martes, 4 de abril de 2017

DE PANTICOSA A BIESCAS

Día 1 de Abril de 2017
           Tras muchos tiempo estamos disfrutando de una primavera de esas de verdad, de las de "con dos...", hoy llueve, mañana escampa, ayer calor, anteayer frío, pasado mañana... Las webs del tiempo están que arden, para hoy dan agua:
       -Maite, anuncian lluvia, ¿qué hacemos?
     -José Luis: "vámonos pal monte" que si llueve que llueva, mientras no jarree. 
         Pues eso, nos hemos apuntado a la del Stadium Casablanca, a recorrer un sendero que ya lo hicimos en el 2012, aquella vez con Esbarre.
       Acabábamos de aterrizar, es un decir, de nuestra aventurilla por el Himalaya nepalí y, además de ser menos mayores, estábamos con los motores a pleno rendimiento.
       En esta ocasión, caminaremos en sentido contrario al de entonces. Entiéndaseme, no es que vayamos a andar de espaldas, es que en la otra ocasión arrancamos desde Biescas y hoy será, esta población, el final de la etapa. Concretando, lo vamos a realizar de norte a sur.
Arrancando.
           Como decía, estamos disfrutando de una buena primavera. La mies del campo presenta un aspecto envidiable, el cielo se ve limpio, algunas nubes asoman en lo alto de Guara.
         El autobús, con media entrada de su aforo, sube las cuestas con más brío que las obras del Monrepós que ya no recuerdo cuando empezaron y no sé si las veré concluir.
        Realizamos una parada técnica en Sabiñánigo. Digo técnica, porque el personal tecnifica la manera de atacar bocadillos, cañas, vino, café... y encontrar el camino del aliviadero.
         De Biescas para arriba (sur a norte), en la margen opuesta del río Gállego, escondido entre el bosque adivinamos el trazado del sendero que más tarde patearemos.
Arrancando con dificultad.
       El bus nos desaloja en Panticosa, junto al telecabina. Ha nevado, las pistas presentan un buen aspecto aunque no hay mucha afluencia de personal, ¿será por las predicciones meteorológicas?.
     Nos colocamos las botas, mochilas, algo de ropa y ¿p´arriba?.
        El arranque no es sencillo, tras cruzar los dos puentes sobre los ríos Caldarés y Bolática, los cincuenta primeros metros hemos de caminarlos por un tramo de pista ascendente, cubierto de nieve helada, vamos, más dura que la mollera de Donal Trump. El uno que resbala, la otra que también... Cuando salvamos este pequeño obstáculo, parece que hayamos coronado un pico. 
Entorno de cuento.
        Nos estamos adentrando en el bosque de Panticosa que nos regala una gran variedad de especies como pino silvestre, roble, hayas, acebos, avellanos, boj, etc.
        Pronto encontramos un desvío que, a la derecha, indica el camino al Pueyo. Nosotros seguimos, por el correcto sendero de la izquierda.
   La senda asciende pausadamente, dejando a izquierda y derecha otras secundaria. Bueno, digo dejamos pero no es del todo cierto, pues tras cruzar el barranco Yanel, pese a las advertencias de algunos, la cabeza decide tirar por la derecha. ¡Hemos errado el camino!, han sido unos pocos pasos pues "corregir es de sabios" y, finalmente volvemos al camino correcto, el de la izquierda. (Estos últimos párrafos, interprétense como se desee).
Entre cortinas.
       Quienes sí que interpretan, pero en este caso bellas melodías son los pájaros. Se ve que la primavera les lleva a demostrar, a nuestro paso, la gran variedad de tonos musicales con que la naturaleza les ha dotado. Como si de L´Escala de Milán se tratara, el personal guardamos silencio mientras la orquesta ataca una bella sonata. Y, atrás en el "palco real", con sus dos coronas, Peña Foratata escucha la aria que interpreta un carbonero.
        El auditorio no es para menos, el musgo cubre los troncos del boj a modo de telón del espectáculo. A los lados de los palcos, el agua participa de este evento y adornando las alfombras de hojarasca roja, las prímulas con su blancos pétalos y amarillos estambres culminan tan grandioso momento. (Dejo un reportaje visual aquí)
Prímulas.

Peña Foratata.
¿Cabe más belleza?
    ¡Uf!, prosigo: Cruzamos el barranco de San Lorenzo con más o menos destreza. A nuestra derecha (oeste), entre las ramas, asoman las aguas del embalse de Búbal con toda su capacidad plena.
       Ahora, el sendero sube un pelín para, pronto, descender hacia el coqueto pueblo de Hoz de Jaca situado a 1272 metros de altura, colgado sobre el pantano de Búbal. Desde este inmejorable mirador, observamos las cumbres, poco nevadas, de la sierra de La Partacua, también es punto de partida a la zona de los Ibones de Asnos y Sabocos.


Hoz de Jaca.
Interesante es la iglesia parroquial barroca de los Santos Reyes, de los siglos XVII y XVIII, compuesta por una nave terminada con una cabecera plana, y techo con bóvedas de lunetas. También es interesante, aunque no hay tiempo de asaltar, el impresionante mirador del muro, balcón colgado sobre el embalse desde el que se divisa una hermosa vista del valle y sus pueblos de la orilla contraria: Piedrafita, Tramacastilla, Sandiniés... Desde hace un año, se ha instalado la que dicen, más larga tirolina de Europa. Habrá que medirla en otra ocasión.

Puente del camino de Cotonas.
     Nos detenemos en la Fuente de la Glera, obra del escultor Pedro Ania Gérez autor igualmente de numerosas fuentes talladas en diversos municipios altoaragoneses. Aquí nos reagrupamos, caen unas gotas, pero sólo eso: unas gotas.
        Abandonando la localidad, junto a la carretera, se encuentra el puente románico del Camino de las Cotonas que servía para salvar el barranco del pueblo en el sendero antiguo que se dirige hacia Santa Elena. El puente formaba parte del camino real que venía de El Pueyo en dirección sur.
         Dejamos Hoz de Jaca por una carretera, que a la altura del barranco de Baldiecho abandonamos.
Embalse de Búbal.
     A la izquierda tomamos un sendero tan hermoso como el recorrido hasta ahora.
       Caminamos sin ganar ni perder altura hasta que descendemos fuertemente, con cuidado de no resbalar, hasta la base de la presa, que esperemos resista hasta que nos vayamos.
        Buen lugar para echar alpiste al cuerpo y reagrupar lo, casi, irreagrupable.. ¡Conseguido!.
     Con paso firme, continuamos, siempre por la margen izquierda del Gállego, el camino, aunque tiene algunos sube y baja, es cómodo.
       Pasamos junto a un árbol que me trae al recuerdo la otra ocasión en que anduvimos por aquí, fotografié "la Escuer", compañera de monte y pintora de lo más bello de la naturaleza de estos entornos. Ahora el río se remansa, un puente aventurero que nadie se atreve a atacar, lo cruza.
Bunker.
      La senda pasa junto a los restos de unos bunkers perfectamente camuflados, construidos entre los años 40 y 50 para evitar el paso desde la frontera, en previsión de una posible intervención de las tropas aliadas y debido, sobre todo, a la delicada situación diplomática de la dictadura de Franco. 
       Seguimos caminando, el grupo anda más roto que el calzón de mi abuelo. Pronto cruzamos el puente sobre el barranco de Santa Elena. Una pared de piedra equipada para la escalada y una posterior vía ferrata, nos indica que estamos llegando a la zona en que se encuentra la ermita de la mencionada santa.
Santa Elena.
       Cuentan que Santa Elena era la madre del emperador romano Constantino y según la tradición, sin ninguna base histórica, en plena huida de los infieles, se refugió en la cueva donde se edificó esta iglesia quedando oculta por una tela de araña. (Es curiosa la similitud con el martirio de Santa Orosia, en la cercana villa de Yebra, que en su huida también fue ocultada en la cueva por la tela de araña) - "Mientras hayan cuevas, no faltarán santas".
Fuerte fusilero.
        Del lugar del escondite de Santa Elena brotó una fuente llamada la Gloriosa a la que se le atribuyen propiedades curativas milagrosas - "Probaremos con la artrosis".
        El conjunto de Santa Elena lo completan el fuerte fusilero, antiguo castillo con origen en el siglo XVI que fue rehecho en el siglo XIX para defender el paso a las incursiones del otro lado del Pirineo; y el dolmen, situado bajo el fuerte. 
       Hay quien ha comentado la posibilidad de visitar estas joyas biesquenses, pero la cabeza de esta bendita expedición decide que -¡hay que tirar p´abajo!.
         -¡Ah! amigos- los de atrás sí que van a disfrutar del dolmen y se produce el milagro: -¿Será Santa Elena? - El grupo, como los peces y los panes, se ha multiplicado, perdón, dividido en tropecientas unidades y, ya se sabe...
         Los que vamos en la delantera, esperamos a que aparezcan pero esta parte del milagro no se produce hasta Biescas, en el mismísimo autobús de vuelta. Cuentan, parece ser, que alguien, imprudentemente, ha decidido seguir en solitario por otro camino y "los boss", han ido a su encuentro. La "jefa de la expedición", con gran firmeza, se ha encargado de poner el punto sobre las íes.
Puente del Diablo.
     Hasta llegar al final de la excursión, hemos transitado el sendero adaptado para el acceso de personas con dificultad física, y "amueblado con un lindo pocito de madera". Pasamos, también, sobre el barranco de Lasieso que cruzamos por un puente paralelo a otro de aspecto medieval: el Puente del Diablo.
     Compactados y aseados (algunos), montamos en el autobús que se detiene en Sabiñánigo, lugar apropiado para, que quienes no lo han hecho, sacar el bocadillo (algunos se piden unos huevos con...), y digerir ese exquisito resultado de la cebada fermentada que es "la cerveza".
          Otra salida a la montaña que las gentes del Stadium nos han regalado por una bonita senda que, aunque ya conocida, no deja de sorprender a los enamorados de esta sana y bendita afición.
           Hasta pronto

LOS CLICS DE LA JORNADA



Perfil:
Distancia recorrida = 16,1 Km.
Desnivel acumulado positivo = 617 m.
Desnivel acumulado negativo = 864 m.

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