Cuando era niño,
mi abuelo Vicente me regalaba musica,
sus costumbres de labriego,
las jornadas de recogida de la mies,
las mil vueltas montado en el trillo
arrastrado por la burra Margarita.
Me enseñó
a hallar sonrisas
entre la gente triste;
a cantar con los ruiseñores
un himno a la madrugada;
a correr por los caminos sin huella
y trepar los columpios
del sauce en el estero.
Mi abuelo me regalaba
solamente
cosas buenas.
Ahora, mis nietos me regalan vida.
martes, 23 de febrero de 2016
VEN A NEPAL
Entre unas y otras, dejo un pequeño lugar de Vieja Mochila para animar a mis queridos amigos a recordar, a través de estas voces de alpinistas de lo más cualificado, que ¡Nepal existe!.
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