martes, 11 de junio de 2013

BENASQUE

7 al 9 de Junio de 2013

Lo que en su día fue un fin de semana como cierre del curso de natación terapéutica que celebrábamos puntualmente, para algunos ha continuado siendo una tradición y año tras año guardamos unos días del calendario para vernos y disfrutar de la naturaleza.
Restaurante Batiselles
Una cosa que viene siendo constante es el clima, intentamos engañar a los meteorólogos cambiando las fechas y no hay manera. Solo la primera vez, que salimos con la intención de disfrutar de la nieve en Andorra, el buen tiempo nos acompañó, tan bueno que no vimos ni una gota del blanco elemento, era principios de Marzo.
Como en las últimas ocasiones salimos de Zaragoza: Paco, Conchita, Encarna, Narciso, Maite y yo.
Este año hemos decidido pasarlo por el Valle de Benasque.


Río Estós
El viernes, día 7, tras parar en Graus para reponer fuerzas (el Congosto de Olvena nos ha agotado). Iniciamos la primera jornada dirigiéndonos camino de los Llanos del Hospital con la intención de acercarnos al Forau d'Aiguallut.
El valle está cerrado por negras nubes, todos los partes consultados presagian agua abundante.
Tras pasar Benasque, propongo cambiar la ruta y subir al Ibonet de Batiselles, hay más bosque y en caso de necesidad tenemos algún refugio.
Dejamos los coches en el aparcamiento  y comenzamos a remontar  el Valle Estós.
En la ribera.
El valle vierte sus caudalosos barrancos sobre el río Estos que este transporta con una bravura desconocida para algunos.
El grupo, no muy habituado a ese deporte de "andar cuesta arriba", realiza algunas paradas, dicen que para disfrutar del paisaje ¿será cierto?. Hay, incluso, hay quien estrena botas y pantalón montañeros con la finalidad de engañar a los perfiles topográficos.
Aguas abajo del "Entivo d´Estos", vemos un impresionante nevero que el barranco ha depositado a orillas del río.
Por amenazar lluvia y por ser viernes, el valle está solitario, tan solo un par de Británicos se dirigen a pasar la noche en el refugio de Estos. A nuestra derecha asoma el pico Estós en cuya cima, el grupo Esbarre fue, en Agosto del 2010, víctima de un ataque de moscas. Pasamos por la cabaña de Santa Ana. Viejos recuerdos me vienen a la mente de la primera vez que acampamos en el lugar con los scouts de Torrero (hace un millón de años) en una fría y seca noche. Algunos de aquellos chavales ya pintan montón de canas.
Aigueta de Batiselles.

Genciana Acaulis.
De momento nos vamos salvando de la lluvia, muchas nubes amenazan pero de momento vamos disfrutando del paisaje que este lluvioso año  esta pintando sobre el lienzo del Pirineo. Pasamos por la fuente de Coronas, con su tronco tallado con los motivos del sol y la luna.
Dejamos el valle y comenzamos a subir por un precioso hayedo camino de l´Aigüeta de Batiselles que con rabia escupe toneladas de agua bajo el puente que cruzamos a la altura de la Palanca Los Carboneros.
Con paso lento pero firme, vamos ascendiendo por una senda que en varias lazadas nos dejan en el Ibonet de Batiselles.
Una vez más y son..., este bello rincón extrae de mis adentros sensaciones de calma y placidez, sensación que por lo que observo es compartida por el resto del grupo.
Ibonet de Batiselles.

Y no es solo el Ibonet, es que a pocos metros, la Aigüeta de Batiselles deja caer por una de sus cascadas, "agua a raudales". El Ibón de Perramó, también se alivia por paredes que bajo las agujas del mismo nombre, dejan pasar ese impresionante caudal.
Mires a donde mires, con permiso de las nubes, parece haberse producido el milagro de la explosión de la naturaleza.
Y es que girando nuestros cuerpos 180 grados, el imponente Perdiguero de 3221 metros, nos muestra su lomo por encima de la Tuca Dalliu o Pico de Estos. Adivinamos las faldas de los Clarabides. Comemos en tan relajante restaurante y pisando sobre un manto de mullido prado (en colchonería, le llamarían viscoelástico), iniciamos el descenso por el mismo sitio que hemos subido, no hay que entretenerse. Exactamente, no hacemos más que llegar a los coches y los "angelicos" se ponen a hacer pis.
Una vez terminada tan intensa jornada, tomamos posesión de nuestro alojamiento en Benasque, una casa rural muy coqueta.
La tarde la empleamos en comprar algo de cenar, paseo a Anciles y lucir paraguas.

El sábado día, 8 amanece frío y lluvioso, pero no hemos venido para quedarnos en la cama, así que tras un sabroso desayuno acompañado de diversas mermeladas elaboradas por nuestras encantadoras madames, decidimos subir hacia Los Llanos a ver como pinta el día.
Final de Primavera.
A trece días del comienzo del verano ha nevado.
Nos tomamos un café en el confortable hotel de Los Llanos y decidimos subir camino de la Besurta a pie, ya que está cortado el paso de vehículos.
De momento no nieva ni llueve mucho y el blanco paisaje bien vale la pena un paseo. A nuestra izquierda adivinamos el Salvaguardía y, si no ha desaparecido entre la niebla, el Portillón de Benasque.
El cielo, también existe.

Nos cruzamos con varios montañeros cargados de raquetas, cuerdas, piolets y demás herramientas propias de la afición, suponemos que bajan del refugio de La Renclusa tras haber abortado el ascenso al Aneto por el adverso tiempo.
Llegamos al Plan D´Estan, el Ibón está lleno de agua, no es fácil verlo en este estado. Iniciamos el rodeo al "charco", pero eso, solo lo iniciamos porque el cielo se ha cerrado y un fuerte viento empuja pequeñas gotas de hielo (matacabras) sobre nuestros finos rostros que como agujas, nos invitan a volver hacia el Plan del Hospital.
La mañana la terminamos con una comida en el Tres Picos de Eriste, la familia que lo regenta nos sirve unos platos con elaboración casera, los dejamos limpios.
Val d´Benás
Los "angelicos" del cielo siguen vertiendo sobre el valle el líquido responsable de que la naturaleza se encuentre en tan buen estado.
Subimos hacia Cerler con el fin de ver paisaje pero tan solo el valle es visible. La sierra de Chía se encuentra totalmente tapada, ni tan siquiera el Gallinero es visible.
O sea, decidimos hacer lo del escaso personal que anda por Benasque: Recorrido por las tiendas de artículos de montaña y cerveza en una de sus múltiples cafeterías del lugar.
Como sigue lloviendo, nos recogemos en nuestra confortable y caldeada casa (la calefacción está en marcha), preparamos una ligera cena y a ñoñón.
¡Mira Maite, que dibujos hay en la fachada!

El domingo, día 9, decidimos abandonar este espectacular y verde valle para ir a comer a Alquezar.
En el camino paramos a visitar la plaza mayor de Graus. Se trata de una de las plazas porticadas más bellas de Aragón, ya que en ella se reúnen ejemplos arquitectónicos de diversas índoles. Realizada durante la ampliación urbanística del siglo XVI gracias al aumento demográfico y económico de Graus, está catalogada Bien de Interés Cultural desde 1.975.
Destaca el Ayuntamiento, bello edificio, típico del renacimiento aragonés. En el centro de la fachada aparece el actual escudo de la villa, datado del esplendor de la Ilustración.
La Casa Barón debe su nombre al Barón de la Conca, que según la leyenda mandó decorar la fachada de su mansión para complacer a su mujer de origen andaluz. Jarrones con flores, rostros, franjas y ribetes vegetales ornamentan el resto de la vivienda.
Plaza Mayor de Graus.
La Casa Heredia, actual sede de la Comarca de La Ribagorza, se erigió en época renacentista, remodelándose y decorándose en estilo neoclásico dos siglos más tarde. Miramos su reloj de sol pero el astro no ayuda hoy.
La Casa Bardaxí (Bardají), cierra uno de los laterales de la plaza. El inmueble es el más sobrio de los que componen la plaza, ostentando cierto aire de palacio clásico. El alero, tallado en madera, está bellamente trabajado.
La Casa Capucho es la más amplia de la plaza Mayor es la Casa Capucho, siendo su decoración menos sugestiva que el resto.
Alquezar

Llegamos a Alquezar, bonita villa medieval, centro de actividades relacionadas con el barranquismo. No me entretengo mucho en descripciones que ya he realizado en otro tiempo. Tras un breve paseo por sus concurridas y mojadas calles, comemos en uno de sus múltiples establecimientos hosteleros.
Para bajar la comida y aliviar  las agujetas que alguno sufre, realizamos el típico paseo por las pasarelas del Vero.




Descenso por el Barranco de la Fuente.

La Ruta de las Pasarelas permite admirar la belleza del último tramo del cañón del río Vero. Es aquí donde se da una combinación perfecta entre la roca, el agua y la huella dejada por el hombre en su afán por aprovechar la fuerza de las aguas de este río.
El suelo que pisamos se encuentra con la humedad propia del tiempo y del sitio, lo hacemos con la debida precaución descendiendo por el espectacular Barranco de La Fuente.


Cueva Picamartillo.
Al llegar al lecho del Vero, nos encontramos ante la Cueva de Picamartillo, situada en la margen izquierda del río, frente a la desembocadura del citado barranco.
Proseguimos el camino, río abajo, a través de una espectacular pasarela metálica instalada en la pared rocosa. Más tarde encontramos la vieja presa y, tras recorrer un nuevo tramo de pasarelas metálicas, la antigua central hidroeléctrica de Alquézar. Una badina de un profundo azul turquesa invitaría al baño y al descanso si el tiempo fuera otro.


En la pasarela.
Un fin de semana sin grandes gestas, sin haber superado dificultades extremas..., pero un fin de semana  de esos que se te quedan ahí dentro, no se si por el entorno, no se si por el endiablado clima que este año nos acompaña, no se si por la gastronomía de la montaña, pero si se que estos viejos amigos han contribuido de manera importante. Seguro que el año que viene ¡repetimos!.
Hasta pronto
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1 comentario:

  1. Bonita descripción de un fin de semana rico y variado, en el que compartir los bellos valles con su soledad siempre representa un soplo de aire fresco para el alma.

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