lunes, 31 de marzo de 2014

NORDIC WALKING POR LA VIA VERDE VAL DE ZAFAN

Aún no hace un año que salimos con los amigos de la sección de nordic walking de la Hermandad de Empleados de la CAI. Fue un precioso día, un 14 de Abril, que desde el mismísimo nacimiento del río Queiles nos llevó hasta Tarazona.
Hoy sin embargo, el día, más que bastones técnicos de la modalidad, invita a llevar el paraguas abierto y bien sujeto, anuncian viento y agua.
Salimos de Zaragoza un autobús con tres cuartos de sus asientos ocupados por los especialistas y los que queremos compartir jornada. Nos vamos camino de una de las comarcas más bonitas, a mi juicio, de Aragón: El Matarraña, con el objetivo de recorrer un buen tramo de la Vía Verde val de Zafán.
Antigua estación de Valdetormo.
Esta vía que hoy transitan excursionistas a pie o en bicicleta, fue en su día parte importante de los caminos de hierro que recorrían nuestra geografía.  Uniendo, en principio La Puebla de Hijar y Tortosa, parece ser que los militares, al barajar la posibilidad de una invasión procedente del otro lado de los Pirineos, querían proteger la otra barrera natural, la que formaba el valle del río Ebro. Un ferrocarril construido en la orilla derecha de dicho río serviría para abastecer a este eventual frente bélico. El primer tramo, de 32 Km., entre  La Puebla de Hijar y Alcañiz, se inauguró en 1895.
La prolongación de la línea hasta Tortosa, no se logró hasta 1942, siendo adjudicada desde el principio su explotación a Renfe.
El Sarmetero, junto al Ebro cerca de Xerta.
Fue la Guerra Civil, la circunstancia que propiciara la realización de este tramo, contienda en la que la línea jugó un importante papel logístico durante la Batalla del Ebro. Por otro lado, gran parte de los obreros que ejecutaron la última fase de las obras de esta vía fueron los propios prisioneros republicanos. Muchos de ellos quedaron allí.
Este ferrocarril, conocido en la zona como el Sarmentero, ya que atravesaba una tierra de viñedos, tuvo una lánguida existencia durante su corta vida: apenas 31 años. En todo este tiempo no llegó a concluirse el último tramo entre Tortosa y Sant Carles de la Rápita, a pesar de estar construida toda la explanación. El hundimiento de un túnel en 1971 entre las estaciones de Pinell de Bray y Prat de Compte sirvió como excusa para el cierre definitivo de este ferrocarril por parte de la administración, que se hizo efectivo en septiembre de 1973, a pesar de los sucesivos intentos para su mantenimiento.
Primeros pasos.
En Valdetormo, cuyo nombre proviene de una enorme roca caliza que se encuentra en sus inmediaciones, nos detenemos a tomar un café (algunos: bocadillo). Por una estrecha carretera que el conductor ataca con extrema habilidad, nos dirigimos a la antigua estación del Sarmentero, lugar de inicio de la marcha.
Todavía no llueve, hace viento, pero el ambiente promete humedad. El aire huele a Mediterraneo, pienso en el sufrimiento de quienes, con aquellos medios, tuvieron que construir (vigilados por los fusiles del dictador) esta línea. 

Uno de los múltiples puentes.
Sopla con ganas y de frente, es templado, tanto como el ánimo de los marchadores que con más o menos estilo, caminamos a buen paso. Los primeros metros los realizamos por un desmonte en el que el "efecto venturi", empuja el aire con toda su fuerza sobre nuestros rostros. 
De vez en cuando, un terraplén, nos muestra el paisaje propio de la comarca del Matarraña,  que algunos denominan "la Toscana aragonesa" comparándola con la idílica región del centro de Italia, ya que ambos parajes tienen muchas similitudes.


La Toscana aragonesa.
Saliendo del túnel.
Los almendros  muestran las pocas flores que les van quedando, el olivo luce un verde intenso. Son, estas dos variedades, las reinas de la comarca, algunos de los productores de agricultura ecológica de la zona, nos ofrecen cada sábado sus manjares en el Mercado Agroecológico de Zaragoza.
Al fondo del camino, divisamos la boca del túnel que vamos a cruzar, un cartel a la entrada nos informa de que un sistema automático lo iluminara a su paso. Nada de eso, supongo que víctima de los recortes del amigo Rajoy, la oscuridad (como la mente del nombrado), se apodera del camino.
Edificación agrícola.
Menos mal que algunos previsores, llevamos en la mochila algunos frontales que iluminan la oscuridad. Ojalá, fuera tan fácil iluminar el futuro que nos están preparando estos lamentables personajes.
La oscuridad ha hecho mella en alguno de los participantes, un pequeño amago de ataque de ansiedad, es rápidamente asistido por los servicios sanitarios del grupo...¡todo un lujo!.
Pasamos la Val de Sancho, tierra fértil que en esta estación (la primavera, no la ferroviaria) que acabamos de estrenar, luce un verde intenso.

Pinos, romero, aliagas...
El suelo que nuestras botas pisan, se encuentra asfaltado con una pequeña capa de fina gravilla que hace más llevadero el caminar. Las paredes de los desmontes, nos muestran capas de margas arcillosas, que a duras penas sujetan bloques de roca caliza que en algún tramo, han caído sobre la vía.
A las orillas crece la típica vegetación mediterránea como el pino, romero, tomillo, lavanda, aliagas, etc., ¡vamos!, un sinfín de plantas aromáticas que algunos dicen que tienen grandes propiedades, yo la que más adoro es la del romero en un asado de ternasco.
Viaducto del Matarraña.
Vamos llegando al río que da nombre a la comarca, aquel que nace en El Parrisal, allá por Beceite y que tras esculpir a su paso bellas figuras en su cauce, deja reposar sus aguas en el Ebro a la altura de Fayón.
El cauce, lo salvaba una viaducto que hoy todavía sigue en pie y que nos sirve para cruza el "río Matarraña"
El personal se asoma a su barandilla disfrutando de la vista que desde allí se observa. A lo lejos se encuentra La Fresneda, una de las poblaciones más bonitas de nuestro país. Al frente, ya asoman las casa de Torre del Compte.
La Torre del Compte.

No entraremos, pero ya la visitamos Maite y yo con Mª Ángeles y Alfredo (que hoy nos acompañan) en una ocasión . Cabe destacar la torre barroca de su iglesia parroquial de San Pedro Mártir. Es también muy interesante su casa consistorial y algunos edificios civiles monumentales concentrados en su plaza Mayor y en las proximidades del templo parroquial.
Ya en las afueras de la población se encuentra la ermita de San Juan Bautista .
La lluvia difumina desde aquí su imagen, pero no importa, el personal va a tener en la tarde, oportunidad de disfrutar de la belleza de estos pueblos.
La Parada del Compte.
Con la cara cortada por el viento y los huesos más húmedos que la barca de Chanquete, llegamos a la Parada del Compte donde el bus espera por si algún caballero o dama andantes, se siente en la necesidad de realizar el resto del trayecto en vehículo. Se queda sin pasajeros.
Esta antigua estación del Sarmentero, se ha convertido en un hotel de los llamados "con encanto". Una persona responsable, nos realiza una visita guiada por sus estancia. El personal se queda boquiabierto al descubrir un par de suites. Preguntamos precios y...

Ostras, como sopla.
... y sigue lloviendo, el viento sopla más, y mas que nada, hay que seguir el camino. Una interminable recta en pequeño, pero continuado ascenso, nos va acercando al punto en que aquel viejo ferrocarril respiraba y soltaba amarras en dirección a la Terra Alta del Ebre, ya en la cercana Cataluña con la que los habitantes de estas latitudes, comparten parte de su lengua: "el chapurreau".
El grupo se va estirando, unas veces por la diferencia de paso, otras por las fotos, otras por la observación de la flora, otras porque el personal se tiene que retirar del paso para poder hacer...

Estación de Valderrobres.
Pronto llegamos a otras edificaciones en ruinas, se trata de la estación de Valderrobres.
Queda lejos, ni lo vemos pero el que más y el que menos ya conocemos este espectacular pueblo del Matarraña. Si esta comarca está plagada de bellos pueblos, se podría decir sin duda que Valderrobres es el máximo exponente de esto. Posee un imponente castillo dominando un homogéneo conjunto de casas de piedra muy bien conservadas. 
En la vieja estación, nos reagrupamos para retratar al grupo como recuerdo de esta jornada.

De izquierda a derecha...
Solo un par de kilómetros nos separan del punto final de la andada, que no de la jornada.
Ya divisamos Cretas (o Queretes, en chapurreau). Queda a nuestra izquierda y al fondo ya vemos su vieja y ruinosa estación. El autobús nos espera, algunos se cambian hasta de gayumbos, otros simplemente nos hacemos "el lavado del gato". Nos subimos al bus y nos deja en una plaza desde la que nos trasladamos hasta un establecimiento en el que nos tienen preparadas ricas viandas de la tierra bañadas con unos buenos vinos nacidos en las viñas que en el camino hemos visto.
Los pitufos.
La comida es amena, Fernando Morata, el "alma páter" de este grupo, es aclamado una y otra vez. Nos premia con varias intervenciones, con un gorro azul que nos transporta a tierras liliputienses y con unos licores de alta graduación que hacen mella en las entrañas de algún pitufo.
La cosa se empieza a desmadrar y lo mejor es tomar el aire y ¡vaya si lo tomamos!, ¡hace un frío del carajo!.
Con el cuerpo más tembloroso que el de Shakira, nos vamos de visita cultural por el centro de la villa.
¡Espectacular! 


Rincón en Cretas.
La población de Cretas, con poco más de 500 habitantes,  brilla por la nobleza y elegante sobriedad de plazas y edificios. Su conjunto urbano presenta calles, pasadizos y detalles de encanto especial, como la capilla de San Roque (junto a uno de los portales de la antigua muralla) o el portal-capilla de San Antonio.
La iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, de los s. XV-XVI, es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura aragonesa renacentista; construida con la sillería del antiguo castillo cretense, de su uso como fortaleza dan testimonio las almenas que la coronan. 
Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción.
En la plaza Mayor, junto a grandes casas solariegas, destaca la “Picota”, columna de 1584 restaurada, donde dicen que acababan sus días los condenados a la horca. 
El origen de la localidad se remonta a tiempos de Alfonso I, en los que las batallas parecían ser la forma más común de relacionarse de sus gentes. En el siglo XII, Cretas estuvo en manos de la Orden de Calatrava, que le dio continuidad a la ciudad hasta el año 1295, en que el obispo de Tortosa compró el lugar, ¡santos negocios!.


Panadería repostería.
Pero uno de los monumentos que más ha impresionado al personal, es un establecimiento en los que venden productos de esos que generan grandes lorzas en los cuerpos de quienes los consumen en exceso. Pitufos y pitufas asaltan el local con ansias en sus rostros y los ojos se le salen de las órbitas. Abandonan el local con grandes bolsas llenas de colesterol (del malo). Se trata de dulces en los que las almendras son la materia prima de gran parte de ellos, como los ametlats, la tarta de almendra, carquinyols o secalls, panellets... ¡uf! no sigo.
Ha sido una visita espectacular, ahora nos vamos al...

Casa de la Villa de Calaceite.
...nombrado conjunto histórico-artístico de Calaceite. La cultura se respira por todos sus rincones, tanto en el núcleo urbano, jalonado de edificios palaciegos, como en sus áreas rurales, ricas en poblados y yacimientos ibéricos.
Sobresale, entre éstos, el poblado de San Antonio, excavado por el arqueólogo local Juan Cabré, que da nombre al museo arqueológico-etnológico y artístico más importante de toda la comarca.
En el interior de la población, la plaza Mayor cuenta con bellos soportales y con la “Casa de la Vila”, magnífico edificio consistorial de principios del s.XVII. 
Pórtico en Calaceite.
La iglesia parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. fue construida entre los siglos XVII y XVIII; en ella destacan elementos como sus puertas-retablo y la torre campanario. En calles como la Mayor, de la Iglesia, de San Antonio o de Santa Bárbara se pueden admirar grandes edificios nobles de piedra sillar, con balcones de hermosa forja, grandes aleros y un sinfín de detalles arquitectónicos; en algunas de ellas han fijado su residencia destacados artistas plásticos, principalmente aragoneses y catalanes.
La vuelta a casa la hacemos con la digestión de la comida en su momento más intenso, lo que provoca que pronto caigamos en el más profundo de los sueños la mayoría, a otros, el ágape les hacen sentir unas desafortunadas ganas de dejar por el camino tan reconocida gastronomía.
Ya lo dije en su día: valorando en su justo precio las ventajas físicas de este ejercicio, el nordic walking, no es una modalidad que me atraiga mucho, pero pasar una jornada como esta, en compañía de buenas gentes, con bonitos paisajes, espectaculares rincones y una buena dosis de agua y viento "bien merece la pena".
Hasta pronto.

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DATOS TÉCNICOS:
Recorrido

Perfil.- Distancia: 16,5 Km. Desnivel subida: 217 m. Desnivel de bajada 168 m.

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