sábado, 3 de agosto de 2019

TOUR DEL CARLIT (II)

...continúa de la anterior.
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Día 24 de julio de 2019 (Del refugio d´en Beys al lago de les Bouillouses)
A por la cuarta.
           "Bonjours les amis". Ya hemos cruzado el paso del Ecuador de este sorprendente trekkig y me corresponde seguir contando y cantando los quehaceres de este grupo que, todo sea dicho, cada día está más fuerte.
            Nos vamos del refugio d´en Beys (1970 m.) con el desayuno en su sitio, las mochilas en el suyo y capturada la clásica fotografía "d´antes d´arrancar".
              Echo un vistazo al lago, un túnel escupe el agua que llega desde Portella Gran, se trata de una de las impresionantes obras hidráulicas ejecutadas a principios del siglo XX para abastecer a los pueblos y ciudades de estos valles.
Lago d´en Beys (se aprecia el túnel que lo alimenta)
Bonne journée!
                 Nuestros primeros pasos los realizamos bajo la atenta mirada de un sarrio (rebeco, isard), ¿se preguntará aquello de ––adónde van estos––?.   
             Pues de momento a recorrer una ladera que se cuelga sobre el valle de l’Oriège, valle que baja, grupo que sube, por lo que el patio es cada vez más alto.
            Durante unos metros caminamos sobre una conducción de agua que alimentaba el lago, construida a base de mampostería de granito, material que aquí lo tienen a "capazos". Nos cuenta Armand, que la construcción del túnel secó este cauce.
               La senda que ha arrancado en dirección norte, poco a poco va girando hacia el este.
Por la antigua conducción de agua
Sobre el valle de l’Oriège.
Hacia el sur.
            Con el sol atacando nuestras testas, cruzamos un puente sobre el río Grande Portelle, junto a la toma en la que las aguas se introducen en el túnel que ya he comentado.
          En la cabaña d´en Dela (1970 m.), un pequeño refugio  nos ofrece una fuente para hacer el primer y breve descanso (¡leches!, tanto subir y bajar y estamos a la misma cota que de salida).
         Aquí, el camino gira bruscamente en dirección sur; como en jornadas anteriores los lagos, terraza a terraza, protagonizan nuestro recorrido; en el de Portella Grand (2300 m.) cargamos un poco de energía, pues mirando "p´arriba" deducimos que necesitaremos algo más que "chuches".
Lago de la Portella Grand.
Asoma el Diente d´Orlú
                Así es, la cosa se empina y con la cabeza baja, como con humildad, vamos ganado metros, por un terreno algo quebrado, para alcanzar un impresionante collado: el de Portella Grand (2600 m.).
      ¡Verdaderamente impresionante!, no sé si esto es el paraíso, pero seguro que se le parecerá: Atrás, hacia el norte, asoman el impresionante Diente d´Orlú y los valles que venimos recorriendo; bajo nuestros pies, al sur, lagos y más lagos que se asientan sobre las gradas que morirán en el gran valle de la Cerdanya, valle que llevará estas limpias aguas al mar Mediterráneo.
En el Coll de la Portella Grand. Abajo, los estanys Blau, Llosa, Baix...
Por la orilla del Blau.
             Pero nosotros no vamos tan lejos, eso sí, vamos a caminar por las orillas de estos lagos. Antes hemos de salvar una fuerte y descompuesta bajada para alcanzar la orilla del Lago Blau (2560 m.), azul oscuro le llamaría yo, pues los negros nubarrones de "allá arriba" tiñen las aguas de carbón. Al Blau le siguen el de La Llosa (2440 m.), el Baix (2400 m.) y otros muchos que me recuerdan al circo de Colomers.
           Donde no hay lago, hay pastizal; una brisa agita la superficie de las aguas; las nubes cubren, en armonioso abrazo, las laderas del Carlit; la brisa se torna en viento; las nubes, precipitadas, se hunden sobre nosotros que intentamos cobijarnos bajo unos tristes árboles. El agua nos moja y el granizo nos golpea la azotea que algunos lucimos desprovistos de la protección capilar adecuada.
Flores, agua, ellos, nubes y...
... ¡más agua!.
––Esto ha crecido, ¿por donde cruzaremos?...
                Tras la tormenta ¿viene la calma?: hemos de cruzar las aguas del arroyo de La Llosa y el arroyo se ha tornado en bravo río. Recorremos su orilla buscando algún lugar en el que vadearlo sin mojarnos y sin que se nos lleven las aguas. Pues nada, los unos descalzos y los otros con las botas puestas, echamos los pinreles al agua como buenos vadeadores.
         El camino sigue descendiendo entre algunos otros lagos como el de L´Esparver (2180) hasta que desde un promontorio vemos el de Bouillouses (2017 m.) alimentado por los serpenteantes recodos del río La Grava que recuerdan en muy mucho a las Aguas Tuertas de la Jacetania aragonesa.
... ¡por aquí, que no cubre!.
Las aguas tuertas alimentando el lago Bouillouses.
Lago Boiullouses.
Ya queda poco.
            Cruzado el puente que salva el río, solo queda recorrer la orilla occidental del lago, la senda lo transita en toda su longitud de tres kilómetros, hasta alcanzar nuestro destino en el hotel de montaña (2030 m.) que se encuentra en las orillas de este idílico rincón del mundo.
¡Sí, sí!, mucho laguito, mucha agua, mucho granizo... y sin comer. Eso estás hecho, ––"Camarerooo, unas birras––.
               El lago de Bouillouses me parece un lugar encantador, sensación compartida con mis compañeros de viaje. Se nota la afluencia de gente que lo toma como referencia para caminar por los impresionantes senderos que recorren multitud de lagos y picos como el Carlit y el Peric. Este lago fue represado allá por el año 1911, transformándose en un espectacular lago de 180 hectáreas de superficie. Alimenta diversas centrales hidroeléctricas del valle del Têt y algunos regadíos por la zona. El lago está clasificado como lugar natural de gran interés desde 1976.
                      Después de dos días con agua fría, la ducha calentita sabe a gloria, así como sabe a gloria la exquisita cena que nos sirven, así como sabe a gloria acostarse en cama, así como sabe a gloria... zzzzzzzzzzzz.

Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 14,5 Km.
Desnivel de ascenso, 901 m.
Desnivel de descenso, 824 m.

Día 25 de julio de 2019 (Ascensión al Pico Carlit y ruta por los lagos)
Preparados.
                En uno de los carteles informativos que indica la dirección al Carlit dice "Accès difficile réservé aux randonneurs avertis" (acceso difícil reservado para excursionistas experimentados). Esto y la descripción que hizo anoche Armand del pico, nos llevará a partir el grupo en dos: mientras los unos realizan la ascensión, los otros caminarán por la "Ruta de los doce lagos". Pero eso será más tarde.
            Es temprano, mientras me froto los ojos me asomo a la ventana y veo que ya hay gente subiendo hacia el Carlit o hacia alguno de los innumerables lagos.
El espejo.
           Con las mochilas más ligeras que en días anteriores, arrancamos hacia el desconocido día de cumbre, como de costumbre, no lo hacemos por los senderos (muy pateados) indicados por los que transita el resto del mundo; Armand nos guía por suelos herbosos, por alfombras de flores, por el frescor de los bosques y, evidentemente por lagos y más lagos.
           Camino de la base del Carlit, como una piña, vamos todos juntos admirando los lagos como el  Viver (2140 m.), el espejo de sus aguas clona la imagen del grupo y del paisaje que lo rodea; más adelante,  otro menor luce en su superficie blancas flores del lino que crece en sus aguas;  el Lago de La Comassa (2180 m.) refleja en sus aguas la silueta del más importante de los objetivos de la jornada.
Lago Viver.
Lino.
          Seguimos disfrutando de lagos y más lagos, en el de Vallel (2240 m.), decidimos seguir todos juntos hasta el desvío de los doce lagos, que serán recorridos por los tres componentes que no ascienden el pico. De este tramo, el del trío, no puedo relatar mucho más de lo que nos cuentan: que la ruta goza de una belleza extraordinaria, que comenzaron en el lago de Sobirans (2360 m.) para continuar en el de Trebens (2320 m.),  Gombau, comer en el arroyo que los separa del Castellar (2300 m.)... En fin, cuando nos encontremos nos lo contarán con gran detalle e incontrolable entusiasmo. Es curioso que a esta zona llena de agua se la llame Désert du Carlit, dicen que en invierno toda esta hermosura queda cubierta por un gran manto de nieve convirtiéndolo en un desierto blanco.
                  Desde cualquiera de estos y otros lugares del entorno, se asoma con mucho desparpajo la silueta del "piquito".
El pico Carlit
Lago Gelat.
          Somos siete "estalentaos" quienes tomamos la dirección que nos guía por un concurrido sendero para el ascenso al Carlit, ascenso que iniciamos por una pateada senda de ladera, ganado metros en cada uno de nuestros pasos hasta alcanzar el lago Gelat (2610 m.); en sus aguas flotan, como icebergs, algunos bloques de hielo que lo tiñen de un hermoso color azul que nos deja clavados ante tanta belleza.
              A partir de aquí, la ladera se convierte en cresta, las manos se suman a los pies para realizar una larga trepada que no ofrece más dificultad que la prudencia que se debe tomar en terrenos como estos de lajas cortantes. La trepada final, no apta para personas con acrofobia, nos lleva por algunas pequeñas chimeneas y partes con patio hasta culminar esta impresionante cima del Pico Carlit (2921 m.) desde donde se puede ver toda la Cerdanya, Canigó, Picos de Andorra, lago Lanoux, Peric, Pica d´Estats y, entre otras muchas montañas y cimas, lagos, muchos lagos.
¡P´arriba!
Ya queda poco.
En la cima del pico Carlit. Abajo se observa el lago Lanoux.
Hacia el este.
Los lagos de los tres de abajo.
Con Armand en el lago Gelat.
             Armand nos señala la ruta que, hasta aquí, hemos llevado en los días anteriores y, vista así, ¡leches, cómo ha cundido!. 
         Cuando se alcanzan estas metas, difícil resulta sujetar algunas emociones, sí, muy difícil. Los recuerdos de los amigos que nos dejaron vuelven a la mente. Me parece verlos, allí, erguidos sobre una piedra pidiéndome que les fotografíe para que sus hijas vean la satisfacción de su logro. Por mi parte, esta ascensión va dedicada a su memoria.
         Si en el ascenso hemos subido con "doña prudencia", en el descenso nos dejamos acompañar por la misma dama. Tan solo un pequeño corte en un dedo, propiedad del más "averti": lesión tamaño "tirita".
De vuelta.
              De nuevo alcanzamos el lago Gelat (helado), ahora más concurrido; observamos como una "fille" se introduce en sus frías aguas.
            Una vez abajo conectamos, vía walkie y teléfono, con los tres de los lagos que han decidido bajar hasta el hotel del lago Bouillouses.
      Nosotros, guiados por Armand, tomamos otro camino que, como viene siendo habitual, no coincide con la vía principal del resto de "randonneurs". Esto nos proporciona un agradable paseo por, cómo no, más lagos como el Llong (2210 m.), en el que algunos nos bañamos y todos movemos el bigote; el Llat (2180 m.); el Sec (2170 m); el Negre (2160 m.); el... ¡uf, cuántos lagos!.
De postal.
Hacia el hotel.
              En la terraza del hotel nos esperan los "tres de lagos" y, todos juntos, nos metemos en el cuerpo "la que nos hemos ganado": ¡una buena y fresca cerveza!.
            Tras ducharnos y relajarnos, algunos damos un paseo; en la terraza escuchamos la música tradicional de acordeón y organillo que, a falta del conocimiento del idioma galo, algunos tarareamos con gran maestría.
               La cena está servida. En torno a una elegante mesa comentamos los parabienes de la jornada que ha resultado de lo más satisfactoria. Mañana cerraremos el tour. 
                   No sé si la noche se abre o se cierra, las nubes de ayer volaron a otros lugares; allá arriba las estrellas brillan con fuerza; de entre ellas hay dos que lucen por encima de las demás, se han quedado en el Carlit hasta que, al albor de un nuevo día, se escondan hasta otros tiempos.
                  Buenas noches.

Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 14,8 Km.
Desnivel de ascenso, 1002 m.
Desnivel de descenso, 1002 m.

Día 26 de julio de 2019 (Del lago Bouillouses a Angoustrine)
Abriendo camino.
              Hoy cerraremos el círculo. El camino recorre el largo Valle D´Angoutrine, es el camino por el que suben y bajan los montañeros hacia el lago de Bouillouses y, lógicamente, ¡no es el nuestro!.
                     Es todo un lujo contar con un guía como Armand. Como decía Antonio Machado: "se hace camino al andar"; nuestro camino nace en el caminar.
           Comenzamos caminando (y disfrutando) entre pinos, vacas, caballos y... tras nosotros un ciervo  observa a este rebaño humano alejándose del lago.
                Alcanzando la sierra de las Liebres, echamos un último vistazo al pico Peric y al Carlit, que desde aquí se muestra más inexpugnable.
Au revoir monsieur Carlit.
Armand nos cuenta que...
                   A nuestra izquierda (este) se une, profundo, el valle, nosotros seguimos bastante altos.
      Es una jornada tranquila qu aprovechamos para charlar con Armand que nos cuenta algunas curiosidades de estas montañas, de las veces que las ha pateado, de la cresta que, al oeste, se utiliza para descender del Carlit por esta zona de pastos. A lo lejos nos observan varios sarrios (rebeco, isard).
              Cruzamos un puente que salva el río Mesclan D'aigues que vierte sus aguas sobre el Angoustrine, este al Segre y este al Ebro, ¡qué pequeño es le mundo!; así como los ríos caminamos los humanos, unas veces bravos, las otras mansos, corre la vida por este y aquel valle pero al final todos confluimos.
Aquel puente.
Félix y la yegua.
                Pasada una zona en la que sierra, fuentes y rediles acogen el nombre de Llops (lobos), el ganado equino va ganando protagonismo en los prados de estas montañas. 
              Un alto en el camino para reponer fuerzas: Marisa abre una bolsa de patatas chips... los caballos huelen la sal... se aproximan a ella y la rodean, la siguen, la acosan... Marisa les da unas pocas a probar... ellos siguen acosándola...¡huimos!.
       Conseguimos darles esquinazo, tan solo una yegua insiste algo tras los cariñosos efluvios de Félix (tiene un encanto especial).
          Perdiendo altura nos introducimos en L´Avellanosa que como su nombre indica se trata de un bosque en el que el avellano, con permiso de los bloques de granito, es dueño y señor del lugar. Un bosque de frescor en una mañana calurosa.
Por L´Avellanosa.
De frágiles alas...

...hijas del aire...
... qué frágiles sois mariposas.
Iglesia de Dorres.
            Poco a poco, por un cómodo camino plagado de bellas mariposas, como el que no quiere nada, nos presentamos en el pueblo de Armand, Dorres. Es hora de comer, en un establecimiento hotelero nos permiten sacar las viandas, eso sí, regadas con las birras que nos sirven.
            Antes de comer, hemos dado un paseo por el corazón de la localidad, un tranquilo pueblo en el que se respira paz. Pasamos junto a la iglesia de San Juan Evangelista, de estilo románico, construida entre los siglos XII y XIII.
             Antes de llegar a Dorres, en lo alto de una colina, hemos divisado la capilla de Notre-Dame de Belloc (S. XIII), con su abisme semicircular y su campanario de tres bahías.

Lavadero de Dorres.
           Como comentaba en la entroducción de la entrada anterior, el lavadero de Dorres tiene su historia, pues allí se lavaba la ropa, pieles y lana de las ovejas. Caliente y sulfurosa, esta agua era especialmente eficaz para lavar la lana en bruto de las ovejas. Nos cuenta nuestro guía, Armand, que en la actualidad todavía se usa para lavar las alfombras.
         También comentaba sobre los Baños Romanos de Dorres, pues bien: con el look montañero accedemos a ellos para aliviar este cálido día con las aguas calientes (¿?) y azufradas que, parece ser, a las legiones romanas tanto les agradaba.
Últimos metros.
              Tiene también, Dorres, un huerto muy bien trabajado por Armand; nos invita a visitarlo. Temerosos de que nos enseñe el uso de la herramienta hortelana, declinamos rotundamente la invitación
               Debemos descender hasta Angoustrine, punto final del tour 2019. Lo hacemos saltando alguna que otra valla, unas de piedra y otras de alambres, y, finalmente atravesando un bosque con impresionantes ejemplares de cedros de lo que fueron, en su día, los jardines de un sanatorio que en la actualidad se encuentra cerrado.
             Truena, el cielo se está cerrando; caen unas gotas. No importa, hemos alcanzado el hotel y, ya refugiados, el cielo se abre y deja caer toda su carga sobre las tierras de la Alta Cerdanya. Armand ha ido a su casa, luego volverá con los quesos que le hemos encargado.
         Aseados y vestidos con look menos montañero, pasaremos al colofón del trekking, será en la cena que, más abajo, intentaré comentar.




Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia: 15,7 Km.
Desnivel de ascenso, 301 m.
Desnivel de descenso, 1010 m.
Colofón
                    La cena resulta animada, en los postres obsequiamos al guía con una muestra de las plantas, esas que "han dejado huella" en nosotros.
                       Armand: un hombre al que se le adivina la unión con esta tierra ¿o es la tierra la que se une a Armand?. Hace falta haber caminado por lagos, prados y bosques, para llevarnos por tan insólitos lugares. De su tierra, conoce de sus plantas, conoce sus valles, conoce su historia; ama su tierra; ama su serenidad, ama sus ríos y valles, claros y brumas, sus noches y sus días... Gracias Armand.
                  De los compañeros de viaje, poco puedo aportar a lo ya hecho en otras ocasiones. Lo comenté, copa en mano: en estas travesías de varios días, las montañas, valles, lagos, ríos, animales, flores, bosques... son hermosos, pero más hermoso es la convivencia diaria con las gentes con las que sufres, ríes, compartes, ayudas e, incluso, roncas;  con estos amigos, la cosecha está asegurada.
                   Un recuerdo a Javier, Maribel, Luis y Carmen, que a última hora tuvieron que quedarse en casa y que los hemos echado mucho de menos. Gracias porque me empujasteis a montar este Tour del Carlit.
                  Este grupo, autollamado "Estalentaos" llevamos muchos años saliendo, verano a verano, por estas y otras tierras: Carros de Foc (2 veces), Las Ports del Cel, Cavalls del Vent, Senda de Camille, 3 Valls, Tour del Aneto, Madeira, Setau Saghet, Campo Base del Everest, Eslovaquia, Bulgaria, Rumanía, Andorra, Viella... En todo este tiempo ¡cuántos amigos hemos compartido emociones!; de todos conservo un entrañable recuerdo, pero si de alguien lo conservo de manera más intensa es de Lola y Luis. Este ha sido el primer trekking sin ellos ––¡qué vacío dejasteis!, vacío difícil de llenar sin vuestra presencia––. No sé si habrá más (vamos cumpliendo años), no me gusta hacer planes a largo plazo, pero de lo que sí estoy seguro es que en la mente de todos, los que hemos estado y los que en alguna ocasión lo han hecho, dedicamos este "Tour del Carlit" a la memoria de ellos.
Gracias a todos y especialmente a Maite, esforzada compañera en la montaña, por estar siempre allí, a mi lado.

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