martes, 14 de mayo de 2024

CALOMARDE-BARRANCO DE LA HOZ-RUTA DE LAS BANDERAS (circular)

Día 11 de mayo de 2024

         Nueve meses después regresamos a Calomarde, esta vez en compañía de las gentes de Esbarre, para recorrer una ruta que nos han preparado y que promete no defraudar.
         Para comenzar, viaje por la autopista mudéjar, paradica en Santa Eulalia para dar descanso y gusto al cuerpo y, ¡hale!, el bus enfoca el morro hacia la sierra de Albarracín para apearnos en el lugar de inicio de la ruta.
            Como el día promete una "miaja de calor" nos ponemos gorra, gafas de sol y protector de ídem, todo ello acompañado por las prendas montañeras dignas de mostrar en  la "pasarela Gaudí", asunto que la supercámara de Ricardo recoge para goce de todos.
Todos preparados
        ¡Ah, la aventura nos llama con sus brazos abiertos y sus promesas de emoción! Nos lanzamos con valentía por el sendero que serpentea junto a las tranquilas aguas del río Blanco. 
        Al principio, el trayecto nos regala un agradable paseo, como un aperitivo antes del banquete de adrenalina que está por venir. 
        Pero antes, ¡ahí está, majestuoso y desafiante, el Moricacho! Una roca que desafía las leyes de la gravedad y parece estar al borde de separarse de la pared. Su grieta, una especie de portal a otro mundo, ha servido de refugio para los rebaños en tiempos inmemoriales, protegiéndolos del calor, del frío, de la lluvia y de cualquier otro capricho meteorológico. ¡Pero hoy, este venerable santuario pastoril se convierte en nuestro escenario! Una cueva que, en lugar de albergar ovejas, ahora acoge a intrépidos exploradores que desafían los límites de lo convencional, con la única misión de capturar la esencia de la aventura en unas cuantas instantáneas. ¡Y así, con un clic de cámara, la historia sigue su curso!
El Moricacho
En la cueva
        Después de despedirnos del Moricacho, continuamos nuestro periplo. A nuestra derecha, las imponentes paredes parecen albergar todo un vecindario de buitres, que con una mezcla de majestuosidad y pereza van desplegando sus alas para alcanzar nuevas alturas. Mientras tanto, a nuestra izquierda, una cabra nos dedica una mirada de complicidad, posando con toda la actitud sobre una roca, como si estuviera lista para su sesión fotográfica.
La cabra
        Poco más adelante alcanzamos una pequeña represa, llamada Presa de los Ahogados. Se llama así porque murieron dos personas, Joaquín Lozano y Pedro Lahuerta, ahogadas cuando, en agosto de 1876, intentaban cruzar el río, acompañados de una yegua (la yegua se salvó). Una placa recuerda ese hecho.
Presa de los Ahogados
            ¡Nos encontramos ante el clímax del "Barranco de la Hoz"! Aquí, nos topamos con escaleras majestuosas, puentes metálicos que desafían la gravedad y vistas panorámicas del río que te dejan sin aliento. Y no olvidemos el "puente natural de la Toba", un monumento de la naturaleza bajo el cual cruzamos con la elegancia de un explorador intrépido. No podemos negarlo, esta es la parte más alucinante de toda la ruta. Imagínate tratando de abrirte paso entre estas paredes sin estos artilugios ingeniosos; acabarías más empapado que una esponja en el río Blanco. ¡Pero gracias a estos equipos de "última generación", nuestra travesía adquiere un aura de aventura que roza lo mítico!
Puente de la Toba
        En la lucha de las emociones, la adrenalina y las cámaras fotográficas se enfrentan en una cruel batalla. La excitación de la adrenalina choca con la precisión y la capacidad de capturar momentos únicos de las cámaras. Es un duelo entre la intensidad del momento presente y la habilidad de inmortalizarlo para la posteridad.
Escaleras por aquí
Escaleras por allá
Algún puente
       Unos mozos tan enormes que podrían hacer sombra a un edificio de tres plantas, preguntándome con una inocencia, casi conmovedora, si esa nube ominosa que nos acecha planea empaparnos. ––"No preocuparse"–– les digo con la seguridad de un profeta del clima, "la AEMET juró y perjuró que no lloverá hasta la tarde". Y en ese preciso momento, como si la nube misma estuviera esperando mis palabras para desafiar a la meteorología, ¡comienza a llover!
        Poco a poco, las paredes se van alejando la una de la otra y el paisaje (y el cielo) se va abriendo para dar cobijo a las ruinas de viejos molinos como el de "Enmedio" y el de las "Pisadas". En este último, en ruina total, escasamente se pueden adivinar los elementos, como las muelas, etc. Dicen que el nombre le viene por las pisadas que se recogen en una leyenda en las que los protagonistas son un pastor, sus cabras y el diablo (si quieres conocer la leyenda, clica aquí).
Molino de las Pisadas
        Hacemos una breve pausa en este punto estratégico del recorrido, aunque "breve" es un término relativo cuando las vistas son tan increíbles y la compañía tan amena. 
        Con el río como nuestro fiel guía y el buen humor en nuestras mochilas, atravesamos prados que parecen sacados de un cuento de hadas, hasta llegar a una balsa y estación de bombeo que nos recuerda que, incluso en medio de la naturaleza, la ingeniería humana puede hacer su aparición estelar. 
        Posteriormente, tomamos una pista que nos conduce directamente a la Fuente del Berro, y una zona de esparcimiento.
Fuente del Berro
        Dejamos caer los traseros en los bancos de madera y de nuestras mochilas emerge una selección de tentempiés que haría ruborizar a cualquier gourmet. Entre todas las opciones, el plátano se erige como el rey indiscutible del descanso, dispuesto a revitalizarnos con su energía natural. Es el momento de reponer fuerzas, y qué mejor manera de hacerlo que rindiendo homenaje al humilde pero poderoso fruto canario.
Reponiendo fuerzas
        Sí, muy bien lo de los bancos, pero aún queda tajo que cortar (caminar), así que seguimos por la pista de Frías, para atajar una de sus curvas, a la altura de la Fuente Valdeloshuertos y, como en el juego de la oca: "de fuente a fuente y tiro porque..." En esta de la Toba, en su balsa, las ranas se encuentran en los momentos más álgidos de sus tareas reproductoras, el croar, las delata. También, en las aguas de la balsa, se reflejan los cuerpos del aguerrido batallón que hoy patean estas tierras. 
        Pero no somos los únicos que andamos por aquí: cerca, a nuestra derecha, entre los pinos, caminan los andadores que hoy celebran la Marcha Senderista de Frías de Albarracín.
Escuchando a las ranas en la Fuente de la Toba
        Un fuerte quiebro hacia la derecha nos lleva cruzar la carretera A-1704. Aquí nos reagrupamos y, bajo una ligera y corta lluvia, tomamos el camino de "La Ruta de las Banderas", abierta en el año 2019 con el fin de regresar a Calomarde sin tener que hacerlo por el mismo recorrido hecho hasta aquí.
Por la Ruta de las Banderas
        Poco a poco,  el sendero va picando para arriba, lo que nos permite divisar desde lo alto la localidad de Frías de Albarracín. Pero nosotros tiramos hacia el "Mirador de la Vega" en el que, además de disfrutar del paisaje, echar unas fotos: primero ellas, luego ellos y finalmente la acostumbrada fotografía del grupo ––¡y yo con estos pelos!––
Ellos
Ellas
        Seguimos el camino, ahora cruzamos la misma carretera de antes, para encarar una subida que transita por un amplio campo abierto poblado de sabinas rastreras que me recuerda a la Sierra de Javalambre.
Sabinas rastreras
        Chino chano, alcanzamos el Alto de Banderas (1584 m.). Un vistazo a las sucesivas sierras que conforman la de Albarracín y descendemos unos metros, para volver a ascender, en esta ocasión, al Alto López (1566 m.). 
En el Alto López
        Un suave bajada nos deja en un mirador natural (1510 m.) que se alza sobre Calomarde (1300 m.), ofreciéndonos una magnificas vistas sobre el pueblo y la vereda del Río Blanco.
Vista sobre Calomarde
        Pero, ––¿por dónde hay que bajar?––. Los siguientes 200 metros de descenso los realizamos, "en picado", no sé si campo a través, no sé si por terreno de cabras, pero en unos minutos, además de detenernos a observar una mariposa graelsia (graellsia isababellae) estamos entrando en Calomarde por su plaza de toros, o tentadero, en el que prueban la bravura de los toros, pero lo que no cabe duda es de la bravura de estas gentes de Esbarre a las que nos se les pone nada por delante para pasar un buen día.
Graelsia
Hacia el final
        Entrando en el pueblo nos detenemos ante la Iglesia de San Pedro Apóstol, de estilo Neoclásico, de la primera mitad del siglo XVII, construida en mampostería. En la fachada oriental nos llama la atención la existencia de uno de los sillares en el que figura una inscripción romana de finales del siglo I.
Iglesia
Sillar (S.I)
        Solo queda acicalarnos lo justo para no asustar a la clientela de "La Posada de Calomarde"! Ahora toca hacer una pequeña inversión en nuestra apariencia, que aunque no llegue al nivel de la realeza, al menos nos libere de parecer un náufrago recién rescatado. Así que con algo de dignidad (o lo que quede de ella después de llevar un plátano como único sustento toda la mañana), nos dirigimos al "santuario de las birras frías y de bocatas escondidos en la mochila". ¡Que se prepare el mundo, que aquí llegamos nosotros con nuestras excentricidades y nuestra hambre de justicia (y bocatas)!
        Camino de Zaragoza, a pocos kilómetros de salir, nos detenemos unos minutos en la "Cascada de Calomarde" (Batida o del Molino Viejo), que aunque muchos ya la conocemos, vale la pena visitarla para disfrutar de su salto de agua de unos 20 metros de alto, en el transcurso del río de la Fuente del Berro (o Blanco), afluente del río Guadalaviar.
Cascada
        Regresamos al autobús, arranca y...zzz. Madrugón, cansancio, movimiento y Morfeo se han confabulado para hacer de mí un eterno soñador.
            Hasta pronto

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viernes, 3 de mayo de 2024

ILLUECA-PICO LA LEZNA-BREA-ILLUECA

Día 2 de mayo de 2024
        Un par de días a orillas del Río Aranda ofrecen una experiencia rica en variedad. Desde la admiración y el descanso en el Castillo-Palacio del Papa Luna hasta perderse por las encantadoras calles y callejones de Illueca, hay mucho por descubrir. Además, no se puede dejar de lado la oportunidad de adquirir calzado local y, por supuesto, aprovechar los momentos libres para ascender a alguna de las lomas que abrazan al Valle del Aranda.
Illueca
        Camino de Illueca hacemos un alto en Rueda de Jalón, con la intención de visitar los "Ojos del Pontil", un espacio natural formado por un conjunto de manantiales con un flujo constante de agua a 22,4 grados, el más interesante ejemplo del sistema hidrológico subterráneo del Moncayo. Forman un pequeño humedal de rica flora acuática frecuentado por una gran variedad de aves.
Ojos del Pontil
        Dado que la Sierra de la Virgen, coronada con el Pico Cabrera, la Peña del Café y la Peña Guzman, ya la habíamos recorrido en un par de ocasiones, decidimos subir algún otro pico en la otra margen del Valle del Aranda, concretamente el Pico La Lezna, cuya toponimia viene dada del instrumento, semejante a un destornillador pequeño acabado en "punta" y con mango de madera, que sirve para perforar el cuero o la madera: los zapateros usan la lezna para coser y, no olvidemos, estamos en una zona en la que el calzado ha tenido mucha importancia en el desarrollo de sus pueblos.
Al fondo, el pico La Lezna
        Nos acercamos hasta la ermita de San Idelfonso (605 m.), ubicada en lo más alto de Illueca, punto en el que iniciar la ruta de hoy. La mañana ha salido fría y ventosa, por lo que nos abrigamos más de lo que en estas fechas sería lógico.
Ermita de San Idelfonso
        El inicio del camino transita entre campos de almendros, cuyos frutos anuncian una respetable cosecha. Bajo los árboles, los ababoles nos dicen, así, con sordina,  que estamos en primavera. En el cielo, algunos ejemplares de buitres, luchan ferozmente contra el cierzo y, aquí abajo Maite y yo comenzamos a atacar las primeras cuestas.
Ababoles al viento
        A medida que ascendemos en altitud, los campos cultivados van cediendo su lugar a una vegetación más propia del monte bajo: tomillo, aliaga, salvia, entre otros.
¿Acabarán en turrón?
        Abajo van quedando Illueca y su palacio se van alejando bajo nosotros. El camino nos lleva por una de las numerosas pistas que se extienden a lo largo de la sierra. En lo alto, divisamos el vértice geodésico de la cumbre de La Lezna. Dudamos entre seguir por una de estas pistas o enfrentar los últimos metros de la ascensión directamente "a las bravas". ¿Cuál es nuestra decisión? ¡A las bravas!
¡A las bravas!
        Con paso lento, pero firme, vamos ganando altura. La cima se vislumbra en el horizonte, aunque como dice el refrán: "tras una cima, siempre hay otra cima".
        Ahora sí, ahora ya vemos nuestro objetivo, para que, tras una hora de ascenso y habiendo superado 345 m. de desnivel, alcanzar la cumbre del Pico La Lezna, de 950 m (aunque en el vértice geodésico marca 945 m.). La Lezna ejerce de mojonera de los términos de Brea de Aragón, Illueca y Mesones de Isuela.
Cima de La Lezna
        El viento que sopla en esta humilde loma, no da más que para echar un par de fotos y admirar la panorámica que, en sus 360º, nos muestra buena parte de las sierras y picos de la Cordillera Ibérica: Vicort, Algairén, la Virgen, Nava Alta, Moncayo, Peñas de Herrera, etc. Al norte vemos el valle por el que fluyen las aguas del Isuela regando tierras de Mesones. En el sur, observamos con toda la claridad, el Valle del Aranda y las localidades que baña el río, como Brea de Aragón, Illueca, Gotor, Jarque y Aranda (las últimas dos de apellido moncaino).
Sierra de Vicort
Sierra del Moncayo
Valle del Aranda
        Por no volver por el mismo camino, el descenso lo hacemos más largo, tomando alguna de las pistas que descienden hacia Brea de Aragón, cuyo trazado, al igual que en la subida, los hace con un considerable desnivel.
        En el recorrido se observa la dureza de estas tierras con sus barrancos esculpidos por el agua y el viento. Nos llama la atención una construcción que encontramos en el camino: Se trata de la base helitransportada contra incendios, todavía en construcción.
Caminos inciertos
        Pronto estamos encaramados sobre los tejados, algunos en mal estado, de las casas de Brea de Aragón, pero no nos adentramos en sus calles, optamos por circunvalar la localidad, por el norte, para, junto al campo de fútbol, tomar la Vía Verde del Aranda, bonita senda que ya recorrimos a principios del 2022.
        En las aguas del río, Maite avista algunos cangrejos ibéricos. Remontamos el curso fluvial, deslizándonos entre las sombras proyectadas por la exuberante vegetación ribereña. El aire fresco nos envuelve con el melodioso trinar de los pájaros, tejiendo un concierto natural donde los machos buscan seducir a sus parejas, exhibiendo sus encantos para conquistar el favor de aquella que será su compañera en el milagro más sublime de la naturaleza: el nacimiento de nueva vida.
Vía verde del Aranda
Un remanso de paz
      
No tardamos en alcanzar la villa de Illueca, solo nos queda ascender por sus calles hasta el punto de salida, la ermita de San Idelfonso, y dar por concluida esta ruta que nos ha regalado una buena y ventosa mañana.
        Por la tarde, visitaremos el castillo-palacio de los  condes de Argillo o de Luna, cuya construcción sobresale, en lo alto de un cerro rocoso. Es uno de los edificios más importantes de Aragón. En este castillo, mudéjar, con influjos renacentistas, es donde nació, en 1328, Pedro Martínez de Luna y Gotor, futuro Papa Benedicto XIII, más conocido como el "Papa Luna", uno de los personajes más importantes del medievo europeo.
Castillo-palacio de los condes de Arguillo
Escaleras
Imagen renacentista
Techumbre del Salón Dorado
        Después de la visita, el coche nos devuelve a Zaragoza, y con él regresamos a la realidad que nos espera. Es una realidad marcada por las "fake news". Al llegar a casa, nos enfrentamos de nuevo a la rutina diaria, pero nuestras mentes siguen atrapadas en esa danza confusa de información y desinformación. Nos preguntamos qué es real y qué es fabricado, qué es verdad y qué es mentira, en un mundo donde la línea entre ambos parece cada vez más difusa.
        Pero, bueno, mientras las fuerzas no nos abandonen, esta Vieja Mochila seguirá caminando por descubrir si es cierto que tras "esta cima, hay otra cima".
            Hasta pronto

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ENLACES:


Datos técnicos:
Recorrido
Perfil:
Distancia, 10 Km.
Desnivel positivo,  465 m
Desnivel negativo, 465 m.


Otras entradas por la zona:















martes, 16 de abril de 2024

PICOS CUCULO Y SAN SALVADOR

 Día 13 de abril de 2024
        Hoy nos vamos a tierras de la Jacetania, más concretamente a aquellas que encierran buena parte de nuestra historia, en las que el Monasterio de San Juan de la Peña, joya del románico aragonés, se consideró cuna del Reino de Aragón, importante parada del Camino de Santiago y lugar de leyendas que se esconden bajo las rocas. 
El Cuculo desde Santa Cilia
        Son las siete en punto de la mañana, Pablo, habitual "chofeur" encargado de llevar a los de Esbarre a buen puerto, arranca la máquina y tira "camino del norte". En estas fechas es un gustazo disfrutar del paisaje que nos ofrece la mies de la Violada, paisaje regado por las recientes lluvias (y aspersores) e iluminado por los primeros rayos de sol que, por cierto, anuncian que van a calentar de lo lindo.
Monasterio Viejo de San Juan de la Peña
        Parada en Huesca para recoger "al personal", otra en Sabiñánigo para echar algo al cuerpo y, sin más dilación, todos "p´arriba".  En Santa Cruz de la Serós nos detenemos para sacar de la bodega las mochilas, pues en el punto en el que debemos de comenzar la marcha, no puede aparcar el "ómnibus de Pablo".
Vista de Santa Cruz de Serós
        En una curva de la carretera que sube al monasterio, la A-1603, un viejo aljibe ejerce de plató para la primera fotografía recogida por el "maquinón de Ricardo", justo antes de comenzar el camino (1018 m.).
Ricardo sacando un selfie con su "maquinón"
        El sendero, en dirección oeste, se adentra en un bosque de pinos; a nuestra izquierda se escucha el rumor de las aguas del Barranco Carbonera; de entre las ramas de los árboles, el trino de los pájaros endulzan el esfuerzo del personal, pues, ¡leches!, el desnivel del caminito se las trae.
Primeros pasos
        La pendiente del sendero desafía cada paso del personal, el resto lo aportan la mochila y el calor, haciendo que las primeras gotas de sudor broten, marcando el inicio de una jornada cargada de sorpresas.
        Seguimos ganando altura, a nuestra derecha asoma un montículo similar al "Huevo de San Cosme". Desconocemos si dicho montículo tiene nombre, por lo que Celso propone que lo bauticemos con el  de "Güebo de Charbonera" (está claro que este hito no va a pasar a la historia).
El "güebo" de...
        Seguimos: Un pequeño y fácil vadeo (nada que ver con los del Guatizalema) nos transporta a la otra orilla del barranco. El sendero sigue picando "p´arriba" sin compasión alguna para quienes andamos, ya entrados en años, y para el resto, ¡caray! No es de extrañar que uno de los componentes del batallón pinche y haya de, en compañía de los "chefs" Celso y Fernado, regresen hasta Santa Cruz de la Serós. Allí nos esperarán.
Vadeando el Barranco Carbonera
        Afortunadamente, la cosa se suaviza cuando alcanzamos  el Collado Betito (1373 m.). En 1,4 kilómetros,  hemos superado más de 350 metros de desnivel, lo que exige una pequeña parada para reagrupar al personal.
Alcanzando el Collado Betito
        A nuestra derecha (norte) asoma el Cuculo, a la izquierda (sur) el San Salvador, las dos cimas que hemos de coronar. Javier, el otro de los chefs (los tenemos a raudales), se sube con dos zagalas, que andan más flojas, hacia el segundo de los picos; el resto tiramos hacia el Cuculo.
Hacia la cima
        El sendero es algo más amable con mis garras que lo ascendido hasta aquí, ya que el desnivel es menos pronunciado, se abre paso entre un denso tapiz de erizones (Echinospartum horridum).
        Uno a uno vamos alcanzando la cima del Pico Cuculo (1549 m.), humilde en su altura, pero inmensamente espectacular en sus vistas, especialmente  al echar la vista hacia el norte: a lo lejos, vestidos de blanca nieve, los Pirineos se abren en toda su grandeza desde el oeste, allá en tierras navarras, hasta el lejano este, en donde se pierde el viejo Reino de Aragón: Desde el Ori hasta los Malditos, pasando por las Peñas Ezcaurre, Forca y Agüerri, Bisaurín, Aspe y sus Llanas, Middi d´Ossau, Collarada, Telera, Sorores... bajo nuestros pies se abre la Canal de Berdún, punto de partida para los valles de Ansó y Hecho. Y más cercano, el siguiente de nuestros objetivos.
Las Sorores
Collarada
Middi d´Ossau
        Quedan otros puntos cardinales, pero los dejo para el siguiente pico, así que sin perder tiempo, descendemos lo ascendido hacia el Collado Betito y, ¡sorpresa!, nos encontramos con las amigas Sara Piqueras y Marisa Begua que, acompañadas por Chiqui, la mascota de esta, andan pateando estos picos. 
Bonito encuentro
        Pequeña charrada con ellas y, ¡hale!, a subir otra "cuestecica" por un sendero que discurre en dirección sur.
De nuevo, ¡p´arriba!
        A mitad de subida, nos desviamos unos metros para visitar el monumento en el que se recuerda el fusilamiento, por parte de los franquistas, del combatiente por la libertad Paco Subías Duque, que aquí mismo cayó un 28 de octubre de 1944. Murió él, su memoria y las de todos los que el régimen asesinó, nadie la podrá borrar.
Memoria
        No tardamos en alcanzar la siguiente cumbre, el Pico de San Salvador (1547 m.) en el que se aloja una pequeña ermita dedicada al santo e invadida por el progreso. 
Con "los Luño" en el Pico San Salvador
        Desde este nuevo mirador, que se suma al del Cuculo, disfrutamos de una vista panorámica hacia el sur, donde se perfilan imponentes Peña Rueba (o Ruaba) y los Mallos de Riglos. Más allá de ellos, la majestuosa silueta del Moncayo nos recuerda la vastedad de las montañas, donde los límites son apenas una ilusión. Girando un poco el cuello, divisamos la Sierra de Guara, y con un ligero giro más, volvemos la mirada hacia el macizo que nos ha observado toda la mañana: la venerada Peña Oroel, a la que toda la región de Jacetania rinde tributo.
Peña Oroel
En la cima
        Dejamos al santo en paz, y seguimos el sendero que ahora transita, por una agradable loma, en dirección este. A la derecha, vertiginosos acantilados, entre los que destaca La Atalaya, albergan las buitreras en la que se posarán sus dueños que ahora andan dándose un garbeo. En contraste, vemos unas cabras que, atentamente, observan el paso de los humanos.
La Atalaya y San Salvador
¡Qué miradas!
        El camino continúa por el cordal hasta alcanzar unas instalaciones de comunicaciones con su bosque de antenas. Igual que en todo el recorrido, este tramo también nos ofrece buenas vistas, como la del Monasterio Nuevo. Por unos metros descendemos por la pista de acceso a las antenas, hasta tomar un sendero, en el que nos esperan los tres que han eludido el Cuculo.
Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña
        Seguimos cuesta abajo, pasando por una fuente y una instalación ganadera, hasta tomar la vertiginosa senda maderera. Solo nos queda alcanzar la carretera de monasterio y esperar que Pablo nos recoja.
Por la senda maderera
        Así es, pero de momento no nos devuelve a casa, nos traslada hasta el aeródromo de Santa Cilia, allí tenemos la mesa preparada para pasar un buen rato que, amigos, no todo va a ser gastar calcetín: Primer plato a elegir, segundo plato a elegir, postre a elegir, destilados...
Calentando la garganta
        El viaje de regreso a Zaragoza es un "placer": los nombrados destilados han conseguido sacar del coro trasero de bus, las más populares canciones que van, desde el pop de los 60 y 70 hasta las entrañables canciones de las tunas universitarias. Por encima de las dulces voces, algunos tenores han dado muestra de la fortaleza de sus cuerdas vocales. Lástima que el concierto haya concluido a nuestro paso por Almudevar. Una pena.


Nota.- Tras la publicación de la presente entrada, Rosa, una amiga de Santa Cruz de la Serós, me ha aclarado algunas cuestiones referentes a varios puntos:
  1. El camino de subida lo llamaban "Las Gradas"
  2. El "Guebo", que inocentemente bautizamos, se llama "Peña Cagallón"
  3. El collado en el que se divide el sendero al Cuculo o a San Salvador, le dicen "Cubilar Nuevo" (cubilar=zona de pastos"
  4. El camino por el que bajaamos es el antiguo camino de herradura por el que se subía con caballerías al monte de Santa Cruz para buscar cargas de leña. Se llama camino del Paco Viejo (como sabemos la denominación "paco", en estas tierras se refiere a lugar sombrío.
  5. La ermita es a las que se va de romería desde Santa Cruz el 26 de junio. Tras la misa sale el cura a la puerta y bendice los términos (los cuatro puntos cardinales) para proteger los sembrados que en esa época allá están empezando a amarillear
Gracias Rosa
ENLACES:

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