martes, 20 de marzo de 2018

ALIAGA (Sendero fluvial)

Día 17 de Marzo de 2018
Fresca mañana invernal.
       Pese a la previsión meteorológica anunciada, el autobús que nos han preparado las gentes del grupo de Marcha Nórdica CAI presenta un "casi completo", con más de cuarenta senderistas dispuestos a pasar un buen día. Añado el gustazo que da ver, entre los convocados, a gente joven pues algunos ya tenemos marcado el "consumir antes de..."
          La mañana es fresca, nublada, ventosa... Los aerogeneradores de Mediana están alegres, más adelante Belchite nos muestra la cara de lo que nunca debió suceder. Lécera nos saluda con sabor a vino y olor a mies, mies que ya verdea en los amplios campos de esta dura llanura.
Viejo Belchite
             Cuando llevamos como una hora de viaje, el entorno cambia su color y su aroma: la tierra se va tornando en el negro del carbón de estas cuencas bajoaragonesas y aún se siente el olor del sudor que brotaba de los poros de las negras caras de sus mineros.
                Superado el puerto de San Just, pasamos por Jarque e Hinojosa para, enseguida, llegar a la barriada, minera que lo fue, de Santa Bárbara de Aliaga.
          Desayuno en el Albergue que se encuentra en la mencionada barriada y, sin tardar, comenzamos a caminar.
                  Varios puentes nos llevan a uno y otro lado del cauce del río de la Val que pronto se abraza con el Guadalope que viene viajando desde el puerto de Sollavientos y que tendrá que salvar varias regulaciones para llevar sus aguas al Ebro.
Por el río de la Val, bajo los chopos cabeceros.
             Caminamos bajo las ramas de los típicos chopos cabeceros, nombre popular que recibe el chopo negro tras ser sometido a una escamonda periódica para obtener madera, combustible y forraje. Por el tipo de poda que se le aplica suele engordar la parte superior del tronco, de aquí su nombre de "cabecero".
         A nuestra izquierda vamos dejando Aliaga que habrá que visitar en otra ocasión, pues el tiempo se encargará hoy de lo contrario. 
          En el camino, a la salida de la población cruzamos un puente al que le bautizo como "ferromedieval" pues parte de él está reconstruido con hierro.
Por el puente ¿de piedra? ¿de hierro?.
        El puente nos deja a las puertas del Santuario de la Virgen de la Zarza, construcción barroca del siglo XVII, de mampostería y cantería, con tres naves cubiertas con bóvedas de medio cañón, el crucero con cúpula sobre tambor y la capilla mayor con bóveda en forma de concha.
         Tan solo disfrutamos de su vista exterior, que presenta una sorprendente fachada con dos torrecillas a los extremos y un cimborrio en el centro donde se encuentran la nave central y el crucero decorado de forma reciente con piezas cerámicas en forma de escamas azules y blancas de gran hermosura.
Santuario Virgen de la Zarza.
Estrechos de Aldehuela.
          Bajo una considerable nevada nos vamos adentrando en los estrechos de La Aldehuela, en este lugar el entorno se manifiesta de forma contundente y la ruta se ciñe a las paredes como Putin a su trono. Atravesamos los llamativos pliegues y hoces que configuran el Parque Geológico de Aliaga. 
            Escaleras, pasarelas, sirgas... son salvadas con más o menos destreza en un desfile de mozas y mozos en el que se exponen, como si de moda se tratara, capas, paraguas, goretexes, plumas y... ¡cara de susto! de algún "neosenderista".
            Es un capricho de este río, el Guadalope (río de lobos) que, a lo largo de los años, ha ido esculpiendo las caprichosas formas que las rocas nos muestran.
Central de Aldehuela.
            Finalmente, tras superar un collado, se nos abre el paisaje postindustrial del embalse y la vieja central térmica de La Aldehuela. Esta central murió de la misma forma que iba muriendo el carbón de esta cuenca, allá por 1982.
          Si los amigos de Pink Floyd hubieran conocido esta vieja instalación, en su disco "Animals" se habría plasmado esta fotografía en la portada. –Al menos es lo que comentamos los "viejos rockeros" del grupo.
                 La nieve se ha tornado en agua, de aquí en adelante estaba previsto subir a los miradores y visitar el castillo de Aliaga pero, sabia decisión: hoz, miradores y castillo habrán de esperar, seguro que, por el momento, no se van a mover de su sitio. Habrá que volver.
Concluyendo, junto a la presa.

Ermita Virgen del Pilar.
           Es pronto para acudir a la comida prevista en el albergue, así que, "bien chipiados", nos subimos al bus que nos lleva hasta Hinojosa de Jarque con el fin de visitar la ermita de la Virgen del Pilar.
           Esta ermita fue construida en el siglo XVIII y, posteriormente, restaurada en el XX, destacando por la originalidad de su estructura. Se trata de un espacio central octogonal rodeado de ocho capillas alternadas con unas pequeñas hornacinas de forma triangular que le originan un nuevo perímetro octogonal.
           El núcleo central se cubre con una gran cúpula semiesférica iluminada por la luz que le llega a través de las ventanas adinteladas del tambor y varios óculos.
Altar y cúpula.
            La decoración la componen enlucidos y estucos de colores pastel y fuertes dorados, que le confieren un cierto estilo rococó que a algunos nos parece demasiado cargado, especialmente por las figuras de los horrorosos angelotes y algunas pinturas, en contrapunto con la imagen central de la virgen. Me pregunto si uno de los ángeles, guitarra en mano, será el mismísimo espíritu de Paco de Lucía. –"No sé yo".
                 En el exterior se aprecia un edificio de volúmenes unitarios en los que se refleja la composición interior de los espacios. La cúpula se cubre con tejas vidriadas y, bajo estas, la teja árabe.
                En el pórtico, más de cuarenta santos y santas se afanan por ubicarse en el mejor lugar, pues llueve y las puertas de la virgen ejercerán de refugio de la lluvia, para que sus cuerpos y almas sean inmortalizados  por  las cámaras en estos últimos instantes que preceden a la comida que tendrá lugar en un repleto albergue que compartiremos con otros caminantes.
¿Paco de Lucía?
Buena cuadrilla.
Paisaje de vuelta.
          El yantar se desarrolla en un gran ambiente de tal camaradería y humor, que no hay garbanzos, ternera, vino y licores que puedan con la marcha de este coro celestial
          En fin, una jornada que la climatología nos ha recortado pero que, aun así, hemos disfrutado. Además, en esta ocasión, a los "bosses" habituales del "Nordic Walking CAI" se ha sumado Enrique: gran hombre, bonachón y "gran conversador"; conocedor de estos bellos rincones que se esconden en la sorprendente provincia de Teruel. ¡Gracias amigo!
               Hasta pronto.



Datos técnicos (El track para GPS, haciendo clic en la palabra de abajo: wikiloc)

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