lunes, 2 de agosto de 2021

CASTILLO D´ACHER

 Día 1 de agosto de 2021
Castillo d´Acher
        No hace muchos días, aquí quedó plasmado, que nos introducíamos entre los entresijos de aquella fortaleza de Carcassonne, de murallas y torres medievales. En esta ocasión, recordando nuestra niñez, aplicamos lo de aquel juego "de oca a oca y tiro porque me toca".
        Pero este es otro castillo, mucho más inexpugnable, mucho más alto, mucho más antiguo, incluso diría yo que más bello. 
        Sí, allá arriba, en lo alto de la Val d´Echo, sobre la Selva d´Oza, frente a la proa del Chipeta Alto y la chulería de Estibiella, se erige, altanera, la muralla del Castillo d´Acher.

"The jaulín spider"
        Pues allá que vamos. Solo somos dos lo que intentaremos asaltar las defensas de la muralla, tan solo dos, Toño ("the Jaulín spider") y yo, que esperamos ser asistidos por el ejército de las huestes que en estas fechas suben con intenciones similares.
        Aprovechamos que, acompañados por nuestra nieta Yaiza, estamos pasando unos días en Siresa con la familia de Maite, los Enfedaque, lo cual facilita el acercamiento a los pies de nuestro objetivo.
        Despunta el alba, hemos aparcado en el lugar destinado a tal menester, a las orillas del río Aragón Subordán ubicado frente al viejo campamento de Ramiro el Monje.
Curiosa haya en la Selva e Oza
        A pesar de encontrarnos en el ecuador estival, la mañana es fresca por lo que arrancamos con sobreveste de mangas y perneras largas. 
        Echamos una mirada hacia nuestro destino, cruzamos el puente sobre el río y allí mismo, indicado con un cartel informativo, tomamos el sendero que indica nuestra dirección.
        Con nuestra clásica y reconocida valentía y con el buen humor que siempre nos acompaña, comenzamos a salvar alguna que otra cuestecica (lo otro ya vendrá).
        Atravesamos una zona de pino y hierros (de la tirolina allí establecida), para salir a un pequeño claro de árboles donde cambiaremos nuestra dirección hacia la izquierda introduciéndonos en la “espesura” de la Selva de Oza.
Coníferas
        La senda nos lleva entre los primeros árboles de la selva; la vegetación se torna más espesa y el sendero pasa a ser un amplio camino que dejamos para tomar, a la izquierda, una sinuosa senda perfectamente señalizada que, tras cruzar una pista, nos introduce en lo más profundo de este mágico hayedo, por el que, no sin esfuerzo, vamos ganando altura, totalmente rodeados de vegetación, transitando paralelos en todo momento al barranco de Espata que en algún momento cruzamos. El esfuerzo de la ascensión y la humedad reinante, nos invitan a despojarnos de las chaquetas.
        Afrontamos el último tramo de subida por la selva. Salimos a un  hermoso y claro prado, adornado de bellos lirios. Toca hacer una parada, "se ha hecho la luz" y hay que proteger las pieles con crema, los ojos con gafas y la azotea con gorra.
Paciendo
        A nuestra izquierda, muy arriba todavía, los muros el Castillo d´Acher reclaman nuestra atención, desconocemos los efectivos que guardan su muralla. 
        Aquí abajo, a  nuestra derecha, queda un refugio pastoril. 
        Un buen número de vacas, entre bocado y bocado de fresca yerba, observan nuestro paso. Sobre todas ellas destaca el "amo del corral", un impresionante semental que también nos mira como queriendo decir: "estas chicas son mías" ––pues nada, todas para ti, pero que conste que nos miran con buenos ojos––.

Hay miradas que enamoran
Sendero rojizo
        Como de costumbre, siempre que uno va en compañía del de Jaulín, "charrada va, charrada viene", incluso algún montañero que nos rebasa nos saluda diciendo: "jo, ¿cómo podéis subir hablando?".
        Continuamos ganando altura por terreno herboso y rocas rojizas, acercándonos al pie de la muralla. Ahora la pendiente se presenta más fuerte, la senda se divide en múltiples trazados; vamos eligiendo los más evidentes. No importa, todos ellos llevan a la misma canal de subida, bastante fuerte de salvar, que con poca dificultad nos deja sobre el valle colgado del Castillo d´Acher.
        No es la primera vez que accedo a esta impresionante montaña, Toño sí, pero ambos quedamos prendados del paisaje que ofrece esta especie de barco ubicado más cerca del cielo que de cualquier mar.
Salvando la canal de acceso
Valle colgado del Castillo d´Acher
Cima del Castillo d´Acher
        Bajo el muro norte, una numerosa manada de sarrios (rebecos), huyen de la presencia de algún humano que anda por lares que no son de su dominio.
        Pero aún nos quedan unos cien metros de desnivel hasta alcanzar nuestro destino, cosa que realizamos caminando a media ladera por la parte alta el valle colgado, por la senda que rodea la muralla, hasta alcanzar la cima del Castillo d´Acher (2378 m.).
        Poco a poco, el cielo azul va dando paso a las nubes que van cubriendo las montañas que nos rodean. Aun así, echando la vista hacia el oeste, los picos más cercanos permiten ser contemplados desde este inigualable mirador: Chipeta Alto, Quimboa, Estibiella, Sierra de los Alanos con Peña Forca reinando entre sus hermanos; hacia el sur, el Puntal d´Agüerri me recuerda aquella ocasión que subimos Maite y yo; un poco más hacia el este,  Biusaurín se refugia bajo una nube. Y así, un sinfín de montañas, las unas con todo su esplendor, las otras algo cubiertas por esas nubes, cada vez más abundantes. Un buen momento para cargar energía, disfrutar del lugar, cambiar alguna "charradica" con los aquí presentes y "p´abajo".
En la cima
Puntal y Peña Güerri
Bisaurín
Sierra de Los Alanos
De vuelta
        Volvemos sobre nuestros pasos, con la idea de echar un bocado antes de descender por la canal. Ha refrescado y hay que buscar un lugar algo abrigado, cosa que realizamos junto al sendero.
        No es un gran restaurante, pero los bocadillos de tortilla con relleno saben a gloria. Toño saca unas rodajas de chorizo y la bota en al que el tinto de Borja se deja querer; y si no que se lo pregunten a los componentes de un grupo de montañeros murcianos a los que les dejamos beber unos tragos de vino, porque el agua ¡ni lo sueñen!. Entre bocado y bocado, echamos una mirada a la ladera opuesta del valle, allí descansan aquellos sarrios que hemos visto en la subida, para ellos es la hora de la siesta.
Sarrios en la hora de la siesta
Un último vistazo
        Pronto levantamos el cuerpo, la temperatura está bajando y, además ya se sabe: "el aragonés fino, después de comer tiene frío".
        Enseguida estamos descendiendo por la canal, tarea que hacemos con suma prudencia, pues hay mucho material descompuesto. 
        Antes de introducirnos en la selva, echamos un vistazo al Castillo, d´Acher y sí, hemos superado su muralla, hemos gozado de su mirador y estamos descendiendo con energía renovada, fruto de la magia que se esconde tras esas cumbres de hermosas montañas como esta de hoy.
No tardamos en alcanzar el lugar de inicio. En estas fechas, mucha gente ha subido a pasar el día por estos rincones, los unos a ascender las cumbres que jalonan el valle, los otros a pasear junto a las aguas del Aragón Subordán y otros, ¡quienes sabe!.
        Hasta pronto
Datos técnicos 
(track pulsando en la palabra wikiloc del mapa)


1 comentario:

  1. Que buen día habéis pasado y que tipos tan legales, José Luis y Toño, tomando legendarios castillos pirenaicos.
    Un gran abrazo a los dos!!
    Pepe Navarro

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