viernes, 8 de julio de 2016

FUENTE DEL PACO E IBÓN DE ESTANÉS

             Ya ha pasado medio siglo desde que, con el moco colgando, me quitaron los pantalones cortos (¿ya eras mayor?) y -"chaval a trabajar"-. No voy a relatar cada uno de los oficios realizados en tan larga etapa de la vida. Pero, como desmemoriado que es uno, la más cercana al jubileo es la que, evidentemente, recuerdas más cercana. Con algún mal trago, como el accidente mortal de mi amigo José Antonio cuando llevábamos poco más de un mes en la casa. Buenos momentos difícil de enumerar, aunque destacaría a esos compañeros reconvertidos a amigos. Otros desagradables cuando te marcaban por defender, creo que honestamente, los derechos de mis compañeros.  Pero por fortuna, aquellos tipejos de la vieja escuela de la administración "ya volaron" y sus puestos son ocupados (con alguna excepción) por otros más preocupados por el buen funcionamiento que por tripear a costa de quien sea.
Mi último día ¿útil?.
      Ruego disculpas por este prólogo, pero me da pie para comenzar el relato de un fin de semana en compañía de quienes, la cercanía de funciones, han dejado poso en este "humilde jubilado".
      Hace tiempo que queríamos dar una vuelta "polmonte", pero las obligaciones personales de cada cual iban retrasando fechas. Por fin, Olga manda un Watshapp -¿quedamos o qué?-  ¡quedamos! y...

Días 2 y 3 de Julio de 2016
           "No estamos todos los que somos, pero somos todos los que estamos".
          Antes de acometer la subida al puerto de Monrepos, nos encontramos los siete expedicionarios: Olga (el hada del hayedo), Carlos (descendiente de Canfranc), David (si sigue así, vencerá a Goliat), Víctor (valiente preadolescente), Amor (paciente delineante), Maite (motor perkins) y un servidor (entrecomílleme como se quiera, me dejo).
Camino de la Fuente del Paco.
              Y sin más preámbulos, nos vamos camino de Villanúa, cuartel general de la escuadrilla. Como entre los asistentes hay quien no suele mover muy frecuentemente las garras, les propongo subir a la Fuente del Paco, es un bonito paseo. "Que ningún Francisco se haga dueño de este manantial, pacos se les llama, en este bendito Aragón, a los lugares umbríos".
Víctor a todo tren.
              Junto al albergue, cerrado por mantenimiento, cubrimos cada uno de nuestros pinreles con sus respectivas botas, nos untamos cremas protectoras hasta no dejar ni un solo poro libre del ungüento y, china chano, nos ponemos en marcha en dirección Este por la pista que sube a Espata y La Trapa.
         Nada más dejar los últimos chalets de la población, cogemos la senda que indica nuestro camino para salvar unos metros y las vías del Canfranero. El abeto es el dueño de este tramo, en una roca la "corona de rey" (saxífraga longifolia) nos enseña, así como con chulería, su hermosa flor. A lo alto, veo algún buitre planeando con elegancia y, a nuestro paso, los pajarillos entonan dulces melodías.
Corona de rey.
             La senda es amable para con esta tropa y los dos chavales corren que se las pelan. Pronto llegamos a la Fuente del Paco y, como he dicho, el entorno es umbrío y de una frescura salvaje. 
En la Fuente del paco.
          Estamos en tierras de güixas (brujas) y como dicen que las de aquí son las más bellas de todas  ellas (aunque hay que reconocer que las nuestras no están nada mal.) miro a uno y otro lado y nada, de momento no se ven, quizás anden por alguna de las muchas cuevas que poseen bajo el macizo de Collarrada.
          Nos detenemos un rato a echar un inmerecido tentempié y seguimos la ruta, lo hacemos por la pista de La Trapa hasta el Dolmen de Letranz, uno de los setenta monumentos funerarios prehistóricos con que cuenta Aragón.
Las ¿güixas? en el Dolmen de Letranz.
              Dejamos la prehistoria para otro momento, sospecho que en este grupo hay quien va hacer historia.
            Nos olvidamos de la pista para descender por la senda que ataja varias curvas. Entre las flores amarillas del erizón, un lirio reivindica un sitio lejos de su hábitat natural.
Lirio solitario.
               Con el calor propio de estas fechas llegamos a Villanúa tras haber realizado un agradable paseo. Comemos en el parque que se encuentra junto a la oficina de turismo y, ya en el hostal, aseo y ¿siesta?. 
Sin palabras.
     Hemos coincidido con el "Motor Show de Villanúa" y justamente ahora, en la hora en que el estómago tira del corazón dejando las mentes carentes de fluido sanguíneo, y los ojos mirando hacia nuestros adentros, se celebra un rally automovilístico por las calles de la población. Los motores rugen a escape libre, chillan las ruedas en cada una de las curvas, los buitres vuelan más altos para no escuchar estas endiabladas máquinas, lástima que no sea época de berrea, así los ciervos competirían contra la gasolina. Arriba, hasta Collarada anda algo asustada de esta, una más, sinrazón del humano (es solo mi opinión).
          Excepto Maite y yo, que ya la conocemos, el resto han ido a visitar la Cueva de las Güixas. Salimos a su encuentro con la dificultad de avanzar por las calles, labor difícil pues los bólidos son dueños de este trozo del Pirineo.
Cueva de las Güixas.
     Los de la cueva salen encantados, han recorrido un buen trozo de la cavidad; nos cuentan Victor y David, que había un agujero en lo alto de una galería y que allí, bajo esa "chimenea", las brujas hacían aquelarres e imploraban al demonio. Se supone que este era un espacio donde encontraban las condiciones perfectas para realizar sus ritos y ver a través de la "chimenea", la luna y las estrellas, elementos imprescindibles en sus ceremonias.
        Aprovechamos que los bólidos se han recogido para sacar los nuestros y acercarnos a la estación de Canfranc. 
Estación Internacional de Canfranc.
             La decadencia de su abandono y lenta rehabilitación no han logrado arrancar a este edificio, ni un ápice de su belleza. En la entrada, un cartel cuenta de la importancia de esta estación, principalmente durante la Guerra Civil. Una fotografía de una familia, los Villanova, se encuentra junto a la explicación, Carlos indica con el dedo que una de las mujeres era su abuela y otra su tía-abuela.
El dedo señala a su familia.
DATOS FUENTE DEL PACO
Recorrido
Perfil:
Distancia, 7 Km.
Desnivel de ascenso, 320 m.
Desnivel descenso, 320 m.
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          Al día siguiente nos vamos camino de las Galias atravesando el túnel del Somport, para aparcar en el bosque de Sansanet.
        Comenzamos a andar, el camino nos introduce pronto entre hayas, algunos ejemplares de abetos, serbales... Pronto cruzamos el puente sobre la Gave d´Aspe para tomar la senda que, en zigzag, se dirige hacia el ibón de Estanés. 
Gave D´Aspe.
         El camino transita por un bello hayedo que aunque Maite y yo ya hemos recorrido en varias ocasiones: en verano, en otoño, en invierno, nunca deja de sorprendernos. 
Bosque de Sansanet.
        Salimos al camino que hemos dejado abajo; la genciana amarilla protagoniza el espectáculo de la pradera que precede al desvío de la cabaña d´Escouret, es época de que su dueño esté fabricando queso artesano, y así es: adquirimos unos buenos trozos de "fromage".
Genciana amarilla.
        Este era un punto en el que pensaba que "la delineante" tiraría la toalla pero -¡si fuera tan montañera como tozuda, habría subido al Everest!-.
Cabaña d´Escouret.
         Pues nada, "todos p´arriba", los dos chavales y su "pai" tiran delante, los demás vamos más tranquilos. Con una inmejorable vista desde la vertiente norte del pico del Aspe, alcanzamos el puerto de Estanés, frontera natural que nos devuelve a las Hispanias. Unas cuantas cuestas más, pulsaciones aceleradas,  y pronto vemos las aguas del ibón. 
En el ibón de Estanés con mis ex-compañeras.
           Como si de un oasis se tratara, David mete los pinreles en el agua. Por no perder tiempo, Amor y yo, nos acercamos hasta el Port de Bernére o pas de L'échelle; en el camino unas vacas observan nuestro paso. Aquí, con el ibón de Estanés frente a nosotros y el vacío a nuestras espaldas, nos reagrupamos todos y hacemos una parada para echar un bocado. Me quedo mirando las aguas del lago, me ha parecido oír algo -no sé-...
Pastor y rebaño.
"Dice una leyenda que en las noches de San Juan unos misteriosos sonidos surgen del interior de sus aguas oscuras: balidos, mugidos, tañido de esquilas y desgarradores gritos humanos pidiendo ayuda. Se trata de los fantasmas de unos pastores y sus rebaños que sufrieron la maldición de un peregrino con el que no quisieron compartir su comida y su bebida, cuando celebraban una aciaga Sanchuanada. Fue esa su última noche en este mundo. A la mañana siguiente, el único pastor que acogió al peregrino, cuando éste desapareció, volvió al lugar donde habían estado pastando los animales. Sólo encontró un enorme y silencioso lago de gélidas aguas. Pastores y rebaños habían desaparecido para siempre. Era el Ibón de Estanés".
De bajada.
       Mientras los miembros del grupo mueven el bigote, desciendo hasta la escalera metálica de la senda que baja hacia Espelunguère, por valorar si volver por donde hemos subido o realizar la ruta de manera circular.            Este es otro punto en el que había pensado poner en un lado de la báscula el sentido común y en el otro "la tozudez ribereña". Pesa más lo último, así que decidimos bajar por la cara norte del puerto, eso sí, con toda la precaución del mundo pues aquí hay algún paso con patio al exterior, siendo la escalera lo más fácil del primer tramo. Si en la subida ha habido algún corazón acelerado, al ver esto, las pulsaciones corren más que los bólidos de Villanúa. De nuevo hemos caído en las Galias. Lo curioso de este Ibón es que, hallándose en Aragón, vierte sus aguas, a través de un tubo, hacia una central hidroeléctrica.
      Poco a poco, el desnivel se va suavizando aunque surge otro obstáculo: el tubo (descubierto en algún tramo) por el que pasa la senda y el barro, elementos indispensables para probar la adherencia de las botas y la calidad del detergente que lavará las prendas montañeras.
     Recordando la etapa laboral, pregunto a una de mis compañeras por el material de la tubería y... "suspende el examen".
     Esta vertiente (Norte) está hermosa, la naturaleza ha experimentado una explosión de colores, con variadas y bellas flores.
        Abajo, unos zagales con los que hemos coincidido varias veces a lo largo del día, han errado el camino bajando hasta el ruisseau (barranco) de Espelunguère, tienen que volver y subir hacia donde vamos nosotros.
Flores entre flores.
       El calor aprieta y agradecemos ir introduciéndonos en otro hayedo. De nuevo se siente la magia de estos lugares, el silencio solo es roto por los cantos de los pájaros y algún que otro -¡mecagüen el barro!-. La luz penetra entre las hojas creando un ambiente de mágica paz. Lo prometo, no tomo ninguna substancia alucinógena, pero -¿serán las hayas?, ¿es verdad que las frecuentan hadas y pléyades?- Junto a una sugerente haya, teñida de verde musgo, un hada sonríe mientras la fotografío.
Hada.
       José Luis, ¡despierta!. Seguimos descendiendo, aunque algún repecho pone a David a prueba (no es el único que va notando el cansancio).
La senda suaviza.
         Este bonito sendero lo recorrí un par de ocasiones, la primera con mis amigos "Estalentaos" cuando comenzábamos la travesía de la "Senda de Camille" y en otra ocasión, con Maite y "el Cebrián", en aquella ocasión realizamos lo mismo de hoy, pero en sentido contrario.
        Algo agotados, vemos la cabaña D´Escouret, es señal de que ya queda poco, hemos cerrado el círculo y volvemos por el mismo camino de la mañana.
Olga y Amor llegando a meta.
            Ya en el aparcamiento de Sansanet, cogemos el material gastronómico que hemos dejado en los coches y preparamos una variada mesa en honor a los "valientes montañeros". Mientras tanto, algunos refrescamos nuestros cuerpos en la Gave D´Aspe.
         Es una excursión muy bonita y sencilla, bueno no tan sencilla para "la moza de la Ribera Alta", que no sé, pero me da a mí, que le ha quedado el cuerpo "algo jotero".
        Café en el Somport y cada mochuelo a su olivo.
        Hasta pronto.

 Si te apetece ver un pase de diapositivas, haz clic aquí.

DATOS DE ESTANÉS
Recorrido

Perfil:
Distancia, 11 Km.
Desnivel de ascenso,  665 m.
Desnivel de descenso, 665 m.

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