Hoy comienzan las fiestas de Zaragoza, esta tarde las peñas leerán el pregón. A mi amigo Chema Gregorio, le han nombrado "Hijo Adoptivo de la Ciudad" y se ha explayado de lo lindo, ¡felicidades Chema!.
Como algunos pensamos que lo mejor que podemos aportar a estas celebraciones es dejar sitio para los foráneos, "mira tú" que cogemos los bártulos y nos vamos el fin de semana "pal Monte Perdido".
Maite, Piedad, José Antonio son, hoy 3 de Octubre de 2014, compañía de lujo para tal menester.
Cilindro, Perdido y Sum de Ramond (Las Tres Sorores) |
Puente de los Cazadores. |
Tras parar a tomar un café en Fiscal, nos presentamos en la pradera de Ordesa a buena hora, José Antonio nos ha traído en el coche, como decía el conde, "sin prisa, pero sin pausa".
Con el trasero aposentado en unas húmedas piedras, nos calzamos las botas, montamos sobre nuestras espaldas, las "viejasmochilas" e iniciamos la marcha. Lo hacemos, en principio, por la margen izquierda del río Arazas. Ni mejor ni peor camino que otros, pero el entorno bien vale la pena.
El clima de este año, colabora a que las hayas se resistan a soltar sus hojas y todavía visten de verde.
Hayedo. |
Escaramujo (tapaculos) |
El que sí que ya va vistiéndose con los colores del otoño, es el Serval de Cazadores. El escaramujo o tapaculos, luce rojos capullos dispuestos a pasar el invierno bien recogidos. Dicen que su flor es fuente de vitamina C y de gran poder astringente. De ahí viene su popular nombre: "tapaculos".
Cruzamos a la otra orilla por el puente de Cotatuero y tras subir por un atajo, tomamos la GR-11.
Las recientes precipitaciones, realzan el fragor del río, sobre todo, en las cascadas que nos muestran la fuerza de la naturaleza. Como el camino es largo y no hace mucho que visitamos los saltos, seguimos el camino.
Con Maite, en las Gradas de Soaso. |
Un día excelente, buena temperatura, no llueve, pero alguna nube colabora con la economía de los miembros del grupo, protegiéndonos de los rayos sin gastar crema protectora. "Así es la naturaleza".
Algún (pocos) turistas andan por el camino, uno nos pregunta por "no se qué de una rotonda que hay por aquí", lo dice un mapa que lleva en el bolsillo y que tras sacarlo, resulta que se trata de "un circo", el de Soaso. Se dan la vuelta y nosotros seguimos. Estamos en las espectaculares "Gradas de Soaso".
Parada obligatoria para "meterle caña" a la cámara de fotos.
Reflejos en la pradera. |
El lugar, invita a quedarse, contemplar el discurrir de las aguas, grada tras grada; escuchar la sinfonía que interpreta el caudal del Arazas. Pero el camino, no termina aquí y hay que seguir.
No tardamos mucho en alcanzar la pradera, mejor dicho: el Circo de Soaso y que nada tiene que ver con las fiestas de Zaragoza. Pero aquí, el espectáculo es mayor y además, gratis.
Frente a nosotros, imponentes, Las Tres Sorores. Preside "la pista central del circo", el Monte Perdido. En la pista izquierda el Cilindro de Marboré y en la otra, el Sun de Ramond o Añisclo. ¡Vaya Circo! ¡Vivan las Fiestas del...mojón!
Cola de Caballo. |
Paso de los Mulos. |
Al fondo, la popular Cola de Caballo a la que no accedemos para, por un atajo, alcanzar el Paso de los Mulos.
Poco a poco, vamos ganado altura y panorámica. De vez en cuando, paramos a observar el paisaje que nos brinda la altura. Atrás dejamos el valle de Ordesa con sus impresionantes paredes.
No es muy tarde, pero pensando en los horarios de cena del refugio, decidimos parar a comer junto a el frescor del agua de uno de los barrancos que alimentan el río. Acompañamos el bocadillo, con un par de tomates del huerto del Monasterio de Casbas. "Nos sienta de coj...!
Azafrán silvestre (quitameriendas). |
No es la mesa más cómoda, ni luce bordados manteles, pero se trata de un comedor de lujo en el que los "cuadros de la pared" muestran un gran valle, una montaña (Punta Tobacor) y además, el servicio es fenomenal.
Cargadas, de nuevo, las mochilas, retomamos el camino. La senda es suave, la pradera está alfombrada con azafrán silvestre. En más de mil metros que llevamos superados, la vegetación está siendo de los más variado y aunque no estamos en fechas especialmente floridas, la compañía de Piedad, nos ayuda a descubrir detalles que a un servidor le pasarían inadvertidos.
Una marmota de buen tamaño, sale a observar el paso del cuarteto.
Hidratación en Goriz. |
No tardamos en alcanzar el destino de hoy, el Refugio de Goriz (2160 m.). En obras de ampliación, Goriz tiene un ambiente especial. Unos que suben, otros que bajan de cualquiera de los imponentes picos que lo escoltan, otros que "pernoctamos". Este refugio no es uno más, para mí es "El Refugio" con mayúsculas. Al otro lado de la frontera, el resto ya se encuentran cerrados y Goriz, no solo está lleno, sino que hay lista de espera.
Dejamos las mochilas y botas en la entrada y con "bellas zapatillas", procedemos a hidratarnos con unas buenas cervezas de la tierra zaragozana.
Tomamos posesión de nuestras literas en la "suite La Brecha" y algo abrigados, damos un paseo (corto por el calzado) alrededor del refugio. Comentamos que ahora comienza el Pregón de las fiestas de Zaragoza y me acuerdo del que hace dos años, en el 2012, publiqué en estas páginas y que si quieres pasar un buen rato te invito a leer (estábamos por el Himalaya).
En la cena en la que compartimos mesa con un par de montañeras navarras, tres contundentes platos colaboran a que la noche no sea del todo placentera, eso sí: de madrugada, un paseo a la toilette me deja ver un cielo totalmente estrellado y la luna que en un par de noches, lucirá todo su esplendor.
Hoy día 4, sábado, madrugamos y ya desayunados, salimos del refugio todavía de noche con los frontales en "la testa". Observamos que no somos los más madrugadores, en la oscura ladera, se mueven luces y no son precisamente luciérnagas.
Aunque generosa por el clima, la mañana es fresca y abrigaditos, emprendemos el ascenso al Monte Perdido.
La senda, en principio se divide en varias, a la derecha dejamos la que vine de Cuello Gordo por la que acceden quienes desde Nerín, toman el bus de montañeros.
De momento, el ascenso es suave, subimos de terraza en terraza.
Si bien es cierto, que entre una y otra, algunos pasos por roca caliza totalmente pulida por los que la pisamos, dificultan de alguna manera el ataque de estos aguerridos montañeros.
El macizo del Monte Perdido, es el mayor de roca calcárea de Europa y si bien, lo viste de un blanco inmaculado, se trata de un material de fácil pulido.
Con gran habilidad, pasamos por la Ciudad de Piedra y chino chano, que ya estamos a más de 2700 m.
Menos mal que, más arriba, una cadena nos ayuda a atacar otro complicado obstáculo.
Trepada tras trepada, vamos salvando metros y ya vemos, arriba, el Cuello del Cilindro.
Efectivamente, llegamos al Lago Helado que, no se si es debido al calentamiento de la Tierra, pero por su aspecto, se le podría cambiar el nombre.
Las prendas que más abajo nos hemos quitado, las volvemos a usar, corre un ligero viento y a estas alturas, el aire es fresco.
Paramos a tomar algún alimento, pues ahora se va a endurecer el desnivel y ya pronto estaremos en los tres mil metros.
Hemos estado subiendo en dirección norte, ahora un giro hacia el sureste, nos muestra el resto del camino.
Y allá que vamos, ya hemos superado la cota mágica de los tres mil. Salvamos una cornisa con la ayuda de las manos para adentrarnos en la famosa Escupidera. Famosa por la cantidad de vidas que se ha llevado. Dice un montañero que hemos visto que se pasa mejor con nieve, aunque en esas condiciones "no toca caerse". Ahora no hay nieve, pero se avanza con dificultad, menos mal que en las zonas de fina gravilla, el suelo está helado y sujeta el fino árido. Eso sí, cuando pisas pedrera, se va "p´abajo" con facilidad. Pero como no hay prisa, poco a poco vamos salvando esta última dificultad.
Solo nos queda un pequeño repecho para hacer cima en el mítico Monte Perdido de 3355 metros de altura.
El tiempo se ha aliado con nosotros, hace un día excepcional, pero un escalofrío recorre mi cuerpo y creo que los del resto de personal. Seguro que más de un seguidor de estas páginas, habrá ascendido este pico, pero a uno que con sus sesenta y pico tacos, tan solo lo había visto en cientos de veces desde todos los ángulos, ¡que quieres que te diga...!
Aunque generosa por el clima, la mañana es fresca y abrigaditos, emprendemos el ascenso al Monte Perdido.
La senda, en principio se divide en varias, a la derecha dejamos la que vine de Cuello Gordo por la que acceden quienes desde Nerín, toman el bus de montañeros.
De momento, el ascenso es suave, subimos de terraza en terraza.
Salvando uno de los pasos. |
El macizo del Monte Perdido, es el mayor de roca calcárea de Europa y si bien, lo viste de un blanco inmaculado, se trata de un material de fácil pulido.
Con gran habilidad, pasamos por la Ciudad de Piedra y chino chano, que ya estamos a más de 2700 m.
Menos mal que, más arriba, una cadena nos ayuda a atacar otro complicado obstáculo.
Piedad se agarra fuerte a la cadena. |
Con una buena sonrisa, se lleva mejor el esfuerzo. |
Lago ¿Helado? |
Efectivamente, llegamos al Lago Helado que, no se si es debido al calentamiento de la Tierra, pero por su aspecto, se le podría cambiar el nombre.
Las prendas que más abajo nos hemos quitado, las volvemos a usar, corre un ligero viento y a estas alturas, el aire es fresco.
Paramos a tomar algún alimento, pues ahora se va a endurecer el desnivel y ya pronto estaremos en los tres mil metros.
Hemos estado subiendo en dirección norte, ahora un giro hacia el sureste, nos muestra el resto del camino.
Por la cornisa hacia La Escupidera (al fondo) |
Piedad en la Escupidera. |
Maite y José Antonio en la Escupidera... |
...y mi sombra. |
En la cima del Monte Perdido (3355 m.) |
El tiempo se ha aliado con nosotros, hace un día excepcional, pero un escalofrío recorre mi cuerpo y creo que los del resto de personal. Seguro que más de un seguidor de estas páginas, habrá ascendido este pico, pero a uno que con sus sesenta y pico tacos, tan solo lo había visto en cientos de veces desde todos los ángulos, ¡que quieres que te diga...!
¡Ahí estamos! |
Cañón de Añisclo. |
Valle de Ordesa. |
Llanos de La Larri. |
Alguien ha colocado unas banderas de oración tibetanas a las que le añado, a petición del público, el pañuelo que me ha abrigado el cuello hasta la cumbre.
Cuello del Cilindro y Lago Helado. |
El descenso por la escupidera es divertido, se calientan los frenos de lo lindo y los amortiguadores comienzan a perder fuelle.
El paso por la cornisa lo tomamos mejor que de subida y al llegar al Lago Helado, paramos a dar cuenta del bocata que nos ha preparado el señor Gorriz. Hace más calor que por la mañana. Día espectacular el de hoy.
José Antonio (El spiderman de Jaulín) |
El descenso lo atacamos con prudencia, los pasos que hemos salvado en la subida, se complican un poco de bajada.
Sin problemas y con tranquilidad, llegamos a Goriz y para celebrar que todo ha salido bien, lo celebramos brindando con una birras.
Como para otra celebración, mi jubileo, Maite me ha regalado un par de noches en un hotel de muchas estrellas, pasaremos otra noche en el refugio de Goriz con categoría de "todas las estrellas del cielo".
Hoy, en la cena, compartimos mesa con dos madrileños y aunque es tan contundente como la de ayer, un servidor controla su gula a fin de pasar mejor noche. ¡Y así fue!
Abandonamos Goriz. |
Al poco rato de salir y con el relajamiento mañanero, un despiste por mi parte, nos hace maniobrar para retomar la GR-11. Un poco de emoción, tampoco está mal, ¿no?.
El azafrán de la subida, debido a lo temprano de la mañana, todavía se encuentra dormido.
El sueño del azafrán. |
Sarrios. |
Unos sarrios (rebecos), observan con admiración el paso de estos cuatro humanos. "Me da a mí, que estos bichos están muy habituados a este espectáculo".
Conforme descendemos, van apareciendo algunos pinos, bastantes flores de nieve (que puedes ver en las fotografías), vuelven a aparecer las hayas y algunos ejemplares de serval, como he dicho, ya vestido de otoño. Y setas, muchas setas.
Pese a la estación, algún que otro pájaro entona una "sonora balada de otoño"
Ahí te quedas Monte Perdido, siempre estarás allí. |
Antes de perderlas de vista, nos volvemos a contemplar las Tres Sorores presididas por el Monte Perdido en el que ayer parecíamos gigantes y hoy, tan solo, cuatro habitantes del reino de Liliput.
De nuevo, nos observan otros sarrios (¿o serán los mismos?).
El camino es largo y tampoco hay que andar parando mucho, aunque el paisaje que contemplamos, verdaderamente, nos atrapa en el sitio.
Amanita. |
Brecha de Rolando |
Llegamos al mirador de Calcilarruego en el que paramos a contemplar, una vez más, el espectáculo del Valle de Ordesa.
Detrás de nosotros, llegan dos montañeros con los que hemos compartido refugio y que se han encontrado una gorra que alguien ha perdido: ¡es la mía!.
Bajando la Senda de Cazadores. |
Si me preguntas si es mejor o peor la Escupidera que estos seiscientos y pico metros de desnivel de las Senda de Cazadores, no te sabría responder. Menos mal que el entorno compensa ampliamente la dureza del descenso. El año pasado, subimos por esta senda y en ascenso, es mucho más llevadera.
José Antonio, que ha divisado su bólido desde el mirador comenta -¡lo he vuelto a ver y sigue siendo tan pequeño!.
Tras múltiples lazadas, raíces, piedras y no se que más, llegamos al río Arazas, que en un santiamén nos deja en la pradera de Ordesa.
Ahora es cuando hay que celebrar que hemos subido y bajado sin ningún incidente, que hemos disfrutado de unas jornadas increíbles, que hemos subido al Perdido, hemos cargado las baterías y las gastaremos poco a poco en la festiva Zaragoza, a la que llegamos tras haber dado cuenta de unos huevos con..., en Fiscal.
Hasta pronto.
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Recorrido |
Perfil: Distancia 32, 9 Km. Desnivel acumulado de ascenso, 2598 m., de descenso, los mismos. |
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