martes, 22 de enero de 2013

CERRO ESPINO


Lola, Maite y los Luises entre carrascas
 Día 20 de Enero de 2013
       Algunos, como yo mismo, creíamos que el invierno, este año no nos iba a visitar. Y es que el abajo firmante, preocupado con eso del cambio climático y la corruptela de algunos de nuestros mandamases, anda con el cuerpo  bastante helado y la mente estalentadamente caliente.
       Salimos a disfrutar de la naturaleza, a recorrer valles con sus ríos llenos de vida. Subimos a las montañas a recibir más de cerca la luz que el sol nos regala. Nuestros oídos perciben el cantar de los pájaros a nuestro paso, el sonido que el silencio extiende por las laderas. La verbena de colores de las plantas, sea cual sea la estación del año, alegran nuestros ojos y nos hacen olvidar, aunque no sea más que por unas horas, la cruda realidad. Y es que vuelves a casa, abres las páginas de los periódicos y todo es lo mismo: El pueblo llano pasándolas canutas y dirigentes, banqueros, asesores, miembros de la corona..., enriqueciéndose y eludiendo impuestos de esos que los asalariados apoquinamos cada día para que estos desvergonzados personajes los sustraigan de nuestras arcas y los trasladen a paraísos fiscales. ¿Hay plaga de ratas? ¡Ya basta!.
En la fuente de Jordana
          Ahora que ya me he desahogado, vamos al grano.
            En el calendario de Esbarre, el pasado sábado estaba programada una salida por la zona de Portalet-Pombie. Las predicciones climáticas y el riesgo de aludes llevó a los responsables a , con excelente criterio, aplazar la excursión para otro día.
           Pero nuestros cuerpos, que no pueden estarse quietos, los echamos esta vez por la Sierra de Algairen.
           Esta sierra, no por estar cerca de Zaragolandia, ni por sus cotas, deja de tener su atractivo.
Musgo
Para el domingo, la predicción era de cierzo y los que con él convivimos, ya sabemos que cuando este sopla, es raro que llueva. Bueno eso es lo normal porque a primera hora, cuando comenzamos la marcha, teníamos las dos cosas: viento y nieve. Poco a poco las nubes hicieron algún que otro hueco al "astro rey" (no confundir con la familia de Urdangarín).
          Almonacid de la Sierra, está tranquilo, la mañana es fría y a estas tempranas horas  sus habitantes están a la lumbre del fuego.
        Una vez que llegamos al punto de partida con lo coches, cosa que nos cuesta de lo lindo, los cinco personajes (Lola, Luis Lasala, Luis Casao; Maite y yo) nos calzamos las botas y comenzamos un recorrido circular de algo más de 12 kilómetros y con un desnivel de 790 metros que recorre en  una buena parte, el valle del Mesomero y que invito a quien lo desee, a darse una vuelta por el lugar, si es que quiere contemplar
Lola rescatando la caza
uno de los pocos bosques de roble albar de nuestra Hispania.
        Las primeras cuestas las abordamos con una pequeña nevada que acompañada del cierzo, nos obliga a ajustarnos los refajos. Un pinar nos lleva hasta el collado de la Hermana desde el que se contempla, a un lado el productivo campo de Cariñena que tan buen vino nos da y por el otro, la zona del Frasno e Inoges con su radar que fue de uso conjunto con los yanquis y al fondo adivinamos la presencia del Moncayo, las nubes lo cubren aunque dejan ver sus nevadas laderas.
Cresta hacia el cerr

           El sol y las cuestas nos desprenden de alguna de nuestras capas de ropa y en un momento vamos descendiendo por el valle del  Mosomero. La vegetación ha cambiado, ahora son carrascas, romero, espliego y algún que otro rododendro los que nos acompañan. En las zonas mas húmedas el suelo aparece pintado del verde musgo que las recientes lluvias ha mojado.
            El descenso finaliza a orillas del río Tiermas, responsable de la belleza de
En el Cerro Espino
este valle.
          Seguimos, dejando a nuestra derecha la paridera del Mosomero y a los pocos metros paramos a visitar la fuente de Jordana.
               A partir de este momento es cuando en pronunciada subida, recorremos el frondoso robledal blanco.
          Las caras de estos himalayistas convertidos en "algairenistas" es de satisfacción y de sosiego al coronar el collado del tío Francisco que nos indica que giremos a la izquierda, a la derecha iríamos a otra zona que ya conocemos, la del mirador de La Falaguera.
            En unas rocas, al refugio del viento, nos paramos a apaciguar los ruidos abdominales que nuestras tripas producen y que unos con bocadillo y otros con fruta y frutos secos, logramos mitigar.
         Solo nos queda un suave, aunque
Los cinco jóvenes
empinado cresteo para alcanzar el Cerro Espino de 1188 metros, cumbre señalada, una vez más, por una cruz.
      Ahora sí que vemos el Moncayo con todo su esplendor, al norte inmediato, los pueblos que conforman el campo de Cariñena:  Aguarón, Cosuenda, Almonacid, Alfamén, Longares, el propio Cariñena...
           Un fuerte y rápido descenso nos coloca en un momento en el punto de partida, una pista en cuyas cunetas asoman diversas plantas de escaramujo seco en espera de la primavera.
      Almonacid está más concurrida, su famoso mesón atrae mucha clientela de otras geografías.
Escaramujo, gabarda, gabardeta, tapaculos...
       No hemos subido grandes cimas, no podemos contar grandes batallas (si excluimos el insecto que Luis L. ha cazado con su ojo y que Lola haciendo gala de su habilidad como pediatra, ha extraído), no hemos pisado la belleza de las nieves invernales del Pirineo, pero hemos pasado una agradable mañana solo oscurecida por la ausencia de nuestra amiga Piedad a la que ese "bicho que corre por ahí" se le ha introducido en su estómago y le ha obligado a quedarse en la urbe.


Hasta la próxima.



RUTA CIRCULAR AL CERRO ESPINO POR EL VALLE DEL MESOMERO

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