Día 6 de junio de 2021
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Río Val |
Hay grandes ríos, como el Amazonas, que bañan la inmensidad; otros, como el Nilo, que saben de selvas y desiertos; otros, como el Río Bravo, conocen de la miseria de los pueblos que dejan la vida en ellos. Son ríos, como el Ebro tan amado por unos, deseado por otros y castigado por ignorantes.
Pero el río de hoy, ni baña inmensidad, ni marca fronteras ––de hecho las cruza–– ni conoce desiertos, ni selvas ––un poco sí––. Pero este humilde río, el Val, antes de ser atrapado, nos regala una buena dosis de amabilidad para el disfrute de una agradable mañana en compañía de las gentes del "Nordic Walking CAI", que en esta ocasión cambian el ritmo de marcha por el disfrute de este bello rincón de nuestra geografía.
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Preparados |
Los unos, venidos por Tarazona y los otros por Vera de Moncayo, vamos llegando al punto de encuentro ubicado en la pista del embalse del Val, allá donde una barrera, como La Bullonera, dice "hasta aquí hemos llegado".
A las nueve de la mañana, el sol ya luce en todo su esplendor, iluminado las aguas del embalse; en la orilla, la carpas, de considerable tamaño, andan a la greña por ver cuál de ellas se lleva el mejor bocado al buche. Unas cuantas garzas le dan un toque elegante a la estampa del Embalse del Val, cuya orilla recorremos por su margen derecha, caminando por la pista que se dibuja, contorneándose, abrazada a un terreno en el que predomina el pino de repoblación. Tan humilde es este río, que para alimentar al embalse, requiere de la colaboración del Queiles, que a través de una conducción aporta su grano de arena (o su gota de agua).
Poco a poco vamos dejando el embalse atrás, el pino da paso a chopos, álamos, arces, etc. La pista se torna en sendero, adentrándose en tierras de Castilla a través del PR.SO-20.
El camino se abre paso entre bonitas plantas de cardos y agresivas ortigas; a la izquierda de nuestra marcha, un rebaño equino, como estrellas de Hollywood, es capturado por las cámaras fotográficas. Ellos ––los caballos–– no se avergüenzan lo más mínimo, de hecho parece no ser la primera vez que posan.
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Desayunando |
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No faltan ni las lianas |
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Por el bosque |
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El río Val abriéndose paso |
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¿Caco o presidente? |
Poco a poco el bosque se va tornando en selva ––con perdón del Amazonas––, una y otra vez cruzamos el río por varios puentes. El Val nos regala rincones en los que, quizá, pudiera haberse refugiado aquel ser de leyenda, el Gigante Caco, buscando alguna cueva en la que refugiarse, guarida que encontró en Los Fayos. Allí, entre charradas de aventuras y desventuras, entre trago y trago de vino, Caco entabló amistad con otros dos seres mitológicos como Pierres y Hércules. Igual son imaginaciones mías, pero una gran roca parece mostrarnos el rostro del gigante, aunque también tiene un cierto parecido a un presidente, que lo fue, de las Hispanias ––cada cual que le eche imaginación.
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Stairway To Heaven (al fondo la Peña del Tío Frasquito) |
Nosotros, treinta y dos almas, seguro que no seremos leyenda, no importa, alcanzar nuestro destino de hoy compensa considerablemente, cualquier otro premio.
Aquí, el río Val, todavía castellano, parece tener prisa por viajar a Aragón dejándose caer por un par de saltos. En la cascada de abajo, nos detenemos para echar un bocado. Unos quedan aquí y otros, "los ocho", a través de una coqueta escalera, una senda amueblas con sirga y brillante cadena y una pequeña trepada, alcanzamos la Peña del Tío Fresquito (no sé el porqué del nombre). A nuestros pies quedan las cascadas que la vegetación nos impide ver, pero no importa, pues echando la vista arriba, el Moncayo, responsable de lugares como este, nos premia con su cercana presencia.
Nos reunimos con el resto de personal. Ahora nos toca a nosotros, "los ocho", subir a admirar la espectacular "Cascada del Pozo de las Truchas", salto escondido entre rocas rezumantes, cubiertas de verde musgo y fresco helecho. Otras rocas nos enseñan los "travertinos", esas curiosas formaciones originadas por la acumulación de carbonato cálcico y las sucesivas capas de musgo.
Ciertamente, el lugar invita a quedarse contemplando este milagro de la naturaleza, pero hoy tenemos "hora de caducidad" y hay que regresar, cosa que hacemos por el mismo camino de subida.
Ya estamos en el punto de partida, unos marchan a casa, el resto, docena y media, realizamos un corto viaje a las cercanías del monasterio de Veruela.
Protegidos del sol bajo unas sombrillas, vamos a dar cuenta de la "hora de caducidad", aquella que comentaba al principio, con la sana intención de hidratarnos con unas rubias y proceder a competir con las carpas.
Algunos amigos que seguís a esta "Vieja Mochila", cuando nos vemos preguntáis si hay algún lugar de la geografía que no conozcamos: ¡miles!, muchos de ellos como este del Cañón del Río Val, cuyas aguas nos han regalado una buena dosis de hermosos rincones que hemos disfrutado en compañía de estas gentes que, sin ser gigantes como Caco, sí lo son en lo relativo al "buen rollo".
Hasta pronto
Audiovisual realizado por Luis Gan
Datos técnicos
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Recorrido |
José Luis: Crónica sobresaliente en todo, menos en matemáticas; por más veces que cuento, los 8 me siguen saliendo 9.
ResponderEliminarMuchas gracias una vez más, tan brillante como siempre.
Abrazos.
Fantástico José Luis, como nos adentras en la zona con su cultura y paisaje y con tus dotes poéticas. Y ya como complemento el audiovisual de Luis, genial chicos
ResponderEliminarEs una gozada como nos haces revivir la experiencia y cuantos detalles y datos que a muchos de nos pasaron desapercibidos. Excepcional..!! Gracias José Luis.
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