lunes, 16 de diciembre de 2013

DE LAS BELLOSTAS A RODELLAR (Travesía)

Día 14 de Diciembre de 2013
Mañana cargada de niebla en Zaralondon. Ya son muchos los días que la ciudad anda sumida en la oscuridad de la cansina boira y, tanto el cuerpo como el alma, ya van necesitando recordar las sensación de los rayos del sol sobre nuestro ser.
Son estas, fechas de probar mil y un menús con gentes con las que a lo largo del año, se comparte el, cada vez más escaso, trabajo.
Caprichos de mi ciudad.
Y uno que no es ajeno a estas fiestas, el madrugón que requiere la salida de hoy, última del año de Esbarre, ocasiona que abra los ojos al mismo tiempo que la niebla levanta. Cerca de la dormida Osca, aprecio una vez más, el bello perfil de la sierra de Guara.
La ciudad, también es víctima de la niebla y no se si es por eso que alguno de los que se incorporan a la expedición, equivocan el lugar de la cita.
En los auriculares de mi móvil, suena "Autumn Leaves" de Diana Krall.
En el puerto de Monrepos, caigo víctima de los excesos de la noche y no despierto hasta que, en las puertas de La Guarguera, el autobús se detiene a recoger al "último de la fila", el amigo Chema Tapia.
El río Guarga, da nombre a este espectacular valle. La vieja y abandonada carretera A-1604, serpentea un recorrido que a más de un viajero transforma el rostro en un color no apto para tránsitos de este tipo (me recuerdan al Ecce Homo de Borja).
El valle está cargado de historia y es paso obligado para los pocos habitantes que en sus pueblos van quedando. Recuerdo a mi colega Javier Escartín, proveedor del orégano que adereza mis platos favoritos. Ha nevado en el valle, el río se encuentra congelado en alguno de sus tramos, el paisaje es espectacular. En Laguarta, una chimenea humea y tras pasar el puerto Fartué, tomamos una carretera, mejor dicho, un pista que el conductor del bus ataca con la misma habilidad que Montoro justificando los ceses de la agencia tributaria.
San Ramón Nonato.
Pasamos por El Pueyo de Morcat, pequeña aldea en la que una concentración de cazadores, alucinan cuando ven pasar un autobús por el lugar. Entre curva y curva, las más destacadas cumbres de los Pirineos, nos muestran la espectacularidad del paisaje.
Finalmente llegamos a Las Bellostas, inicio de nuestra travesía.
Sus viviendas, esparcidas desigualmente entre campos de cereales, muestran algún ejemplo arquitectónico notable, como casa Tejedor, la Abadía o casa Molinero, un edificio torreado, erigido en el siglo XVI. También podemos disfrutar de un bello ejemplo románico (siglo XII), aunque muy modificado en los siglos XVII y XVIII, la iglesia de San Ramón Nonato. 
Primeros pasos.
El sol luce con todo su esplendor, "bonita mañana para un prometedor día".
Nos calzamos las botas y sin perder tiempo, iniciamos la ruta por las calles de la aldea.
A la salida, vemos una fuente ubicada bajo un arco de piedra, el camino, en principio, desciende entre campos. Cruzamos el río Balcez.
Poco a poco, la senda aparece más blanca y resbaladiza, andamos con precaución. Gran parte del camino, lo hacemos por la GR-1 por lo que la señalización es perfecta.


Río  Balcez






Por piedras, agua y hielo.
También el paso de ríos y barrancos, se hace con prudencia ya que las piedras por las que vadeamos, se encuentran con hielo.
En lo alto de una loma, aparece Bagüeste, un pequeño pueblo deshabitado desde los años sesenta. Las casas, o parte de ellas, que aun quedan en pie, muestran la belleza de lo que fueron en su día. Grandes muros y entradas de arcos de medio punto en edificaciones repartidas entre bancales. Sus estrechas calles, por las que transitamos, nos cuentan de lo que fue la vida en este lugar.


Iglesia de San Salvador.
Pero por encima de todo, destaca la Iglesia de San Salvador, construcción románica del siglo XII. De nave única, posee un ábside cilíndrico. Las naves laterales y la torre son de construcción más reciente.
Volviendo la vista atrás,  observamos el macizo central de los Pirineos, coronado por las Tres Sorores. Cuando quiero darme cuenta, el personal ya ha desparecido, recojo la cámara y...¡a correr!. Antes ya hemos abandonado la GR-1, que pasa por Letosa, pero no obstante el camino se encuentra muy bien señalizado y además, Esbarre cuenta con unos rastreadores de lujo.
Las tres Sorores.

Por las calles de Bagüeste.
Vadeando que es gerundio.
Seguimos el camino, ahora por el enésimo descenso, hoy la ruta es un sube y baja continuo. Volvemos a cruzar un río, alguien me pregunta (no digo quien)-¿que río es este?- Contesto que es el Mascún y no es que yo sea muy listo pero los mapas... Ante la duda, una vez en casa, lo compruebo y sí, no me he equivocado. Este se pierde a nuestra izquierda, más adelante lo recuperaremos. Ahora seguimos, aguas arriba, el curso de un barranco,  por un momento recuperamos la GR-1 hasta un desvío que señala hacia Rodellar.
Cruzamos el cauce del barranco Raisín y tras una pequeña duda, nos adentramos es la Faja del Mascún.
Ascendiendo hacia la Faja.
Desde que lo hemos cruzado, aguas arriba, este río parece ser otro. El cauce de sus aguas han tallado el suelo y creado un profundo cañón.
Para alcanzar la faja, una pequeña subida que se encuentra con nieve helada dificulta el paso de los aguerridos personajes del monte.
La estrecha senda, está tallada sobre la pared que nunca recoge los rayos del sol, por lo que hay que prestar sumo cuidado de no resbalar sobre el frío suelo, no es cosa de medir la distancia hasta el fondo del cañón. Observo que algunos, prefieren no mirar abajo.


Por la Faja del Mascún.
Ya nos da el Sol.
La arquitectura de la naturaleza.
Las emociones que producen estas paredes y los caprichos con que la naturaleza cincela la tierra, aceleran los latidos de los marchadores. Todos coincidimos en lo impresionante de este tramo que durante una hora nos ha brindado un espectáculo digno de ser grabado en la retina. Las cámaras fotográficas echan humo.
Ya es medio día y va siendo hora de hacer un alto en el camino para ingerir los alimentos que... hemos preparado y portado en nuestras espaldas.
Lo hacemos en otro de los pueblos deshabitados que a lo largo del camino, encontramos.

Otín.
Se trata de Otín. Si exceptuamos, una construcción apañada con materiales actuales, la piedra en los muros y tejados son los únicos materiales utilizados. 
En lo más alto de un cerro, se alzan las ruinas de la iglesia parroquial del siglo XVII. A escasa distancia de la parroquial todavía se mantiene en pie una bella vivienda, la Casa Cosme Bellosta. Una inscripción en  su construcción: "AÑO 1843 La hizo oficial Satué". Aquí se alojó el pirineista Lucien Briet en 1908, cuando llegó para explorar el salvaje cañón de Mascún.

Efectos de la despoblación en Otín.
Los Quejigos de Otín.
Estamos comiendo en una pradera a orillas del barranco de Otín, al calor de los rayos del sol. Como siempre, la bota de Valentín colabora en este placentero momento. No todo el mundo puede comer en el mes de Diciembre, con las nalgas posadas sobre una cómoda piedra, bajo el sol y con vino de Cariñena, ¡es un placer!
La perfecta formación que caracteriza a este grupo, reemprende la marcha. En la cabeza,  Julián nos marca un ritmo llevadero, principalmente para los que tomamos instantáneas de la jornada.

Formas caprichosas.
Dos robles milenarios, los Quejigos de Otín, parecen ser el telón que se nos abre para el siguiente espectáculo: El cañón del río Mascún.
Un sinfín de grietas y cavidades, presentan una formación caprichosa facilitada por el quehacer de las aguas sobre el material calcáreo que conforman las Sierras Exteriores del Pirineo, creando formas interesantes como fajas, cornisas, agujas, cuevas y arcos de erosión.
Siguiendo con aquella leyenda del Gigante de Guara, diríamos que estamos en las mismísimas entrañas del personaje. 
El hombre que es muy caprichoso, ha ido dando nombre a estas formaciones: La Cuca de Bellosta, La Ciudadela,  El Delfín...
A la derecha, La Cuca de Bellosta.
Toda la zona destaca por su importancia para la nidificación de rapaces. Aquí encuentran un lugar privilegiado aves carroñeras como el quebrantahuesos, el alimoche y el buitre, rapaces diurnas como las águilas real, calzada, perdicera y culebrera, además de milanos, azores y falcónidos. Entre los mamíferos se encuentran el erizo, la musaraña, el lirón careto que sirven de alimento a predadores como el zorro, la comadreja, la garduña o la gineta, especies propias de los bosques mediterráneos. La zona de la surgencia, que proporciona agua todo el año a esta parte del barranco, es un lugar donde abundan las truchas.
Los alrededores de Rodellar se caracterizan por una vegetación diversa con masas forestales de pino silvestre, encinas y robles junto con otras especies ribereñas como las mimbreras. Les acompañan un sotobosque de boj, aliaga y enebro.
El grupo, ante la Ciudadela.
El recorrido por este espectacular paraje, lo realizamos con tranquilidad para disfrutar del espectáculo. Hacemos trabajar las cámaras de lo lindo y los ojos miran hacia todos los puntos posibles.
Ahora la senda, desciende rápidamente, realizando perfectas lazadas entre tomillos, boj y espliegos hasta el mismo cauce del Mascún. Cruzamos sus heladas y limpias aguas en varias ocasiones, estas reflejan las impresionantes paredes que nos rodean y que varios alpinistas, están escalando. Una alfombra verde, nos marca el camino por el fondo del cañón. Ya casi al final del trayecto, arriba vemos otra curiosidad: El Delfín, una cavidad que nos recuerda al cetáceo realizando uno de sus juegos acuáticos, eso sí, lejos de su hábitat natural.
El Delfín.
Reflejos en el cañón.
Pasamos por la Surgencia del Mascún, manantial natural que alimenta el río. Una empinada cuesta, nos va acercando poco a poco al final del trayecto, a Rodellar. Arriba, como asomándose al acantilado, asoma la ermita de la Virgen del Castillo.
Caracterizado por su enclave estratégico sobre el barranco de Mascún, Rodellar fue en la antiguedad nexo de comunicaciones con los pueblos ya moribundos de Otin, Letosa, Nasarre. Centro del barranquismo y de la escalada, este pueblo presenta todos los atributos para disfrutar de la naturaleza que emana de la Sierra de Guara.
Rodellar.

A la llegada a Rodellar, asaltamos los dos centros hosteleros que encontramos en nuestro paso, para dejar los barriles de cerveza con menos futuro que el "eurovegas".
Con el placer que da haber pasado un día espectacular, subimos en el autobús que nos devuelve a la niebla de la Hoya de Huesca y del valle del Ebro. No obstante, por un momento, conseguimos ver Venus, alumbrando el camino de regreso a Zaragoza.
Ricardo, puesto en pie, en nombre de Esbarre, nos desea que pasemos unas buenas fiestas navideñas y prosperidad para el 2014. (¡Ya veremos!). Gracias, Ricardo.
Click aquí para ver las fotos
Y aquí, las verás más entretenidamente


DATOS
Recorrido.

Perfil: Distancia 16,7 Km, Ascenso total 741 m. Descenso total 1097 m.

Hasta pronto.

4 comentarios: