Día 2 de febrero de 2021
Desde las afueras |
Mientras eso llega, no tenemos más mundo que el de aquí, el de Zaragoza, que aun con todo, con bonachona humildad, nos regala sus paisajes y caminos urbanos y periurbanos para iluminar ojos y gastar suelas.
Hoy partimos desde casa y, como la semana pasada, el tiempo es inapropiadamente bueno (¿febrero mayea?), por lo que vestimos escasos refajos.
Vamos hacia el Ebro |
No llevamos mucho andado, nos cruzamos con otro senderista con mochila y bastones. Pese a taparnos las jetas con mascarillas nos reconocemos, es el amigo Celso:
––¿ande vas Celso?–– preguntamos
––que he quedado con algunos zagales de Esbarre–– responde
––y ¿ande vais?
–– al cabezo de Las Zorras, ¿y vosotros?
–– nos vamos a la Cartuja por el Ebro para volver por el Canal–– respondemos
––Pues nada, va a hacer una buena mañana, así que a disfrutar y a ver si pronto podemos retomar esas salidas esbarrianas
––a los amigos de Esbarre, dales un abrazo (simbólico), hasta la vista Celso
––¡cuidaos!
Las Aguadoras de Las Fuentes |
Tras recorrer cuatro kilómetros abandonamos el tramo urbano, estamos en la orilla derecha del río Ebro, cuyo caudal delata el deshielo de las nieves de las montañas que abrazan su valle.
Por las orillas del Ebro |
En la otra orilla, tras una isla, vemos la desembocadura del otro río, aquel que recorrimos la semana pasada, el Gállego. Es aquí "donde la Galia e Iberia se unen" ––al menos es lo que leemos en un cartel––.
Dejamos el abrazo de los ríos y alcanzamos el Soto de Cantalobos. La desnudez invernal de su masa forestal no esconde este hermoso lugar lleno de vida que, pese a la presión agraria y urbana de su entorno, cumple un importante labor como refugio de numerosas aves en época de migración.
En el soto de Cantalobos |
Nuestro camino, como el río, se dirige en dirección S.E., a nuestra izquierda, en la ribera, cormoranes, ánades y cigüeñas reposan en las islas que el caudal no logra inundar; a la derecha, tras los campos de cultivo, la ciudad nos muestra algunos polígonos de los que, entre sus naves, destaca ese santuario en el que, milagrosamente, convierten la cebada en agua milagrosa de color "Ámbar".
Cigüeñas en el agua |
Desnudez vegetal |
La Cartuja Baja |
Antes de alcanzar la Pasarela del Bicentenario giramos en dirección sur para tomar el camino de la Huerta Honda, camino que nos deja en el barrio rural de La Cartuja Baja en el que, tras 11 kilómetros pateados, realizamos un breve descanso.
El barrio se sitúa alrededor del edificio de "la Cartuja de la Inmaculada Concepción" en el que destaca su iglesia barroca, cuya fachada se asoma a una agradable plaza, en la que se encuentran otros edificios como la "Procura", que servía de residencia a los monjes; la "Hospedería", edificio destinado a albergar a los huéspedes de la Cartuja; la "Sala Capitular", una de las dependencias más importantes de los monasterios cartujanos, en ella los monjes, presididos por el prior, se reunían en comunidad y trataban todos los asuntos relativos a la fundación, desde los más trascendentales hasta los más cotidianos. La torre de la iglesia, se encuentra en restauración por lo que los andamios que la rodean nos impiden su contemplación.
Iglesia |
Hospedería |
Procura |
El Canal "Imperial" de Aragón |
Abandonamos La Cartuja Baja salvando autovía, vías de tren y carretera para tomar la margen derecha del Canal Imperial de Aragón, que en este tramo tiene poco de imperial.
Poco a poco, vamos remontando sus escasas aguas (luego veremos que lo han cortado para "apañar algún chandrío"), el camino nos lleva hasta las esclusas de Valdegurriana (o Val de Gurriana), construidas a finales del siglo XVIII con el objetivo de salvar el desnivel en el Canal Imperial de Aragón y hacerlo navegable. Se trata de un soberbio complejo hidráulico formado por cuatro grandes esclusas en piedra de cantería que permitían salvar el salto de trece metros de la zona para dar así continuidad al original propósito de garantizar por este terreno la navegación de personas y mercancías a través del Canal. A la entrada de las esclusas se encuentra la Almenara de San Bernardo, desde donde se controlaba el buen funcionamiento de las compuertas.
Esclusas se Valdegurriana |
Aquí sí se muestra Imperial |
Poco a poco, pese a ser martes, se va viendo bastante personal caminando a orillas del Canal. Cruzamos sobre el barranco de la Muerte (para saber del origen del nombre, remito a esta página web), punto en el que el curso del Canal hubo de ser desviado para salvaguardar el primitivo acueducto en las obras de la ejecución de la Z-30.
Ya queda poco |
Otro trayecto, este que estamos recorriendo toda la humanidad, también tendrá final, solo que lo debemos caminar con sigilo, con prudencia, con paso firme y cuando alcancemos el final no solo nos mojaremos, sino que también nos bañaremos en esa fresca y dorada agua bendita.
Hasta pronto
Mapa (track)
Hola José Luis, con este relato tuyo, has logrado convertir, una marcha simple y llana
ResponderEliminarcon un ameno paseo. Te felicito.-
Un saludo, extensivo también para tu acompañante.
Roberto.-