayo de 2016
        Sé que quienes sois fieles seguidores de esta página habréis observado la tardanza en la publicación de estas historietas montañeras. Algunos ya sabéis del accidente (urbano) que quebró el brazo de Maite y ya se sabe, lo he dicho algunas veces: ¡si hay que ir, se va! y añado ¡si hay que quedarse...!
Barranco y faja de la Pardina.
      Tres semanas después, ya tiene suficiente autonomía para quedarse sola por una jornada, lo que me permite salir con los "compis de Esbarre" a un lugar sorprendente por lo espectacular de su recorrido: "la Faja de la Pardina".
       De camino a la salida del autobús que nos traslada hoy, quienes madrugamos, cruzamos los pasos con los que trasnochan, estos últimos deben de ser buenos montañeros, lo digo por la cantidad de zigzag que marcan en ese imaginario sendero de anchas aceras. Pronto espabilarán, en Zaragoza "bufa un cierzo" capaz de resucitar al más muerto.
            El viaje es agradable, tan solo disfrutar del verde intenso que nos muestran los campos de cereal impide cerrar los ojos como es costumbre.
Abajo queda Fanlo.
         Con las consiguientes paradas en Huesca y Sabiñánigo, para recoger a personajes ilustres, llegamos a Fiscal, hay que alojar y desalojar fluidos, cosa que hacemos en el garito habitual.
           Con los deberes matutinos cumplidos, el autobús ataca la serpenteante carretera que nos deja en Fanlo, lugar de arranque de la marcha de hoy.
          Pese a los agoreros de turno, el día es impresionantemente bueno.
           Fanlo se encuentra edificado en una hondonada orientada hacia Levante, como queriendo disfrutar de la imagen que desde su torreón de la Casa del Señor (s. XVI), muestra la cara más impresionante de la Peña Montañesa. También el torreón cilíndrico de casa Ruba contempla lo grandioso del macizo que esconde más de una leyenda.
Casa Ruba.
        Tiene Fanlo, varias iglesias, la principal de ellas es de estilo gótico, como del siglo XV, con restos románicos bajo la torre y reformas del siglo XVIII. Aún guarda su retablo mayor de talla policromada, de mitad del siglo XVII, una imagen de la Virgen, del siglo XIX y dos tallas del siglo XIII. Había una valiosa colección de orfebrería y ornamentos, que ahora se encuentran en el Museo Diocesano de Barbastro, a donde pertenece la iglesia desde el 1571, perteneciendo con anterioridad, en 1279 al arcedianato del Valle.
        Pero con estos mozos y mozas, no hemos venido de visita cultural, así que con las botas bien prietas, la cabecica encima de los hombros, mochila bien sujeta y la cara untada de cremas protectoras nos ponemos en marcha un cuarto de centena de animosos "esbarrianos".
Cabecera de lujo.
        Comenzamos a caminar por una fresca senda en dirección Norte, a la izquierda se ve el profundo tajo del barranco Borrué. En la misma dirección se encuentran las ruinas de la ermita de la Magdalena que nos sirve de guía para, poco a poco, ir girando hacia el NE. Toño nos enseña, enrollada en el bastón, una víbora de pequeño tamaño (me apuntan que no pertenece al grupo). A nuestra derecha, nos observa la Peña Montañesa como si vigilara cada uno de nuestros pasos. Delante de nosotros, Punta Acuta nos muestra lo tardío de las nevadas en este extraño año meteorológico.
     A estas alturas ya nos hemos despojado de algunas capas de ropa.
La víbora.
Cruzando un nevero.
           Cruzamos un camino y ahora sí, ahora la pendiente agarra algo más, hemos de salvar los quinientos metros de desnivel hasta que alcancemos la pista que sube desde Nerín hasta Cuello Gordo y que, una vez en ella, no dejaremos hasta las proximidades de Cuello Arenas (1900 m.).
     Se puede decir que este es el punto más alto de la jornada, la temperatura es agradable y, hasta este momento, ni lluvia, ni hierba mojada que resbale. Esto lo comento por esa costumbre que algunos tienen de alertar, creo que en exceso, de ciertos problemas, no justificados, lo que lleva a quienes "se lo miran" a quedarse en casa. ¡Ojo!, no confundir con la presencia de esos amigos que nos acompañan cada vez que salimos a la montaña, se trata de "Doña Prudencia" y de "Don Sentido Común".
Peña Montañesa.
¿Qué esconden las nubes?
         Pese a que la temperatura es buena, este inmenso prado es víctima del viento que sopla desde el norte y que el macizo del Monte Perdido se encarga de refrescar.            Nos ponemos al abrigo que nos brindan las paredes del refugio desde el que se contempla uno de los más maravillosos paisajes del Pirineo.
      "Las Tres Sorores" y sus hermanas pequeñas "Las Tres Marías" parecen avergonzarse de nuestras miradas, pues se esconden bajo una colcha de nubes que el cielo les presta. Pero la brecha del Collado de Añisclo, deja entrever el otro blanco, el de la nieve que este año anda sobrada.
Malpase.
       Rememoramos lo disfrutado, justo hace un año, cuando descendimos por el Barranco de la Pardina (puedes verlo aquí), pero hoy no toca barranco, nuestros siguientes pasos los dirigimos hacia su Faja.
         Y allá que vamos, en algunas caras se adivina que "las fajas son cosa de altura" y la ansiedad por comenzar se bate en combate con "el canguelo", ¿quién vencerá).
              En dirección N. rodeamos el barranco hasta las inmediaciones de su nacimiento. El lugar se denomina Malpase o Malpas que como su nombre indica es lugar de paso malo, principalmente para el ganado.
¡A por la Faja!
        No somos ganado, sí un buen rebaño, los que descendemos por un pequeño cortado hasta un prado medio colgado, antesala de lo que viene a continuación. Javier Lacadena nos recuerda enérgicamente aquello de "Doña Prudencia".
          A la izquierda tenemos un paredón de roca en el que algunas grietas dejan crecer algo de vegetación. A la derecha, el barranco cada vez más profundo, lo recorren algunos sarrios.
        Cuando la roca cubre nuestros cuerpos, deja caer de entre sus poros algunas gotas de líquido. Pero no son gotas, sino una cascada que, caprichosamente, vierte sus aguas sobre la senda, la que nos proporciona una fresca ducha. Cada cual la pasa como puede.
Ducha gratuita.
           Pronto aparece otro salto que mana desde las mismas entrañas de la roca, esta vez no nos mojamos pero el paso de su caudal hay que realizarlo con prudencia pues no es este un tobogán a probar, abajo, a más de doscientos metros, no hay quien te recoja con sus brazos.
         Recuerdo que estamos bajo en el macizo calcáreo más alto de Europa, cuyas filtraciones de agua forman misteriosos conjuntos de galerías, simas y grutas.
      Aún más abajo, al pie de los Sestrales, observamos el Cañón de Añisclo, concretamente la zona de La Ripareta donde, cuando parece que vamos a caer, giramos hacia la izquierda para alcanzar unas grapas y sirgas que nos ayudan a salvar el pescuezo, perdón, la faja.
En la Faja, al fondo, el Cañón de Añisclo.
Grapas, sirgas y el sol de cara.
       Es en este lugar en donde se desarrolla con más violencia, aquella batalla de la que hablaba arriba. Casi se escuchan los latidos que impulsan la sangre por todas las venas de algunos cuerpos, pero, ya arriba, vence el sentido común y, seguro, quienes sufren de horror al vacio han salido victoriosos para siempre de esta lucha de altura.
         No se sabe si es de la emoción o de la hora, pero los estómagos también andan en guerra, así que habrá que pactar una tregua. Estamos junto a la Mallata (majada en aragonés) Candón. Me siento en una piedra junto a Valentín, su bota de vino siempre es portadora de un buen caldo y, además, la generosidad de este hombre, bonachón donde los haya, la testifican la gran mayoría de comensales. De postre no puede faltar el acostumbrado chocolate con almendras de Toño y un magnífico surtido de José Mari. Que bien se va por el monte con buenos compañeros: vino y chocolate a raudales.
De vuelta.
Vista de Nerín.
       Hasta el refugio de Cuello Arenas, volvemos por el mismo camino de ida. Las Tres Sorores y las Tres Marías, pese a que siguen tapadas, se dejan ver un poco más.
       Arriba en el cielo, los buitres aprovechando alguna térmica vuelan altos, y aquí abajo, en tierra, el que vuela es el tiempo y, en reunión plenaria, se aprueba por mayoría cambiar el trazado de la vuelta (lo íbamos a hacer por el collado del Mondoto), y bajar a Nerín por la vía normal, además la legislación para los conductores de autobuses condiciona las horas de vuelta.
          Así que con "viento fresco", cogemos la GR-10 y china chana, p´abajo. Unas veces por la pista que sube a Cuello Gordo y otras por senda, nos vamos acercando al final de la jornada. Alguno va justito de fuerzas, Javier y yo nos quedamos en retaguardia para no dejar ningún solitario en el camino.
Iglesia de S. Andrés.
       El personal ha realizado la "llegada triunfal" por pista, nosotros lo hacemos por la senda que nos deja en mitad de Nerín lo que nos permite echar un vistazo a este pueblo de origen medieval en el que sus casas se encuentran conservadas y entre ellas destaca “casa Galicia”. La Iglesia, el siglo XIII, dedicada a S. Andrés se ve bastante reformada, aunque no obstante se aprecia el ábside y portal clásico del estilo románico.
        Otra edificación, creo que más conocida que las anteriores y que no posee influencia alguna del románico, ni gótico, ni "na de na", se encuentra en la entrada de la población y como agua bendita caen las cervezas santificando la sed de estos ilustres caballeros del monte.
     Bonita excursión que brilla por su espectacularidad y por el paisaje que la envuelve. Además, tengo que decirlo, guiados por los "bosses" del grupo: Javi, Richi, Fernanwalking y el Juli, hemos marchado de "coj..."
Hasta pronto.

MIS CLICS









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Fotos para ver y descargar (no cobro).
Track para GPS.












Datos técnicos:

Recorrido

Perfil.
Distancia: 20,5 Km.
Desnivel de ascenso acumulado: 998 m.
Desnivel de descenso acumulado: 1110 m.

2 comentarios:

  1. Hola José Luis, muy buena descripción y fotos, tienes un blog muy detallista. Me apetece un montón hacer esa ruta, a ver si toca pronto... No estaba al corriente del accidente de Maite, me alegro que vaya recuperándose bien y espero que te pueda acompañar muy pronto.
    Un saludo,
    Jesús

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    1. Gracias Jesús. Me dice Maite que, poco a poco, va recuperándose aunque la cosa es lenta y va para largo.

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