Día 17 de noviembre de 2018
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Cima de la Punta Güe. |
Tierra de leyendas y tradiciones, de romances y romerías; tierra de música y ermitas, de pacos y solanas, de valles y montañas... tierra del Serrablo.
Oturia y Erata, como dos reyes, contemplan el discurrir de las aguas del río Gállego que hasta aquí llega tras superar varios obstáculos (¡y lo que te rondaré, morena!). Miran, estos dos montes, la otra orilla viendo como un pico más humilde atrae a más de cuarenta esbarristas mezclados entre los colores que este otoño nos está regalando. Me refiero a la Punta Güe, de corto nombre y de largas vistas.
¡Ábrete Sésamo! que hoy somos cuarenta (más uno) los que nos reunimos en el garito de costumbre en Senegüe, para tomar fuerzas o lo que sea menester (no hay que pasarse que hoy toca fiestorro).
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¡Ábrete Sésamo!. |
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Primeros pasos. |
Cumplidas dichas y nobles tareas, nos montamos en el bus para recorrer los pocos metros que nos separan de Sorripas. Nos calzamos las botas y poco más, la mañana, aunque nublada, es de buena temperatura y, seguro, en cuando comencemos a caminar lo cotejaremos.
Pues nada, comandados por el "chef Richi", siempre en ascenso, comenzamos a caminar con paso lento pero firme, por una cómoda pista que pronto abandonaremos para alcanzar un pequeño llano. Un corto descanso nos permite echar un vistazo hacia Sabiñánigo que, escondido bajo la niebla, no consigue disimular los vapores de sus fábricas. Peña Oroel nos muestra sus faldas, pues la cima se encuentra con sombrero de nubes, ¡ya escampará!. Abajo ha quedado Sorripas con sus casonas e Iglesia románica de San Andrés (s. XII).
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Sabiñánigo. |
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Algunos intrusos en el cuadro. |
Poco a poco la senda se va empinando, el erizón se encarga de poner a prueba la resistencia de los pantalones "nortface"; el boj, cuya madera tan buenas cucharas de palo da, se extiende por estas laderas; y el roble tiñe de amarillo el cuadro en el que somos protagonistas.
Alguien pregunta aquello de "¿cuanto queda a la cima?". Entre la niebla parece verse, hay quien se alegra ante la imagen, pero hay un dicho montañero: ––"detrás de una cima hay otra cima".
Así es, hay que seguir algo más, pues hoy tenemos manduca y habrá que ganársela, ¿o no?.
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¿La cima?- |
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Con Maite y Marimar ar en la Punta Güe. |
Cuando, entre la niebla, esta vez sí, se adivina la torre anti-incendios de la cima, el sendero se empina algo más, tanto que algunas botas se resisten a avanzar, y es aquí cuando aparece el "orgullo esbarrista" para alcanzar la Punta Güe (1579 m.), sencillo pero espectacular mirador desde el que divisar lugares y montañas emblemáticos pero esta vez "no toca", la niebla no nos deja ver más allá de la cámara que nos fotografía para testificar que los "cuarenta (y Ali-Babá)" estamos aquí.
Antes de emprender el descenso, un claro nos deja ver el pueblecito de Larrés con su castillo, sede del Museo de Dibujo Julio Gavín, y en el lado opuesto varios pueblos del Sobrepuerto, algunos de ellos queriendo resucitar de su triste y larga agonía.
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Atajo. |
Ya estamos bajando, ora por serpenteante senda, ora por pista, ora por atajo, pero siempre rodeados por un bello entorno en el que el colorido resta protagonismo a los que disfrutamos de él. Igual peco de repetitivo al comentar (ya van varias entradas) de la bondad de este largo otoño regalándonos un paisaje tan pleno de colores dorados, máxime cuando caminamos, como ahora, por una alfombra tapizada con las hojas de un precioso robledal acompañado por avellanos, arces, pinos, hayas, nogales...
Abajo ya se ven las primeras edificaciones de ¿nuestro destino? Arguisal, entre las que destaca la iglesia parroquial de San Martín (s. XVIII).
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Sendero alfombrado. |
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Colores de otoño. |
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Arguisal. |
¡Ah amigos!, tiene fuente Arguisal pero no mana birra, así que decidimos recorrer el sendero que une esta población con Escuer y, ¡leches! ha valido la pena. El camino es un bonito paseo por un bosque de quejigos donde ahora manda el amarillo de las hojas secas, ofreciendo un hermoso cromatismo.
Estamos en Escuer Bajo, pues el antiguo pueblo, el Alto, se encuentra despoblado ––cuentan que algunos vecinos utilizaron materiales de sus casas para construir este, a orillas del Gállego.
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Ese sol. |
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Mirando hacia el cielo. |
Aquí nos espera José con su simpatía y su flamante autobús. Nos acicalamos y damos buena cuenta del barril de uno de los bares (¿sería esta una de las causas que llevaron a descender a los antiguos habitantes de Escuer Alto?).
Trasladados al Camping Valle de Tena, por segundo año consecutivo, vamos a celebrar en su restaurante la, siempre animada:
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Largas mesas. |
Sentados ante largas mesas, cuarenta y un comensales; mesas de humilde mantel de negro papel. las taberneras gritan ofreciendo sus manjares, el bullicio de los comensales ahogan sus voces: ––tenemos carrillera, dorada, bacalao, cordero..., de postre torrijas con helado, cuajada... –– El vino del Somontano riega los gaznates y enturbia las mentes de los más osados. Cafés y licores varios ejercen de introducción a las palabras del comedido "boss Juli": –– un año más, y van..., los de Esbarre seguimos en pie gracias, entre otros, a las gentes que se estrujan el cerebro para elaborar los calendarios anuales, trabajo con el que sigue colaborando el más veterano de los fundadores, el amigo Luis Casao (aplausos).
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Objetivos cumplidos. |
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Rayo de luz. |
En estas celebraciones, rodeados de gentes amantes de la montaña, de sus caminos y senderos, de sus bellos paisajes, difícil resulta no recordar a los amigos ausentes que este año se nos ha llevado.
Una vez más, se procede al sorteo de prendas y útiles montañeros que los agraciados celebran con mucho entusiasmo.
Os recuerdo, así erais en el pasado otoño.
Erais la boina gris y el corazón en calma.
En vuestros ojos peleaban las llamas del cariño.
Y las hojas caían en el fuego de vuestra sombra.
Hasta pronto
(El track para GPS pulsando sobre la palabra wikiloc de abajo)
He disfrutado mucho con el relato, las fotos y el video.Gracias!!!
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