domingo, 30 de mayo de 2021

LA "MURALLA CHINA DE FINESTRES", LAGUNAS DE ESTAÑA Y FONZ

 Día 27 de mayo de 2021
Embriaguez
        Un largo viaje y una, más larga si cabe, calcetinada, bien vale la pena para descubrir un paraje que hace tiempo que lo tenemos en el punto de mira. Cuando digo viaje, me refiero aquí al lado, en la Comarca de la Ribagorza, pues se podría entender que dicho viaje nos trasladara al continente asiático. Pues no, amigos, que aquí en Aragón, también podemos disfrutar de nuestra particular "Muralla China de Finestres", bastante más corta que la de allá, pero mucho más hermosa. Lo cierto es que lo de "china" suena un poco a "cachondeo". En la zona es denominada como "Dents de Finestres o Roque de la Vila".
        Hoy, el equipo queda reducido a un par, Maite y yo, que, madrugando un poco más de la cuenta, cogemos el buga y ––¡tira coche, vámonos para el norte!––.
Hoy tampoco falta flora
        Una parada en Benabarre para tomar un café y aliviar nuestros más profundos sentimientos y en pocos minutos estamos tomando la pista, que cogemos en las afueras de Estopiñan del Castillo, para, una vez aparcados, comenzar a caminar.
        La mañana nos anuncia que la jornada va a donarnos una buena dosis de calorcito, por los que vamos ligeros de equipaje.
        Los seis primeros kilómetros los recorremos por pista (PR-HU.45). Podríamos haber llegado con el coche, pero hemos venido a lo que hemos venido. Esto nos permite contemplar la densa vegetación de bosque mediterráneo compuesta principalmente por pino, coscoja, sabina, etc. y aromáticas como romero, tomillo, lavanda, etc., todas ellas acompañadas por una explosión floral en la que destaca la siempreviva amarilla o helicriso.
En la Font de Finestres
        
Pronto comenzamos a divisar las aguas del embalse de Canelles, en su parte más occidental, allí donde desemboca el río Guart.
        Una hora de camino, sobre un promontorio, como con chulería, la ermita de San Marcos nos anuncia que pronto llegaremos al primero de nuestros objetivos, cosa que hacemos dejando la pista y tomando una senda que discurre junto a la Font de Finestres y que, en un momento nos deja en las ruinas del pueblo abandonado de Finestres.
        Allá por los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, el dictador de las Hispanias, tenía el capricho, por no decir obsesión, de inundar medio país sin ningún miramiento. Pues el "buen hombre" mandó construir el embalse de Canelles (la mayoría de los obreros eran represaliados del régimen) y en su procesión de inauguraciones, en 1959, corto la cinta de este para inundar las tierras, entre otras, de las gentes de Finestres que debieron de abandonar el pueblo. Es uno de los embalses más aislados de la península. Debido a su escarpado entorno, los alrededores del pantano no los recorre ni una sola carretera, solamente una multitud de pistas en diferentes estados de mantenimiento, propiciando  que al no ser accesible a todo el mundo, se encuentra en un muy buen estado de conservación, para ofrecernos rincones como el Congost de Mont-rebei y las Pasarelas de Montfalcó,  y otros como el que luego visitaremos.
El embalse en busca de la libertad
Casa Coix
        Las casas de Finestres, o el resto de ellas, se construyeron en torno a una plaza central, que recorremos con el pensamiento de lo que fue el corazón de la aldea. Casi se pueden sentir los ecos de una historia interrumpida, una historia sepultada bajo los muros ruinosos de las últimas viviendas que aún resisten, una historia que pugna por salir a la superficie, más allá de la belleza de su entorno
        La única vivienda que se conserva y que parece ser habitada en los meses de verano es "Casa Coix". 
        En el centro de la plaza se encuentra una fuente-lavadero y, completan el entorno, las ruinas del molino de aceite y la iglesia.
Ruinas del molino de aceite
        La iglesia estuvo dedicada a Santa María, tuvo sus orígenes románicos, aunque posteriores remodelaciones en los siglos XVII y XVIII, es lo único que se aprecia. Construcción sencilla, de una nave con acceso (ahora, mejor no) a través de un arco de medio punto y, en lo alto, conserva una espadaña que perdió uno de sus vanos.
        El resto de construcciones, delatan la actividad que se desarrollaba en torno a la plaza
        El resto de viviendas conservan algunas portadas, muros y depósitos de aceite que, cuentan, era de gran calidad.
        Seguimos el camino por lo que parece ser la única calle, un cartel informativo indica los caminos hacia las ermitas de San Vicente y San Marcos.  
Restos de la iglesia
Por la "calle Única"
Ermita de San Marcos
        Caminamos hacia la ermita de San Marcos, hermana pobre de la de San Vicente, humildemente construida, pero es el mejor de los miradores hacia "La Muralla de Finestres".
        Estamos ante una maravilla geológica de roca caliza, moldeada por la acción de los elementos y rodeada de las aguas celestes del embalse de Canelles. En concreto, se trata de dos estratos rocosos paralelos y completamente verticales. Las fuerzas tectónicas obraron el milagro hasta colocarlos en esta curiosa posición, tal y como podemos verlos ahora. Mires como mires esta maravilla, nada que ver con ningún país del oriente, y sí de la belleza con que la naturaleza crea estos espacios.
Vista de la "Muralla China" de Finestres
Posando ante esa maravilla de la naturaleza
Luego iremos hacia allí
Maite asomándose en la cresta
        Nos quedamos un buen rato en la ermita, disfrutando del paisaje que, a un lado y otro, embelesa nuestros ojos.
        A lo lejos, entre muro y muro de la muralla, divisamos una construcción: se trata del castillo-ermita de San Vicente. Se ve algo lejos, pero ¡si hay que ir se va!.
        Descendemos de la colina de San Marcos y antes de entrar en Finestres, tomamos una senda para acercarnos a una de las crestas de la muralla, para asomarnos al vacío que se abre sobre el embalse.
        Para pasar al lado opuesto de la muralla, descendemos hasta la cota del agua del embalse, para, posteriormente, ascender al Castillo y Ermita de San Vicente y acceder a los restos, destrepando un par de metros con la ayuda de unas grapas. No hay más dificultades técnicas, salvo lo acusado de descenso del sendero.
Pequeño obstáculo
Nave de la ermita de San Vicente
        Del castillo se ha consolidado la primera planta de una torre rectangular de siete por cinco metros de lado, y su acceso es en arco de medio punto hoy algo deteriorado. 
        La ermita de San Vicente es una construcción románica, obra del siglo XII, de una nave corrida culminada en un ábside semicircular, de la que se arrancó la portada.
        La ubicación de ermita y castillo, me sugiere el carácter defensivo de esta muralla natural durante la Edad Media, cuando no existía el embalse de Canelles.
        Una vez aquí, en lo alto de la muralla, es momento de echar la vista hacia el paisaje y disfrutar, por un instante, de este privilegiado balcón
En el refugio, tras el "lunch"
        En el descenso vemos los restos de una casa o torre que conserva sus paredes y la entrada que se realiza a través de un arco de medio punto con grandes dovelas, también se observan los vestigios de un muro, que posiblemente se trataría de la vivienda del "señor local".
        Regresamos a "la plaza del pueblo" en busca de una sombra que nos proteja del fuerte calor que, a estas horas, comienza a darnos de lleno. Afortunadamente, la plaza está dotada de un rudimentario refugio, construido con paneles y listones de madera, de no muy buen diseño, pero, ¡eureka!, banco y mesa nos acogen como nos merecemos para dar cuenta del banquete mochilero.
Laguna Pequeña
         Con un calor cuasi insoportable, por la misma pista de ida, regresamos al punto de inicio y dar por concluida la visita a este rincón de nuestra geografía. 
        Muralla, ermitas y aldea nos han contado, desde sus humildes ruinas, del alma de la roca, de esas piedras que perduran sumergidas en la rutina de la historia.
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        Pero antes de regresar, con el buga nos acercamos a las cercanas Lagunas de Estaña, un complejo de balsas, el más importante y mejor estudiado de Aragón por lo peculiar de su modelado kárstico no habitual en estas clases de humedales que no reciben ningún afluente, cuya evaporación debe ser compensada por aguas subterráneas. Son dos lagunas, La Grande y La Pequeña, unidas entre sí por un dren.
Laguna Grande
Fonz
        Para concluir la jornada nos acercamos a otro municipio que hace tiempo queríamos visitar, pues teníamos muchas referencias: se trata de Fonz, un municipio que esconde entre sus muros un buen puñado de joyas arquitectónicas del Renacimiento.
        Dejamos el buga a la sombra de un gran árbol para recorrer las calles de Fonz, calle por las que no se ve ni un alma, lógico. El calor que cae como plomo sobre la urbe, tiene a los fonceses a la fresca, tan solo los pardillos como nosotros soportan semejante "chicharrina".
        La población se estructura en torno a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (1606-1617), una imponente construcción que se alza en lo alto de una solemne escalinata.
Iglesia de la Asunción
Hospital de Santa Ana
        El primer edificio que vemos es el "Hospital de Santa Ana" construido, entre los siglos XVII y XVIII, a extramuros de la villa.
        La localidad recibe el nombre del latín fontes (fuentes) y será por eso que, en nuestro tórrido deambular, pasamos ante la "Fuente de los Seis Caños", otro monumento renacentista de 1567.
        Por no extenderme en demasía, comento que transitamos ante toda una colección de vetustas casas y palacios como el de Valdeoliva (o casa de Ric), donado a la Diputación General de Aragón, hoy sede del Archivo-Biblioteca de los Barones de Valdeolivos.
        El del Ayuntamiento, es uno de los edificios más imponentes y hoy en día alberga, además del ambulatorio y otras dependencias municipales, el Centro de Interpretación del Renacimiento en Fonz.
Ayuntamiento
Casa Moner
        El resto de casas:
  • Casa Guilleuma, de estilo barroco, uno de los pocos ejemplos de casa isabelina del Altoaragón
  • Casa Camón
  • Casa Bardaxí
  • Casa Carpi, en un extremo de la plaza, frente a la Iglesia.
  • Casa Moner
  • Casa Montroset, donde nació Irene Montroset, la inventora de la mercromina.
  • Casa Gil, de la cual solamente se conserva la fachada.
        ¡Uf, vaya colección para la Vieja Mochila!, habrá que volver otro día más fresco y en horario de visitas. 
Casa Guilleuma
Palacio de Valdeoliva
        Por hoy, ya está bien, hay que volver a Zaragoza, aparcar el buga, sentarnos en la terraza del "Federico" y tomarnos unas rubias que ¡leches, nos las hemos ganado!
        Hasta pronto
Datos técnicos de la Muralla de Finestres
Recorrido
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2 comentarios:

  1. esta muralla mola!!!!
    el reportaje como siempre. Muy completo, arquitectura,paisaje, flora... como tu sabes mi amol
    se os ve genial. me alegro
    Este junio una quedada en la capital. Besos

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  2. Hola.

    También la tengo en la lista de pendientes, ya quisieran los chinos, tener una muralla como la de Finestres, eso si, mejor para bien entrado el otoño, que ahora hace muchísimo calor por esa zona, las lagunas, no las conocía, veo que el día lo aprovechasteis al máximo, que esa zona, no cae nada cerca.

    Un saludo

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