domingo, 14 de febrero de 2021

POR EL MONTE DE PEÑAFLOR

 Día 11 de febrero de 2021
Por el CR-31
        Dice un proverbio chino: "mientras haya montes verdes, no hay que inquietarse por la leña", (mientras hay vida, hay esperanza); y de esperanza, cargada a espuertas, va llena mi "Vieja Mochila".
        Los montes verdes, pintados por la mies, de los que habla el proverbio, esos no hay virus que pueda con ellos, nos van a acoger en una soleada mañana de invierno.
        Las circunstancias nos obligan a no salir más allá de las fronteras de nuestro término municipal, lo que nos vale para descubrir otro de los entornos que rodean a Zaragoza, nos vamos al Monte de Peñaflor. Cuentan que por aquí discurría la calzada romana que unía a la Caesaraugusta con Llerda. Sobre el conjunto urbano destaca la torre de la iglesia mudéjar de Nuestra Señora del Coro de los Ángeles (¡uf!, santa de larga denominación).
Primeros pasos
        Pero el centro de la localidad la pasamos de largo, poco más adelante atravesamos el barrio de la Salitrera para alcanzar el camino de Peñaflor a Leciñena en el que, pasado el campo de fútbol, aparcamos el auto.
    Como el "look d´andarín" lo traemos puesto, enseguida estamos metiendo tralla al cuerpo. Los primeros pasos los marcamos, en dirección SE, atravesando un pinar maltrecho por la "Filomena", pinar que nos acerca a la ermita de San Cristóbal a la que, cuentan, acuden en romería, las gentes del lugar, cada 10 de julio.
        Pero hoy es 11 de febrero y aquí no hay ni un alma que honre a Cristóbal, así que abandonamos el santo lugar, campo a través, por un pinar en el que debemos de salvar las ramas caídas, hasta alcanzar un vértice geodésico.
Astro sobre el Monte de Peñaflor
Cicatriz
        Descendemos para tomar un largo camino que, poco a poco, va ascendiendo hasta el vértice del alto del Campillo, punto más alto de la jornada. En este tramo hemos observado la huella del incendio que se produjo el 27 de septiembre de 2019.
        Ahora descendemos para tomar el camino de Perdiguera, encuadrado en los Caminos Rurales de Zaragoza como CR-31, camino que pronto abandonamos introduciéndonos entre maleza de tomillos, romeros y aliagas hasta adivinar un sendero que nos sube a una torre de vigilancia ubicada junto a la casa de los guardas, equipada con unos bancos que acogen nuestras posaderas para descansar y dar buena cuenta del producto estrella de Canarias: el plátano.
Cogujada común posada sobre la huella del incendio
Torre de vigilancia
        El lugar no es un "tresmil", ni tan siquiera un "quinientos", ¡ay, amigos!, pero las vistas que desde aquí se contemplan nos trasladan a lugares imposibles, lugares a los que ahora no podemos viajar, pero que su vista apacigua nuestras ansias: al sur, lo más profundo del valle del Ebro nos muestra aquel verde del que hablaba el proverbio; al este, la Sierra de Alcubierre nos enseña la más cercana de sus alturas, el Monte Oscuro al que esta pareja accedimos en el año 2016; volviendo la vista hacia el oeste, bajo las nubes se esconde el Moncayo; ¿el norte?: cimas y más cimas nevadas, primero la Sierra de Guara, con el Fraginento, el Cabezo y el Tozal, y tras ella las más altas cumbres pirenaicas (desde los Malditos hasta las Sorores pasando por Posets, Cotiella, etc.). Por el momento nos conformamos con una especie de adorable contemplación de esos puntos cardinales, ya vendrán tiempos mejores y, si la salud sigue aliada con nosotros, allá que iremos. 
El norte.
Monte Oscuro (Sierra de Alcubierre)
Cilindro (entre nubes), Perdido, Soum de Ramond, Las Olas...
De vuelta
        Abandonamos el palco por mejor camino que el de acceso, asunto nada fácil pues la gran cantidad de pistas, sendas y demás vías pueden llevarnos a la confusión, pero afortunadamente la tecnología de orientación ayuda a seguir por el camino correcto, camino que se adentra en un magnífico pinar hasta desembocar en el CR-31 en su tramo de Perdiguera a Leciñena, camino que no abandonamos hasta el final del trayecto, cerrando así un variado círculo que en su mayor parte transita por el paraje del Vedado en el que se intercalan zonas de bosque, zonas de matorral y zonas agrícolas. Estos parajes, incendio aparte, aporta una gran riqueza medioambiental como hábitat de variadas especies de animales y vegetales, un bosque que constituye una singular isla verde. En un entorno de marcada aridez, aquí encontramos sabinas, coscojas, carrascas, quejigos y arbustos como la retama, el espino negro y el lentisco. Entre la vegetación de matorral destacan el romero, coronilla de fraile (globularia alypum), tomillo, esparto, aliaga, lino, etc.
Coronilla de fraile
        En estos tiempos que estamos viviendo en los que el esfuerzo de todos es imprescindible, nada mejor que terminar esta jornada con otro proverbio chino: "Cuando las personas trabajan con un solo corazón, incluso pueden mover el Monte Tai"  (mientras todos tengan el mismo objetivo, pueden ejercer un gran poder) ¡hala pues!.
        Hasta pronto

Datos técnicos
Recorrido


Perfil:
Distancia, 16,2 Km.
Desnivel positivo, 340 m
Desnivel negativo, 340 m.
(Track)

1 comentario:

  1. Para ir a la brava, quiero decir sin ESA TECNOLOGÍA....?

    Muy buenas crónicas José Luis

    Un Saludo, Roberto.-

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