lunes, 12 de junio de 2023

BÚBAL - ARCO GEOTECTÓNICO DE PIEDRAFITA - PIEDRAFIRA DE JACA

 Día 10 de junio de 2023
El rumor de las aguas
        Nueve meses después (qué casualidad) vuelvo a calzarme las botas de monta
ña; vuelvo a embriagarme con esos olores a tierra mojada, a musgo en la umbría, a las flores del monte; vuelvo a disfrutar del canto de los pájaros, más allá de los que regalan a mis oídos con sus trinos frente a mi balcón; vuelvo a caminar por los senderos que nos llevan y traen; vuelvo a escuchar el rumor de las aguas en su correr por barrancos y ríos; vuelvo a ver como despunta el alba en esas madrugadas, camino de algún puerto; y vuelvo a sentir una pizca de emoción con la compañía de estos amigos de viaje de Esbarre que, ¡caray!, ya los iba echando mucho de menos.

¡Allá vamos!
        En las puertas de la Facultad de Veterinaria de la city zaragozana, punto acostumbrado de arranque, a las siete de la mañana el alba ya ha despuntado; son días largos y noches cortas las de estas fechas.
        A la emoción del reencuentro se me une la alegría de ver caras nuevas, algunas de ellas carentes de las huellas que los años van dejando en rostros como el mío.
        Puntualmente, el bus arranca camino del norte. En el viaje cierro los ojos, pero no duermo; en los auriculares suena "Blowin' in the Wind" de Bob Dylan que, por cierto, en estos días anda de gira por las Hispanias.
Preparados
        A lo nuestro: nos detenemos a las puertas del Serrablo para cumplir con la tradición de tomar un café o lo que cada cual crea conveniente.
        Pasado Biescas (por aquí ya llevo el ojo abierto) vemos la cascada de Santa Elena, escupir un buen caudal de agua, producto de las recientes lluvias. A ver sin hoy nos respetan.
        Pronto adivinamos la imponente presa de Búbal que queda a nuestra derecha; a la izquierda, bajo la imponente Peña Telera queda nuestro punto de partida: el viejo pueblo del mismo nombre (¿o es al revés, el pueblo era primero?), cuyas casas se salvaron de las ansias que tenía el dictador de inundar valles para salir en el No-Do inaugurando un pantano más. El pueblo fue expropiado en 1961 por el franquismo y rehabilitado recientemente, incluida su iglesia de San Martín (siglo XVIII).
Por el puente
        Pronto estamos todos y todas luciendo las hermosas prendas adquiridas en los establecimientos especializados en la "alta moda montañera" y, aunque en el cielo se ven algunas nubes, nos aplicamos los diversos ungüentos de protección solar.
        En perfecta "formación esbarriana" comenzamos a caminar recorriendo la única calle de Búbal (adivinen su nombre). Como me he quedado rezagado, entablo una pequeña conversación con una mujer bubalense; me cuenta que, tras la rehabilitación, ya lleva ocho años viviendo en el pueblo.
    Abandonamos Búbal cruzando el barranco Feneros (o Sarronal) por un sencillo puente construido en mampostería.
Por la sombra del bosque
         A partir de aquí el sendero se estrecha y nos lleva por un hermoso bosque en el que predomina el boj, así como las hayas embellecidas por el musgo que cubre sus troncos. Toda una suerte, poder ascender salvando este considerable desnivel por la sombra y con el canto de los pájaros de fondo. A la altura de los Llanos de Tiburcio, una mirada atrás nos deja apreciar, bajo las crecientes nubes, la grandeza del Valle de Tena y los desmanes inmobiliarios de los amigos del dinero fácil, como por ejemplo en Panticosa.
        Cuando se van abriendo los claros, allá en la Plana Terrosa, con el plátano en la mano, admiramos a nuestra izquierda (SW) los murallones de las horquetas D´Os Güertos (2040 m.) y D´Os palomos (2110 m.), así como la punta Cochaldo (2215 m.). Más arriba, frente a nosotros (NW), bajo las imponentes paredes de la Peña O´Campanal (2360 m.), adivinamos el objetivo del día.
Hacia allí vamos
Una mirada más allá
Ahí está
        Pero, amigos, ahora hay que salvar un buen desnivel: nada que estas fuertes mozas y mozos de Esbarre no puedan atacar con la alegría que les caracteriza. Además, hoy nos guía Juan y lo hace a un ritmo "autorizado para todos los públicos".
        Poco a poco nos vamos acercando, el terreno es algo "esbaladizo", máxime cuando alcanzamos la parte baja (¡uy, me ha caído una gotica!) del Arco Geotetócnico de Piedrafita (1840 m.), también llamado O´Campanal. Aquí damos rienda suelta a las cámaras. Ciertamente, el paisaje lo requiere: el arco adquiere la forma de un marco en el que un bello retrato nos muestra, un valle en el que el embalse de Búbal refleja su ansia de ser regado, en estas épocas en las que el agua se hace rogar. No sé, pero me da la sensación de que hoy sí, hoy beberá. 
¿Son cabras? Parece que no
Comienza la fiesta acuática
        Algunos se encaraman a lo alto del arco, cual rebaño de cabras. Y, ¡hale!, más y más fotos, pero cuando nos disponemos a realizar el acostumbrado retrato grupal, "los angelicos del cielo" van y se ponen a...

         
Llueve, graniza, jarrea a cántaros; nos cubrimos con las diversas prendas impermeables, lo que da un colorido especial al batallón y ¡hale, todos p´abajo!.
        Barro, raíces, hierba, gravilla, hacen que el primer tramo de descenso lo ataquemos con prudencia, no vaya a ser que besemos el suelo.
        Contrariamente, la lluvia nos regala un paisaje diferente al acostumbrado, es algo así como un film en blanco y negro, de esos que no necesitan más colores que un perfecto guion y unos personajes que interpreten esa bella película. Y hoy tenemos todo eso.
Bella película
Estas no son las cabras del "Arco"
        Afortunadamente, cuando llegamos a los amplios prados de la Hoya Calatuero amaina un poco. Un rebaño de ovejas, y algunas cabras, observan y balan, ante el paso del Homo sapiens. 
        Poco a poco vamos perdiendo altura, la senda va "alcorzando" el trazado de la pista que va hacia el ibón de Piedrafita y embalse de Tramacastilla.
        De nuevo comienza a llover, hasta cerrar la travesía en Búbal queda un buen tramo, por lo que los responsables (que lo son) del grupo deciden acortar camino y, tras pasar ante el Parque Faunístico de La Cuniacha, terminar en Piedrafita de Jaca.
Como ha sido prácticamente imposible comer en el camino, el bus nos acerca al "Mesón del Molino" de Escuer en el que, como de costumbre, con gran amabilidad nos permiten acompañar nuestros víveres con las birras de costumbre. 
        Del regreso en el autobús a Zaragoza poco puedo aportar, pues en Escuer ha debido montar un tal Morfeo que se ha sentado a mi lado y... zzz, zzz, zzz.
        Como decía en la introducción, ha pasado nueve meses, pero el alumbramiento ha valido la pena; volver a sentir eso que solo quienes somos presos de esta bendita afición sentimos, créanme, el tiempo ha sido tan solo eso, "tiempo".
        Hasta pronto
 
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Datos técnicos
 (El track, pulsando sobre la palabra wikiloc del mapa)

1 comentario:

  1. ¡Qué maravilla tenerte de vuelta! ¡Te echábamos de menos! Ester

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