jueves, 1 de agosto de 2019

TOUR DEL CARLIT (I)

            Otro año más y van... nos juntamos un puñado de hombres y mujeres unidos por esta bendita afición a la naturaleza que las montañas nos regalan, y, unidos también, por la amistad que esas montañas forjan en quienes las abrazamos con el cariño que ellas nos demandan.
       Esta vez somos nueve los autoproclamados "Estalentaos", cuatro se quedan en Zaragoza aquejados de diversas dolencias que, espero, superen de inmediato. En esta ocasión seremos guiados por Armand, amigo de caminar por lugares alejados de las muchedumbres que recorren los principales senderos de estos valles. Junto con su pareja, nos cuenta, se dedican a diversas actividades como yoga, montaña, submarinismo, etc. "Yoga Rando".


Espejo.
        ¿Adónde vamos?: vamos a descubrir una parte de los Pirineos desconocida para nosotros. Pero, ya en casa, la sensación de esta travesía es que nos ha sorprendido por su belleza, por sus amplios valles hundidos bajo hermosas montañas, por la gran cantidad de lagos y ríos, por el ruidoso y alegre verde de sus prados que alimenta al ganado vacuno y equino, por el colorido de sus flores y la dureza del granito que, junto a algunos neveros, crean un paisaje realmente elegante y fino. En el centro geográfico de nuestro recorrido se encuentra el Puig o Pico Carlit, que con sus 2921 metros de altura nos invitará a coronarlo (ya veremos).
Clavel del pastor
        Gracias a la humedad, atlántica por un lado, y mediterránea por otro, en el suelo de estos valles encontramos una flora extremadamente diversa: aromáticas, coloridas, medicinales, tóxicas, endémicas... El árbol que, con permiso del avellano, destaca en el lugar que el prado y el rododendro se lo permiten, es el pino negro.
           Marmotas, ciervos  isards (rebecos, sarrios), se dejan ver y, en el cielo, águilas, buitres y las bulliciosas chovas sobrevuelan un cielo que se nos ha mostrado azul en casi todo el tiempo.
              El día 20 de julio, como de costumbre, en un restaurante de carretera, nos unimos las fuerzas de Jaca y Zaragoza para dar buena cuenta de las reservas de "güevos", y continuar viaje hasta Angosutrine.
En los Baños de Dorres.
          La tarde la pasamos dándonos el placer de meter las nalgas (y el resto del cuerpo) en las calientes y sulfurosas aguas de los Baños Romanos de Dorres. ¿Romanos?, no sé. Cuentan que las centurias de Roma ya habían acondicionado unos baños en Dorres aunque los vestigios datan de la edad media. En aquel tiempo, los campesinos utilizaban el agua caliente de la fuente de Dorres para un uso doméstico, sin instalaciones sofisticadas.
             Al salir del agua, alguno de nosotros comenta la sensación de suavidad de la piel pero la realidad es otra: a fecha de hoy "cada cual con lo suyo".
             Aunque lo comentaré más adelante, en nuestro paso por el pueblo de Dorres vemos el actual lavadero. Allí se lavaba la ropa y las pieles y lana de las ovejas. Caliente y sulfurosa, esta agua era especialmente eficaz para lavar la lana en bruto de las ovejas. Nos cuenta nuestro guía, Armand, que en la actualidad todavía se usa para lavar las alfombras. 
              Terminamos esta jornada previa al Tour del Carlit con una rica cena y una mejor dormida para, al día siguiente, comenzar la travesía de este 2019.
           Jornada a jornada, voy a intentar resumir las andanzas de tan dignos personajes por las montañas de la Cerdanya gala, en un par de entregas, pues, seguro, las cosas a plazos son mas digeribles, así que... ¡Hale!.

Día 21 de julio de 2019 (De Enveitg a Porté Puymorens)
Primeros pasos.
           Una de las mozas, algo indispuesta, se queda en cama. El resto, en un microbús, nos acercamos hasta un lugar (1400 m.) por encima de Enveitg que, entre prados en los que pastan vacas y caballos,  caminamos con la alegría que nos caracteriza por una senda que nos lleva al Coll de Béna (1580 m.).
          Entre avellanos y vallas eléctricas, Armand intenta que alcancemos la cresta que marca el pico de Béna pero, la cada vez más escasa actividad ganadera conlleva que la vegetación crezca obstruyendo nuestro avance y poniéndonos en nuestro sitio, o sea, en la aldea de Béna, cosa que logramos no sin dificultad.
¡Que no se puede pasar!
Con Félix y Chema en el Coll de L´Home Mort.
               A partir de aquí, la senda asciende sin compasión para con los más débiles: unas veces por prados adornados por gencianas lutea, otras cruzando ríos y barrancos y otras ante la dulce mirada de las vacas, hasta alcanzar el Coll de L´Home Mort (2290 m.)
            No sé si el nombre es el más adecuado (yo le llamaría el Coll de la faim morte), pero sí un buen lugar para acallar los sonidos gástricos que, desde hace rato, claman compasión. Armand, francés él, debe adaptarse al horario de comida del hispano y a beber vino en bota; a lo primero no logrará adaptarse, a lo segundo aprende rápidamente.
             Con los deberes cumplidos comenzamos el descenso por un impresionante bosque de pino negro con ejemplares espectaculares. Abajo, a nuestra izquierda, el río Carol labra un profundo valle en el que se asienta el pueblo de Porta, tan cerca de nosotros como de Andorra.
Caco, Sara y Maite en un impresionante pino.
Localidad de Porta en el Valle de Carol.
Hay que recuperar líquidos.
            China, chana, ya se ven los edificios de nuestro destino: Porté-Puymorens (1620 m.) al que accedemos atravesando un puente sobre el río Carol y tomando por asalto el primer garito que encontramos para dar buena cuenta de sus existencias de "bier". Se trata de una estación de esquí, ahora con nula actividad invernal, que ofrece alojamiento a los caminantes.
                     Nos espera la moza que se había quedado en Amgoustrine, tiene mejor aspecto. Nos cuenta que ha subido en taxi por un precio que mejor no comentar.
           Duchas, llamadas telefónicas a familia, mensajes, etc, y, tras la cena, todos a dormir que esto no ha hecho más que empezar.
            Bonne nuit.
Datos técnicos.
Recorrido
Perfil:
Distancia, 16 Km.
Desnivel ascendido, 1159 m.
Desnivel descendido, 825 m.
Día 22 de julio de 2019 (De Porté Puymorens al refugio de Besines)
Frescos y lozanos... sobre alfombra de flores.
           Ya estamos todos, La moza indispuesta se ha recuperado. Con Armand somos una decena de animosos guerreros ansiosos de comernos este trozo de la Cerdanya.
          Tenemos por delante dos días con final en refugio, por lo que cargamos las mochilas con algo más de equipaje, comida y abundante agua; el cielo nos anuncia un día de "mucha chicharrina". Crema protectora, y a darle al calcetín que hoy empezamos ¡p´arriba!.
        Frescos y lozanos, abandonamos Porté-Puymorens (1620 m.) atacando el sendero que se va abriendo paso entre una alfombra floral, sendero que cruza un par de veces la serpenteante carretera que, a través del puerto d´Envalira, conecta con Andorra. Algunos recordamos el trekking que realizamos hace un par de años del que deje constancia en esta página y en esta otra.
Flores y mochilas.
Mama marmota.
                 Se nota que la etapa de ayer ha puesto a punto algunas deficiencias físicas, el personal sube que se las pela, y, casi sin darnos cuenta, hemos alcanzado el Coll de Puymorens (1900 m.); la sombra de una autocaravana  nos sirve para echar un trago de agua.
              De nuevo, el prado se torna en florida alfombra, más si cabe porque Armand nos guía fuera de la ruta que se encuentra a nuestra izquierda.
           El valle que estamos remontando, curiosamente llamado D´en Garcia, no solo nos regala vistas, agua y flores: unas jóvenes marmotas vigiladas desde el alto de una roca por su madre, van y vienen deleitándonos con sus correrías. Yo que cierro la comitiva, me deleito con el tendedor que Benjamín se ha montado en la mochila.
Valle d´en Garcia.
                 El valle es largo, lo cual no obstaculiza para que vayamos haciendo algún alto y para que Armand nos explique algunas cosas relacionadas con las plantas y sus virtudes. El agua brota por mil lugares y las ranas saltan a nuestro paso; algunos caballos lucen rubias crines.
               El camino se va empinando, arriba se adivina un collado, los más atléticos del grupo se adelantan a coronarlo, el resto no tardan en hacerlo: hemos alcanzado la Portella de la Coma D´en Garcia (2520 m.).
                Antes de iniciar el descenso nos desviamos unos metros hasta el cercano lago o estany Coma d´Or para cumplir con el rito diario de comer y, de paso, probar la temperatura del agua (no está mal).
Restaurante y chapuzón.
Añadir leyenda
               El descenso lo iniciamos entre verdes y floreados prados que se asientan compartiendo lugar con  grandes bloques de granito.
                 El río de la Coma d´Or, nos sirve de guía, allá abajo vemos el refugio que será nuestro destino. Pero para eso queda mucho, entre este y nosotros se abre un gran y profundo valle que acoge el embalse de Besines.
              Parece que nuestro camino debe recorrer una senda que la vegetación ha engullido: el rododendro pone a prueba la capacidad de resistencia de nuestras pieles; los agujeros que se esconden bajo la vegetación ponen a prueba la dureza de las garras; la humedad que envuelve rocas y raíces ponen a prueba la adherencia de las botas...
¿Dónde está el sendero?
Llegamos al refugio.
                En fin, entre penas y risas, con las tabas en su sitio y los huesos enteros, alcanzamos el puente que cruza las aguas del río (2010 m.). Ahora toca ascender hasta el refugio que antes veíamos "allá abajo" y que ahora está "allá arriba" y alcanzar el de Besines (2104 m.), alojamiento que nos acoge con unas templadas birras.
             Generalmente, en un refugio de alta montaña como este, al atardecer hace algo de frío pero este verano está siendo verdaderamente cálido en estas y otras latitudes. No obstante, el ambiente montañero se palpa entre la gente que nos encontramos aquí.
              Para acabar la jornada, solo nos queda cenar y alojarnos en el dormitorio ubicado en el sótano del refugio para, todos juntos, en lo más profundo del sueño, interpretar bellas melodías nocturnas.
                 Zzzzzzzrrrrrrr

Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 11,4 Km.
Desnivel de ascenso, 1046 m.
Desnivel de descenso, 580 m.
Día 23 de julio de 2019 (Del refugio de Besines al d´en Beys)
¿Preparados?
                Jornada corta, aunque por eso no menos exigente, pues no olvidemos que transitamos por alta montaña y en terreno sembrado de grandes bloques de granito que hemos de salvar una y otra vez.
            Desayuno montañero, ración de crema, foto de arranque y ¡p´alante!. Difícil de creer, pero a estas tempranas horas, (8 am) lucimos "manga corta" para descender hasta lo más profundo del arroyo Coume d´Agnel.
              Alborea en lo alto de la montaña, las flores rinden culto al sol, también a los "estalentaos" que caminamos salvando algunas zonas encharcadas. Algunos neveros ejercen de decorado para las fotos de rigor.
Alborea.
Tocando granito.
             Poco a poco las aguas se embravecen anunciando que el camino también lo hará. Así es, la ribera da paso al sendero que se empina con ganas para alcanzar el Coll de Coma D´Anyell (2470 m.), no sin antes ponernos un montón de obstáculos graníticos que el personal salvamos con la destreza que cada cual posee.
          Nada más iniciar el descenso, el sendero se divide en dos: hacia el sur se desvía el GR.10 (equivalente al GR.11 español) que se dirige hacia el lago que nosotros alcanzaremos en un par de noches. Nuestro camino sigue de frente, a nuestra izquierda divisamos parte del lago Lanux, del que dicen es el más grande de los Pirineos. Sobre él se eleva, provocadoramente atrayente, el pico Carlit, allí nos espera pero eso será otro día.
Un poco de hielo en el coctel del Carlit.
En el Coll de Coma D´Anyell
Estany de Faury.
                Nosotros nos acercamos a otro lago más humilde, pero no por eso menos hermoso, con la intención de comer y darnos un baño que nos alivie este sofocante calor. Se trata del estany de Faury, rodeado de vertiginosas paredes y carente de un palmo de sombra en la que cobijarnos. Afortunadamente, el frescor del agua y alguna pequeña sombra alojada bajo rocas, ayuda a digerir el condumio de ese mediodía.
           No hay siesta, si no queremos socarrarnos hay que abandonar el lugar y seguir el camino que ahora nos conduce hacia la Portella d´Orlu, divisoria de la reserva nacional de la fauna.
La montaña amarilla.
Genciana lutea.
Arnica.
Clavelina de los cartuchos (Dianthus carthusianorum).
Llegando al refugio d´en Beys.
            El camino va descendiendo entre bloques de granito y más lagos. Nos llama la atención el color amarillo de una de las paredes de granito que vemos a nuestra derecha, nos cuenta Armand que se trata de un liquen.
            Entre piedra y piedra, la flora nos enseña hermosos ejemplares como el árnica, acónito, genciana lutea, siempreviva, lilium... en fin todo un orgasmo de colores y olores.
            Recorremos, de cabo a rabo, la orilla del lago d´en Beys por el que accedemos al refugio del mismo nombre (1970 m.).
             Nos llama la atención las familias, niños incluidos, que pernoctan aquí. Nos cuentan que, a dos horas de camino, hay un parking y suben. algunos con la intención, para que los churumbeles beban de esa poción mágica que es la montaña.
                Buena cena y mejor noche, se nota que llevamos la mitad del trekking, ¡esto va que chuta!.
                Bonne nuit
Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 8,8 Km.
Desnivel de ascenso, 550 m.
Desnivel de descenso, 676 m.

2 comentarios:

  1. Hola.

    Menuda gozada de travesía, por tierras totalmente desconocidas para mí. La flor no estoy seguro, pero puede ser Silene acaulis.

    Un saludo

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  2. Me encantan vuestras andanzas, qué pasada de paisajes, eso es una maravilla Enhorabuena Sortudos y adelante

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