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lunes, 11 de marzo de 2013

SIERRA DE GUARA (VADIELLO A EL HUEVO)

Día 9 de Marzo de 2013

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Ruta: Desnivel positivo 510 m. - negativo 500 m.

Por más que uno deje parte de las suelas de sus botas por estos parajes, por más que la cámara fotográfica plasme los mil y un rincones de esta sierra, la de Guara, cada vez que la visitamos, nos sorprende y nos hace más pequeños cuando nos encontramos rodeados de esas impresionantes moles calcáreas que la naturaleza ha querido darle formas de lo más curioso.
Hoy vamos Maite, Piedad, Luis y quien suscribe. El día esta despejado, solo alguna que otra nube jalonan el horizonte y por el momento ahí se quedan. En el aparcamiento que se encuentra al pie de la presa de Vadiello, dejamos el coche y nos ponemos las botas.
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Hace un buen día, por lo que  nos aligeramos de las prendas que en estas fechas sería normal acarrear en nuestros esbeltos cuerpos.
Las recientes y copiosas lluvias, este año le dan y le darán al paisaje una belleza que hace ya tiempo que no se veía. Por cualquier rincón, la tierra deja brotar agua cristalina,  que deja caer por sus barrancos formando ruidosas e impresionantes cascadas.
Cruzamos el túnel que da acceso al dique del embalse de Vadiello, no sin antes asomarnos a observar el fuerte chorro de agua que, al fondo, la presa escupe. Desde su orilla, las aguas del embalse, nos reflejan los rayos del sol de tan agradable mañana.
Embalse de Vadiello

El camino lo comenzamos por una cuidada pista, no sin antes girar la vista hacia nuestra izquierda para admirar los gigantes bloques conglomerados de El Puro, Pico de San Jorge, La Mitra y el Pico Borón.

Presa y conglomerados
Abandonamos la pista
En un lento ascender por la mencionada pista,  el calor va calentando nuestros cuerpos, por lo que decidimos meter en la mochila la penúltima capa de ropa. Una, no se si ermita o esconjurandero, nos indica que debemos abandonar anchos caminos y descender por la senda que nos conducirá al fondo de barranco.


Mesa informativa
Previamente, nos paramos a leer una mesa informativa, bueno, quien la lee es Luis en voz alta: Este gran santuario está dedicado a los santos mártires Cosme y Damián, hermanos y médicos de profesión, siendo los patronos de los médicos y cirujanos. Según la tradición, eran hermanos gemelos, nacidos en Arabia. Practicaban la profesión sin aceptar pago alguno por sus servicios, por eso se les conoció en el oriente, entre los santos llamados "los sin dinero"  
El conjunto de edificios de San Cosme y San Damián, se encuentran dispuestos en torno a una plaza rectangular, apoyados en su zona norte por el muro de conglomerado calizo, propio de la zona.
Santuario de San Cosme y San Damián
Adosada al santuario se encuentra la hospedería de peregrinos donde se hallaba "el cuarto del peso", con una gran balanza suspendida del techo y destinada a pesar a los sanados por los santos, los cuales debían entregar al santuario, en agradecimiento, su peso en trigo.
Ya vemos  que lo de "sin dinero", tiene truco, pues el trigo también es una forma de pago. Ya por entonces se practicaba la medicina privada.
Secularmente la propiedad del santuario recae en el linaje de los Azlor, señores de Panzano, que con el tiempo adquiririán los títulos de duques de Villahermosa y condes de Guara entre otros. En la actualidad el conde de Guara es el titular del lugar, quién ya en 1792 nombraba a los eclesiásticos encargados de la gestión religiosa del enclave.
 Esto es lo que decía el cartel porque ver, lo que se dice ver el santuario, pues como que no.

Una agradable senda, en descenso, nos va adentrando poco a poco por un barranco que ya nos anuncia que el árbol que vamos a ver durante toda la jornada, será el roble.
Luis marca un ritmo de bajada adecuado a quienes les seguimos..
Cascada
El fondo del barranco nos lo señala una cascada de agua, difícil de ver en épocas más secas que la de este invierno.
Una subida, en varias lazadas nos coloca en la explanada que los dueños del santuario de "los sin dinero" han ejecutado y para lo que, supongo, no se les habrá puesto muchos impedimentos por parte de los responsables del parque natural y resto de administraciones.
Llegamos a la puerta del santuario y una cadena sujeta por un candado, nos indica que sigamos el camino, que nosotros no necesitamos de ninguna curación y además, no tenemos trigo con que pagar.
Ermita de San Urbez
Seguimos ascendiendo y varias serán las ermitas que veremos, San Urbez, Fuensanta, Virgen de Fabana ..., y es que en tierras de pecadores, cuantas más ermitas, mejor.

La de la Fuensanta es la de fachada mejor conservada, tras de ella, un manantial brota de entre unas rocas y más que por milagro, debe ser por asuntos más terrenales como es la facilidad que el agua encuentra para discurrir por el interior de terrenos calizos.
Fuente de la Fuensanta
Cierto es que, el lugar bien merece una parada para disfrutar del entorno de la fuente, ya que la fachada de la ermita está construida con caravista del siglo XX o XXI.
Les saco una foto al manantial y  a quienes lo observan  y proseguimos la marcha.





De momento vamos por la pista que llega al santuario que, lógicamente, no fue construida para el acarreo del trigo de los sanados.
Otra pequeña ermita, de esta no se  el nombre, nos guía en el camino que debemos seguir.










Ermita de la Virgen de Fabana



















La que mejor se mantiene a duras penas en pié, es la de la Virgen de Fabana (no confundir con la de Fabana, que sin virgen, se encuentra en las proximidades). Las tejas que deberían cubrir el pequeño pórtico, se encuentran es el suelo, por lo que mejor no asomarse.
Seguimos por la pista hasta que en pocos metros, tomamos la senda que nos lleva hacia "El Huevo.
Hacia la Peña de San Cosme
 El primer tramo sube en lazada por un bosque de jóvenes robles hasta que en un desvío, no señalizado, tomamos rumbo hacia la peña de San Cosme que preside la mole pétrea en que se apoya el santuario.
Valoramos  subir a la cima, pero tras ver un paso aéreo (mucho) dotado de una cuerda que se esconde bajo la espesa vegetación que este año campa por sus anchas, las nubes que empiezan a amenazar y la prudencia de estos "jóvenes montañeros", decidimos no atacar y a refugio del viento dar cuenta del más famoso de los frutos canarios: el plátano.
Peña de San Cosme

Encinar
La senda que hasta aquí nos ha traído, nos devuelve al cruce que antes  habíamos tomado, ahora lo hacemos en dirección al Huevo. De pronto nos encontramos en el interior de un bosque impresionante de encinas al que la escasez de luz que en él penetra, lo ha teñido de verde. Es como si una hada, con su varita mágica, nos lo hubiera sacado de un cuento y colocado en las entrañas de la sierra de Guara.
Llegamos a la base del Huevo de San Cosme, desde ese punto es difícil observar la grandiosidad de ese monumento natural.        
El Huevo
 Al regreso, un claro de ese espeso bosque, nos deja sacar una instantánea del Huevo que a mí, más que un huevo me da la impresión de ser otra parte anatómica del santo.

El Huevo de San Cosme




 Como el tiempo está amenazando borrasca, iniciamos la vuelta al ritmo que Luis nos marca y tras retomar la pista que habíamos dejado, seguimos subiendo y llegamos a un cartel que nos anuncia el camino a seguir  en dirección a  Nocito y Ermita de Fabana. Luis se acerca a ver si la encuentra pero la dejamos para otra ocasión, de hecho, ya la vimos en nuestra intentona de subir al Fragineto. Desde este punto, tenemos la vista de donde hemos estado poco antes y se aprecia mejor las peñas de San Cosme y su Huevo.
En primer término, las peñas de San Cosme y El Huevo

El viento nos trae una diminutas gotas de un lejana nube, por lo que aceleramos el paso y nos detenemos en el alto de la Tejería, cruce de caminos que une ambos valles cubiertos por las aguas de Vadiello y Calcon
En poco tiempo llegamos a punto desde donde nos habíamos desviado en dirección norte, hacia las ermitas.
Sin parar, bajamos hasta el embalse donde nos espera el coche.

La Mitra de Maite

Como es buena hora, decidimos tomar nuestros bocadillos en algún lugar que nos sirvan un buen zumo de cebada. Lo hacemos en el albergue de Castilsabas que aunque cerrado, su guarda nos sirve unas cervezas que tomamos en el exterior, mucho menos frío que el interior.
Y acompañado por tres somnolientos acompañantes, conduzco mi humilde vehículo hasta la Caesaraugusta.
Hasta pronto


Mas imágenes en el enlace de Fotos

                                                              


lunes, 18 de diciembre de 2017

PEÑA Y HUEVO DE SAN COSME

Día 16 de Diciembre de 2017
Las "piedras" de Vadiello.
          "Por más que uno deje parte de las suelas de sus botas por estos parajes, por más que la cámara fotográfica plasme los mil y un rincones de esta sierra, la de Guara, cada vez que la visitamos nos sorprende y nos hace más pequeños cuando nos encontramos rodeados de esas impresionantes moles calcáreas que la naturaleza ha labrado, dotándolas de curiosas formaciones.
             Es el comienzo de una de las primeras publicaciones en esta "Viejamochila". Fácil sería copiar y pegar aquella humilde crónica, pues los caminos de hoy pisaremos son los mismos de entonces, pero los compañeros de viaje son ejército y aquellos personajes, tres de los cuales también estamos en esta, andamos con más canas. Y es que las aguas y tierras del Vadiello merecen este esfuerzo.
Embalse de Vadiello.
         Embalse de Vadiello, obstáculo del río Guatizalema, un rincón atrapado entre grandes bloques de conglomerado, guardado celosamente por una vegetación mágica, rodeado de un territorio antes infranqueable y que, poco a poco, el paso de los carboneros y de la obstinada curiosidad de "pirados caminantes" como lo somos quienes hoy intentamos descubrir esos parajes enmascarados por obstáculos infranqueables, hemos sembrado con bellos senderos.
                  Puntuales como un reloj suizo arrancamos desde la inmortal Zaragoza para en Huesca, que presume de liderar la división de plata del pelotón de pinrel (fútbol), completar las dos docenas de mozos y mozas de Esbarre, selectos caminantes tragamillas (y "tragabirras").
En la oscuridad.
               No tardará el bus en atacar las siempre serpenteantes curvas de las carreteras de Guara. No tardamos en transitar por la margen derecha del río Guatizalema que con los pasos del tiempo ha labrado un profundo valle que deja la carretera muy por encima de su cauce.
       Aparcamos en las proximidades del embalse, tan solo un túnel nos separa de él. El espectáculo de acicalamiento montañero (botas, gorros, bastones, etc.) es observado por algunos ejemplares de cabra montés que, introducidas por el Gobierno de Aragón desde los montes de Beceite, se han mezclado con las de los corrales, ya asilvestradas,  abandonados en el último siglo.
Cabras.
El Guatizalema tras superar el embalse.
           Arrancamos a caminar y, tras cruzar el túnel, enseguida estamos sobre la presa de Vadiello que presenta un triste y escaso volumen de agua: ¡vaya sequía que estamos padeciendo!.
          El primer tramo lo hacemos con garbo y más frescos que la "bodega de pescanova". A nuestra izquierda las aguas del embalse reflejan la silueta de la peña que luego alcanzaremos, la de San Cosme. Atrás van quedando los gigantes de conglomerado: el Puro, San Jorge, La Mitra y el Borón, este último coronado por estos zagales en otra ocasión.

Vadiello y sus guardianes.
Santuario de San Cosme y San Damián.
             Alcanzada la primera de las ermitas que vamos a descubrir, la de la Santa Cruz, abandonamos la pista para descender por un agradable sendero en dirección norte y alcanzar la segunda de las ermitas, la de San Cosme y San Damián aunque esta tiene el honor de poseer el título de santuario pues fue, en antaño, un centro de peregrinación consagrado a divinidades paganas protectoras de la salud (hoy sería SALUD) para con el tiempo ir cristianizándose y encomendado a los santos Cosme y Damián, patronos de la medicina (que me corrijan los doctores de Esbarre si me equivoco). Parece ser que tras varios propietarios de linaje demostrado, en la actualidad es el último conde de Guara el amo del lugar: Don Álvaro de Urzáiz y Azlor de Aragón. En el interior, dicen, queda el recuerdo de aquellos peregrinos que, tras su curación, entregaban un exvoto representativo del órgano sanado. ¡uf!.
Ermita de San Úrbez
         Pero como "el garito" se encuentra cerrado al público de escaso linaje, nos conformamos con echar un vistazo desde el exterior y continuar el camino hacia otros lugares más accesibles: las siguientes ermitas. La de San Miguel presenta un estado ruinoso. La siguiente, San Úrbez, se sostiene hasta que el santo quiera. La más "guay" es la de la Fuen Santa regada por un manantial en el que se alojan unos "santos tritones". La siguiente, San Gregorio, si el santo no lo remedia, tiene los días contados. La última, Virgen de Fabana, algo más cuidada aunque con falta de tejas, no hace mella en mí, pues tras el paso por tanta santa ermita sigo cargando con los mismos pecados.
En la ermita de la Fuen Santa.
Por el Bosque Encantado.
              Tomamos un sendero que va ascendiendo con gratitud hasta adentrarnos en el Bosque Plano en el que predominan las encinas. Este entorno de árboles de caprichosas formas y espesura le llevan a ser conocido como el "Bosque Encantado" y es cierto, pues seguro que si no fuera por la bulla que metemos los "d´aquí" observaríamos a los "d´allá": elfos, duendes y hadas, jugar al escondite en tan sobrecogedor lugar. Es como si un trocito de cuento nos lo hubieran trasladado a la Sierra de Guara.
               El sendero desciende hasta los pies del "Huevo de San Cosme", que no sé si representa alguno de los atributos del santo o está dedicado en su homenaje, pero es desde un lugar más abierto de vegetación, al que accedemos tras alguna confusión, donde observamos la impresionante mole de conglomerado.
¿Será por huevos?

Los de Esbarre ante "El Güebo" y el Borón.
Paso de Nartesa.
           Por segunda vez desandamos parte de lo andado para acercarnos hasta el Paso Nartesa, lugar apropiado para el descanso de algunos, principalmente de quienes no llevan "visado de vértigo". El resto dejamos las mochilas, bien custodiadas, y nos vamos a la conquista de la Peña de San Cosme ("joer con el santo").
          Pues bien, para empezar el Nartesa está equipado con un cuerda que mejor no fiarse de ella pues anda más despeluchada que la cabeza del "puigdemont ese", menos mal que unas ramas y el suelo de fuerte conglomerado nos facilitan el paso.
Faja (¿del santo?).
       Superado este obstáculo, caminamos por una faja aérea que doscientos metros más abajo nos muestra el santuario que el santo comparte con Damián, así como el Embalse de Vadiello. Unos con más destreza que otros superamos algunos obstáculos no técnicamente complicados, pero el patio que tenemos debajo tensiona las mentes de los de "dudoso visado".
                Alcanzamos la cima de la Peña de San Cosme (otra vez el santo) que con sus 1053 m. nos ofrece una bella panorámica de esta sorprendente Sierra de Guara. Nos ofrece, también, una buena ración de aire puro, de paz, de algo así como un sentimiento que desearía regalar a esos personajes que andan algo escasos de cordura.
En la cima.
El santuario desde la faja.
         Y nada, "p´abajo" que hay que recoger las mochilas y a sus guardianes para volver por el mismo camino de subida y alcanzar el punto de salida donde nos espera el autobús y, como es buena hora, llevarnos a Huesca en el que el "Montearagón" nos acoge con buenos caldos de vid y cebada para acompañar a las viandas que han resistido las embestidas de estos personajes de Esbarre.
       Y, finalmente, como estamos en vísperas del "Solsticio de Invierno" para unos (los paganos), de "Navidad" para otros (los cristianos), y de entrar en un nuevo año para todos, mis deseos de felicidad para los que tenéis la paciencia de seguir estos relatos y la esperanza de conseguir la "independencia", me explico: de que todos juntos nos independicemos de esos personajes, corruptos la mayoría, que nos andan vendiendo el enfrentamiento de unos pueblos contra otros. Pues, amigos, no nos olvidemos de los verdaderos problemas que tiene el ser humano: pobreza, guerras, hambre, explotación, expulsiones, muerte, desolación...
                 Pues eso, a currarse la:

               Antes de proceder a la despedida del 2017, me veo en la obligación de agradecer a los amigos de Esbarre, a los del Stadium Casablanca y a los del Nordic Walking CAI el haberse currado unos calendarios para disfrute de todos. A los amigos del autodenominado grupo "Estalentaos", gracias por, un año más haber participado en esos trekkings y, en algunos casos, haber soportado el genio de este humilde "benévolo". Lo siento si peco de empalagoso, pero gracias a mi compañera Maite, pues pese a su afectada rodilla siempre está allí animándome a seguir descubriendo otras tierras y empujándome a plasmar mis sensaciones en esta página y, no sé, me parece que nos tiene guardada una buena, ¡ya veremos!, mientras tanto:
                Hasta pronto.



Datos técnicos 
(Puedes descargar el track pulsando sobre la palabra "wikiloc" de abajo).



martes, 16 de abril de 2024

PICOS CUCULO Y SAN SALVADOR

 Día 13 de abril de 2024
        Hoy nos vamos a tierras de la Jacetania, más concretamente a aquellas que encierran buena parte de nuestra historia, en las que el Monasterio de San Juan de la Peña, joya del románico aragonés, se consideró cuna del Reino de Aragón, importante parada del Camino de Santiago y lugar de leyendas que se esconden bajo las rocas. 
El Cuculo desde Santa Cilia
        Son las siete en punto de la mañana, Pablo, habitual "chofeur" encargado de llevar a los de Esbarre a buen puerto, arranca la máquina y tira "camino del norte". En estas fechas es un gustazo disfrutar del paisaje que nos ofrece la mies de la Violada, paisaje regado por las recientes lluvias (y aspersores) e iluminado por los primeros rayos de sol que, por cierto, anuncian que van a calentar de lo lindo.
Monasterio Viejo de San Juan de la Peña
        Parada en Huesca para recoger "al personal", otra en Sabiñánigo para echar algo al cuerpo y, sin más dilación, todos "p´arriba".  En Santa Cruz de la Serós nos detenemos para sacar de la bodega las mochilas, pues en el punto en el que debemos de comenzar la marcha, no puede aparcar el "ómnibus de Pablo".
Vista de Santa Cruz de Serós
        En una curva de la carretera que sube al monasterio, la A-1603, un viejo aljibe ejerce de plató para la primera fotografía recogida por el "maquinón de Ricardo", justo antes de comenzar el camino (1018 m.).
Ricardo sacando un selfie con su "maquinón"
        El sendero, en dirección oeste, se adentra en un bosque de pinos; a nuestra izquierda se escucha el rumor de las aguas del Barranco Carbonera; de entre las ramas de los árboles, el trino de los pájaros endulzan el esfuerzo del personal, pues, ¡leches!, el desnivel del caminito se las trae.
Primeros pasos
        La pendiente del sendero desafía cada paso del personal, el resto lo aportan la mochila y el calor, haciendo que las primeras gotas de sudor broten, marcando el inicio de una jornada cargada de sorpresas.
        Seguimos ganando altura, a nuestra derecha asoma un montículo similar al "Huevo de San Cosme". Desconocemos si dicho montículo tiene nombre, por lo que Celso propone que lo bauticemos con el  de "Güebo de Charbonera" (está claro que este hito no va a pasar a la historia).
El "güebo" de...
        Seguimos: Un pequeño y fácil vadeo (nada que ver con los del Guatizalema) nos transporta a la otra orilla del barranco. El sendero sigue picando "p´arriba" sin compasión alguna para quienes andamos, ya entrados en años, y para el resto, ¡caray! No es de extrañar que uno de los componentes del batallón pinche y haya de, en compañía de los "chefs" Celso y Fernado, regresen hasta Santa Cruz de la Serós. Allí nos esperarán.
Vadeando el Barranco Carbonera
        Afortunadamente, la cosa se suaviza cuando alcanzamos  el Collado Betito (1373 m.). En 1,4 kilómetros,  hemos superado más de 350 metros de desnivel, lo que exige una pequeña parada para reagrupar al personal.
Alcanzando el Collado Betito
        A nuestra derecha (norte) asoma el Cuculo, a la izquierda (sur) el San Salvador, las dos cimas que hemos de coronar. Javier, el otro de los chefs (los tenemos a raudales), se sube con dos zagalas, que andan más flojas, hacia el segundo de los picos; el resto tiramos hacia el Cuculo.
Hacia la cima
        El sendero es algo más amable con mis garras que lo ascendido hasta aquí, ya que el desnivel es menos pronunciado, se abre paso entre un denso tapiz de erizones (Echinospartum horridum).
        Uno a uno vamos alcanzando la cima del Pico Cuculo (1549 m.), humilde en su altura, pero inmensamente espectacular en sus vistas, especialmente  al echar la vista hacia el norte: a lo lejos, vestidos de blanca nieve, los Pirineos se abren en toda su grandeza desde el oeste, allá en tierras navarras, hasta el lejano este, en donde se pierde el viejo Reino de Aragón: Desde el Ori hasta los Malditos, pasando por las Peñas Ezcaurre, Forca y Agüerri, Bisaurín, Aspe y sus Llanas, Middi d´Ossau, Collarada, Telera, Sorores... bajo nuestros pies se abre la Canal de Berdún, punto de partida para los valles de Ansó y Hecho. Y más cercano, el siguiente de nuestros objetivos.
Las Sorores
Collarada
Middi d´Ossau
        Quedan otros puntos cardinales, pero los dejo para el siguiente pico, así que sin perder tiempo, descendemos lo ascendido hacia el Collado Betito y, ¡sorpresa!, nos encontramos con las amigas Sara Piqueras y Marisa Begua que, acompañadas por Chiqui, la mascota de esta, andan pateando estos picos. 
Bonito encuentro
        Pequeña charrada con ellas y, ¡hale!, a subir otra "cuestecica" por un sendero que discurre en dirección sur.
De nuevo, ¡p´arriba!
        A mitad de subida, nos desviamos unos metros para visitar el monumento en el que se recuerda el fusilamiento, por parte de los franquistas, del combatiente por la libertad Paco Subías Duque, que aquí mismo cayó un 28 de octubre de 1944. Murió él, su memoria y las de todos los que el régimen asesinó, nadie la podrá borrar.
Memoria
        No tardamos en alcanzar la siguiente cumbre, el Pico de San Salvador (1547 m.) en el que se aloja una pequeña ermita dedicada al santo e invadida por el progreso. 
Con "los Luño" en el Pico San Salvador
        Desde este nuevo mirador, que se suma al del Cuculo, disfrutamos de una vista panorámica hacia el sur, donde se perfilan imponentes Peña Rueba (o Ruaba) y los Mallos de Riglos. Más allá de ellos, la majestuosa silueta del Moncayo nos recuerda la vastedad de las montañas, donde los límites son apenas una ilusión. Girando un poco el cuello, divisamos la Sierra de Guara, y con un ligero giro más, volvemos la mirada hacia el macizo que nos ha observado toda la mañana: la venerada Peña Oroel, a la que toda la región de Jacetania rinde tributo.
Peña Oroel
En la cima
        Dejamos al santo en paz, y seguimos el sendero que ahora transita, por una agradable loma, en dirección este. A la derecha, vertiginosos acantilados, entre los que destaca La Atalaya, albergan las buitreras en la que se posarán sus dueños que ahora andan dándose un garbeo. En contraste, vemos unas cabras que, atentamente, observan el paso de los humanos.
La Atalaya y San Salvador
¡Qué miradas!
        El camino continúa por el cordal hasta alcanzar unas instalaciones de comunicaciones con su bosque de antenas. Igual que en todo el recorrido, este tramo también nos ofrece buenas vistas, como la del Monasterio Nuevo. Por unos metros descendemos por la pista de acceso a las antenas, hasta tomar un sendero, en el que nos esperan los tres que han eludido el Cuculo.
Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña
        Seguimos cuesta abajo, pasando por una fuente y una instalación ganadera, hasta tomar la vertiginosa senda maderera. Solo nos queda alcanzar la carretera de monasterio y esperar que Pablo nos recoja.
Por la senda maderera
        Así es, pero de momento no nos devuelve a casa, nos traslada hasta el aeródromo de Santa Cilia, allí tenemos la mesa preparada para pasar un buen rato que, amigos, no todo va a ser gastar calcetín: Primer plato a elegir, segundo plato a elegir, postre a elegir, destilados...
Calentando la garganta
        El viaje de regreso a Zaragoza es un "placer": los nombrados destilados han conseguido sacar del coro trasero de bus, las más populares canciones que van, desde el pop de los 60 y 70 hasta las entrañables canciones de las tunas universitarias. Por encima de las dulces voces, algunos tenores han dado muestra de la fortaleza de sus cuerdas vocales. Lástima que el concierto haya concluido a nuestro paso por Almudevar. Una pena.


Nota.- Tras la publicación de la presente entrada, Rosa, una amiga de Santa Cruz de la Serós, me ha aclarado algunas cuestiones referentes a varios puntos:
  1. El camino de subida lo llamaban "Las Gradas"
  2. El "Guebo", que inocentemente bautizamos, se llama "Peña Cagallón"
  3. El collado en el que se divide el sendero al Cuculo o a San Salvador, le dicen "Cubilar Nuevo" (cubilar=zona de pastos"
  4. El camino por el que bajaamos es el antiguo camino de herradura por el que se subía con caballerías al monte de Santa Cruz para buscar cargas de leña. Se llama camino del Paco Viejo (como sabemos la denominación "paco", en estas tierras se refiere a lugar sombrío.
  5. La ermita es a las que se va de romería desde Santa Cruz el 26 de junio. Tras la misa sale el cura a la puerta y bendice los términos (los cuatro puntos cardinales) para proteger los sembrados que en esa época allá están empezando a amarillear
Gracias Rosa
ENLACES:

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