jueves, 3 de agosto de 2017

TOUR DEL MONT BLANC (Y III)

Día 18 de Julio de 2017 (Del refugio Elisabetta Soldini al de Elena)
              Me asomo a la ventana de la habitación (2197 m.), abajo el lago Combal (1970 m.) refleja un sol que se niega quitarse la bufanda nebulosa. El desayuno nos entra de primera y en pocos minutos estamos en la puerta con Yasunobu y Sofia preparados para una etapa que nosotros la partiremos en dos fases.
             Frescos todavía, descendemos los doscientos metros que nos separan de la pista, toda una recta hasta el lago originado por el taponamiento producido en el valle por la morrena del impresionante glaciar de Miatge.
               Poco más adelante, un desvío a la derecha nos indica que hay que cogerlo y tirar para arriba. El sendero sube poco a poco entre una espesa vegetación que se torna en prado a la altura de la Arp Vielle inferior (2080 m.).
            Las nubes se van apropiando del entorno, seguimos subiendo hasta la Arp Vielle superior (2310 m.). A partir de aquí la senda es un sube y baja, alcanzando su máxima cota (2440 m.), que discurre paralela al valle de la Lée Blanche.
           La niebla encubre toda la belleza que tenemos enfrente, al otro lado del valle. Tan solo contemplamos la parte más baja del glaciar de Miatge. Les explico que si tuviéramos visibilidad disfrutaríamos de la presencia del Dent du Gèant (4013 m) y las Grandes Jorasses (4208 m.).
           Cruzamos algunos neveros, los tramos de bajada van superando a los de subida. El lago Checrout (2180 m.) nos anuncia que estamos llegando a la Maison Vielle (1955 m.), un alojamiento más de los que nos encontramos en el camino.
                 Entre la concurrencia, una mesa nos aloja en un merecido descanso a fin de reponer fuerzas para...
              El cansancio, alguna rodilla y una ampolla que no le deja dar dos pasos en condiciones a Yasunobu nos anima a prescindir de los próximos ochocientos metros de bajada y montar en un telesilla seguido de un telecabina y descender hasta Courmayeur (1155 m.).
            Los cuatro nos acercamos a la plaza de Monte Bianco, de ella salen multitud de autobuses. Nuestros amigos dan por concluido el Tour, van a coger un transporte hasta Chamonix y mañana otro a Ginebra, desde donde volarán a Japón. De nuevo, nos despedimos pues Maite y yo nos acercamos a un supermercado a reponer el fondo alimenticio de las mochilas y, después, coger el bus que nos acercará hasta su última parada de Vall Ferret 1760 m.).
            Con una chicharrina de campeonato, atacamos una polvorienta senda que no para de subir hasta alcanzar el refugio Elena (2061 m.) emplazado frente a grandes paredones y varios glaciares como los de Triolet y Pre de Bar.
              Este refugio es confortable, tan sólo un pero: la carencia de zapatillas para caminar por los dormitorios. ¡No problem!: a pelo.
           Tras nuestras tareas habituales cumplidas, nos sentamos en la terraza observando cómo algunos escaladores desafían la gravedad.
                La abundante cena da con nuestros huesos en la litera de un concurrido y sonoro dormitorio en el que un tenor en el que su tono destaca por encima del resto de coro.
                 Buonanotte...zzzzzzz
                 Resumiendo:
Hemos caminado 13, 5 Km., ascendidos 802 m. y descendidos 858 m.
Desde nuestra ventana.
Sofia y Maite cruzando un puente.
Lago Combal.
Sobre el lago, refugio Combal.
Sin palabras... ¡me quedo!
Glacial con sus morrenas de Miatge
Entre la niebla.
Algún nevero.
No caerse, abajo el glaciar Miatge te espera.
Lago Checrut.

Glaciar de Frèney
La Maison Vielle.
Barranco de Combette.
Pese a las banderas de oración, no estamos en el Tibet.
Rifugio Elena.
Glaciar de Triolet.
Glaciar Prè de Bar.
Día 19 de Julio de 2017 (Del refugio Elena al Relais d´Arpette)
           Cómo cada día, tras desayunar, Maite y yo nos ponemos en ruta rápidamente, máxime cuando los pronósticos anuncian tormenta vespertina. Lo largo de la etapa, nos llevará a realizar un transfer.
           En el mismo refugio comienza la dura subida al col Grand Ferret, cosa que hacemos a paso diésel echándole un último vistazo al glaciar Prè de Bar girando sobre el Mont Dolent.
          Chino chano, sin parar, va quedando abajo, muy abajo, el Val Ferret y arriba se aprecia el primero de nuestros objetivos: el col Gran Ferret (2537 m.); el "Petit Ferret" (2485 m) queda a nuestra izquierda.
            Una vez coronado el collado, una tabla de orientación nos lleva la vista hacia el Cervino, el Monte Rosa... Estamos en la frontera de Italia con Suiza. –Pues adentrémonos en el país helvético.
             A partir de aquí, la senda desciende suavemente por unos prados en los que pastan las ovejas de un rebaño helvético.
            Seguimos bajando hasta otro de los refugios que se encuentran por el camino: La Peule (2080 m.). No ha sido lo habitual, pero aquí nos encontramos con unas mozas españolas que, con tiendas de campaña están haciendo el Tour. Les dejamos la cámara para fotografiarnos a las puertas de una yurta mongol.
               Tras un breve descanso, Maite y un servidor abandonamos la ruta oficial que baja por el fondo del valle para tomar una solitaria senda que transita por ladera, algo más alta.
            Algunas marmotas se dejan ver, sobre todo una de ellas que se empeña en circular por la marcada senda. Nos detenemos –viene hacia nosotros– decide volver en nuestra dirección, una gente se para y el bicho queda entre ambos. Una vez fotografiada y filmada, la marmota decide abandonar el plató. (Video).
            Una caseta de pastor, junto a un rebaño de vacas Herens, es el punto en el que bajamos fuertemente hasta Ferret (1700 m.). Aquí hemos de tomar un bus que nos lleve hasta el turístico lago de Champex (1475 m.), pero como queda tiempo, lo utilizamos para reponer líquidos a base de "bière".
              Tras un transbordo nos apeamos en el lago, quería enseñárselo a Maite pero, como decían las previsiones meteorológicas comienza a llover. O sea, nos vamos directamente en dirección a l´Arpette por un bello sendero que discurre paralelo a un arroyo de aguas bravas. En el camino, durante unos 15 minutos, nos cae una tormenta cargada de granizo que nos deja "chipiaos" hasta las "entretelas".
                  Llegamos al lujoso Relais d´Arpette (1640 m.). No hay colada pero sí "tendida y birra".
               Después de la tormenta llega la calma pero mirando hacia la Fênetre, collado matapiernas donde los haya, y ante las predicciones para mañana, casi todos los huéspedes del garito coincidimos en que iremos por Bovine y Forclaz.
               La cena a base de "fondue", el vino y el cansancio de una, no muy larga etapa pero sí de mucho barullo, nos lleva a una cómoda habitación en la que en pocos minutos...zzzzz
          Bonne nuit
          Resumiendo:
Hemos caminado 12 Km, ascendiendo 908 m. y descendiendo 976 m. (acumulados)
Glaciar Prè de Bar, sobre él, Mont Dolent.
¡Cómo sube!
Al fondo, los glaciares de Triolet y Pré de Bar.
Alborea por Suiza.
Abajo. Val Ferret.
Al fondo, el col de Grand Ferret.
Extrañas flores.
Col Grand Ferret. Frontera entre Italia y Suiza.
Al fondo asoman el Cervino y el Monte Rosa.
Paciendo pacientemente.
Grandes y verdes valles suizos.
Ante la yurta mongol.
Nuestra amiga.
Abajo: Ferret
Glaciar de Dolent.
Ganado raza herens.
Aguas bravas, llegando a Ferret
Tras la tormenta...
Relais d´Arpette.
¡Rica, rica, la fondue!
Al fondo, tapada por las nubes, se encuentra la Fênetre d´Arpette.
Día 20 de Julio de 2017 ( De Arpette a Trient)
          –Arriba compañera que han tocado diana, miremos por la ventana como está el cielo (y la tierra). Mirar, mirar, se puede mirar, pero –¡cachis! está lloviendo. Y los meteorólogos alpinos anuncian que "pa cutio".
            Pues nada, con las tareas matutinas ejecutadas, las prendas de agua cubriendo nuestros "jóvenes cuerpos", así como las mochilas, con el ánimo intacto arrancamos a caminar por una senda que nos lleva por un precioso bosque hasta Champex D´en Haut. Aquí enlazamos con la ruta más oficial que viene desde el lago Champex, la senda desemboca en una pista que da acceso a varias casas de estilo vacacional no aptas para mileuristas (milfranquistas, estamos en Suiza). ¡Este país anda podrido de pasta gansa!.
            Pasado Champex D´en Bas, un sendero nos libera del asfalto y nos introduce en un bosque  de Abetos que la lluvia, ya desaparecida, ha dejado más escoscados que la cabeza del Trum.
            Efectivamente, poco a poco "va escampando", nos quitamos los "guarretex", saco la cámara de su guarida mochilera y -¡hala Maite, vamos p´arriba!.
          Pasamos por unos corrales de piedra en prado verde, Pla d L´au le llaman. Miro alrededor por ver si anda por aquí el abuelo de Heidi. Ya sé que es un cuento, pero ¡déjenme  soñar!.
        La senda va picando para arriba, sale el sol -quién lo iba a decir- y, junto con las cuestas que andamos subiendo, se producen los clásicos espectáculos de despojarse de algunas prendas, –no todas.
        Tras un pequeño descenso, hasta cruzar las aguas del torrente La Jure, la senda sube sin compasión hasta el Alpage de Bovine (1987 m.), una antigua cabaña pastoril convertida en un establecimiento de descanso para los que andamos por el monte. El lugar es idílico, en cada una de las mesas exteriores, los maceteros exponen bellas flores, nosotros nos sentamos en la que luce edelweiss. Una valla nos separan de un ganado de vacas herens que se miran entre ellas con cara de pocos amigos. El paisaje es espectacular, bajo nuestros pies, al norte, el río Ródano (Rhône) en su caminar hacia el lago Leman baña las tierras de Martigny, Sion y otras localidades de nombres algo raros para mi vocabulario. ¡Ah!, el garito dispone de una buena cerveza por la módica cantidad de... ¡un huevo de CHF!. Estaba buena.
          Abandonamos la "granja humanovacuna" y subimos ligeramente hasta el col de Portalo (2030 m.). Es el punto más alto de la jornada pues ahora toca bajar hasta el col de la Forclaz, compartido por coches, trekkers y "más garitos".
         Tomamos el sendero que se dirige a Trient, suave en principio, que en su último tramo desciende bruscamente con poca compasión para con la "taba cascada" y el cansancio acumulado hasta la fecha, aunque es de agradecer que en pocos minutos nos deja en nuestro destino: Albergue del Mont Blanc.
            Como solo queda una etapa, lógicamente, las tareas de lavado se ven menguadas, la ducha no y la cerveza ¡tampoco!.
             Tarde de paseo por la villa, cena (de nuevo fondue, pero diferentemente elaborada), tormenta y a dormir.
           Conocía la etapa que transita por la Fênetre d´Arpette, mucho más alpina que la de hoy, de dura subida y fuerte bajada pero esta, la de Bovine, me parece más bella en cuanto a su paisaje, bosque, flores, etc.
             Resumiendo:
Hemos caminado durante 16 Km., ascendido 1003 m. y descendidos 1340 m.
"Parece que escampa"
Afortunadamente, los hombres del tiempo se han equivocado.
En Bovine.
Vacas herens. ¡qué miradas!.
Artesanía pura.
Bajo las montañas, el Valle del Ródano
Una flor entre las flores...
...camina, camino de...
...Forclaz.
Más bosque.
Ya queda poco para llegar a...
...Trient.
¡Salud amigos!
 Día 21 de Julio de 2017 (De Trient a Le Tour)
               Última etapa. Hoy volveremos a nuestro punto de inicio, la mañana es excepcional y nosotros con el ánimo por la nubes –pocas, pues el cielo luce un inmaculado azul.
                 Salimos temprano para atacar la ascensión con la fresca de la mañana (no me refiero a Maite). En dirección sur abandonamos Trient, lo hacemos por una pista que une, casa tras casa, pequeños y coquetos núcleos como el de La Berte y Le Peuty, este último luce un  conservado molino de agua.
              Pasado un albergue, dejamos la pista para coger la senda que se adentra en el bosque, camino del col de La Balme.
                Atrás, abajo, va quedando el camino de ayer. Vemos La Forclaz,  Trient y, algo más al este, los blancos hielos del glaciar de Trient.
              Pero nosotros vamos por donde vamos: por un sendero que zigzaguea una y otra vez, ganando altura. Durante un buen tramo, dejamos el serpenteo para caminar por una florida ladera. A nuestra derecha asoma el pico de la Croix de Fer (2343 m.).
               Calienta el sol, pero ya queda poco para el último de los varios collados que hemos alcanzado en estos días y que nos introduce, de nuevo, el tierras galas: el col de la Balme (2191 m.).
                  Sentados en el verde prado, con la mirada puesta en el panorama que, hace días, habíamos dejado: el macizo del Mont Blanc, el valle de Chamonix, las Aiguilles Rouges..., nos tomamos un tentempié que, ¡leches!, nos lo hemos ganado.
                 Tan solo queda descender, cosa que hacemos en un mar de instalaciones de esquí por una senda que se cruza con otra dedicada a las bajadas en BTT por las que, arriesgados ciclistas, tras subir en remontes mecánicos, se dejan caer por vertiginosos descensos.
                Pasamos por el albergue de Charamillon y...¡ya se ve Le Tour!, aunque falta un buen tramo. El resto del camino lo realizamos con la alegría de terminar el Tour del Mont Blanc sin más incidentes que el de "ser unos días menos jóvenes".
                   Hemos llegado a buena hora, Veronique nos sirve unas cervezas que acompañamos con los restos que nos quedan en las mochilas. Antes del ansiado primer trago brindamos por haber dado una vuelta más, no solo al Mont Blanc, sino también a la rosca de la vida; además en este caso hemos tenido como eje una gran montaña plagada de afiladas agujas (aiguilles).
               Posteriormente nos acercamos a Argentière a comprar queso para llevarlo a casa.
              Mañana nos volveremos a Zaragoza en un viaje eterno, será sábado y el personal de por aquí se ponen de acuerdo para, todos juntos, el mismo día, y la misma hora bajar por la "autopista del sol" a tomar el idem en las playas del sur. Y nosotros seremos víctimas de su procesión.
            Resumiendo:
En esta última etapa hemos caminado durante 10,5 Km; subido, así de un tirada, 1025 m y bajado 810 m.
Glaciar de Trient.
Molino.
Zigzagueando.
Ya sale.
Ya queda menos.
Al fondo, el col de La Balme.
¡Vamooos!
Abajo, Trient y sobre ella, el col de Forclaz.
Col de La Balme.
De nuevo, entre nubes, ahí está el Mont Blanc.
Gencianas purpurea.
De nuevo, el glaciar de Le Tour (a la izquierda el refugio Albert I).
      Y nada más. Han sido siete (más una) etapas por sendas, palcos de lujo del espectáculo de las montañas protagonizado por los glaciares que de ellas se desprenden, cascadas de lechosas aguas, bosques de cuentos, verdes y floridos pastizales, caminos por las que transitan gentes sin más deseos que admirar estos colosos de granito que componen el Macizo del Mont Blanc.
         Creo que ya lo he comentado, es la segunda vez que realizo el Tour pero, sinceramente, las sensaciones han sido diferentes. No es lo mismo ir en un grupo guiado, compuesto de dos docenas de personas que hacerlo con la persona que, día a día, te transmite la energía y serenidad que a ella le sobra. Gracias Maite.
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

¡Cómo no!, aquí dejo los enlaces que completan el reportaje de nuestras jornadas por el "Tour del Mont Blanc".

Resto de fotografías:    Haz clic aquí.

Video:      Haz clic aquí.

Los tracks para GPS, si alguien está interesado, me lo puede pedir en esta misma página.
Hasta pronto

No hay comentarios:

Publicar un comentario