viernes, 28 de julio de 2017

TOUR DEL MONT BLANC (I)

                Ya sé que son varias las semanas en blanco de esta "Viejamochila", pero había que ir, estar y volver de ese "massif", como le dicen en francés, o "pedazo de mazizooo", como le diría mi abuelo Vicente si viviera, fuera, estuviera y volviera del Tour del Mont Blanc.
            No es la primera vez que realizo este Tour, hace nueve años lo hice con los amigos de Esbarre, buena gente. Éramos un par de docenas de individuos (alguno, incluso, ¡más joven!) guiados por Aragón Aventura. Maite no estaba entre nosotros, andaba con Petri y Manoli de "turismo de calidad" por los lagos del norte de Italia.
           Le había prometido que en alguna ocasión recorreríamos el Tour del Mont Blanc y, aprovechando que el resto de "Estalentaos" se lo han montado por Islandia, hemos decidido hacerlo ahora.
                    ¿Diferencia de compartir tour con veintitrés o con tu pareja? ¡Es obvio!.
              Tranquilos amigos, en esta ocasión voy a llevar a la práctica aquello de "más vale una imagen que mil palabras", es decir que no me voy a enrollar y dejaré una selección de fotos de cada uno de los temas en los que intentaré compartimentar a mi libre albedrío. ¡Allá vamos!.

El viaje a Le Tour-Chamonix (10 y 11 de Julio de 2017)
            Nos vamos unos días antes de empezar a gastar suela con el fin de hacer una etapa previa para calentar motores (llevamos tres semanas sin subir montes) y algo de turismo.
          Hacemos noche en Sernhac, una pequeña población, a caballo entre Nîmes y Avignon, nos hospedamos en La Maison de Vèlina, encantador alojamiento en el que nos encontramos como nos merecemos, ¿no?.
          En nuestro paseo por sus calles, encontramos un grupo que van a visitar algunos lugares de interés con un guía que antes fue cartero, nos acogen y recorremos algunos lugares.
           La mañana siguiente la inauguramos con un desayuno en una terraza, tipo "anuncio rural".
           "Carretera y manta", a Le Tour en Chamonix.
Puerta sarracena en Sernhac.

Los pueblos del Tour del Mont Blanc

             El recorrido del Tour del Mont Blanc transita por tres países: Francia, Italia y Suiza. Sin duda, la capital del alpinismo la protagoniza Chamonix. Bajo el glaciar  de Bossons, sus calles, su comercio, los alrededores, el color de las aguas del río Arve..., todo ello huele a montaña y más montaña, ya sea en verano con sus variantes de trekking, alpinismo, senderismo, escalada, etc.; como el esquí en invierno. Sus calles son testigo de la multitud de idiomas que las frecuentan.
           Pero lo más estremecedor es levantar la vista durante las idas y venidas cotidianas por el centro de la ciudad, y observar que “él” está siempre allí, 4810 m de roca, de nieve, de hielo, de sueños para unos y recuerdos para otros: El Mont Blanc.
           Nosotros nos alojamos, antes y después del Tour, en el Chalet Alpin de Le Tour, pequeña localidad perteneciente a Chamonix. Lo más encantador de este pueblecito son sus casas de madera y piedra engalanadas con mil artilugios artesanos y flores, muchas flores.
             En el valle de Chamonix se encuentran otras ciudades como Les Houches y Les Contamines que, por una u otra razón, atravesaremos.
          Ya en Italia, en la cabecera del Valle de Aosta, la capital alpina es Courmayeur, conocida por la belleza de sus paisajes y por la hospitalidad de sus habitantes. El antiguo pueblo, al igual que Chamonix, ofrece un ambiente alpino auténtico.
          Otras localidades que atravesamos son Ferret, en Suiza, con sus bonitas casa alpinas extendidas por sus prados y Trient, también en Suiza, pequeño y coqueto pueblo que se extiende en torno a su iglesia.
Río Arve (Chamonix)
Monumento en honor a Horace Bénédict de Saussure y Jacques Balmat, pioneros en la conquista del Mont Blanc, en Chamonix
Maite en Le Tour.
Vista de Les Houches desde L´Aiguille du Midi.
Casa de la Estrella en Ferret.
Vista de Trient.
Las gentes del Tour
          Estoy obligado a hacer una pequeña referencia a unos y otras de los que te encuentras en las sendas, compartes mesa y participas de las serenatas nocturnas de los dormitorios de los refugios.
          Salvo alguna excepción, las gentes que andamos por las montañas, dicen, somos de una pasta especial, amantes de la naturaleza, solidarios, espectadores del paisaje y, cómo no, amigos de mover las tabas. Así nos hemos encontrado durante estos días en los que, salvo en Le Tour, no hemos compartido nacionalidad con nadie. Como curiosidad diré que tan solo hemos hablado en castellano con una australiana, una griega, una norteamericana y una pareja de japoneses, Sofia y Yasunobu, con los que hemos compartido un par de etapas.
Con Sofía y Yasunobu.
El jardín del Tour
          Hubo una época, hace años, en que Maite y yo vivimos en una casa con jardín. Requerían, aquellas plantas, un cuidado especial en un ambiente extremo como es el de Zaragoza. En primavera cargaba la mochila con algunos productos más o menos naturales para pulverizar rosales, geranios, etc. Aquella mochila la cambié por esta, la de cargar ilusión, y el jardín lo disfrutamos en su terreno, en esta ocasión en entorno alpino.
            Árboles como el arce, haya, alerce, fresno, etc. crecen alrededor del rey de los bosques alpinos: el abeto.
             Cuando el bosque se abre, da paso a extensos pastizales con mil y una flor, que no voy a enumerar por dos razones: la primera es que me extendería más de lo prometido, y segunda porque mi ignorancia en el conocimiento de la flora es mayúsculo. Eso sí, tengo que nombrar a la flor más extendida, "la genciana púrpura". De el resto: simplemente "me encantan".






El zoo del Tour
                 Día tras día nos acompañan los sonidos de las marmotas, sus agudos gritos se escuchan por valles y laderas; una voz muy llamativa, amplificada por los paredones y los grandes anfiteatros naturales que forman las montañas, aunque verlas, lo que se dice verlas de verdad, ha sido en la parte suiza del macizo. Una de ellas se atrevió a acercarse por la senda, no sé si a saludar o a cotillear.
            Otro abundante mamífero es la cabra alpina que, no sé si es por exceso de confianza o como parte del espectáculo, se dejan fotografiar de cerca.
           También están los que proporcionan alimento al hombre, como cabras, ovejas y... las vacas de raza «herens». Estas ejemplares son negras, pequeñas pero fuertes, con cuernos cortos y robustos y mantienen un gran instinto jerárquico que defienden a base de golpes de cuerno y embestidas. En el cantón de Valais, se celebra cada año una fiesta y la ganadora es nombrada "reina".
           En el cielo canturrean la chorva piquigualda y el pico treparriscos, entre multitud de pájaros de los que, como las flores, desconozco sus nombres.
            Multitud de insectos vuelan entre las plantas, afanándose en libar el néctar que estas les ofrecen; alguno de ellos anda desorientado, se posa sobre la pantalla del GPS ¿será para ver el track?.
Cabra alpina.
-¿Hacia donde vuelo?
Caracol francés, ¡que rico!.
¡Liba, liba!
¡beeee!
-¡Ande vais por aquí!
Raza herens
Los refugios del Tour
                El recorrido está muy bien dotado de refugios, algunos son del CAI (Club Alpino Italiano), de la FFME (Federación Francesa de Montaña y Escalada) y otros de entidades públicas o privadas.
         Quien piense en los refugios del Tour como en los que estamos acostumbrados a visitar, se equivoca. Poco a poco, salvo alguna excepción, se han tornado en establecimientos cuasi hosteleros a los que acuden gentes, principalmente con niños, para disfrutar de una buena jornada de montaña y poder tomar algo en ellos.
Nosotros habíamos reservado varias noches en el Chalet Alpin du Tour (FFME) en el que Veronique nos atendió amablemente y, de entre todos, nos dio esa sensación de auténtico refugio, en el que los clientes participamos, aunque sea mínimamente en algunas tareas.  Fotografía: Terraza del Chalet Alpin du Tour
Al final de la primera etapa, pernoctamos en el Chalet Nant-Borant, coqueto refugio en el que conocimos a los amigos japoneses.

De camino al Coll de Bonhomme, pasamos junto al refugio de La Balme, en el que años atrás pernoctamos los de Esbarre.
Nueve años atrás, los amigos de Esbarre pernoctamos en el refugio de Mottets. Un edificio y un par de cuadras convertidas en dormitorios nos acogieron en aquella ocasión. En los postres de la cena, dos jóvenes guardesas nos amenizaron con el sonido de sus acordeones, incluso algunos sacamos a bailar a un par de japonesas.
Hoy se ha convertido en un moderno y gran refugio con sofisticadas instalaciones, las guardesas han crecido y los acordeones se han tornado en una especie de organillo con manivela que acciona unas tarjetas taladradas. Eso sí, por emular a antaño Maite y un servidor nos marcamos un pasodoble entusiastamente aplaudido por el público.
Ya en Italia, bajo la morrena del glaciar de la Lée Blanche (Leche Blanca), se encuentra el Refugio Elisabetta Soldini (CAI). Un ambiente de alta montaña y un servicio de lo más amable.
Con el espectáculo que ofrecen, frente a él, los glaciares de Triolet y Pre de Bar el refugio Elena nos ofrece todo tipo de comodidades, exceptuando las clásicas y reglamentarias chanclas. 
¿Refugio? Habitación con ducha, toallas, set de tocador... Y para cenar un abundante fondue. Es el Relais d´Arpette (Suiza).
Último de los refugios, antes de volver a Le Tour. Se trata del Albergue du Mont Blanc en la coqueta localidad de Trient (Suiza). Buen ambiente y mejor cerveza.
Un día en en la Aiguille (aguja) du Midi

             Una experiencia que no podemos dejar escapar, montar en un funicular y en pocos minutos subir (sin dolor de piernas) más de 2800 m. y admirar un paisaje único: alpinistas, salvando profundas grietas sobre los glaciares, ascendiendo al mítico Mont Blanc (4810 m.) a su hermano Tacul y primo Maudit; escaladores pegados a las paredes de las tropecientas agujas de este impresionante macizo; glaciares luchando contra el calentamiento global; multitud de agujas graníticas; y montañas, muchas montañas.
           No contentos con el entorno, montamos en un telecabina para volar sobre el glaciar del Gigant, hasta la Punta Helbronner, en la vertiente italiana.
Vista del Macizo del Mont Blanc, foto tomada camino al Lac Blanc.
Mont Maudit (4342 m.) y Mont Blanc (4810 m.)
Casi lo tocamos con la mano.
Por allá anduvimos hace un par de años.
Tres cimas y un par de encimeras.
Los hielos de los glaciares de Gigant y Periades alimentan ese singular río helado de la Mer de Glace.
Escaladores.
Desafío. 
Camino de la cima.
La Vallee Blanche
Camino del Mont Blanc de Tacul.
Glaciar avanzando.

             En fin, una jornada de esas que, irremediablemente, se quedan grabadas en la retina. La otra grabación, la de la cámara, recoge más imágenes que puedes ver en este enlace.
            Termino esta primera entrega del Tour del Mont Blanc, de algunos detalles que quería mostrar antes de iniciar, etapa a etapa,. el recorrido que iré describiendo de la misma manera, es decir: con pocas palabras y más imágenes.
         

4 comentarios:

  1. Que belleza!!!

    Con este paisaje y esa maravilla florística tengo la duda de si Maite se ha quedado por allí, perdida entre las flores, como abeja locuela embriagada por el maravilloso coctel polínico.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no, Olga. Maite la tengo aquí en Aragonlandia, preparando la mochila para la próxima que será por tierras de turbios ahorros ennegrecidos y de blancas montañas.

      Eliminar
  2. Hola José Luis.

    Con esta introducción, dan ganas de leer cada una de las etapas, menudos paisajes y pedazo de refugios. Por cierto para esta travesía, de cuanto litros es la mochila que lleváis?

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Eduardo.
      Ya he comenzado a publicar las etapas que se pueden hacer como nosotros e incluso, si se dispone de tiempo, en más etapas.
      Lo de la mochila, ya se sabe. Hay quien lleva el armario ropero encima. Nosotros, limitando lo más posible su contenido llevamos las de 40 L. con un peso de entre 6 y 8 Kg. en función del agua que por los Alpes se encuentra a cada paso. Además, en casi todas las etapas se pasa por algún garito en donde pillar algún alimento y líquidos que pueden ser agua o...
      Un saludo

      Eliminar