ABRIL DE 2023
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| Con Maite y los nietos en 2019 | 
            Ya son varios los meses en los que mi “vieja mochila” duerme en un rincón del armario. La salud (la mía, no la de la mochila) me va marcando el día a día, algo alejado de las montañas a las que, desde mi destierro, miro con una pequeña dosis de envidia y otra, mucho más grande, de esperanza. Es algo así como cuando, en el sendero, haces un alto para recuperar fuerzas y continuar subiendo hacia la cima.
        No dejo de mirar al futuro, como decía, siempre con esperanza, pero en las idas y venidas a las consultas médicas y hospital, los evocadores momentos florecen, como florecen las flores de mi balcón. Una enorme satisfacción se apodera de mí cuando las salgo a regarlas.
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| Nuestro maestro de ceremonias, Luis Casao, nombrándonos "tresmilistas" en 2006 | 
                Estrenando milenio, la ausencia de otra flor, la más bella que uno pueda tener, nos llevó a Maite y a mí a replantar la maceta, a llenar ese vacío. Una de nuestras formas era incrementar nuestras idas y venidas por montañas, valles, ríos y lagos que hasta entonces los veíamos imposibles.
        En todo este tiempo, al esqueje le salieron otros brotes: un par de nietos, más amigos, más experiencias que se transformaron en recuerdos, y más querencia por nuestros pasos.
        Es una ligazón fuerte con personas con las que hemos vivido, aprendido, compartido, reído y llorado en estos años.
        Esta “Vieja Mochila” es testigo de las innumerables correrías de por aquí y de por allá, por las cimas del Alto Atlas y los pueblos cubanos; de las travesías por los valles y picos pirenaicos y las excursiones en animadas jornadas con los amigos de Esbarre y Stadium Casablanca. 
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| En el Parque Nacional Alejandro Humboldt (Cuba) | 
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| Con el grupo Esbarre en el Tour del Mont Blanc en 2008 | 
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| Con la sección de montaña de Stadium Casablanca en la clásica de Beret, en 2011 | 
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| Paso Monte Moro. Bajo la "Madonna" (frontera Suiza-Italia), en 2015 | 
    Si esto no era bastante, si no estábamos gozosos de disfrutar de esas idas y venidas, con algunos años en la espalda, volamos a Nepal para darnos un “garbeo” hasta el Campo Base de esa “colina” que llaman Everest, Sí, fuimos a visitar las montañas del Himalaya y volvimos con la imagen de sus gentes, de los niños camino de la escuela, de los monjes budistas jugando al fútbol entre oración y oración y de las sonrisas de hombres y mujeres  regalándonos su “namaste”.
| Nepal: equipo, guías, sherpas y porteadores | 
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| Bulgaria en 2014 | 
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| Nepal. Cima del Gokyo Ri (5357 m.) en 2012 | 
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| Nepal. Cima del Kala Patthar (5545 m.). Al fondo, el Everest | 
| Eslovaquia en 2013 | 
| Amigos hacia la cima, hacia el encuentro de la luz del sol | 
        En fin, se ve que estamos en esa etapa de la vida en que cuesta menos mirar atrás que acercarse al futuro que, por cierto, lo vamos a atacar, como en esas ocasiones en que las cimas están cerca, ya se ven, pero como dice esa conocida frase montañera: “tras una cima, viene otra cima”.
        Espero que el barbecho toque pronto a su fin, para vivir los caminos, para partir al amanecer, siempre al encuentro de la luz del sol y saber reconocernos en cada vuelta del sendero, en cada flor, en cada trino de los pájaros, en el frío, en la sed, en el cansancio y en el cariño de tus amigos, de tu compañera, de tus hijos, de tus nietos... y del tuyo.
Dejo algunos enlaces de algunas entradas (más bien salidas):
 
