lunes, 11 de junio de 2018

FAJA DE LA PARDINA

Día 9 de Junio de 2018
Gencianas.
           Poco a poco se nos va la primavera que por esta vez se ha portado como tal. Primavera que ha pintado de verde los valles y de blanco las cumbres; primavera que ha vestido de colores de gala a árboles, follajes y flores; primavera de hermoso aroma de campo; primavera que, de nuevo, ha traído a mi casa las golondrinas para que nos alegren con sus cánticos de cortejo y llamada de los polluelos; primavera viajera con maletas de agua, cascadas y manantiales con callada voz de alegres notas musicales. En fin, una primavera con una climatología que nos ha dejado en casa en algunas jornadas pero que, tozudos que somos los de por aquí, hemos encarado en jornadas como esta de hoy que nos han regalado las gentes del Stadium Casablanca .
Golondrinas: –niños, a comer.
Torero Lorenzo.
             No es la primera ni segunda vez que recorro esta impresionante senda colgada sobre vertiginosas paredes, hace un par de años los hicimos los de Esbarre en un mes de Mayo con el cielo algo más abierto que el de hoy (dejé aquí, recuerdo)
          Con gran puntualidad salimos de Zaragoza más de cuarenta almas montañeras "caminito del norte". Los llanos de la Violada nos muestran grandes campos de cereal que, pese a las lluvias, van cambiando su vestido verde por las galas amarillas.              Lorenzo, conductor del bus, ataca con alegría el puerto de Monrepós cuyas obras parecen tomas color –ya no recuerdo su comienzo–. El embalse de Arguís presenta un aspecto inmejorable.
¿Autoescuela?
             De Sarvisé a Nerín, nuestro destino, con la Peña Montañesa de testigo, el autobús emprende una dura batalla contra curvas, vacas que no entienden de tráfico que Lorenzo se encarga de torear, y algún conductor que "tampoco". La imagen del amigo Calleja con la mano introducida por la ventanilla de un turismo manejando el volante con el carro en marcha atrás, ha quedado grabada en las retinas de este servidor por mucho tiempo.
          Con las vejigas más cargadas que el embalse de Arguís (la mía ha desalojado en la cuneta) llegamos a un conocido establecimiento hostelero de Nerín para cumplir con las necesarias obligaciones matutinas.
Peña Montañesa desde el autobús.
Transbordo.
             A las diez en punto estamos subiendo al autobús turístico que nos dejará en Cuello Arenas (1900 m.), pues en esta ocasión prescindimos de caminar los más de 600 m. de desnivel que nos separan hasta allí, decisión sabia en esta época de tormentas. Al fin y al cabo se trata de recorrer la Faja de la Pardina y de admirar el paisaje que las nubes permitan ver.
             Una vez arriba nos echamos las cuarenta y dos mochilas a la espalda y nos dirigimos hacia el refugio de pastores  de Cuello Arenas. Miramos hacia el norte, allí las Sorores  (Cilindro, Perdido y Soum de Ramond) –de cuya leyenda dejé relato en esta página– y la Tres Marías (Punchuda, Roncha y Plana) se esconden bajo las nubes como si se avergonzaran ante nuestra presencia, tan solo se aprecia el tajo que separa a ambas: el collado de Añisclo. 
Por ahí están las Sorores y las Marías.
–¡Ande vais!.
              La que sí que blanquea es la cima del Tozal de la Predicadera cuyas paredes  sur albergan nuestro camino que comenzamos a recorrer escoltados por los hermanos Alonso: el "joven" en cabeza y el "menos joven" en la retaguardia.
              Al igual que nuestro país, el camino se divide en dos: a la derecha sale el que desciende por el Barranco de la Pardina, que ya recorrimos en otra ocasión (enlace), pero hoy no toca barranco, toca faja y. como decía en otra ocasión, en algunas caras se adivina que "las fajas son cosa de altura" y la ansiedad por comenzar se bate en combate con "el canguelo", ¿quién vencerá?.
                   Ante la atenta mirada de un sarrio (rebeco) caminamos en dirección norte rodeando el barranco hasta su nacimiento, aquí el agua se precipita en un hermoso salto para comenzar la lenta tarea de labrar el valle.
Nacimiento del barranco de la Pardina.
Primera prueba superada.
              Pronto alcanzamos el lugar denominado Malpase o Malpas que como su nombre indica, es lugar de "paso malo", principalmente para el ganado.
          Descendemos por un pequeño cortado que nos deja en prado colgado sobre el vacío. Aquí nos encontramos con "Doña Prudencia" que nos acompañará durante la marcha pues el suelo, cubierto de hierba mojada, tiende a resbalar y, de la mano de esta señora, no habrá problemas.
              Lo siguiente es un sendero vergonzosamente escondido en la roca y colgado sobre unos cuantos metros que no llevamos intención de medir. Esta faja, al igual que las de Ordesa (Pelay, Racón, Canarellos...), nos lleva sobre paredes abismales, pero si hay algo que diferencia a la de hoy es su poco transito de gente lo que la hace más salvaje (mejor que describirla, ver las fotos que dejo aquí)
                    Unas muestras:
Que pequeños somos...

...ante esta grandeza...

...que pequeños somos.
Castillo Mayor y Cotiella.
             Poco a poco se nos va abriendo el paisaje, delante de nosotros observamos el Castillo Mayor y su Paso Ratón que tan solo hace quince días atravesamos los de esta manada. Sobre el Castillo, un poco más alejado y vestido de blanco: Cotiella. Un poco más al E. asoman las impresionantes paredes de Sestrales.
              Estamos en el macizo calcáreo más alto e importante de Europa, cuyas filtraciones de agua forman misteriosos conjuntos de galerías, simas y grutas.  De una de estas cavidades el agua cae sobre la faja arrancando de las cámaras fotográficas decenas de disparos, la fuerza con que salta bien merece la pena.
Grifo abierto.

                 Pronto comenzamos a divisar ese punto en el que Pardina y Añisclo se abrazan como dos enamorados gestando uno de los paisajes mas impresionantes y hermosos que uno pueda ver.
Abrazo.
Zona equipada.
           Con la adrenalina por las nubes llegamos al punto donde la faja dice –"hasta aquí hemos llegado"–. Toca alcanzar, no sin dificultad por lo mojado del terreno, las grapas, cadenas y sirgas que equipan un paso de unos 40 m. de desnivel por una estrecha chimenea que cada cual salva según sus actitudes físicas (y mentales).
           Aquí es donde se desarrolla con más violencia, aquel combate del que hablaba arriba. Casi se escuchan los latidos que impulsan la sangre por todas las venas de algunos cuerpos pero, ya arriba, vence el sentido común y, seguro, quienes sufren de horror al vacío han salido victoriosos para siempre de esta lucha de altura.
Regreso
         El regreso lo hacemos, en principio por zona de mallatas que por el horario no podemos visitar. Para quien no lo sepa en aragonés, mallata es un lugar en mitad del campo o de la montaña que sirve como refugio al ganado y los pastores en las noches que se dedican al pastoreo o la trashumancia, en zonas al aire libre. 
            Ahora la senda discurre por encima de la faja que hemos recorrido en el otro sentido hasta alcanzar el punto en el que la hemos iniciado, hasta alcanzar, de nuevo, el refugio de pastores de Cuello Arenas. Nos asomamos a observar una profunda sima, algunos dicen que desagua en Ainsa, ¿será verdad?.
San Andrés.
              Una linda marmota sale de su madriguera para que la captemos con nuestros objetivos; se mueve como si en vez de caminar por pasto lo hiciera por la alfombra roja de Hollywood.
            De nuevo estamos en la pista en la que nos recoge el bus turístico para bajarnos a Nerín, aldea de origen medieval en el que sus casas se encuentran bien conservadas como “casa Galicia”.              La Iglesia, el siglo XIII, dedicada a S. Andrés está bastante reformada, aunque no esconde el ábside y portal clásico del estilo románico.
               Otra edificación, creo que más conocida que las anteriores y que no posee influencia alguna del románico, ni gótico, ni "na de na", se encuentra en la entrada de la población y como agua bendita caen las cervezas acompañando las viandas mochileras y santificando la sed de estos ilustres caballeros del monte.
Nerín.
            Y de postre, menos bendita, el agua cae del cielo en forma de tormenta que de habernos pillado allá arriba, ¡ni pensarlo!.
           Hasta Sarvisé, Lorenzo ataca las curvas con el mismo canguelo que aquellos de grapas y cadenas, estado de ánimo que se suele escenificar en el parloteo incesante de quien sufre del "mal de altura" y, créanme –el amigo Lorenzo, ¡mudo no es!.
          El regreso a la Caesaraugusta lo hacemos animosos, con el buen humor que caracteriza a estas gentes, por la misma carretera de la mañana, solo que ahora descendemos dos puertos: el Monrepós y el equipo de fútbol de la "inmortal" que, un año más, se queda durmiendo en los laureles de la segunda división. Pero, tranquilos, el mundo sigue en marcha.
Hasta pronto.

Datos técnicos
El track para gps pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa.

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