domingo, 28 de marzo de 2021

POR EL SOBREMONTE DE BIESCAS

 Día 23 de marzo de 2021
Sierra Limes
        Érase una vez cuatro amigos muy distintos: un ratón, un cuervo, un ciervo, y una tortuga, que vivían en el medio del bosque... Bueno, el cuento seguiría si la partida de hoy fuéramos ratón, cuervo, ciervo y tortuga, pero no es el caso, pues, aun siendo cuatro, la evolución de nuestra especie nos ha dejado "tal cual".
        Las ansias por ir más allá de nuestra provincia zaragozana, nos llevan a la de Huesca, concretamente al llamado "Sobremonte de Biescas", allí entre barrancos y montes se encuentran los pequeños núcleos de Aso de Sobremonte, Yosa de Sobremonte y Betés, pueblos que presumen de su arquitectura tradicional, caracterizada por recias construcciones de piedra de dos o tres plantas, tejados de losa y hermosas chimeneas.
Entrando e Betés
        Comenzamos a caminar por la carretera que nos ha traído hasta aquí, eso sí, ahora "a patita", para avanzar durante unos 750 metros, aquí nos desviamos, también por carretera muy tranquila, en dirección a Betés.
        Un par de kilómetros más adelante, cruzamos un puente sobre el barranco Galen de Tena. 
        Como una postal, Betés se nos presenta bajo la Sierra Limes con Punta Facera (3036 m.) y Punta de Burrambalo (2146 m.), teñidas de blanco, montes que, en antaño ascendimos con las gentes de Esbarre (¿cuándo volverán esos tiempos?).
En Betés
         A la entrada del pueblo, en la fachada de una casa en ruinas, un cartel nos indica que ya hemos llegado a "Betés de Sobremonte" y que la altura en que se encuentra es de 1264 m. 
        Nos adentramos en las calles vacías, una de ellas nos deja ante la iglesia parroquial de Santa Bárbara. El edificio, al que se accede por el "camposanto", se ve que fue construido en sillarejo con un par de naves unidas entre sí por dos arcos. La iglesia, originalmente fue un templo románico del que tan solo se conserva el ábside, unido a la torre,que descubrimos rodeando la iglesia.
       
Torre y Ábside
Ermita de Santa Orosia
        Bajo el cielo completamente azul, desandamos unos metros la carretera para tomar una pista que asciende suavemente hacia la ermita de Santa Orosia, más humilde que la homónima que duerme bajo el Oturia, pero, no por eso menos digna; como en aquella, las gentes de Betés suben en romería cada 25 de junio.
        Dejamos la ermita de la santa, pues hemos de continuar el camino. Pronto abandonamos la pista para tomar una, muy agradable, senda que se abre paso entre pinos y robles, árboles que, a nuestra izquierda,  nos protegen del abismo que se abre sobre el  Barranco de Aso; por la derecha somos flanqueados por muros de piedra seca, fabricados por aquellas gentes de la tierra para sustentar los bancales.
Casa tradicional
Iglesia de San JuanBautista
        No tardaremos en alcanzar Aso de Sobremonte, sus chimeneas ya se dejan ver de entre las ramas desnudas, ramas que pronto vestirán los más bellos vestidos primaverales.
        Una vez llegados al pueblo de Aso, observamos su arquitectura tradicional, propia de la montaña, que presenta un aceptable estado de conservación. El conjunto se agrupa en torno a la plaza de la iglesia y una calleja perpendicular. Sobre el tejado de algunas casas solariegas, emergen las tradicionales chimeneas cilíndricas. Antes de abandonar el pueblo, en el que no vemos más habitantes que un par de gatos, nos detenemos ante la portada de la iglesia de San Juan Bautista, construida en el siglo XVII.
––Buenos días
––miauuuuuuu
Barranco de Aso
        La temperatura y el cielo, en el que la única nube es la estela de un avión que vuela hacia alguna parte del mundo, nos invitan a tomar la mañana con 
tranquilidad, pero hoy marchamos con "hora de caducidad" y hay que seguir.
        Tomamos la GR-15, llamada también "Senda Prepirenaica", que discurre paralela a la GR-11. Un cartel indicativo nos introduce en un bonito sendero que, camino de Yosa, desciende hasta lo más profundo del barranco de Aso. Aquí, cada cual como puede o sabe, cruzamos a la orilla opuesta, pues el camino continuará por la margen derecha. 
        Estamos en un buen lugar para realizar un inmerecido descanso, cargar combustible alimentario y observar los restos del "Molino de Aso". Cuentan que fue un tal Santos Bara, quien de acuerdo con el ayuntamiento de Aso, realizaron la construcción de una acequia que alimentaría el edificio en el que se molía el trigo que se cosechaba en el pueblo, la harina era distribuida entre los vecinos, pues cada casa tenía su amasadería donde elaborar el pan para su consumo. En el interior del molino, queda la muela. Algo más abajo, un segundo edificio, alimentado por la propia acequia, a través de un tubo, albergaba una minicentral hidráulica  para abastecer de energía Casa Oliván.
Testimonio del pasado
Viejo roble (el árbol)
        Con la tarea cumplida, seguimos descendiendo por una agradable senda que discurre entre enormes y viejos robles, en cuyas ramas algunos pájaros entonan bellas melodías para indicarnos que acabamos de aterrizar en la más cromática de las estaciones del año: la primavera. En el suelo crecen una especie de flores violáceas que, en realidad se trata de la "anemone hepática", cuyo nombre, más que a probar sus beneficios terapéuticos, invita a disfrutar de su belleza.
        ¡Canta el gallo!; eso es, estamos entrando en el último de los pueblos del Sobremonte, Yosa. Nuestra llegada es celebrada por el canto de estas aves de corral.
Hepática
Iglesia de San Úrbez
        Como los otros dos pueblos que hemos atravesado, Yosa de Sobremonte se sitúa por encima de los mil metros (1247 concretamente), en este caso su emplazamiento permite asomarse hacia el Monte Erata y el valle tensino que baña el río Gállego. Se trata, posiblemente, de la población mejor conservada de estos pueblos, con buenos ejemplos de arquitectura tradicional alpina arropada por calles empedradas, fachadas de piedra y características chimeneas troncocónicas. La iglesia parroquial, dedicada a San Úrbez, bien conservada, fue en origen un templo románico, posiblemente del siglo XII, aunque en la actualidad se halla muy modificado. 
Casa Basajarau
                Frente a la iglesia se encuentra una muy cuidada "Casa Basajarau", antiguo horno del pueblo, hoy transformado en alojamiento rural, casa que toma el nombre del Señor de los Bosques, 
protector de los rebaños e inventor de la agricultura y la ganadería (el personaje es común en la mitología vasca y aragonesa). Entramos en el patio de la casa y llamamos ––¡Belén!––Pues sí, Belén regenta el bonito y rústico garito y, además, se trata de una sobrina de Maite, la una nieta y la otra hija de dos hermanas. Resulta inevitable "charrar" de la familia, de los recuerdos de sus madres, verdaderas artesanas del ganchillo, de crisis derivadas de la pandemia, de... Y todo esto en el hermoso enclave de la Selva de Yosa, que pronto se verá teñido por el verde follaje de las hayas.
Barranco de Arás
        Junto al muro que delimita el camposanto, retomamos la GR-15 que desciende irremediablemente al Barranco de Arás.
     Desde esta senda apreciamos la majestuosidad orográfica que conforman los barrancos de Galín de Tena o Puyuelo (aquel que hemos visto en Betés), el barranco de Sorasfachas o Selba  y el barranco de Aso; todos ellos desembocan en el Barranco de Arás, en el que pervive el recuerdo de la tragedia de 1996.
        Con la habilidad demostrada en el de Aso, cruzamos este de Arás. Los diques de contención de las aguas, generan agradables saltos, cauce en los que el barranco se muestra bravo por unos momentos y manso en otros.
Saltos
Las Señoritas de Arás
        Más mansos que bravos, seguimos el camino que ahora nos deja sobre el mirador de Las Señoritas de Arás o Chimeneas de las Hadas, un grupo de tres chimeneas, una de ellas de gran tamaño; los restos de la segunda que, tras perder la roca que forma el sombrero, está desapareciendo por la erosión; la tercera, más pequeña, se encuentra en periodo de formación.
        De las Señoritas de Arás, también conocidas como "el cura y la casera", cuentan que fue un hechizo el que transformó al párroco del pueblo y su criada en piedra tras mantener un encuentro amoroso. Este tipo de formaciones son llamadas Hoodoo en inglés y Demoiselle Coiffée en francés.
El Cura
Por la pista de BTT
        Dejamos al cura y la casera en paz con sus afectos, para tomar un atajo que recorre una pista de BTT, cuyo estado, más descompuesto que la "señorita casera", nos invita a regresar al coche por la carretera en la que hemos llegado por la mañana.
        El buga de Alfredo ataca las mismas curvas que en la ida, pero ahora al revés, las toma en dirección al restaurante del Camping Valle de Tena, pues allí, como decía al principio, tenemos "hora de caducidad" y un buen menú.
        No ha sido una gran travesía, no constará en los anales de los récords, pero hemos recorrido rincones escondidos en unos valles, en los que los pueblos y la naturaleza protagonizan un encuentro que, como el cura y la casera, viven un auténtico idilio.
        Hasta pronto

Datos técnicos:
Recorrido
Perfil
Track

1 comentario:

  1. Te seguimos con mucho placer tus desplazamientos, y muy agradecidos por tus explicaciones,
    que son verdaderamente muy amenas.-

    Un Saludo Amigo, José Luis
    Roberto.

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