martes, 9 de noviembre de 2021

LA HOZ DE LA VIEJA - JOSA (Circular)

Día 7 de noviembre de 2021 
        Solo han pasado quince días y volvemos a las tierras de Las Cuencas Mineras de Teruel; en aquella ocasión fuimos los del ejército de Esbarre, ahora tan solo somos dos: "mi maña y yo". Hemos elegido un frío y duro día, de esos en los que el cierzo nos deja más limpios que el bolsillo de un parado de larga duración.
           Allá que vamos: Partimos temprano, llevamos idea de comer en la zona y la ruta nos llevará un buen rato. El "buga" enfila las rectas de Belchite con alegría, aunque tengo que sujetarlo fuerte pues el fuerte viento que sopla de costado lo quiere desenfilar. Inevitable pasar por Lécera y no recordar los años en que los padres de Maite vivieron en esta villa, ejerciendo su labor docente.
Torreón
            En poco más de una hora llegamos a La Hoz (o foz) de la Vieja. Lo de la Hoz es pura ubicación, viene de ser un pueblo colgado a ambos lados de la profunda garganta que el río Armillas, a lo largo de los tiempos, creó aquí y cuya visión, es puro espectáculo de arquitectura tradicional y geología, y un paisaje rural aragonés en peligro de extinción. La segunda parte del nombre de la localidad, nada tiene que ver con historias de viejas ni de brujas, sino con la castellanización de "rubiello", ese material rocoso rojizo que, como explique en la anterior entrada, tanto abunda por aquí.
Lavadero
        El estrecho paso del Arnillas es vigilado, desde lo alto, por el torreón medieval asentado sobre la roca en las que parecen querer encaramarse las estrechas calles llenas de vericuetos y escaleras. Sobre los rojos tejados de La Hoz de la Vieja, se eleva la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, de trazas góticas.
        Tapados hasta los ojos, comenzamos a caminar junto a un rehabilitado lavadero que, cuentan, en algunas ocasiones ejerce de sala de exposiciones.
        Como la ruta tiene forma circular la realizamos en el sentido de las saetas del reloj, siguiendo las marcas de la PR.TE 102.  En la salida, un panel informativo titulado "Amigos de lo Nuestro", cuenta de la fauna de estos pagos.
Maite: amiga de lo nuestro
Ribera del Arnillas
        Los primeros tres kilómetros los caminamos en dirección NE, con el río Arnillas a nuestra derecha, en cuya ribera el chopo cabecero se resiste a desnudarse, no así las cepas que tenemos a la izquierda a las que les quedan poco follaje. Chopos, viñas y almendros son los pocos ejemplares que acompañan a los barbechos, tierras que en otros momentos habrán dado buena cosecha. En este tramo no falta un peirón, en este caso dedicado a San Cristobal, "el rey de los peirones".
        Cuando el Arnillas se junta con los barrancos del Salobre y la Perdiz, se produce el "alumbramiento" del río de la Cantalera, que en Josa cambiara su nombre por el de Sus para discurrir hacia el Martín.
Unos metros más adelante encontramos una cascada, producida por un viejo azud que encauzaba las aguas al Molino de Mariano Chopo (también llamado Molino Viejo) en el que una inscripción dice haberse construido en 1912.
En la cascada
Molino de Mariano Chopo
¡Al lío!
        Efectivamente, unos metros más abajo encontramos el molino, justamente donde el barranco que forma el río comienza a estrecharse.
        El sendero, poco a poco, se va encaramando sobre las rocas que el río ha esculpido. Afortunadamente, este tramo está equipado con varios pasos con siglas y grapas que nos ayudan a salvarlos. No son muy difíciles de pasar, además lo hacemos con la compañía de la "señora Prudencia". No cabe duda de que en caso de lluvia o hielo, sería mejor darnos la vuelta, pero hoy el único accidente metereológico que tenemos es el cierzo. Paso delante; Maite, atrás, va avanzando con soltura. Abajo, el río, como avergonzado,  se esconde en la sombra, lo que no nos impide disfrutar de la hermosura de este estrecho cauce. 
Al lío
Agárrate fuerte
A por la segunda
Cañón Del Río de la Cantalera
Nos ven pasar
        La senda sube y baja por la ladera que discurre sobre la margen izquierda del cañón. 
        El barranco se va abriendo y descendemos bruscamente hacia el río, en el que crecen grandes ejemplares de chopos cabeceros, cuyo cauce no debemos dejar hasta Josa, aunque hasta allí aún queda trecho que recorrer.
        Nos sorprende ver ganado por estos prados que, a pesar de la cercanía del río, se ven más bien secos. Algunas vacas que andan pastando por la zona, nos miran como extrañadas, observando caminar humanos por aquí; otras, junto a sus novillos,  nos acompañan unos metros. 
Tenemos compañía
Azud del Molino Viejo
        La senda, como el Guadiana, aparece y desaparece, unas veces engullida por el río que debemos atravesar en varias ocasiones (sin problema, poca agua); otras por la maleza que crece, producto de un camino poco transitado; otras por el ganado vacuno que marca su propia ruta, generando falsos senderos; y otras por nuestro propio despiste, producto de un marcaje que convendría revisar para adaptarlo a la cambiante orografía fluvial.
        Alcanzamos otro azud, este llevaba las aguas al Molino Alto de Josa. Un poco más adelante atracamos un "palosanto" abandonado y, ¡leches, qué buenos estaban los caquis!.
Vista parcial de Josa
        Estamos llegando a Josa, ya vemos la torre de su iglesia barroca de la Asunción, pero antes de llegar, siguiendo las marcas blancas y amarillas de la PR.TE 102, nos desviamos a la derecha para iniciar el regreso.
        Tras un pequeño despiste, retomamos el sendero que va ganando altura sobre el profundo barranco de Las Cañadas. Avanzamos de loma en loma por un terreno en el que el viento sopla con tal fuerza que en algún momento nos exige atención para no ser arrastrados. No es de extrañar que las únicas plantas que crecen en este tramo sean las aliagas, alguna sabina valiente y multitud de plantas aromáticas como romeros, tomillos, lavandas, etc.
De vuelta
Barranco de Las Cañadas
Monotonía en el camino
        Unas veces por sendas y otras por pistas, seguimos el antiguo trazado del camino que unía Josa y la Hoz de la Vieja. Desde lo alto vemos las paredes del cañón que hemos atravesado en la ida; más cerca, el poco terreno que es cultivable, dibuja sabias figuras en el paisaje que se ve salpicado por algunos corrales.
        Desde Josa, este tramo es algo monótono, tema que, añadido al cansancio que se va acumulando, se nos hace algo largo.
        Mirando mapa y GPS, le digo a Maite aquello de que: ¡alguna vez habrá que descender!. Así es, el estrecho sendero desciende bruscamente entre las malditas aliagas que en esta ocasión no lograrán dejar marca en mis "bella" extremidades inferiores (calzo pantalón largo).
Paisaje de duras tierras
Llegando a La Hoz de la Vieja
        Finalmente aparece la silueta de la torre de La Hoz de la Vieja. El sendero desciende por una barranquera para enlazar con una pista que atraviesa un pequeño pinar de repoblación. Solo nos queda descender por un amplio camino que nos devuelve al punto de partida.
        De vuelta a casa, nos detenemos en Muniesa para comer y tomarnos una birra que, ¡caray!, nos la hemos ganado.
        Una vez más, la provincia de Teruel nos regala un rincón más, de tantos y tantos, conque está dotada esta tierra que, poco a poco, va despertando de su largo letargo, tierra que se dirige a ese horizonte de esperanza.
        Hasta pronto

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Datos técnicos
Recorrido
Perfil
El track, pulsando aquí

4 comentarios:

  1. Durante muchos años, de camino entre Zaragoza y Teruel y siempre sin tiempo, cuántas veces he transitado por esa carretera en la que bordeamos la Hoz de la Vieja que se veía ahí abajo, en un entorno natural que se percibe precioso y que dejé pendiente por conocer algún día. Te agradezco mucho esta crónica y fotografías, porque me has traído estos recuerdos y esa deuda pendiente que tengo con este pueblo.

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  2. Hola.

    Muchos y buenos rincones esconde el tramo de carretera que va hasta Montalbán. A mí, me pasa como a ZARASAO, que he pasado muchas veces por La Hoz de la Vieja, siempre digo que tengo que parar, pero de momento, he pasado de largo.

    Salud y montaña.

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    1. Vivimos en un país en el que su variada geografía, nos permite de gozar de miles y miles de rincones provistos e altas cumbres, profundas gargantas, amplios valles, etc. De no ser por acompañar a algún amigo, en estos largos años de ir de aquí para allá, tan apenas he repetido ruta. Estoy seguro de que tú, Eduardo, pronto darás una vuelta por este lugar, mejor en primavera con más caudal en sus río y más flores en sus prados. Un abrazo

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    2. Para ZARASAO. Ya sabes Luis que, ahora que gozas de más libertad, tendrás tiempo de parar y dar una vuelta por los variados rincones de nuestra hermosa geografía. Un abrazo

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