domingo, 28 de febrero de 2021

PURUJOSA-CERRO GORDO-CUEVAS DE LA MUELA DE AÑÓN


Generadores
        Esta vez nos vamos a tierras de la Comarca del Aranda, el confinamiento perimetral se va ampliando poco a poco, ahora son los límites provinciales los que las autoridades nos permiten visitar. 
        Pero el pasado día 18, antes de ser agraciados con esta pequeña dosis de libertad, no dimos un garbeo realizando una ruta circular por el barrio rural de Torrecilla de Valmadrid y la Plana de Zaragoza.
        Iniciamos el camino desde la Balsa de la localidad, lugar paradisiaco para los anfibios. En dirección NO, por terreno eminentemente estepario, unas veces por pista y otras por senderos, alcanzamos la Plana que, junto a la Muela, haría las delicias de un Quijote del siglo XXI.
Castillo de Torrecilla de Valmadrid
         Recorremos un buen trecho de La Plana, disfrutando del paisaje y del verde con qué se pintan los campos cerealistas.
        El descenso lo tomamos por un sendero, parece que de propiedad particular, que transita por un agradable pinar. 
        Alcanzamos la paridera de Torrijos en la que se adivina bastante actividad; en primavera iniciaran la transhumancia hacia el Pirineo ––recomiendo ver este documental de Eugenio Monesma––.
        Alcanzamos el barranco de Torrecilla desde el que ya se ve el final de esta ruta, Torrecilla de Valmadríd que nos muestra las ruinas de su castillo, parece ser de origen musulmán, y la torre de la iglesia parroquial.


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Día 23 de febrero de 2021
¡Vamos p´alla!
        En estos tiempos que corren ––le comentaba a Maite–– tenemos la inmensa suerte de poder elegir el día que queremos salir al monte y la fortuna de disfrutar de una salud que nos permite subir (y bajar) alguna "cuestecica" que otra (al menos por el momento).
        Pues nada, como decía la AEMET que para el martes se avecinaba bondadosa climatología y que soplaría un ligero "fagüeño", cogemos el "buga" y lo enfilamos de cara, corrijo, a la otra cara del Moncayo. Que sí, que el Moncayo tiene más caras que aquellas que conocemos los del Valle y los de la meseta castellana, aquella imagen que emulaba a los Urales en el Doctor Zhivago.
Purujosa
        La A-2, camino de La Muela, se ve cargada de tránsito, el ir y venir de las gentes que se desplazan a los polígonos; nada que ver con estos humildes caminantes que dejan esta vía a la altura de El Frasno para, curva tras curva, alcanzar la villa de Purujosa (960 m.) que llegando a ella, se confunde con los riscos que la sustentan, produciendo una de las más bellas estampas de la geografía aragonesa.
        Aparcamos a la entrada, nos calzamos las botas y ¡hale, a gastar suela!. Sus empinadas calles delatan su ubicación que se encuentra sobre lo alto de un espolón rocoso que se eleva sobre el río Isuela y el barranco de la Virgen, El conjunto de casa y calles de Purujosa siguen un trazado típicamente musulmán, pues cuentan que fueron las gentes de una tribu de beréberes quienes en el siglo VIII fundaron esta bella población. Entre sus construcciones ni siquiera destaca su iglesia, de origen románico, de San Salvador. En las proximidades del pueblo hay una ermita en una cueva dedicada a la Virgen de Constantín. Este nombre se debe a la tradición que sitúa al mismo emperador Constantino como protector de esta ermita. La imagen de su virgen sedente, tallada en madera, es de estilo románico del siglo XIII.
Primeras cuestas
Por la GR-90
        Comenzamos el camino apoyándonos en una de las rutas publicadas en internet, lo hacemos por las empinadas calles de Purujosa, tanto es así que cuando abandonamos el pueblo ya hemos salvado más de 60 metros de desnivel.
        Pero la senda que ahora tomamos, que discurre por la GR-90, primero, y por encima del barranco de la Virgen, después, es suave y agradable de caminar; bueno, hasta que, a los pies de la Muela del Tolmo, se empina bajo un agradable pinar.
        Superada la cuesta, alcanzamos una pista que nos transporta a los corrales y collado de Barrevinoso (1117 m.). En este punto decidimos seguir por la pista, pues en el descenso lo volveremos a pasar marcando así un trazado en forma de ocho de la ruta.
Agradable mañana
        Seguimos por la pista, cruzando el barranco y los viejos corrales de Cuartún (1140 m.).
    Un vistazo alrededor y queda testificado lo que ya contaba en aquella entrada que titulé "A las espaldas del Moncayo", esa cara oculta, menos conocida, que alberga bosques, cuevas, barrancos y muelas (es como denominamos en Aragón a las mesetas  de estratos verticales, generalmente de roca caliza) que parecen emerger de lo más profundo de la tierra para dar cobijo a las rapaces. Al oeste, ante la sierra de Tablado, las buitreras de la muela de Beratón (1500 m.) pintan de manchas blancas las paredes; al sur, el barranco de Cuartún se abre paso bajo la muela del mismo nombre (1208 m.) y la de Barrevinoso (1148 m.); al este asoman, como con chulería, la peña El Tolmo la Cina y el cabezo de Pedro Moliné; ¿al norte?: el norte tendrá que esperar.
Muela de Beratón
Detrás, la muela de Barrevinoso
Muela de Cuartún
Campo a través
        Dejamos la pista para ascender por un cordal carente de senda alguna, no importa pues el terreno se deja querer y la vegetación compuesta de matorral nos permite ir ganando altura. De vez en cuando, tomamos aire y echamos un vistazo al paisaje y ¡zas!, poco a poco, al este, van apareciendo las Peñas de Herrera con el Picarrón en primer término.
        Pero esto no para de subir. Alcanzada una pista que cruza nuestro trazado, nos dividimos: Maite sigue por la derecha del camino que va hacia el collado de Salegar (1383 m.) y yo sigo campo a través hasta alcanzar la cima del Cerro Gordo (1440 m.).
        Ahora sí, ahora se abre el norte, un punto cardenal flanqueado por las horadadas paredes de la muela de Añón sobre la que se yergue el cerro Morrón (1731 m.) y un poco más allá el pico Lobera, (2226 m.), hijo menor de la familia del Moncayo, teñido de blanco.
Desde Cerro Gordo
Muela de Añón
Cueva de los Pilares
        Abajo, en el collado, me espera Maite, así que ayudado del magnetismo que ella ejerce sobre este servidor (y de la pendiente descendente), desciendo a todo tren a su encuentro.
        El último tramo, hasta alcanzar la base de las paredes de la muela de Añon, lo ascendemos, como decía el conde (sin prisa pero sin pausa), por la cabecera del barranco Cuartún hasta alcanzar las cuevas de esta inmensa mole (1551 m.). Aunque tan solo vamos a ver un par de ellas, son algunas más a las que se les ha puesto nombres identificativos: la de las Brujas, la Ancha, la Estrecha, la de la Tía Petra, la del Sauco, y la de los Pilares, que es la más espectacular de todas. Estas oquedades que, desde abajo parecían mucho más pequeños, aquí, en las puertas de las cuevas, nos convierten en liliputienses.

Refugio de Cerro Gordo
        Toca bajar del mundo de las cavernas. El primer tramo lo tomamos por el mismo camino que nos ha acercado a los pies de la muela de Añón, hasta alcanzar la pista que, en dirección sur, nos lleva hasta el refugio de Cerro Gordo (1298 m). Estamos en el lugar idóneo y en el momento preciso para ––¡por fin!–– realizar una parada, posar las nalgas en el poyo de la puerta y dar buena cuenta del bocadillo de jamón de puerco.
    Descansados y alimentados, reanudamos el descenso por un camino que nos baja, digo, nos tira hasta el collado de Barrevinoso, aquel punto que ya hemos atravesado por la mañana y al que le damos una lazada para cerrar el ocho que caracterizará el trazado de esta ruta.
En la sobremesa
El Tolmo
        Descendemos hasta el cauce seco del barranco de Cuartún. Aquí se nota más calor, la cosa no es grave, pero me pregunto qué será esto en verano.
        Seguimos hacia abajo a través del seco barranco donde podemos ver los restos de algún tramo empedrado, no en vano, esta era la vía de comunicación más importante para los vecinos de Purujosa que querían ir al Campo de Borja. De hecho, el mantenimiento del sendero estaba regulado y todos los años se organizaban los turnos entre los vecinos que de manera voluntaria, debían relevarse para reparar las partes dañadas del mismo.
        El barranco lo cierra por la izquierda (este geográfico) la muela de Cuartún y como todas las de esta zona alberga algunas cuevas, como las de Covaliendres y Cuartún, que en este caso, a pie de camino, eran aprovechadas para guardar el ganado en caso de necesidad. 
Cueva de Cuartún
Peirón de la Leche
        Cerca del Peirón de la Leche decidimos dejar el barranco, que finalizaría en la carretera que va a Calcena, para continuar por la GR-90 que en un cómodo zigzag nos asciende hasta el sendero que hemos recorrido en la salida.
            Echamos un vistazo al frente, vemos cómo las casas de Purujosa se cuelgan en las paredes del barranco de la Virgen, arriba, en el cielo, escuchamos el trompeteo de una desordenada bandada de grullas que, las muy pillas, andan en busca de alojamiento. Otra bandada, esta más ordenada, parece que tienen reserva de alojamiento, cena y desayuno en la Laguna de Gallocanta.

Grullas en pos del descanso.
Purujosa sobre el barranco de la Virgen
        Estamos llegando al final de la jornada: Purujosa nos recibe, esta vez, con las calles en descenso (¡uf, menos mal!). El albergue está cerrado, se encuentra en obras de ampliación, no obstante me acerco a la puerta, se encuentra abierta, entramos y un buen señor, que trabaja en la obra, sumido en plena faena gastronómica, nos ofrece una cerveza que, repartida entre los dos, nos sabe a gloria. El hombre nos cuenta de que garito no abre por el tema de la pandemia.
        Por la entretenida carretera, que se abre paso por un paisaje teñido de los alegres colores del almendro, volvemos a casa satisfechos; nos hemos quitado el mono de salir al monte más allá de los  contornos de la ciudad y realizado un recorrido por el que no hemos visto más seres vivientes que las aves y la vegetación que pinta este paisaje de gran belleza plástica.
        Otros caminos que quedan por recorrer, nos esperan más allá de nuestras fronteras. Tendremos que esperar a que las vacunas que nos inmunicen contra la Covid-19. Ese es uno de mis deseos, el otro es que alguno de esos famosos laboratorios que ahora estamos conociendo, investigue en otra vacuna, la que nos inmunice contra esos "sabios personajes" que niegan la evidencia de que el bicho anda matando, en el peor de los casos, a ancianos, jóvenes, mujeres, hombres, pobres, ricos... ¡ah!, incluso a "sabios".
        Hasta pronto


Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia, 12,6 Km.
Desnivel positivo, 813 m.
Desnivel negativo, 813 m.
(Track)





2 comentarios:

  1. Hola.

    Muy interesantes y poco conocidas, todas las muelas que hay entre Purujosa y Beratón. Tengo pendiente una visita. Tomo nota del "ocho".

    Un saludo

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  2. Hola José Luis,

    Soy Milagros (dga), gracias por tus excursiones!
    Nos encanta verte tan activo, vamos siguiendo vuestros pasos, leyendo y caminando.

    Un abrazo

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