viernes, 11 de diciembre de 2020

LA TORCA DE MORATA DE JALÓN Y EL MEANDRO DE CHODES (circular)

 Día 8 de diciembre de 2020
        Ya tenía ganas de compartir jornada con alguno de los grupos que nos acogen en su seno y recorrer alguno de esos bellos rincones que se esconden en la geografía de la provincia de Zaragoza, que es a lo máximo que podemos y debemos aspirar en la dura batalla contra la Covid-19. En este caso me refiero a los amigos del "CAI Nordic Walking", que con las medidas de seguridad correspondientes anti-covid, nos reunimos en Morata de Jalón para realizar un recorrido circular (con postre incluido).
        Hoy no toca paseo por las riberas del Canal Imperial de Aragón, ni tampoco por las de los ríos Ebro, Gállego o Huerva; hoy es el Jalón, ese río que nace en la castellana Sierra Ministra, río prisionero cuando discurre entre rocas labrando espectaculares hoces, pero cuando amplía objetivos riega una fértil vega. Según la copla de una afamada jota, es el río más besado ––le di un besito al Jalón pa´que al Ebro lo llevara y al pasar por Zaragoza...––.
Primeros pasos
        El exterior del Albergue de Morata, poco a poco, se va colmando de frescos ––como la mañana–– marchadores, zagales y zagalas que portan mascarillas con el logotipo del club ––qué nivel––.
        Los primeros pasos discurren por el camino del Baldío, por nuestra izquierda van y vienen algunos trenes que circulan por las vías que unían Zaragoza con Madrid y que hoy, engullidos por el AVE, no llegan más allá de Arcos de Jalón. 
        Frente a nosotros, una peña de figura hermosa y humilde nos llama la atención: se trata de la Peña de San Juan popularmente llamada "El Sillón del Rey" (nada que ver con el emérito).
El Sillón del Rey
Junto a uno de los olivos
        El sur de la "piedrecica" lo marca el barranco del Baldío, que cruzamos no sin admirar unos olivos centenarios trasplantados a este lugar cuando iban a comenzar las obras del embalse de Mularroya.
        Caminamos en sentido ascendente por un paisaje dominado por olivos, el camino transita bajo las paredes de la Peña del Reloj, antaño utilizada por los agricultores para conocer la hora por la posición del sol sobre ella, y en la cual podemos observar las blanquecinas manchas que dejan los excrementos de los buitres leonados, majestuosas aves que sobrevuelan sobre nosotros, aunque afortunadamente todavía no es la hora de su almuerzo ni, por el momento, somos carroña.
La Peña del Reloj
La Piedra Agujereada
        Un ligero zigzag nos desciende hasta el fondo de la Torca de Morata de Jalón, desde aquí ya se ve el orificio o "forau" del Arco de Piedra, que también llaman la "Piedra Agujereada" (me comentan que quien bautizó el lugar con tal nombre no ha sido galardonado con el premio Nobel). 
        Poco a poco, como si estuviera tronando, el personal nos vamos ubicando bajo la roca del orificio, ahora convertido en aireado plató de uno y mil poses fotográficos; la del "grupo enmascarado, no puede faltar; algo así como "la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones" ––¿no lo crees?: cuenta––.
Cuenta, cuenta
Bajo el Arco de Piedra
Cruzando sobre el Jalón
        Descendemos de la atracción del día y, tras cruzar un puente sobre el río, hacemos un descanso en una zona de parking de los escaladores provista de una especie de "foodtruck". Bueno lo del descanso es un decir, porque me "paice a mí" que para descansar hay que estar cansado, estado físico y mental que no tiene cabida en este grupo de animosos marchadores.
        Una vez "descansados" retomamos la "walking", ahora por una bonita senda que se abre paso entre el río Jalón y la Peña Coñeriza, esta última un verdadero paraíso para los escaladores, ya que sus paredes albergan más de 350 vías.
Por el meandro de Chodes
        En este tramo, el río dibuja un meandro con perfecta figura de herradura en el que el sendero se adentra entre roca y río, bajo las ramas de los chopos, ejemplares bien alimentados a través de sus raíces que buscan el agua bajo la tierra por la que caminamos,  raíces que asoman bajo nuestros pies y que hay que mirarlas con cariño, cosa que no ha hecho una de las componentes al caer de ––literalmente–– narices al suelo. ¡Ánimo zagala que pronto soldarás el tabique y quedarás como nueva!
        Esta hermosa parte de nuestro camino desemboca en las vías del tren, junto a las que seguimos bajo un túnel que nos deja cerca de... ––¿recuerdas el descanso?, pues allí––.
Vegetación de soto

Cruzando el túnel
Castillo de chodes
        Entre olivos, almendros y la custodia de su castillo, tomamos una pista que se dirige hacia el pueblo de Chodes. La fortaleza, o lo que queda de ella, que durante casi todo el recorrido nos ha estado observando, construida en el siglo XII, se encuentra situada en lo alto de la Peña Iodes, junto a la Peña de la Zorra, en lo que fue el antiguo emplazamiento de la localidad.
        El castillo de Chodes pasó por diversos propietarios como Jimeno de Urrea y Lope Ferrench de Luna, entre otros. Desde el siglo XV perteneció a los Martínez de Luna. Los vecinos de la antigua población, miraron abajo y pensaron que era mejor mudarse a las cercanías del río por aquello de tener más cerca el agua, pues los chodinos no ganaban para cántaros. Esto era allá por el siglo XVII, quedando el castillo a merced del abandono.
Peña La Zorra y castillo de Chodes
Plaza de Chodes
        El paso por la cantera de La Torcas, de la que se extrae yeso, nos anuncia que estamos a las puertas de Chodes. El núcleo de todo el casco urbano se aloja en torno a su singular plaza en forma de amplia circunferencia, con arcos de acceso bajo las propias viviendas Es, sin duda, la plaza más original de Aragón, en cuanto a arquitectura civil se refiere, con veinticuatro casas, casi todas iguales, dándole forma ochavada. En la misma disposición se encuentran los edificios de la casa consistorial y la iglesia parroquial de San Miguel, ambos edificios perfectamente integrados en la estructura de la plaza.
Panorámica de la plaza
Ayuntamiento
En el puente de Capurnos
        El grupo de marchadores, con cara de felicidad por lo visto en la plaza, toma el camino de los Llanos que se dirige hacia Morata. En este tramo pasamos por el inicio de la vía ferrata de Capurnos; algunos se fotografían asidos a las primeras grapas  ––me parece a mí que esta modalidad no va con lo de nordic walking––.
        El coqueto puente de Capurnos nos adentra en Morata de Jalón. Una vez en la localidad nos acercamos a visitar la plaza que alberga el palacio de los Condes de Argillo construido entre 1672 y 1676 por encargo de Francisco Sanz de Cortés, marqués de Villaverde y Conde de Morata y Argillo. Aunque en esta ocasión una carpa dificulta contemplar la belleza de la fachada principal, haberlo hecho en otras ocasiones me corrobora que estamos ante uno de los edificios más importantes de la arquitectura civil de Aragón, de estilo barroco.
Palacio de los Condes de Argillo
Detalle de la fachada
        Sobre un zócalo de piedra, el ladrillo es el principal material con que se construyó el palacio, cuya gran fachada consta de tres alturas, centrada por la portada principal en arco de medio punto, aun­que el elemento que le confiere una mayor personalidad es el alero: se trata de una galería de óculos que rematan la fachada y que está poblada de figuras en yeso que recuerdan a los masca­rones de proa o a las gárgolas medievales; son, como estas, fantásticas y variadas, aunque no tienen más función que la decorativa. En total hay 58 figuras, a cuál más interesante, curiosa o bella. 
¿Gustas?
        El personal marchador, marcha con celeridad inusitada hacia el Albergue de Morata, marcha en pos de aquel postre que comentaba al principio, marcha en busca de un soplo de buen gusto, de buen hacer, de... ¿que de qué?: En el exterior, bajo unas lonas, nos han preparado unas mesas separadas entre sí por la distancia de seguridad sanitaria; "los bosses del club" habían solicitado nos sirvieran tres tapas y una bebida a quien así lo hubiera solicitado, previo pago. Lo de las tapas tiene su explicación, ya que son maestros en la elaboración de tales exquisiteces, no en vano fueron premiados en el concurso de tapas del Zaragoza en el año 2019 por la mejor tapa mediterránea con su "Corroque, una delicia a base de corzo, castañas y frutos rojos. Las que nos sirven a nosotros no desmerecen nada en absoluto.
        Y como hace frío, tras terminar el último bocado... "cada mochuelo a su olivo".
        Hasta pronto
Datos técnicos (el track pulsando aquí)
Recorrido

Perfil:
Distancia, 9 Km.
Desniveles positivo y negativo, 198 m.

5 comentarios:

  1. Como acostumbras, sobresaliente Crónica José Luis.
    La transmito con tu permiso al resto del Grupo.
    Muchas gracias y hasta la próxima.

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  2. Fantástica la crónica y fotografías José Luis. Nos haces disfrutar del camino de nuevo. Gracias.

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  3. Muy bien informada(la crónica), debidamente documentada y fácil de leer. Asoma tu vena poética entre líneas. Enhorabuena, amigo.

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  4. Gracias por tus crónicas José Luis.

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  5. Hola José Luis, es una delicia el leer tus relatos, son muy amenos y a la vez informativos.
    Muchas Gracias, por tus informaciones.

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