lunes, 5 de noviembre de 2018

PICO CABRERA POR LA RUTA DEL PAPA LUNA

Día 1 de Noviembre de 2018
Calabaza.
           Comenzamos un nuevo mes, la noche ha sido "terrorífica" en las calles de mi ciudad.
       "Jalogüen" (halloween), movida nocturna que ha desplazado a la popular "noche de ánimas" de tradición ancestral. Cuentan que aquí, en Aragón, no se celebraba en la víspera de Todos los Santos, sino en la madrugada del 1 al 2 de noviembre. En esta fiesta de expansión norteamericana, el personal se disfraza en una especie de competición por ver quién da más miedo, quién es más fantasma, quién se asemeja a un muerto viviente ––ja, ja, ja ––Uno que es poco amigo de creerse ni aquello ni esto, no necesita de noches lúgubres, con tan solo sintonizar un "telediario" le basta para aterrorizarse de esos personajes que a diario, estos sí, estos me producen ¡auténtico canguelo!. En cuanto a las calabazas, Maite prepara un puré con romero como para chuparse los dedos.   
Santuario.
              Tras tan horrenda noche llega el alba, ya alborea en las tierras del Aranda, en vísperas ha jarreado con ganas y las nubes cubren nuestro objetivo en las cumbres de la Sierra de la Virgen, que en época romana se la conocía como "Voberca Mons". Reposa, la sierra, entre los valles del Aranda al norte, y Ribota al sur. Curiosamente,  pese a su denominación, la cima de esta sierra carece de toda simbología religiosa pues, quizás pensando que el otro emplazamiento era de "más altura", las gentes de Villarroya edificaron una ermita-santuario algo más al N.O. ––Ya tenía ganas yo, de subir a una montaña limpia de símbolos varios.
Vista de Illueca desde la sierra.
          Para comenzar la jornada tomamos un café en Illueca, ciudad que tradicionalmente estuvo ligada a la fabricación de paños (se calculan a mediados del siglo XIX, más de un centenar de telares). Sin embargo, en el momento actual se polariza hacia la fabricación de zapatos, cuyos antecedentes se remontan al siglo XVII, en el que se implantaron tres tenerías junto al río Aranda.
         Cuando uno se acerca a Illueca, lo primero que ve, es la mole de su castillo-palacio. En este lugar nació don Álvaro de Luna y Pedro Martínez de Luna, quien luego sería Benedicto XIII, el célebre papa Luna aquel que, cuenta la leyenda, perdió su anillo en Peñíscola.
Mojón de la Ruta.
              Con los deberes cumplidos, los cuatro (Piedad, Toño, Maite y un servidor) nos acercamos con el "buga" hasta un punto (840 m.) en el que comenzamos, y terminaremos, esta ruta circular que coincide en un buen tramo con la denominada "Ruta  Papa Luna".
           Los primeros 2,5 kilómetros los recorremos por una agradable pista perfectamente escoltada por los hombres de las escopetas, los illuecanos andan de batida del jabalí. Afortunadamente no afecta a nuestro recorrido, pues cuando tomamos la senda hacia la cima, nos alejamos de su radio de acción.

Entre robles.
           ¡Qué sendero!, parece como si los más afamados acuarelistas de la tierra, se hubieran reunido en estos lugares para dar rienda suelta a sus pinceles. Álamos, chopos, olmos, carrascas, robles, sauces, castaños, nogales  plataneros... compiten por mostrarnos sus más bellos colores otoñales.
         La senda nos lleva en dirección oeste, vamos ganando altura por un bello bosque de robles con sus troncos vestidos de líquenes y sus hojas pintadas de amarillo.
            Un par de miradores nos ubican sobre el "alcornocal de Sestrica", enclave botánico extraordinariamente singular y de gran interés natural ya que es el único bosque de este tipo en Aragón. Sus troncos delatan que, en algún momento, debieron de explotar la extracción del corcho.
Alcornoque, cuántas botellas tapaste.

Sí, el verano ha terminado pero...

...ha llegado el bello espectáculo que...

...cubre los paisajes con un manto dorado.
Peña Guzmán
                 Alcanzamos una especie de collado en el que se encuentra la "Peña Guzmán" (1348 m.) a la que, como cabricas, se encaraman Piedad y Toño.
               Aquí nos encontramos con otro hombre "armado". Fusil en mano nos dice:
––¿ande vais?
––¡al Cabrera!
––habéis subido por una zona de caza, ¡cagüen m´espantáis los animales!
––pero si nos han dicho, allá abajo, que no había caza por aquí
––aquellos son de otro ejército fusilero, son de Illueca
––y este ¿qué ejército es?
––"semos" de Sestrica
––¡ah!, pero hemos subido por la Ruta Papa Luna, perfectamente balizada, y no hemos visto ninguna indicación, excepto los postes de madera del sendero de dicha Ruta.
Poste de la Ruta Papa Luna.
––sí, pero pasa por nuestro terreno y nadie nos pidió permiso para crear esa ruta
––pues a ver si nos aclaramos porque tan solo queremos andar, recorrer los senderos de las montañas y valles, disfrutar de la naturaleza respetándola con todas nuestras fuerza, todo ello sin molestar a los cazadores pero sin la posibilidad de convertirnos en vuestros trofeos.
        Nos despedimos del amigo y seguimos nuestro camino, eso sí, guiándonos con el GPS pues alguien, por este lugar sestricano, ha serrado los postes indicativos de la Ruta. Las diferencias de algunos, no solo se dan en ámbitos regionales, sino que en otros más pequeños... ¡también!.
Vista de gotor desde la sierra.
            Pronto alcanzamos el cordal que recorre los más elevado de la sierra. Delante de nosotros, las nubes intentan esconder la Peña del Café (1380 m.) que cumple todos los requisitos de balcón sobre el norte. Abajo, el río Aranda serpentea para regar las huertas de Brea, Illueca, Jarque, Gotor con su convento dominico... Algo más lejos, la figura de las Peñas de Herrera nos indican que miremos algo más a la izquierda, que allí, bajo las nubes anda escondido el Moncayo, que veamos sus faldas que la nieve ha vestido de blanco.
Lástima que las nubes nos impidan ver el Pirineo con toda su hermosa grandeza.
Las vergüenzas del Moncayo, sus faldas.
Alcanzando el Pico cabrera.
       Seguimos cresteando en dirección N.O. y no tardamos en alcanzar el punto más alto de nuestra jornada, el Pico Cabrera (1433 m.), coronado por un vértice geodésico. Aquí la visión se amplía más, pues alcanzamos a ver la cara sur de la sierra con el valle que describe el Ribota. Un poco más allá el Pico del Rayo y las antenas del cerro de Santa Brígida en la Sierra de Vicor. Al este, vemos la Sierra de Algairén coronada por el pico de Valdemadera, sierra frecuentemente recorrida por los aquí presentes.
         Un buen lugar para descansar unos minutos y disfrutar del entorno.
Los cuatro.
Los dos (¿mal de altura?)
Seta de pie azul.
                 Bajamos por la vertiente norte y si la subida ha sido espectacular, este entorno no lo es menos, aquí se suman una buena colección de hongos y la jara alcanza un tamaño que, en algún momento, adquiere la condición de bosque (habrá que volver en época de floración, será espectacular). En esta cara de la sierra la vegetación adquiere un grado de espesura impresionante.
                  El sendero serpentea en un vertiginosos descenso que nos acerca hasta un refugio de la Sierra, pero no necesitamos refugiarnos por lo que seguimos nuestro sendero que desemboca en una pista que recorremos con tranquilidad.
Sin palabras
Avanzando entre jaras.
Fuente de Valdelajuen.
         En uno de sus bellos rincones, bajo la sombra de las amarillas hojas de un enorme chopo, la Fuente de Valdejuen ofrece su limpia agua al caminante, pero como "poco hemos sudado" seguimos durante un par de kilómetros, disfrutando del paisaje que el otoño nos regala, hasta el punto de comienzo.
              Solo queda acercarnos a Illueca y mirar si en el Mayte, lleno hasta los topes, tienen a bien darnos algo de comer, pues, ¡leches!, ya toca. Garbanzos, Bacalao, chipirones, manitas de cerdo, cerveza y vino (yo poco, hay que conducir) nos duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
              Los cuatro, este otoño, no hemos subido ningún tresmil, ha sido una estación que se nos ha llevado dos mochilas, pero su recuerdo nos anima a seguir saliendo a recorrer estos otros sorprendentes y entrañables rincones por los senderos de amistad.
              Hasta pronto
Hoy una mano de congoja
llena de otoño el horizonte.
Y hasta de mi alma caen hojas.
(Pablo Neruda)

Recorrido

Perfil:
Distancia, 10, 7 Km.
Desnivel ascendido, 720 m.
Desnivel descendido, 720 m.


3 comentarios:

  1. Hola José Luis.

    Este verano estuve en el alcornocal de Sestrica y me quede con ganas de seguir conociendo la zona.

    Esta ruta que habéis realizado es justo lo que andaba buscando, donde el bosque y las vistas son las protagonista.

    Por cierto tienes el track?

    Un saludo

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    Respuestas
    1. Hola Eduardo.
      Disculpa, suelo dejar enlace al track en cada entrada, pero esta vez se me había olvidado. Corregido el tema ya puedes acceder a la ruta.
      Un saludo

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  2. También es majica dejando el coche en Sestrica, subiendo por el alcornocal y volviendo por Viver y el barranco de las Humbrias, sale una circular chula,en temporada de caza siempre están apostados en la linea de la peña del Café al Cabrera.

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