Día 17 de enero de 2021
Teníamos verdaderas ganas de echar el cuerpo por tierras del Campo de Belchite y ¡zas!: de nuevo quedamos confinados en nuestro amado municipio Zaragozano. Pese a todo, en lugar de enfadarnos con los imprudentes que hacen caso omiso a las recomendaciones sanitarias, esparciendo el Covid a diestro y siniestro, nos vamos a mover las garras por los "caminos de los campos de Torrero". Además, no hay órgano microscópico que soporte el cierzo que sopla por estos dignos lugares; como decimos los de aquí: ¡vaya ciercera q´hace!
Salimos de casa calzados y vestidos con el look senderista que marcan los cánones.
Paseo de Sagasta |
El actual paseo comenzó a construirse a principios del XX y muy pronto se convirtió en el bulevar preferido por las familias burguesas y aristocráticas zaragozanas para edificar sus ricos edificios, conventos y colegios religiosos (corazonistas y jesuitas) y hermosas mansiones, construcciones de las que aun hoy, a pesar de las piquetas especulativas de los años sesenta y setenta del pasado siglo, quedan verdaderos testigos de una época floreciente de la ciudad.
He aquí algunos ejemplos de los edificios que hoy se mantienen vivos:
Casa Corsini |
Casa Palao |
Sagasta, 37 |
Sagasta, 40 |
Colegio La Anunciata |
Casa Juncosa |
Antiguos depósitos de Zaragoza |
Crecí en este barrio y al pasar por las puertas del antiguo Cine Torrero, me vienen los recuerdos de aquellas sesiones del domingo por la tarde en los que, ya adolescentes, íbamos a ver cualquier película que nos pusieran; no había palomitas, sí un ambigú en el que tomar un refresco de "Mirinda" en el descanso o cuando se produjera uno de los muchos cortes de la cinta. Eran otros tiempos.
Cruzar el puente de América, es siempre una experiencia, al pasar por él hay que detenerse, apoyarse en las barandillas modernistas, bellamente decoradas, y asomarse a las aguas del Canal Imperial de Aragón para disfrutar de esa bella postal, postal que cada vez que la miro cambia de color.
Asomados al Puente de América |
Tiro de Bola |
Maite, que tuvo este barrio como zona de trabajo en sus últimos años laborales, y un servidor seguimos hacia la hoy denominada calle Fray Julián Garcés (primer obispo de la Nueva España a principios del XVI), que en mis años mozos llamábamos "Camino de las Canteras" ––había que darle calle al fraile––.
Siempre en dirección sur alcanzamos las tapias del cementerio para seguir garreando, ahora los hacemos por el antiguo "Camino del Tiro de Bola": antaño aquí se jugaba mucha guita lanzando lo más lejos posible una bola de piedra. Hoy es un camino asfaltado en el que los primeros mountainbikers comienzan a transitar. Durante casi todo el trayecto vamos a caminar junto a ellos.
A un lado y a otro se observa la fuerza de la borrasca Filomena: pinos caídos, ramas quebradas, cables rotos, etc. Pero no hay mal que no se pueda curar, hay otras borrascas más difíciles de combatir.
Víctima de la borrasca Filomena |
¿Camino del Moncayo? |
Cruzamos sobre la autovía Z-40 y las vías del AVE; mirando la primera de ellas parece llevar a aquella montaña que asoma a lo lejos, montaña calva no hace mucho, hoy blanca desde los pies hasta la cumbre: es el Moncayo.
El camino está animado, somos 700.000 almas en busca de la libertad, pocos caminamos a pie, los más montan en bicicleta, las unas de energía humana y las otras ayudadas por la electricidad ––las llamo "bicis iberdrola"––
Con el cierzo por montera pasamos junto a Las Canteras de Torrero, aquellas que daban nombre a la calle del fraile, se ve que dan buena cosecha de áridos, pues siguen extrayendo de ellas hasta la última gota de sangre.
Avanzando |
Llegando a la cumbre |
Otero pequeño de tamaño, pero generoso en las perspectivas: no solo el Moncayo, que ya lo habíamos visto antes; al norte divisamos desde la Sierra de Alcubierre, pasando por la de Guara; Cotiella se ve como avergonzada, bajo las nubes que la cubren. Más cerca, ya despierta, "la ciudad": se ve toda su riqueza y su pobreza, todas sus luces y sus sombras, todas sus tristezas y sus alegrías... Son cosas que el cierzo no es capaz de cambiar y la ausencia de mi cámara poder captar (no obstante dejaré las fotos del móvil, de peor calidad pero muy dignas).
Pero, amigos, hay que seguir el camino que ahora, lógicamente, descendemos intentando no resbalar por un suelo descarnado por las máquinas propiedad de los amigos de practicar el deporte de ¡esto mola mucho!.
Los montes de Torrero, al fondo la ciudad |
Tras la ermita de Santa Bárbara asoma el Moncayo (zoom) |
Bajo la autovía |
Con velocidad de crucero, volvemos a salvar la Z-40 y el AVE, esta vez bajo ellas por túnel.
Salimos a las inmediaciones del centro comercial Puerto Venecia (no se me pregunte el porqué del nombre). Se va viendo más personal, unos paseando al perro, otros a ellos mismos, otros dándole al pedal, otros corre que te corre, otros... Se ve que tenemos ganas de movernos, aunque solo sea en los límites del municipio.
Alcanzados los Pinares de Torrero volvemos al camino del Tiro de Bola, cerrando así el círculo, tan solo nos queda volver al punto de inicio.
No ha sido una gran expedición, ni tan siquiera una marcha por alguna de las altas montañas de Aragón (que las hay a capazos) pero una mañana como esta no la dan gratis, así que el que quiera conocerla, se calce las botas y ¡hale!, como decimos los aragoneses "vaya de propio, pero hágalo con rasmia".
Los alrededores de Zaragoza dan para mucho y la ciudad esconde rincones, calles, plazas, fuentes, ríos, avenidas y pasión, mucha pasión. Como escribió José Antonio Labordeta:
Cuando el cierzo desciende y se alza la niebla,
toda la ciudad –mi Zaragoza amada- se cubre de palabras
que surgen del silencio hacia la nada.
Hasta pronto
Datos técnicos
Una vez más, nos haces disfrutar como nadie de vuestros caminos. Excelente..!!!
ResponderEliminarGracias Luis, a ver si superamos esto y nos vemos más a menudo. Por el momento preferimos salir "en burbuja", estamos en esa edad a la que llaman "grupos sensibles"
EliminarUn saludo
Jose Luis como siempre da gusto leerte y disfrutar de vuestros recorridos. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola Isabel. Gracias por tus amables palabras, pero me consta que no eres muy objetiva (es broma). A ver si vamos superando esto y ampliamos las miras.
EliminarUn abrazo
Hola José Luis.
ResponderEliminarComo siempre un texto muy ameno y que enriquece al que lo lee. Yo también me crié en esa zona del cine de Torrero, de hecho iba al colegio de al lado, San Antonio de Padua.
El problema de confinar a la gente dentro de la ciudad, es que al final todo quisqui sale a la calle a dar un paseo, por si acaso no nos dejan salir más adelante.
Un recorrido sencillo, con muchas alternativas.
Un saludo
Hola José Luis, tienes tanta facilidad para relatar, que a cualquier texto, le das un aire
ResponderEliminartan ameno, que apasiona y te mete en materia......
Otro que gozó de las experiencias del TORRERO, ( ostia como pasan los tiempos )
Muchas gracias José Luis, por tu amabilidad y gentileza.-
Un Saludo y hasta la próxima.....
Roberto
¡Hey Roberto! Gracias por el baño de aceite (espero que sea virgen puro de oliva). Si contara en estas páginas mis años vividos en Torrero, quemaría el Mac y quizá me detendrían (¿otra vez?) por todas mis hazañas, más o menos bélicas (es broma).
EliminarUn saludo.
Qué chulo paseo, José Luis.
ResponderEliminarLas fotos preciosas, aunque sean del móvil y el texto ameno, como siempre. Lo mejor, la compañera, tu fiel Maite. Deseando estamos los más vagos de que sigáis correteando por estos y otros andurriales.
Gracias amiga Marta, a ver si se suaviza la pandemia y nos damos una vuelta mañanera con final en terraza. Por cierto, yo también soy su fiel "compañero", a mucha honra.
Eliminar