Vamos llegando (al chocolate) |
En esta ocasión, de la cuadrilla de amigos que acudimos en el 2019, solo Maite y yo transitamos por las rectas que nos acercan a este pueblo que, como el ave Fénix, con el esfuerzo de aquellas y estas gentes, renació de sus cenizas. Una triste historia que ya comentaba en la crónica de la "1ª Marcha Senderista Popular de Belchite"
Primeros pasos |
Las campanas de la iglesia parroquial de San Martín Obispo dan las ocho, trescientos animosos senderistas arrancamos a mover las tabas por las calles de Belchite, calles que pronto abandonamos.
El terreno se encuentra húmedo, las recientes lluvias, poco a poco, van calmando la sed de una tierra que lleva tiempo sedienta. Almendros, vides y olivos nos recuerdan que estamos en una comarca en la que el aceite y el vino adquieren esa categoría de: ––¡leches, qué bueno está!––.
Entre olivares |
Antiguo trazado ferrocarril |
Dejamos las vías y con el "lomo gacho", pasamos bajo el antiguo "Camino Real", hoy carretera que lleva a Cariñena, también tierra de buen vino.
El camino dibuja una larga recta en la que se aprecia claramente la larga fila de senderistas; también se ve, allí arriba, el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo que alcanzamos tras superar un buen repecho. Este templo constituye uno de los santuarios barrocos más importantes de Aragón. Es un conjunto de edificaciones, tanto de raíz civil como religiosa, que enlazan el renacimiento con el barroco, creando una armonía visual y de gran monumentalidad, principalmente su torre cuadrangular mudéjar, construida en el siglo XVI, de cuatro cuerpos, el último de los cuales tiene forma octogonal con chapitel piramidal.
Vamos llegando al Santuario de Nuestra Señora del Pueyo |
Por el pinar |
Descendemos unos metros por un pinar para adentrarnos en barranco de Marañán. Sumergidos en su seco cauce, el sendero nos lleva por su serpenteante discurrir de riscos calcáreos en el que tan solo se atreven a asomar algunas plantas como el chinebro (enebro) y algún pino de fuerte semblante.
Barranco de Marañán |
A por el bocata |
Ahora sí, ahora ya toca probar ese bocadillo de jamón de tocino fallecido, con el pan entomatado y regado con el rico aceite de Belchite. Todo un lujo acompañado con unas olivas y un trago de vino de la tierra que ¡vaya usted a buscar algo mejor!. Además, el sol se suma al fiestorro y al personal se le ve con más ánimo.
Seguimos la ruta que se adentra el barranco del Pinar, barranco que dejamos para seguir paralelos a la acequia de Belchite; sus aguas riegan huertos en los que los frutales hacen honor a la fecha de hoy, en que comienza la primavera, ofreciéndonos un bello y florido espectáculo.
Flor estampa de primavera de... |
...cuerpo suave y delicado, eres una... |
...flor cubierta por cortinas de seda |
Vista de Almonacid de la Cuba |
Frente a nosotros van apareciendo algunas edificaciones de Almonacid de la Cuba, que no llegaremos a visitar. No importa, Maite y yo dimos un garbeo por sus calles cuando hicimos la ruta desde Belchite por el Malpasillo, disfrutando de la amabilidad de los lugareños y admirando su iglesia de Santa María y la ermita de Los Dolores.
En las afueras, junto a las piscinas, otro avituallamiento nos ofrece frutas, queso, maíz, agua, zumo de uva fermentado... Valdría la pena apuntarse a estas marchas, aunque solo fuera por los populares avituallamientos que ofrecen a los participantes (no es nuestro caso), eso sí, hay que ganarse el premio.
Por el barranco, cerca del Aguasvivas |
El sendero se adentra en un espeso bosque que, tras pasar por una fuente, nos desciende hasta un barranco que, unos metros más abajo, desemboca en el río Aguasvivas.
A partir de aquí, entre acequias, almendros y cultivos, el camino se adentra en pleno monte de erial, en el que atacamos otro buen repecho carente de senda, pero sin posibilidad alguna de despiste por la perfecta señalización de la ruta.
Campos floridos |
Nos despedimos y seguimos la ruta que, poco a poco, va tocando a su final, no sin antes detenernos, ya en Belchite, en el, más que avituallamiento, premio de consolación. Aquí han cambiado el zumo de uva por el de cebada y lúpulo, acompañado de unas buenas rebanadas de pan de hogaza untado con aceite puro de oliva, más virgen que la del Pueyo.
Cabaña en primavera |
Espero que no haya pandemias, ni crisis, ni actos perversos de gobernantes descerebrados, que impidan a estas gentes de "Senderistas de Belchite" seguir ofreciéndonos marchas como estas para gastar calcetín, disfrutar de la compañía de amigos senderistas y si hace falta, detenemos en los avituallamientos que, más que eso, son un buen escaparate de las cosas buenas del Campo de Belchite.
Nosotros volvemos a casa, aquí quedan los olivos, viejos los unos y cargados de esperanza los otros; quedan bajo la luz que las próximas lluvias apagarán. Queda, también, un paisaje cargado de contrastes, duro como la roca, pero agradecido con quienes le miman. Y queda la huella de las gentes que amamos, unas veces sin rumbo y otras con la mirada puesta en el final del camino, esta afición por salir a patear los senderos.
Hasta pronto.
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