martes, 22 de marzo de 2022

2ª MARCHA SENDERISTA POPULAR DE BELCHITE


 Día 20 de marzo de 2022
Vamos llegando (al chocolate)
        Tres años y tres días nos separan de aquella jornada en la que las mozas y mozos de Senderistas de Belchite se estrenaban en esta difícil y grata tarea de organizar un encuentro de gentes que amamos más los caminos que las suelas del calzado y, lo aseguro, estos dos años en que la pandemia ha guardado en la nevera actos como estos, no han hecho mella en el ánimo de estas gentes belchitanas.
        En esta ocasión, de la cuadrilla de amigos que acudimos en el 2019, solo Maite y yo transitamos por las rectas que nos acercan a este pueblo que, como el ave Fénix, con el esfuerzo de aquellas y estas gentes, renació de sus cenizas. Una triste historia que ya comentaba en la crónica de la "1ª Marcha Senderista Popular de Belchite"
Primeros pasos
        Y, cómo no, la plaza del Ayuntamiento nos recibe con un sabroso y calentito chocolate que hace las delicias de los que somos "lamineros", los demás, como diría aquella famosa alcaldesa de la capital del reino: "relaxing cup of café con leche in plaza ..."; todo ello acompañado con un variado surtido repostero.
        Las campanas de la iglesia parroquial de San Martín Obispo dan las ocho, trescientos animosos senderistas arrancamos a mover las tabas por las calles de Belchite, calles que pronto abandonamos.
El terreno se encuentra húmedo, las recientes lluvias, poco a poco, van calmando la sed de una tierra que lleva tiempo sedienta. Almendros, vides y olivos nos recuerdan que estamos en una comarca en la que el aceite y el vino adquieren esa categoría de: ––¡leches, qué bueno está!––.
Entre olivares
Antiguo trazado ferrocarril
        Volviendo a épocas históricas, por unos momentos, el camino discurre por la que fue traza de las vías del Ferrocarril Minero de Utrillas, que unía la cuenca minera con Zaragoza.
        Dejamos las vías y con el "lomo gacho", pasamos bajo el antiguo "Camino Real", hoy carretera que lleva a Cariñena, también tierra de buen vino.
        El camino dibuja una larga recta en la que se aprecia claramente la larga fila de senderistas; también se ve, allí arriba, el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo que alcanzamos tras superar un buen repecho. Este templo constituye uno de los santuarios barrocos más importantes de Aragón. Es un conjunto de edificaciones, tanto de raíz civil como religiosa, que enlazan el renacimiento con el barroco, creando una armonía visual y de gran monumentalidad, principalmente su torre cuadrangular mudéjar, construida en el siglo XVI, de cuatro cuerpos, el último de los cuales tiene forma octogonal con chapitel piramidal.
Vamos llegando al Santuario de Nuestra Señora del Pueyo
Por el pinar
        ¡Ah, amigos!, pero no todo es barroco ni mudéjar; a las puertas del templo, los amigos de la organización, nos premian con el primer avituallamiento que, no sé, me da a mí que, excluyendo la cuestecica, todavía no nos lo hemos ganado, así que, mochila en lomo, seguimos el recorrido (por cierto muy bien señalizado).
        Descendemos unos metros por un pinar para adentrarnos en barranco de Marañán. Sumergidos en su seco cauce, el sendero nos lleva por su serpenteante discurrir de riscos calcáreos en el que tan solo se atreven a asomar algunas plantas como el chinebro (enebro) y algún pino de fuerte semblante.
Barranco de Marañán
A por el bocata
        Abandonamos el barranco atacando el segundo repecho de la jornada que nos encarama a un gran llano en el que se aprecia un cuadro de contrastes: el verde de la mies, el ocre del barbecho, el colorido del erial y, allí a lo lejos... el segundo avituallamiento. 
        Ahora sí, ahora ya toca probar ese bocadillo de jamón de tocino fallecido, con el pan entomatado y regado con el rico aceite de Belchite. Todo un lujo acompañado con unas olivas y un trago de vino de la tierra que ¡vaya usted a buscar algo mejor!. Además, el sol se suma al fiestorro y al personal se le ve con más ánimo.
        Seguimos la ruta que se adentra el barranco del Pinar, barranco que dejamos para seguir paralelos a la acequia de Belchite; sus aguas riegan huertos en los que los frutales hacen honor a la fecha de hoy, en que comienza la primavera, ofreciéndonos un bello y florido espectáculo.
Flor estampa de primavera de...
...cuerpo suave y delicado, eres una...
...flor cubierta por cortinas de seda
Vista de Almonacid de la Cuba
        Frente a nosotros van apareciendo algunas edificaciones de Almonacid de la Cuba, que no llegaremos a visitar. No importa, Maite y yo dimos un garbeo por sus calles cuando hicimos la ruta desde Belchite por el Malpasillo, disfrutando de la amabilidad de los lugareños y admirando su iglesia de Santa María y la ermita de Los Dolores.
        En las afueras, junto a las piscinas, otro avituallamiento nos ofrece frutas, queso, maíz, agua, zumo de uva fermentado... Valdría la pena apuntarse a estas marchas, aunque solo fuera por los populares avituallamientos que ofrecen a los participantes (no es nuestro caso), eso sí, hay que ganarse el premio.
Por el barranco, cerca del Aguasvivas
        En este punto, la ruta se divide en dos: la larga y la mediana. Aunque dudamos, nosotros dos cogemos la mediana que es por la que habíamos optado al inscribirnos, algo más corta, pero luego me contarían que el desnivel... 
        El sendero se adentra en un espeso bosque que, tras pasar por una fuente, nos desciende hasta un barranco que, unos metros más abajo, desemboca en el río Aguasvivas. 
        A partir de aquí, entre acequias, almendros y cultivos, el camino se adentra en pleno monte de erial, en el que atacamos otro buen repecho carente de senda, pero sin posibilidad alguna de despiste por la perfecta señalización de la ruta. 
Campos floridos
        Encaramados en lo más alto, ya se divisa Belchite, aunque todavía hemos de descender unos metros entre campos y pinar y alcanzar el "penúltimo avituallamiento". Aquí, Maite y una moza de la organización, se reconocen. Ambas son de origen lecerano y, a estas alturas, no viene nada mal una "charradica": ––que si conoces a fulana, que si ahora vivo aquí, que si estuvimos en Jaén y probamos aquel aceite, que si este o aquel son el mejor, que si son diferentes...––.
        Nos despedimos y seguimos la ruta que, poco a poco, va tocando a su final, no sin antes detenernos, ya en Belchite, en el, más que avituallamiento, premio de consolación. Aquí han cambiado el zumo de uva por el de cebada y lúpulo, acompañado de unas buenas rebanadas de pan de hogaza untado con aceite puro  de oliva, más virgen que la del Pueyo.
Cabaña en primavera
        Unos metros más y alcanzamos la meta en una animada plaza del Ayuntamiento con las terrazas de los bares al completo, en espera de que lleguen los últimos para pasar al pabellón y dar buena cuenta de una bien merecida comida.
        Espero que no haya pandemias, ni crisis, ni actos perversos de gobernantes descerebrados, que impidan a estas gentes de "Senderistas de Belchite" seguir ofreciéndonos marchas como estas para gastar calcetín, disfrutar de la compañía de amigos senderistas y si hace falta, detenemos en los avituallamientos que, más que eso, son un buen escaparate de las cosas buenas del Campo de Belchite.
        Nosotros volvemos a casa, aquí quedan los olivos, viejos los unos y cargados de esperanza los otros; quedan bajo la luz que las próximas lluvias apagarán. Queda, también, un paisaje cargado de contrastes, duro como la roca, pero agradecido con quienes le miman. Y queda la huella de las gentes que amamos, unas veces sin rumbo y otras con la mirada puesta en el final del camino, esta afición por salir a patear los senderos.
        Hasta pronto.


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Datos técnicos
Recorrido
Perfil:
Distancia, 18,2 Km
Desnivel positivo, 365 m
Desnivel negativo, 365 m.

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